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Felicidad por OC-McCcool

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Notas del capitulo:

Lo siento tanto!!!

Por favor disculpen a su autora, creanme que las cosas se han complicado horriblemente para mi, espero que los que aún lean mis fics comprendan y sepan que ahora que ya salí de vacaciones voy a hacer hasta lo imposible para mantener las actualizaciones rápidas.

De nuevo, este fic no es mio, le pertenece a Jodiexxx y ella tiene todo el crédito por este asombroso fic *u* pueden buscarla si les interesa su trabajo, las dos estariamos muy agradecidas

De nuevo, por favor dejen su opinión, ya que es fundamental para el fic... y ademas me encataría tener más reviews, son adictivos x3

Chao!

Capitulo 8: Amor Divido

Muy a menudo. Me encuentro preguntándome que se sentiría ser Seth. Estar rodeado de tantos amigos y adultos que te adoran debe ser bastante divertido. Tantas chicas que están obsesionadas con él, también. Cuando mamá y papá le dan lo que quiere, o cuando aceptan sus peticiones, termino sintiendo envidia y desearía ser él en vez de mí. No me molestaría ser Seth Walker por un día.

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Nico Walker a los ocho años

Estoy frente a la puerta del cuarto de mamá, mirando a Jayden acercándose a ella, quien está sentada en una silla frente a la mesa.

Hay una expresión adolorida en su rostro mientras levanta la pierna para enseñarle su lastimada rodilla –Mamá, me caí y duele mucho-

Mirando a la piel abierta y la sangre me recuerda a mis propios codos y rodillas lastimados, ya que había estado corriendo hace rato, jugando con Seth en el patio de en frente cuando accidentalmente tropecé con una bolsa de plástico que estaba por ahí en el pasto. No esperaba que algo así sucediera mientras corría frente a él y me burlaba por que no podía alcanzarme, así que salí volando al pasto. Seth está negando toda responsabilidad y se encerró en su cuarto por miedo a ser regañado. Cruzo la puerta y trato de acercármeles.

Mamá se voltea de la pila de papeles en su escritorio y le sonríe. No parece hacerlo honestamente, ya que ni siquiera mira la herida que mi hermano le está enseñando. Algo en sus ojos me detiene de seguir avanzando. Me detengo a en el marco de la puerta, y Jayden me voltea a ver con el rabillo del ojo. Inmediatamente, el enojo se hace presente en su rostro y voltea a ver a mamá. A pesar de su pequeña actuación, ella aún no me ha notado. Últimamente, parece que le desagrado mucho a Jayden, pero no recuerdo haberle hecho algo.

-Lo siento Jayden, pero como puedes ver, estoy muy ocupada por ahora- Ella dice, señalando los papeles en la mesa –Ya sabes donde esta el kit de primeros auxilios; dentro de el cajón de hasta abajo en al segunda hilera del mueble. Recuerda lavar tus manos bien antes de aplicar la crema antiséptica. Le daré un vistazo en la tarde-

Él se ve decepcionado mientras baja su pierna al suelo -¿No me vas a ayudar?-

El tono en la voz de mamá da la pista de que su paciencia se agota –Le daré un vistazo después cuando haya terminado mi trabajo, Jayden. Ahora no-

Ella regresa a los papeles en su mano, y suspira. Jayden aprieta la tela de su camiseta fuertemente son sus manos, sus nudillos casi se ponen blancos. Él se me queda mirando feo  antes de irse del cuarto, y no entiendo por qué. El pensar que mamá no quiso atenderlo por su trabajo me hace dudar sobre si debería entrar, pero el pensamiento se va. Me acerco directamente a ella, y digo –Mamá, estaba jugando en el patio y me resbalé con una bolsa de plástico-

Levanto los brazos mientras hablo, para que ella pueda ver mis codos raspados. Su rostro e llena de preocupación y gentilmente toma mis muñecas en sus manos, levantándolas para ver los codos sangrantes.

-Oh cariño, eso debe doler muchísimo- Dice –Pobrecito. ¿Qué hay de tus rodillas?-

-También me las lastimé- Levanto levemente mis pantalones para que ella pueda ver mis rodillas, también raspadas.

Ella se levanta, sosteniendo mi mano mientras lo hace. –Vamos, cariño, limpiemos este desastre-

Yo señalo la computadora y la pila de papeles en la mesa –Peor mamá, ¿Qué no tienes mucho trabajo por hacer?-

Me da una sonrisa tranquilizadora, y me hace sentir alegre y tibio por dentro –Si, pero tú eres más importante-

Aunque estoy feliz, algo dentro de mí se pregunta por qué le dijo a Jayden que su trabajo era tan importante si lo podía dejar fácilmente en cualquier momento. El Nico de ocho años no lo piensa tanto, en vez de eso lo empuja hasta el fondo de mi mente, escogiendo escuchar los sermones de mamá acerca de no correr sin precaución.

Jayden también está en el inodoro, ocupado con el kit de primeros auxilios colocado al lado de la bañera. Mientras nos acercamos, él levanta la mirada para ver a mamá. Cuando ella lo ve, le pregunta -¿Te lavaste la rodilla con agua y jabón, Jayden?-

.Si, mamá. Y también me puse crema antiséptica- él dice. Él no me mira, pero su mirada se enfoca en ella y en nuestras manos. Yo me pongo incomodo.

-Eso es bueno, entonces- Es la respuesta de ella mientras me sienta junto a la bañera – Ahora, levanta tu pierna y dejarme ver tus rodillas, Nico-

Ella toma mi pierna y se asusta un poco al ver mi rodilla – Debes ser más cuidadoso, cariño-

La tapa del kit de primeros auxilios es cerrada con fuerza, pero mamá ni siquiera pestañea. Es como si ella no lo hubiera escuchado. En cuanto ella me dice que me levante y me siente en la bañera para quitarme los pantalones, Jayden se dirige a la puerta, abriéndola todavía más de lo que estaba, con tal fuerza que la se estrella contra la pared con un “bang”. Antes de irse, se da la vuelta en seco, y me mira con odio infinito en sus penetrantes ojos azules. Parpadeo, sin saber que sucede.

Mamá actúa como si nada estuviera mal, así que me calma saber que si ella cree que nada paso, debe ser verdad. Me quejo cuando el agua entra en contacto con mis heridas abiertas, y pienso que debí haber visto mal. Debió haber sido la iluminación.

Después de todo, ¿Qué otra explicación hay para que los ojos de Jayden se hayan visto húmedos cuando salió?

------

Seth arroja las últimas tres cartas de su mano, una cara de triunfo en su rostro cuando anuncia -¡Tres reyes, gané!-

Se recarga en la pared detrás de él, tomando un sorbo de su botella de agua natural.

Miro la pila de cartas en el piso entre nosotros, sintiéndome estúpidamente burlado otra vez. Él jugó tres reyes sucesivamente en las últimas tres partidas, y gracias a la confianza en si mismo que mostró mientras lo hizo, no me atreví a acusarlo por ser un presumido. Digo, ni siquiera me ha salido un rey aún.

-Tramposo- Digo sin esperanzas, sabiendo muy bien que las últimas cartas en su mano son siempre las mejores.

Seth se inclina para voltear las cartas, mostrando los tres reyes boca arriba. Yo gruño y arrojo mis cartas en la pila, empujándosela.

-Revuélvelas-

-¡Hey!- Él protesta -¡El que pierde las revuelve!-

-Has ganado tantas veces,- Le digo, cruzando los brazos en mi pecho –Sólo hazlo. No te matará-

No es que sea supersticioso ni nada de eso, pero tal vez mi mala suerte se debe a que yo soy el único que ha revuelto las cartas. Lo juro, ni siquiera me ha tocado una mano de buenas cartas. Nunca me doy cuenta cuando Seth se siente confiado, y eso es parte del problema. Él cierra su botella sin ganas y la deja en el suelo.

-Bien, pero tú las vas a repartir-

Él se ve bastante contento mientras revuelve las cartas, tarareando una melodía que no reconozco y sonriéndoles. ¿Qué no estaba molesto por tener que revolverlas?

-¿Por qué tan contento?-

-¿Hm? No es nada,- Dice, con la sonrisa aún en el rostro.

Una sonrisa que crece cuando me mira brevemente antes de regresar a las cartas.

Yo frunzo el ceño –Eres raro-

Él gira los ojos, y me ofrece el mazo de cartas.

Yo suspiro.

Sus dedos se frotan con los míos cuando tomo las cartas de su mano. Mi estomago da un vuelco inesperado. Pero Seth parece no haberse dado cuenta, y sólo se vuelve a sentar cómodamente y juega con sus dedos en su regazo mientras espera a que yo reparta las cartas. Yo me detengo un poco, mirando a sus dedos largos y delgados que se levantan y caen repetitivamente.

-¿Puedo empezar?- Pregunto esperanzado.

El perdedor revuelve y reparte, el ganador empieza. Esto es probablemente lo que nos mantiene jugando. Él ha estado en mi cuarto y jugando desde las nueve, ahora ya casi son las doce. No puedo creer que hayamos estado jugando a las cartas por tanto tiempo.

-El ganador empieza- Él me recuerda, tomando dos cartas de su mano y preparándolas para arrojarlas al suelo.

Yo le hago muecas. Él ha ganado casi todas las partidas; yo le gané en la tercera ronda, pero eso fue todo. En tres horas, sólo he ganado una vez. Si que me hace sentir impotente.

Cuando él mira la expresión en mi rostro, cambia de opinión  –Esta bien, puedes empezar-

Él regresa las cartas a su mano y me señala que ponga mis cartas. Sorprendido por su cambio de actitud, lo miro por un momento.

-Uh… Gracias- Digo, con un repentino sonrojo. Agacho la cabeza para escoger mis cartas y decidí que dejar que Seth las revolviera fue una buena idea, porque después de todo, tengo tres seises y cuatro ases, así como bastantes pares. Hay una gran oportunidad de que le gane esta ronda.

Él no tarda en darse cuenta de mi cambio de humor; de alguna manera, creo que lo confundió conmigo sintiéndome feliz porque me dejó empezar primero. Seth alza la barbilla al aire y presume –Sé que soy maravilloso. Probablemente ganare esta partida también, así que no pasa nada si te dejo empezar-

Yo sentí mi ojo vibrar mientras pongo tres de mi cartas boca abajo en el suelo. Se siente como si él estuviera bromeando, pero al mismo tiempo tiene una parte de seriedad, ¿De donde saca toda esa confianza?

-Tres seises-

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Contra las expectativas de Seth, yo de hecho gané esa ronda y le di vuelta a la mesa, ganando consecutivamente en las siguientes partidas. Por cada vez que ganaba se lo restregaba en la cara y le sonreía gustoso. Eventualmente, él volvió a tener la ventaja, y procedió a derrotarme sin piedad.

-Cielos, estoy rendido- Comento, arrojando mis últimas cartas en la pila; esta también la va a aganar él.

Seth mira su teléfono y me informa –Oye, ya es la una-

¿Qué demonios? ¿Hemos estado jugando el mismo juego por cuatro horas completas? Con razón empezaba a sentirme harte de él. Bueno, al menos no hay clases mañana.

-Voy abajo por algo de beber- Digo, tocando el costado de mi vaso vacío y levantándome.

Seth habla cuando ya estoy en la puerta, con el picaporte en la mano –Hey, espera un momento-

-¿Hm?- Volteo a verlo interrogadoramente.

Seth agita su botella vacía en mi dirección -¿Me la rellenas?-

-¿Qué? Rellénala tú- Dije, empujando la puerta.

-Anda, yo te dejé empezar primero. ¿De que otra manera hubiera sido posible que me ganaras?- Él me pide, poniendo sus manos en el frio piso mientras se recarga para mirarme desde abajo.

Yo frunzo el ceño ante su tono persuasivo. Quiero decirle que hubiera ganado d todas formas, pero lo pienso mejor cuando recuerdo que el valor de todas sus cartas era superior al de las mías.

Seth se aprovecha de mi silencio para agregar –Además, yo revolví cuando no me tocaba-

Me detengo por un momento, y me quejo al tener que inclinarme para tomar su botella –Esta bien-

-Gracias, hermano-

Con esa pequeña sonrisa en el rostro surgiendo de sus labios otra vez, Seth empieza a guardar las cartas en la caja de cartón. Yo siento las esquinas de mis labios levantarse cuando salgo del cuarto, y me pregunto que es lo que me hace sentir tan feliz de repente.

Cuando regreso con su botella ahora llena, Seth está desparramado en mi suelo, roncando pacíficamente. Me pongo en cuclillas y le sacudo el brazo.

-Oye, despierta. Vete a dormir a tu cama o… algo así-

Él se mueve un poco, y se da la vuelta de manera que me da la espalda y su cabeza está recargada en su brazo. Seth murmulla algo incoherente antes de volverse a dormir. Le muevo el brazo otra vez.

-¡Seth! ¡Despierta!-

Él apenas mueve la mano y susurra cosas inaudibles.

Pongo mis manos alrededor de mi boca ya los lados de mi nariz y le digo al oído -¡Seth! ¡La casa está en llamas!-

Él ni siquiera se mueve una pulgada. Yo agito la cabeza; jamás pensé que alguien pudiera tener el sueño tan pesado. Me tiro de rodillas y me enderezo. Tomando sus manos, trato de levantarlo del piso. Maldita sea, está pesado. Sin cooperación de su parte, no veo manera de poder levantarlo en mi condición actual. Eso sin mencionar que no hay posibilidad de llevármelo a su cuarto.

Seguro, podría tratar de arrastrarlo  por el piso, pero si mamá o papá me descubrieran…. Suspiro al pensar en las consecuencias, y suelto sus manos. ¿Cómo pueden estar tan tibias? Él está durmiendo y hace un frio del infierno aquí.

Supongo que tendré que ir por su almohada y cobertor a su cuarto. Entro con cautela a su habitación, sintiéndome como un intruso. Odio cuando la gente entra a mi habitación sin mi permiso y se mete con mis cosas, pero ya que sólo estoy tomando las cosas que él necesita, y no estoy hurgando por ahí, debe de estar bien, ¿Verdad? Mis ojos caen en una fotografía enmarcada de Marissa en la cómoda de Seth y la pena se apodera de mi. No sé lo que se siente tener una novia que ame y que me engañe, pero si alguna vez la tengo, arrojaré a la basura todo lo que me recuerde a ella y trataría de olvidarla.

Por lo que parece, Seth está tratando a Marissa demasiado diferente que a todas sus ex novias, ya que jamás intentó volver con alguna de ellas después de que lo engañaron.

-¿Marissa, eh?- Murmuro, tomando su cobertor y almohada de su cama bien hecha –Ella debe ser bastante especial-

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Despierto con un peso extra en mi pecho y piernas. Aunque, en este punto, mis ojos sólo están abiertos un poco y mí alrededor aún está obscuro, así que no puedo estar seguro de lo que es. Hay una presencia cálida a mi derecha, como si alguien estuviera recostado junto a mí. Me sobresalto al pensarlo. ¿Huh…? Alarmado por la idea, muevo la cabeza a la derecha y me esfuerzo por abrir los ojos, todo para ser saludado por la cara durmiente de Seth a sólo unos centímetros de la mía.

Que. Demonios.

Mi primera reacción es patearlo fuera de la cama, pero algo acerca de su rostro me detiene. Parece estar completamente relajado, y la diminuta sonrisa en sus labios sugiere que está teniendo un dulce sueño. Dicen que la gente se ve más joven cuando duerme, pero Seth no se ve nada joven cuando duerme profundamente.

Resulta que su brazo era el peso opresor sobre mi pecho. Me lo quito de encima. Él ni siquiera se mueve. Cuando trato de sentarme, me doy cuenta que su pierna está enganchada a las mías y me ha estado abrazando toda la noche como si fuera una almohada. De cualquier manera ¿Cómo fue que terminó en mi cama? Extraigo mis piernas de la suya y salto fuera del colchón. Mi cobertor extraviado resulta estar hecho un revoltijo en el suelo, junto a mi cama. Es raro como no sentí el frío sino hasta que desperté. Las manecillas del reloj en mi cabecera apuntan a que son las 6:00 AM. Con razón todavía estoy cansado.

Quiero regresar a dormir, pero Seth está acostado en mi cama y va a ser apretado como el infierno. Le sacudo el brazo de nuevo.

-Oye, vete a tu propia habitación-

No hubo reacción, como lo esperaba. Considero la idea de arrastrarlo fuera de la cama, pero no tengo ni el corazón ni la fuerza como para hacerlo. Como  sea, Sólo dormiré junto a él. Le doy la vuelta para que mire a la pared donde mi cama esta recargada, entonces tomo mi cobertor y me recuesto junto a él.

Cuando abro los ojos de nuevo, mi habitación está iluminada; empapada por la luz que viene de la ventana del cuarto. El peso extra está de vuelta. Detengo un gruñido al darme cuenta, ya que de nuevo, el brazo de Seth está sobre mi pecho y sus piernas alrededor de las mías. Bueno, esto es fantástico. Le robo una mirada al reloj. Hora de levantarse, a mamá le gusta que estemos despiertos a las diez, así que vendrá pronto.

Me libero de su brazo. Para mi sorpresa, él se revuelca un poco. Sin advertencia, su brazo empieza a moverse, luchando contra mi agarre y rompiéndolo. La tranquilidad de su rostro es reemplazada por un ceño fruncido que se forma en su rostro, mientras su brazo, ahora libre, se enreda en mi pecho otra vez, sosteniéndome a él, esto se está poniendo molesto.

-¡Seth, despiértate demonios!-

Trato de quitármelo de encima otra vez, y esta vez abre los ojos. Me mira directamente a los ojos por un par de segundos, el cansancio es evidente en ellos, antes de soltar un quejido y se quita tan rápido que se golpea la cabeza con la pared detrás de él. Aprovechando su shock temporal, rápidamente quito mis piernas de las suyas y salgo de la cama.

-¿Qué estás haciendo en mi cama?- Él dice, escandalizado.

-Oye, esta es mi cama. Te dormiste en mi habitación anoche-

Antes de que él pueda decir otra palabra, subo mi cobertor a mi cama y agrego –Creo que pateaste mi cobertor también-

Seth se confunde por un momento. Cierra los ojos, llevando la parte trasera de su mano a su frente. Cuando los vuelve a abrir, ya no se ven cansados –Oh, diablos. Lo olvidé, lo siento- Se disculpa, un tono de culpa en su voz.

-¿Cómo terminaste en mi cama?-

-No estoy seguro. Recuerdo haber despertado porque el piso estaba frío. Creo que confundí tu cama con la mía y pensé que tú eras mi almohada-

-Es gracioso como no te diste cuenta que la almohada tenía forma humana-

-Tenía demasiado sueño como para pensar claramente-  Él admite con pena.

Cierro mi armario. Mostrándole mi ropa, sonriendo –Bueno, como sea. Son las diez. Deberías salir de la cama y bañarte. ¡Te reto a una carrera!-

Y salgo del cuarto y corro para llegar al inodoro antes de que él pueda decir algo. Me rio cuando el golpea la puerta del baño y grita -¡Nico, perdedor tramposo!-

-¡No es mi culpa que seas tan lento! ¡Y creo que quisiste decir ‘Ganador’!-

Después de salir del baño, me entero que está usando el inodoro de abajo cuando paso junto a él. Sonriéndome a mi mismo, entro a la cocina. Mamá ya está adentro, lavando un tazón rojo para mezclar. Ya hay algunos waffles sobre la mesa en un plato, y aún hay otro en la parrilla para waffles. Hay muchas cosas que no sé acerca de Seth, pero una de las pocas cosas de las que estoy seguro es sus gustos en la comida. Es casi todo lo que mamá cocina cuando Seth está en casa, la mayoría de las veces cocina sus favoritos, y muy raramente hace algo que a él no le gusta. Reflexiono esto con resentimiento mientras olfateo el suave aroma de los waffles. No tengo nada en contra de los waffles, por supuesto,  pero nada le gana a los panqueques. Los panqueques son más ricos, y los que mamá prepara prácticamente se derriten en mi boca.

-Hola, Mamá- Voy a los gabinetes debajo de la mesa de la cocina para tomar un par de platos. Me agacho y abro la puerta del gabinete.

-Buenos días, Nico. ¿Ya se levantó Seth?-

-Sí, él está en el baño-

Seth escoge este momento para hacer su aparición, hablando desde algún lugar detrás de mi –No, ya no-

Asustado, me doy la vuelta y me golpeo la cabeza contra la esquina de la mesa. Es un golpe agudo a mi cabeza, y me quejo. Oh, mierda, eso dolió. Seth se acerca, preocupado.

-Hey, ten cuidado-

-Si, lo haré- Me froto la cabeza con una mano y sostengo los dos platos con la otra para que él los tome. Él los recibe, y saca los cubiertos del cajón. Me pongo de pie, con cuidado esta vez, y camino hasta la silla más cercana, sentándome en ella.

Mamá seca el tazón antes de ponerlo en los cajones. Ella abre la parrilla para waffles y saca el waffle dentro de él. Después, lo pone en el plato con los demás, y lo lleva desde el horno para ponerlo en la mesa. Ella mira mi cabeza con cuidado, viendo como me sobo la parte donde me golpeé -¿Duele mucho? Deberías tener más cuidado- Ella dice, en forma de sermón.

-Si, si- Digo miserablemente, encogiéndome en mi silla.

-Bueno, ustedes dos pueden empezar a comer. Yo iré arriba para llamarlos- Dice mamá, refiriéndose a papá y Jayden.

Con suerte, terminaré de comer antes que Jayden baje aquí. Asiento con la cabeza cuando Seth pone los platos y cubiertos en la mesa.

-Esta bien- Él dice, sonriéndole –Gracias, mamá-

Otra ola de resentimiento me llega cuando ella le devuelve la sonrisa con una suya, llena de cariño. Recargo la barbilla sobre mi mano, suspirando profundamente. Seth se acomoda en la mesa cuando ella se va, sentándose junto a mí. Atraviesa su tenedor a través de tres waffles y los suelta en su plato y mira mi plato vacio con curiosidad.

-¿No vas a comer?-

-Um, sí, ya voy- Acerco mi propio tenedor a los waffles.

Entonces Jayden entra a la cocina, hablando por teléfono en esa manera perezosa con la que siempre les habla a sus amigos. Se acerca al refrigerador y lo abre sin cuidado.

-Sí, está bien. Estaré allí en veinte minutos- Dice, bajando el teléfono de su oído a su mano para presionar el botón “Terminar llamada” sin decirle adiós a quien sea la persona con la que estaba hablando.

Seth mastica su mordida de waffle con más vigor del que se necesita. Yo lo observo mientras sus cejas empiezan a fruncirse. No le ha quitado los ojos de encima a Jayden desde que entró. Tentativamente, pongo mi mano en la suya, esperando poder llamar su atención o al menos calmarlo. El calor de su piel contra la mía me inquieta; ¿Por qué me gusta tanto?

-Relájate. Enojarte no te va a ayudar- ¿De qué esta tan molesto? Todo lo que Jayden hizo fue entrar a la cocina.

Unos segundos después de que mi mano se posó sobre la suya, y cuando terminé mi frase, Seth se pone tenso y quita su mano de la mesa, alejándola de la mía. Nos miramos mutuamente. Mi mirada está llena de confusión; la suya de inseguridad, asombro y algo más que no puedo descifrar. Le pregunto que sucede, pero él sólo niega con la cabeza y sigue comiendo, esta vez con menos enojo en sus mordidas. El silencio se apodera de nosotros.

Mientras tanto, nuestro despistado hermano está buscando en el refrigerador. Aún no se da cuenta de nuestra presencia, ni tampoco ha mirado en nuestra dirección. Parece como si estuviera fijando su mirada en el refrigerador a propósito, y la mantiene allí para no tener que mirarnos. Saca varias barras de chocolate y las pone en la mochila negra que tiene en la otra mano. Después de que azota la puerta del refrigerador, Jayden se da la vuelta y sale de la cocina.

-Voy a estar todo el día encerrado mientras él puede salir- Seth se queja –Mamá y papá son tan injustos…-

Escuchar esto dispara algo dentro de mí, y me quiebro –Tienes razón. Si son injustos…. Pero no contigo. ¿Podrías dejar de quejarte de ellos? Mamá te dejó sin consecuencias la otra vez cuando debías estar castigado pero saliste conmigo. También cocina todo lo que tú quieres, lo que sea que satisfaga tu paladar es lo que llega a la mesa. A ti te gustan los waffles, a mi los panqueques; a ti te gusta el tocino y a mi las salchichas. ¿Y sabes que es lo que cenamos? Así es, tus putos waffles con tocino. No sé porque no lo ves, pero su favoritismo hacia ti sobrepasa los límites de lo absurdo-

Sin palabras, Seth mira con los ojos enormes como empujo la silla y me levanto.

-Voy arriba. Hasta luego-

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Nico Walker a los siete años

-Oye, ¿Por qué estas aquí afuera? Todos están adentro-

Me recargo sobre mi hermano mayor, que esta sentado con las piernas cruzadas en el piso de la entrada. Al escuchar my voz, él salta un poco y me golpea la barbilla con su cabeza. Ouch.

-¡Ouch!- me alejo, sosteniendo mi barbilla.

-Oh, lo siento; me asustaste- Él dice, algo distraído. Jayden quita la mirada del cielo sin estrellas de esta noche, y me mira con una expresión preocupada -¿Por qué no vuelves adentro?-

Jayden es bastante bueno conmigo, al menos me trata mejor que Seth. Aunque a veces, parece que se enoja conmigo por razones que no puedo entender. Pero aún así, me agrada bastantito.

-No lo sé; no podía encontrarte, así que pensé en buscarte. ¿No quieres entrar? Todos están viendo la tele-

Él se encoge de hombros –Nah, no quiero. Gracias, de todas formas-

Confundido, doblo mi cabeza a la derecha -¿Por qué no?-

Él no responde, en lugar de eso, sólo mira al horizonte, hacia la escena nevada frente a nosotros.

-Hey, Nico, ¿Por qué te saliste? Todos estamos viendo la nueva película de navidad. Vuelve y siéntate conmigo- Daniel dice, su cabeza asomándose detrás de las cortinas que separan la ventana y la sala. Él se asoma curiosamente a verme.

Yo encojo los hombros y apunto a Jayden, quien aún está sentado en el piso –Estoy tratando de hacer que Jayden  entre. Hace frío aquí afuera-

Los ojos verde esmeralda de Daniel se abren con sorpresa, y sigue mi vista, mirando hacia abajo. Al ver a mi hermano mayor, se asusta y dice –Oh, hola Jayden. No te vi allí, lo siento-

Jayden se tensa aun poco, y se voltea un poco para sonreírle –Está bien-

Es una sonrisa triste. La mirada de Daniel no se mantiene lo suficiente como para darse cuenta. Le quiero preguntar por qué está tan triste. Pero no creo que me lo diga, especialmente no con nuestro primo parado allí. A pesar de que es mi hermano favorito, nunca me dice nada.

-Nico, vamos adentro- Daniel me dice –No es divertido sin ti allí. Incluso la tía Clarissa y el tío Dylan me pidieron que viniera por ti-

Entonces Jayden me mira, la contemplación se asoma en sus ojos. Si no estoy equivocado, él parece estar un poco enojado  -Deberías volver adentro, Nico. Voy a quedarme aquí afuera un poco. Me gusta ver como caen los copos de nieve-

-Yo…-

La mano de Daniel se lanza y me toma del brazo, y cuando lo miro, él sólo sigue jalándome las mangas insistentemente.

Finalmente me rindo –Está bien-

Mientras él me lleva deleitado de vuelta adentro, yo me trago con fuerza la pregunta que se balancea en la punta de mi lengua, y que lentamente me come por dentro. Mantengo mi boca firmemente cerrada cuando abandono el la fría entrada y vuelvo al calor. Jayden simplemente vuelve a mirar la noche nevada, con las manos juntas y los dedos entrelazados. Como si ya hubiera olvidado la conversación.

-¿Por qué estás tan triste?-

-------

Alguien toca mi puerta. Levanto la mirada de mi laptop y miro vacíamente a la puerta cerrada. Ese seguro que es Seth.

-Hey, ¿Puedo entrar?-

Realmente no quiero decir que sí. He estado en mi cama desde que me fui de la cocina y recordando mi repentino enojo, me siento peor  y culpable por cada minuto que pasa, mientras apenas masco unas gomitas que tenía guardadas en mi cajón para evitar el hambre. Han sido unas cuantas horas ya, y mis intentos para distraerme en la web no han sido muy útiles. Ni siquiera pensé en enojarme tanto por eso; pero no pude evitarlo. Seth ni siquiera sabe lo afortunado que puede llegar a ser a veces.

Me enfurece todavía más el pensar que tal vez él ni siquiera esté enterado de ello.

Con un poco de desgano, pongo la laptop a un lado y me siento del lado de mi cama –Si, está bien-

La puerta se abre con un click. Él se para en la entrada, algo incómodo. Le señalo que entre, y le pido que cierre la puerta. Él lo hace.

Se acerca lentamente a mí, manteniendo su mirada en el suelo. Lo espero impaciente, él se detiene a unos cuantos pies frente a mí –Oye, escucha, lamento lo que pasó- Empieza –Jamás pensé que te sentías así. Lo juro, de haberlo sabido, no hubiera…-

No quiero hablar de lo que pasó. ¿Por qué él simplemente no lo deja en paz? ¿Está tratando de hacerme enojar, actuando tan inocente? Yo muevo mi mano para detenerlo y le digo algo enojado –Está bien, lo entiendo. ¿Déjalo así, quieres? Eres el gran Seth Walker y todo el mundo quisiera ser tú. No necesitas explicar más-

Soy tomado por sorpresa cuando sus ojos se abren de par en par y grita, enfurecido -¡Cállate! ¡Todo el maldito mundo dice eso, y no tienen una puta idea de lo que están hablando! ¡Estoy harto de que la gente me diga que quisieran ser yo!-

-Tu vida parece bastantemente atractiva comparada con la mía- Le reprocho, sintiendo como si hubiera cometido un enorme erro al haberlo hecho. Ya es tarde para retractarme, tristemente -¡Eres el favorito de todos!-

La aprensión aumenta en mí. Los puños firmemente apretados a sus costados no me hacen sentir mejor. Él toma un largo suspiro y dice –Pensé que entendías cuando nos pusimos de acuerdo en que nada es una cama de rosas. Claramente me equivoqué-

 -Cama de rosas o no, no se puede negar que tú si estas mejor que nosotros- Yo argumento.

-¡No, claro que no! ¿Tan siquiera sabes lo que se siente que siempre se roben a todas tus novias? ¿Tan siquiera sabes lo patético que me siento todo el tiempo, al saber que no puedo hacer nada al respecto?- Él demanda, azotando las manos en mi cama y mirándome intensamente. Salto un poco gracias a la proximidad de su cara con la mía, y me encuentro sus ojos nerviosamente, todo mientras trato de alejarme lentamente.

No sé lo que se siente. Y tampoco quiero enterarme, nunca. Tal vez  es la manera tan dolida con la que hizo la pregunta retórica, o tal vez es la manera en la que se ve tan indignado por todo esto. De repente, bajo la tenue iluminación amarillezca de mi habitación, él se ve tan triste y desesperanzado. Mi humor cambia rápidamente de enojo a simpatía. Me asusto un poco al ver que él me está mirando impaciente, como si esperara algo. Se me ocurre que tal vez está esperando respuestas para algo que yo pensé eran preguntas retóricas.

Me muerdo el labio inferior.

-No-

-Cada vez que pienso “Está es la indicada”, ellas me dejan por él. Estoy tan harto. Tengo que recordarme constantemente de no acercarme tanto a nadie- Él dice -¡Si hay alguien a quien tenerle envidia, ese es Jayden!-

¿Qué? -¿Por qué alguien le tendría envidia a Jayden?-

-¡A él nunca lo castigan, siempre hace lo que quiere, y siempre consigue lo que quiere!-

Buen punto. Me tomo un pequeño momento para preguntarme por qué nunca lo vi de esa manera. Sin poder llegar a una respuesta clara, levanto la mirada de mis manos. La presión que estaba apretando la cama junto a mí ya no esta. Seth está de pie, aún mirándome enojado. Yo le devuelvo la mirada, pero con culpa.

Un sonido agudo rompe el momento de silencio en el aire y Seth lentamente se busca el teléfono en los bolsillos. Yo miro a otro lugar mientras él contesta la llamada. Seth carraspea, y dice -¿Sí, Joel? ¿Qué sucede?-

Él se aleja de mí, y tras una pequeña pausa, vuelve a hablar. Esta vez, suena más normal y casual -¿Se fueron a los video juegos sin mi? ¡Muchas gracias!-

Seth abre la puerta, diciendo -¿Por qué estaría celoso? Me la estoy pasando genial en casa-

Él se detiene, y camina hacia mí, tomándome del brazo derecho.

-Oye ¿Qué estás haciendo?- Yo protesto, quitando el brazo.

Él rápidamente mueve una mano y hace una seña de silencio son el dedo índice antes de usarlo para apuntar a su teléfono. ¿Qué demonios planea? Yo me quedo quieto, mirándolo con molestia. Seth hace un movimiento impaciente y me toma del brazo otra vez. Consigue un agarre firme esta vez, empujándome en dirección a mi puerta -¿Según quién? Estoy jugando cartas con Nico y estamos viendo la televisión-

Este sentimiento de no saber la causa de sus acciones me recuerda a la vez que me arrastró al baño y casi me ahoga en el inodoro. Alejo el pensamiento y lucho contra su agarre, quejándome cuando fallo al intentar alejarme de él -¿Seth, que estás haciendo?-

Él me ignora de nuevo. Bajamos las escaleras mientras le dice a su amigo -¡Claro que él no! ¿Qué demonios? ¿Qué ganaría mintiéndote? Es sólo que tenemos el volumen algo bajo. Lo subiré ahora-

-Sí, pues, es muy divertido; aunque no lo creas- Él continua, tomando el control remoto de la mesa en frente del sillón y usándolo para encender el televisor.

Mi mandíbula cae cuando me guiña el ojo, sentando el trasero en el sillón. Le sube el volumen a la tele, hablando ruidosamente en el teléfono -¿Lo escuchas?-

-Ya me voy a mi cuarto- Digo exasperado, dándome la vuelta.

-Eres tan tonto- Él se burla.

Me vuelvo a dar la vuelta para reclamar, pero él apunta a su teléfono y sacude la cabeza en negación, indicando que le hablaba a Joel. Él me toma de nuevo, diciéndome que me quede usando sólo los movimientos de su boca. Yo le señalo con los dedos mi deseo de volver arriba, pero el me responde sosteniendo su teléfono en mi dirección y susurrando –Oye, dile algo-

-¿Cómo qué?- Le susurro de vuelta, sin saber porque demonios estamos susurrando.

-Lo que sea- Nerviosamente lo sujeto con mi mano, sin saber que hacer.

Cuando me ve titubear, Seth casi me hace comerme su teléfono y dice -¡Rápido!-

Yo le doy una mirada clásica de enojo. Seth se encoge de hombros, apenado, y agita su teléfono un poco. Me acerco al teléfono con incertidumbre, y digo –Uh, hola-

-¿Ya ves? Él está aquí conmigo- Seth dice triunfante, poniendo el teléfono de vuelta en su oído. Él golpea suavemente el asiento en el sillón junto a él, y me sonríe. Cubre su teléfono con la palma de su mano y susurra –Siéntate conmigo. Podemos hablar un rato-

Creo que te refieres a que tú puedes hablar un rato en el teléfono mientras yo me siento aquí a pudrirme. Miro el programa de cocina en la tele, y me acerco a la pila de DVDs puesta con cuidado junto al televisor. Si me voy a quedar aquí, al menos quiero ver algo decente.

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Me gusta tener la razón sobre las cosas. Sin embargo, sólo esta vez desearía haberme equivocado.

-…Así que no puedes venir- Seth se queja en su teléfono,  y yo le subo el volumen al televisor. ¿Cuánto tiempo se va a quedar allí quejándose con sus amigos de lo mucho que apesta estar castigado? El actor y actriz en la pantalla empiezan a besarse. Parcialmente por aburrimiento, y parcialmente para llamar la atención de Seth, arrojo un cojín a la pantalla, con cuidado de no golpearla en verdad.

-¡Consigan un cuarto, idiotas calientes!- Grito.

Seth inmediatamente voltea a verme, alarmado. Cuando apunto al televisor y hago una mueca, él mira a la parejita besucona por un momento antes de mirarme como si estuviera loco. Exploto de risa al ver la expresión de su rostro.

-Oh, nada- le dice a su celular –Era sólo Nico actuando como un maniaco. Lo siento, ¿Qué estabas diciendo?-

-¡Hey!- Protesto, pero él me ignora y continua con su conversación con Joel. Aún así, me siento un poco aliviado cuando noto una ligera sonrisa en su rostro mientras habla.

Alcanzo el control  remoto y cambio el canal. Me gustaría que se apurara y terminara la llamada de una buena vez. No pienso admitírselo, pero estoy bastante contento de que sus amigos no puedan venir. Me gusta pasar tiempo con él. Suspiro, y vuelvo a arrojar el control a la mesa.

Seth eventualmente cuelga el teléfono después de otros quince minutos de relatar su triste castigo, y se levanta del descansa brazos del sillón para sentarse junto a mi. Estoy sorprendido que hayan mantenido la conversación por tanto tiempo, especialmente cuando Joel estaba con sus amigos. Él escanea la sala, y al encontrar el control en la mesa, se agacha y lo toma. Empieza a pasar por los canales y bromea –Me pregunto cuanto puedo soportar antes de volverme loco-

-Tan sólo has estado en casa dos días-

-Si, pero sabes que siempre salgo. Ni siquiera se que hacer aquí-

Volteo y le sugiero –Tienes una laptop ¿Verdad? Te puedo enseñar unos juegos online increíbles-

-No me gustan mucho esas cosas-

Frunzo el ceño. ¿No le gustan los video juegos? -¿Ni si quiera les darás una oportunidad?-

-Suenan aburridos- Finge no ver mi enojo.

-¿Así que prefieres sentarte aquí  a pudrirte frente al televisor en vez de jugar los juegos que te recomendé?-

Él saca la lengua –Eso suena bien-

 -¡Seth, que demonios!- Digo, enojado, empujando su hombro ligeramente.

Se ríe un poco mientras mueve la cabeza a la izquierda por la fuerza. Cuando se endereza, una sonrisa se hace presente en su rostro –Sólo bromeaba, Nico-

Cruzo los brazos frente al pecho, riendo sin gracia –Más te vale. Estos juegos son obras maestras… Espera, ¿Significa que los jugarás?-

Suelto los brazos y lo miro interesado. Sólo cuando él carraspea incómodo y alza la mano para evitar que me acerque más me doy cuenta que estoy recargado en él -¿Oye, te importa?-

Me alejo, sin quererlo –Lo siento-

-Tal vez. Depende-

-¿Depende de qué?- Demando

-De si me da la gana o no- Él dice, empujándome otra vez. Creo que estoy muy entusiasmado por la idea –Y deja de pegarte a mi-

-¿Y ahora tienes ganas?-

-Si vas a seguir molestándome así, preferiría quedarme aquí por el resto del día. ¿De todas maneras, por qué eres tan adicto a los juegos?-

-No soy adicto a los juegos. No es culpa de la compañía que los juegos de shooter en primera persona sean tan divertidos. Vamos, te enseñaré a jugar-

Él me mira sospechosamente, pero no dice nada y voltea de nuevo a la pantalla del televisor. Yo me quejo de su comportamiento, y me muevo al descansa brazos. Unos minutos pasan, y el silencio cuelga en el aire entre nosotros, haciendo el ambiente pesado e incómodo.

Justo cuando estoy a punto de comentar algo acerca de lo incómodo que me siento por tanto silencio, él dice –Quiero jugar un juego-

Cielos, definitivamente no esperaba eso -¿No preferirías sentarte aquí a ver la televisión?-

-Para ser honesto, ni siquiera me gusta ver televisión- Él confiesa.

Una sonrisa se me escapa del rostro cuando me estiro para quitarle el control de las manos –Es bueno saberlo-


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