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Asso Di Quadri por DemonDragons

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Notas del fanfic:

Este fue el primer fanfic que comenzamos a escribir, surgió a raiz de unas cuantas líneas, y terminó siendo largo... Es un multipairing, contiene algunas escenas violentas y subidas de todo, ya están advertidos.

Notas del capitulo:

¡Aquí Dragons! Después de mucho decidimos comenzar a subir este fic, ¿por qué? No tengo la más mínima idea, pero esperamos que sea de su agrado.

Era una cálida noche de verano en Palermo, la brisa marítima soplaba suavemente, moviendo las hojas de los árboles de la vereda, arrancando de paso algunas, Alessandro miró a su alrededor, y se apartó un poco el flequillo del rostro para evitar que molestara su visión, la situación era perfecta, no había nadie cerca, aunque realmente no esperaba que lo hubiera, eran las nueve de la noche, el no oficial “toque de queda” comenzaba a las seis, y nadie salía fuera a partir de esa hora, no a menos que quisiera que le adornaban el cuerpo con muchos y pequeños agujeros, o algo similar.

Su víctima caminaba sigilosamente, intentando no ser descubierto, pero casi nada se escapaba se sus penetrantes ojos, en unos segundos lo tendría a tiro.

Un solo disparo y acabaría el trabajo; podría irse a su casa tranquilamente  comer gelato y mirar la televisión un rato.

Estaba camuflado entre las sombras, seguro de que no le veían.

El hombre se deslizó sobre la acera, por el lado trasero de una banqueta, y, desconfiado, miró a los lados, en un principio no lo vio y para cuando lo hizo ya fue muy tarde, su siguiente y último sentir fue el de una bala perforándole la frente, cayó de espaldas, su cuerpo se convulsionó un poco, y después no se movió más.

El asesino se acercó al cuerpo y, agachándose, le buscó el pulso en el cuello y en la muñeca, no sintió nada, su trabajo estaba hecho, como siempre a la perfección.

Pero de pronto escuchó un sonido que lo sobresaltó, el de alguien moverse, giró rápidamente su cabeza, y se topó con un chico a unos cuantos metros.

Lo observaba, con los ojos muy abiertos, paralizado de miedo.

Alessandro se incorporó mirándolo detenidamente, el otro seguía sin poder reaccionar, caminó hasta que quedaron frente a frente, el chico abría y cerraba la boca, como queriendo decir algo.

Le puso el dedo en los labios y se inclinó hasta rozarle la oreja.

-Si dices algo, si abres la boca, te mueres –le susurró.

El otro asintió tembloroso.

Le dio una última mirada al chico y al cadáver y se disolvió entre las sombras como si formara parte de ellas.

El otro joven, de nombre Davide, cayó sentado sobre el asfalto, tembloroso como una hoja, le sudaban las manos, y sentía que los ojos le lagrimeaban, sabía que eso era algo común y corriente en Palermo, pero era la primera vez que lo presenciaba, recogió su bolsa de compras, que había dejado caer del susto y se marchó lo más rápido que pudo, dispuesto a olvidar por completo lo que acaba de presenciar, ¿qué si iba a hablar? ¡Por supuesto que no! La Omertà no se aplicaba sólo a mafiosos, la usarían contra él si llegaba a decir una sola palabra.

 

Lo que ni Alessandro ni Davide sabían, era que no sería la primera vez que se verían, el destino les había reservado muchas cosas, quizá buenas, quizá malas…


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