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Espejos por vickytoya

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Notas del fanfic:

Un Navi sensualón, para todos ustedes. Espero que les guste.

Notas del capitulo:

Sí, no sé que tal me haya quedado, últimamente escribo mucho lemon, así que el que sigue no lo será(?) Meh~ yo sé que les gusta ^^

En fin, a leer se ha dicho.

 

Espejos

Observa la morena piel perlada por el sudor que se ha ido instalado cada uno de sus bordes debido al esfuerzo físico provocado por el baile; la respiración errática y los fuertes movimientos siguiendo una rutina que nunca había visto acompaña el cuadro, haciendo que su boca se seque por el deseo que le ha inundado el cuerpo, atrapándolo por completo.

Su mente revoca las perfectas imágenes del mayor desnudo mientras su lengua traviesa mata el tortuoso recorrido de unas cuantas gotas de sudor.

De un momento a otro sus deseos físicos han ganado la batalla contra su potente imaginación, o tal vez ambos se han unido, provocando que un apetito atroz se instale en su sexo. Es por eso que su mano se encuentra en el bóxer, mientras los pensamientos rebozan de fantasías sexuales, y entre más lejos corre su imaginación, más rápido mueve su mano.

Y es la coartada perfecta, si no fuera porque un gemido escapa de sus labios, acertando en los pensamientos del mayor.

El líder lo sabe, cada vez que va a bailar en esa sala cubierta de espejos el menor se escabulle detrás de la puerta, generalmente es silencioso pero hay días como ese en el que ese suave y delirante sonido llega hasta sus oídos. Entonces sabe que está ahí. Lo sabe con solo escucharlo, aunque podría reconocerlo con eso, con su risa, su voz, su aroma… Podría reconocerlo aunque tuviera muchas capas de ropa encima y estuviera en cima; pero ésta vez no es un acto de reconocimiento, es más bien como una frase ahogada por el sonido, un “estoy aquí, volví a seguirte.”

Entonces un placer morboso empieza a recorrerle el cuerpo, sabe dónde está ubicado y lo espía a través de uno de los espejos, al tiempo que se asegura de hacer ruido para llamar su atención; cando tiene los ojos del menor sobre su cuerpo pasa la lengua por sus labios, dándole un aspecto jugoso y brillante con el pensamiento repitiendo la misma oración.

“Que empiece la función.”

Su cuerpo comienza a contrastar con la nueva pista que inunda la habitación. Los movimientos sutiles le recorren el cuerpo. Su mano toma el camino hacia abajo sobre su playera, la nota mojada por el sudor, pero eso no es impedimento para seguir con el plan.

No recuerda haberle dado señales de que sabía que lo veía nunca, así que planea dejarlo entrar a su santuario, ese lugar que le permite crecer, creer y ser feliz, ese lugar que convirtió su ensayo en un show de baile y seducción.

Las sutilezas no llaman la atención del menor, así que tomando una medida drástica se pone en cuatro y empieza a mover el trasero de forma circular. Da en el clavo, pues Ravi se da cuenta de sus intenciones, saliendo del lugar donde se encuentra, acercándose al mayor cual depredador a su presa. Tan silencioso y lleno de deseo, descubre que quiere comérselo de una manera tan tangible que va a dejarlo vivo, pidiéndole por más.

Comienza por suaves caricias en su trasero cuando está cerca de él, lo hace porque es lo que tiene más cerca. Rodea sus glúteos, acariciándolos lentamente, deliciosamente; hasta que su mano aventurera decide que ha sido demasiado bueno y le presiona la zona que ha rodeado con anterioridad, haciendo que el primer erótico sonido salga de los labios de su amante.

El mayor siente la caliente sensación crecer en su sistema y al encontrar la mejor manera de dejar salir la aceptación suelta el primer jadeo.

Un jadeo que retumba por toda la estancia y Ravi podría jurar que nunca lo había escuchado gemir en un lugar que tuviera tan buena acústica, lejos de incomodarle hace que quiera tenerlo desnudo bajo su cuerpo, entrando y saliendo a un ritmo constante. Quiere escucharlo gemir aún más, que su calidez le rodee como siempre lo hace, tan estrecho y delirante.

Solo de pensarlo encuentra a su cuerpo siguiendo una muda orden, llevando sus caderas hacia adelante, embistiendo sobre la ropa, la suya tan cálida y seca, la del mayor fresca y húmeda.

Traspasa el resorte de la pantalonera del morocho con una traviesa mano, buscando algo debajo de sus bóxers. Lo primero que siente entre sus dedos es el vello púbico rozándole, haciéndole cosquillas al tacto; traspasa la barrera que estos suponen y encuentra el miembro de su novio, lo rodea con su mano, mientras con la otra se encarga de retirar con lentitud la ropa que cubre el deliciosamente moreno cuerpo.

—Eres precioso—el halago sale de la boca del rapero, la voz le resbala cálida y gruesa por los labios para caer sobre el  cuerpo de N, rebotando en él, perdiéndose en la estancia, confundiéndose con otro ronco gemido escapando del mayor.

No sabe si es por los roces que el menor le da o por la mirada oscura y llena de deseo que le devuelve uno de los espejos cuando logra encontrar su reflejo, cuando intentaba buscar un resquicio de cordura al cual aferrarse.

Está de menos argumentar que no lo encontró, así que el monstruo llamado deseo que había empezado a consumirlo tomó completo control de su cuerpo. Se rindió a Ravi, con sus imágenes imitando cada movimiento que ellos hacían en cada rincón del lugar.

El menor voltea a su novio y se acuesta sobre él, besándolo de manera suave, introduciendo la lengua en su boca con toda la vulgaridad aprendida del mayor mismo.

—Ravi-ah~—gime el mayor cuando el otro le quita la playera y éste lleva sus manos hacia la pantalonera floja que lleva el menor, haciendo que resbale por sus caderas y piernas, dejándolo en ropa interior, notándolo erecto. Se sienta sobre el lustroso piso, quedando a la altura del órgano sexual, da una mordida sobre la punta antes de bajarle los bóxers.

Entonces escucha el primer gemido de Ravi, tan ronco y oscuro como su voz, tal suave y delirante que le hace endurecerse.

El menor lo empuja, dejándolo recostado en el piso nuevamente, deja la mano en el hombro, mientras con la otra toma una de sus piernas, poniéndola de manera segura en el hombro propio, cuando la tiene libre toma su miembro y empieza a restregarlo entre las nalgas del moreno.

Se deleita con el espectáculo. Su miembro enrojecido y duro, rozando la suavidad morena y redonda del trasero de su amante, lo escucha gemir, lo siente removerse buscando algo que no está dispuesto a darle.

Aún.

Sabe lo que quiere, sabe que se muere por el sabor de sus labios y que le haga el amor de la manera dulce o por el contrario que no le de tregua mientras entra y sale de la manera más salvaje que han experimentado.

Está a punto de complacerlo con uno de esos puntos cuando lo escucha hablar nuevamente.

—Ravi… El espejo—murmura ahogado, antes de sentir la certera estocada.

Lo siente dentro y los gemidos se vuelven agudos, convirtiéndose en gritos por la fuerza con la que el menor entra y sale de su cuerpo. Cuando siente que va a darle tregua vuelve a iniciar el frenético ritmo.

Su cabeza se dobla hacia atrás, volviendo a divisar la erótica imagen que sus cuerpos conjugaban, su atención se posa en el rostro de Ravi, fijo en el espejo, los ojos oscuros la mano que no tiene en el hombro se encuentra apretando la cadera para ayudarle con el duro vaivén que ha impuesto.

El rapero se da cuenta de la mirada atenta que su novio ha perdido en el espejo y decide cambiar de posición. Sale completamente de él y lo apoya en la mesa que contiene los amplificadores con decisión, los pies del mayor están tocando el suelo y el pecho se encuentra en un pequeño lugar que ha logrado sobrevivir al empalme de cosas que han puesto con decisión.

— ¿Quieres que te penetre? —Pregunta paseando sus cortas uñas por la espalda del otro, que reacciona haciendo sus caderas hacia atrás. Ravi sonríe ladino y azota una de sus nalgas con fuerza, haciendo que el mayor salte en su lugar, sacando un largo y armonioso gemido—no me has contestado, putita—vuelve a azotarlo, obteniendo la misma respuesta—, ¿te gusta que te azote?

El mayor asiente con su cabeza, obviando su incapacidad de habla, pero Ravi no se da por bien servido, pues vuelve a azotarle— ¡Contesta! —Grita y una de sus manos viaja hasta el pene del moreno, lo aprieta sin suavidad alguna y el otro vuelve a gritar.

—Sí—sisea con dificultad, sintiendo su nalga escocer por los azotes, volteando su cabeza hacia el espejo de al lado, encontrándola rojiza. La boca se le deshace de placer, comenzando a babear.

— ¿Sí qué? —Pregunta sin quitar el tono duro en su voz, propinándole un último azote.

—Sí, quiero que me pene… Ah—No lo deja terminar la frase cuando se siente invadido por el menor nuevamente.

El vaivén se vuelve salvaje, Ravi embiste mientras N lleva las caderas hacia atrás, buscando que la calidez no lo abandone nunca.

—Míranos—murmura el menor con voz ronca, llevando su mano hasta el sedoso cabello del mayor, tomando un puñado de estos, forzando a que el mayor levante la cabeza—, ¿no es lo más erótico que has visto? —Lo último lo ha preguntado en su oído, pues ha pegado su torso a la espalda de su novio—, ¿no te parece delicioso? —Le recorre el cuello con la lengua, propiciando un gemido agudo—… Claro que sí—el vaivén se ha vuelto tranquilo y acompasado; le ha combinado con la mano en su miembro, presionándolo con fuerza, recorriéndolo con dulzura cuando siente que ha ido muy lejos.

De repente el sexo salvaje ha cambiado a un acto de amor, suelta su cabello y lo acaricia, recorriéndole la nuca con sus labios y lengua antes de ir a buscar sus labios, tan suaves y dulces en su boca, tan caliente y agradable.

Ambos llegan al tiempo, la mano de Ravi queda manchada con la esencia del mayor, lambe sus dedos con gusto, apreciando el sabor picante de su novio.

Lo gira entre la mesa y lo apoya en el borde de ésta para poder besarlo a gusto, una risa escapa de sus labios cuando lo escucha quejarse y dar un ligero salto sobre ésta, evitando que su nalga azotada haga contacto con la madera cálida.

—Eres un bruto—murmura entre el beso.

—Pero te ha gustado.

—Me ha encantado—ronronea.

—Los espejos fueron una buena combinación.

Alza una ceja—pensé que los habías notado antes… Es decir, has venido a verme veces anteriores.

— ¿Siempre lo supiste?

El mayor se muerde el labio—siempre, los gemidos detrás de la puerta no son muy regulares, pero sí muy excitantes—le acaricia el cuello, llevando sus rostros más cerca, besándolo con gusto—. Te amo.

—Y yo a ti, perdóname por ser un bruto.

—Eso solo me excitó más—confiesa entre los labios del menor, colando su mano entre sus cuerpos, encontrando esa parte de la anatomía de Ravi que más le gustaba—hoy no te atendí bien, mi gran dios griego—Ravi resopla, odia que el mayor hable que con su pene, pero a la vez le da risa.

—Será mejor que lo atiendas ahora.

—Eso iba a hacer—le besa los labios y resbala por su pecho, quedando frente al “gran dios griego”, empezando a masturbarlo.

Notas finales:

¿Qué tal les ha parecido?, ¿les ha gustado?, ¿faltó más acción? 

Si creen que puedo sobrepasar los límites y escribir algo mas hard, pueden dejármelo en un review, igual si les ha gustado y quieren otro :okno:

Muchas gracias por leer.

Victoria.


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