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Incendium por CartinaIsNotOnFire

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Notas del fanfic:

Con la colaboracion de la editora Martina <3 (? 

Mi interior quemaba. Era un ardor tan extraño y a la vez tan conocido para mí. Me sentía tan solo, pero aun así, en mi interior mi corazón palpita ardiendo. No se sentía frio como las anteriores veces, es diferente. Es...Odio... Pero ¿Por qué en aquel entonces? ¿Ya me había cansado de ser el perro con el que todos desquitaban sus problemas?
Levante la cabeza. Estaba en una clase, aun lo recuerdo, porque quien me saco de mis pensamientos en aquel instante fue mi profesor, mientras el resto reía por lo bajo ya que me había sobresaltado por la repentina llamada de atención. Mis mejillas se enrojecieron, y eso empeoraba las cosas ya que eran todos ahora los que se habían volteado a verme.
–Oliver, ¿Me estas oyendo? Llevo media hora explicando los pasos para este ejercicio y tú solo lo tienes copiado...
Me miraba. Me miraba de esa forma tan fría y seria, como si quisiera golpearme con una regla al más puro estilo de la vieja escuela por estar volando en las nubes en vez de oírle. Solo tenía paciencia con quienes hacían absolutamente todo lo que él pedía. Yo no tenía ánimos de hacer algo, de hecho, era ese el motivo de mis notas bajas. Cualquier cosa se volvía más interesante que oír sus estúpidos comentarios, hasta observar como Meelin se rascaba la cabeza por la cantidad de mugre y piojos que tenía ocultos en esa cabellera casi perfecta. Sí, he de admitirlo, su cabello era perfecto. Su boca era perfecta, sus ojos, su nariz operada hacía dos años atrás. Debo de aclarar, que si alguno cree que lo digo porque ella me interesara, estarían severamente equivocados. Yo lo decía, como quien se queja en frente del espejo por sus defectos. Podría decirse que era algo de envidia. ¿Porque ella tenía que ser tan bonita teniendo una personalidad tan asquerosamente irritante? Como suelen decir, todo el mundo tiene un leve grado de estupidez, pero ella superaba todas las expectativas. Pero tenía todo lo que yo no: Belleza, amigos, y un buen acuerdo con el profesor para ser la destacada todos los meses.
Deje de estar pensando tanto en ello, y me concentre en observar lo que había escrito en la hoja. Ja, si aquel sujeto se hubiese dado cuenta que ni siquiera había copiado lo que había escrito en la pizarra, seguro me hubiera castigado por dos semanas. En aquella hoja solo había escrito un par de letras de canciones. Repose mi mentón sobre la palma de mi mano, esperando que aquella clase del infierno terminara de una maldita vez, y así fue. Al cabo de 15 minutos ya había terminado aquel modulo, y solo quedaba esperar en el receso hasta la próxima clase. Camine por el pasillo, y todos comentaban por lo bajo que yo había vuelto a "volar por mi mundo imaginario". Oh vamos, ni que fuera algo que causara tanta polémica. Llegue hasta mi casillero, y como era de esperarse, tenía grafittis recién hechos en el metal de la puerta. "Marica" "Muérete en el infierno" "Lady". Mi rostro se enrojeció de nuevo. ¿Por qué hacían esto…? Quizás porque a ellos no les dolía, no les importaba...
Escuche a alguien hablar detrás de mí.
–Hola, preciosa... Oh, espera, ¡Es la adorable Fanylu!- Gruñí; era Kevin, lo único que faltaba.
–No estoy con humor para tu monologo de todas las mañanas, así que si me disculpas... –Intente alejarme lo más posible, apegando mi mochila a mi cuerpo ya que en varias ocasiones se la había robado sin vergüenza alguna.
– ¿No aceptas cumplidos? No seas tímido, sé que prefieres los cumplidos de un verdadero hombre antes que cualquier otro. ¡Ey, Dante! ¡Ha llegado Fany! –Lo gritaba a los cuatro vientos como si fuese una celebridad. Patético juego de niños de 6 años.
– ¡Oh! ¿Te enteraste, Kevin? Al parecer nuestro Fanylu tiene un admirador secreto. –Dante se quedó a su lado, observándome con esa molesta sonrisa de todos los días. ¿Admirador secreto? ¿De qué rayos estaba hablando? – ¿Un admirador secr...?
– ¡Admirador secreto! ¿Al fin dejaras de ser tan virgen? ¡Esa es una buena noticia! –Kevin rio irritantemente. ¿Qué tiene de malo ser virgen teniendo 16? Nadie dice a qué edad uno tiene que dejar de serlo. Camine alejándome lo más posible, quizás si los despistaba no tendría que seguir soportando sus idioteces.
No. Fue una pésima idea. Me siguieron hasta la última puerta del pasillo: El baño. Estaba acorralado así que decidí entrar para al menos esconderme en alguna de las casillas individuales...Pero ya me habían sujetado de los brazos. Eran tan molestos. Aun no me liberaban, simplemente golpeaban mi estómago...Mis piernas...Mi espalda...Resultaba bastante doloroso, y lo que era peor, no podía defenderme.
– ¡BASTA! ¡Basta, basta, basta!-Grité ya sin soportar los golpes, sollozando de la rabia y la impotencia. ¿Quiénes eran ellos para tener el derecho de lastimarme así?
Decir eso para Kevin fue como encender una nueva mecha a la dinamita. – ¡Dante! ¡Trae una cámara, tu celular, o algo! Tendrías que ver tu cara ahora, Lady. – Se rio de mi antes de soltarme otro golpe, esta vez en el pecho.
–Basta... basta... –Pedí en voz baja, pero era inútil, y solo estaba dándoles permiso para que continuaran burlándose.
– ¿No sabes decir otra cosa, Lady? ¡Dante, apresúrate con la cámara! –Grito ya perdiendo la paciencia.
– ¡Ya, ya! Kevin, está llorando. –Dijo el de cabello rubio al verme soltar lágrimas. Me dolían las muñecas, estaba sujetándome con demasiada fuerza, y los golpes...Intente apartarlo con todas mis fuerzas, pero eso solo provoco que volviera a lastimarme.
–Lo sé, idiota, por eso mismo quiero grabar esto. Lady, lady... ¿Qué podríamos hacerte ahora? ¿Cómo hacerte ver más humillado de lo que te ves ahora…? –Pregunto mientras tironeaba de mi largo cabello gris con violencia. Yo era más pequeño comparado con ellos dos, no se me hacía raro que pudieran manipularme como a una muñeca de trapo...Lo siguiente que vi fue su sonrisa...Estaba planeando algo. Esta vez solo me sujetaba con una sola de sus manos, y con la otra bajaba por mi cintura. Era lo más repulsivo que podría haber sentido. Estaba intentando tocarme. Ese era el punto límite. Libere mis manos y le arañe el rostro cuando tuve la ocasión, y tome de nuevo mi mochila que había caído en el suelo, antes de salir corriendo de ese apestoso baño. Corrí lo más lejos que pude; me dolían las piernas y los pulmones de tanto andar. No era una persona para nada atlética y dar cinco pasos para mí ya era demasiado. Les perdí la vista en unos minutos, el pasillo no era demasiado grande, así que luego de terminar de recorrerlo me detuve a descansar en el gimnasio, que aún se mantenía abierto a pesar de que no hubiese ninguna clase ese día. Me senté en el suelo contra una de las paredes, observando el inmenso lugar. Saque mi espejo de mano de mi mochila, y mire mi rostro. Mi cabello estaba desarreglado, mi labio un poco lastimado...Preferí no observar las heridas de mi abdomen. Debían estar terribles. Mi rostro ya no estaba enrojecido, y se podían ver perfectamente mis pecas sobre mis mejillas y mi nariz. Bien, quizás hasta este momento en mi relato, aun no entiendas que ocurre con exactitud, o lo habrás notado fácilmente. Yo era un chico. Si, un chico de 16 años, de baja estatura, de cabello largo y flequillo hacia el costado izquierdo, también llevaba ropas de colores suaves. Ojos un poco maquillados...Labios rosados...Ojos grises un poco más oscuros que mis cabellos. Mi ropa era de todo, menos masculina. Me gustaba ser así, pero a los otros al parecer les molestaba, era más de una vez en las que me confundieron con una mujer. De hecho, el primer día en el que llegue, sino fuera porque el profesor me hubiese llamado Oliver, todos me hubieran tratado como una dama...
Oliver...Así era mi nombre, o al menos el que había querido mi padre. Pero mi hermano y mi madre me llamaban de una manera distinta, "Fanylu". Solo era un apodo tierno que me había gustado desde siempre.
Deje de acomodar mi cabello con los dedos, y seque las lágrimas que me quedaban con el dorso de mi manga, antes de suspirar abrazando mis rodillas. Yo era mi propio consuelo. En realidad, también mi hermano lo era, pero no quería que se cansara de mis dramas. Debe resultar bastante molesto estar todo el día ocupándose de alguien más pequeño que tú, que llora todo el tiempo, algo así como un bebé recién nacido...Que comparaciones más raras hago a veces...Allí me quede al menos una hora. ¿Haciendo qué? Me preguntaras, pues, mirando al suelo. Contemplando... ¿Marcas en el piso de hace años?...De un momento al otro me tranquilice, y recordé algo... ¿Admirador secreto? ¿A qué se refería ese aborto de la naturaleza? ¿Se habían enterado de algo? ¿Le gustaba a alguien?...No lo creo. Me levante de mi lugar, y salí del gimnasio, dándome cuenta de que ya todos se habían ido...O al menos eso creía...

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado (? :3 


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