Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2 years without you. por Ondubu

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holie~♥.

Les traigo aquí algo más personal e intímo. La verdad que hace un año la idea nació, pero nunca me gustaba y al final, terminé averiguándo cuál era el final que quería yo darle... Y es este. 

Notas del capitulo:

Bien, más que nada esto es algo que deseo dedicar, puesto que para mí es cerrar un ciclo por completo. Tengo, cómo mencioné antes, un año casi tratándo de terminarlo -sí no es que son casi dos- y bueno, para la persona a la que esto va dedicado; quiero que sepas que prometí no volverlo hacer, pero esa promesa no podía mantenerla mientrás siguieras llegándo a mí como un recuerdo silencioso que surge de entre millones, con fuerza y potencia.

Quiero que sepas que todo lo que pasó nunca fue un juego, que de verdad te quise y que, ahora que pienso cerrar esta estapa que debí superar hace mucho, quiero decirte... Gracias.

Por qué nunca tuve una gran autoestima por mí, y eso a veces te dañaba, no supe luchar por lo nuestro y me costó tú perdida... Pero sé que ahora estás mejor... Sólo, gracias.

 

En fin... Disfrutenlo.

Fresca mañana.

El avión que abordé había salido la noche anterior y aunque solo faltaba una hora para el aterrizaje, me sentía en extremo desesperado. Quería poder verle, abrazarlo, besarlo y recordarle cuanto lo amaba.

Hace ya 2 años que había abandonado Corea para una mejor oportunidad de estudios en Estados Unidos. Eran ya 2 años lejos de él, de aquel que correspondía a mis sentimientos sin saberlo…

Todo el viaje estaba planeado: Viajaría a Estados Unidos y estudiaría en una prestigiosa escuela de artes y música, donde me desarrollaría como violinista. Al finalizar los dos años, regresaría y me integraría en una pequeña pero destacable orquesta, en la cual debutaría.

Recuerdo bien aquél día de la partida, era un día soleado... Una simple tarde en una fresca primavera. Me levanté temprano, a sabiendas de que ese día no vería más a mis amigos, a mí familia y probablemente a quien robaba mis miradas. Baje las escaleras con sumo cuidado, buscando no despertar a nadie, cosa que hizo que me detuviera al instante. Normalmente no había nadie en casa. ¿Qué me hacía pensar que se preocuparían por qué no me encontrara? Tal vez, la pequeña ilusión de que pudieran extrañarme en mi larga ausencia. Terminé de bajar aquellas escaleras, que por un breve instante, vi cómo eternas.

Salí de casa, dispuesto a visitar a mis compañeros, los cuales de pronto dejarían de serlo, o, momentáneamente no lo serían. Al girar a la izquierda, justo para dirigirme al pequeño departamento de Niel y MinSoo, lo divisé, cabizbajo. — "Triste" — Pensé al instante, ¿Por qué aquél pequeño se encontraba de tal manera? Decidido me encaminé en torno a él, pero tal parecía, había dado por vista mi presencia y se echó a correr, como si del mismísimo demonio se tratara.

Corrí tras él, buscando una respuesta ante tal reacción, llegando al pequeño edificio de departamentos donde MinSoo y Niel vivían. Aproveché aquello y corrí con todas mis fuerzas, llegando en poco tiempo a la puerta del departamento. Tome aire, me faltaba, y toqué dos veces, esperando que alguien hiciera presencia y abriera.

Nada.

Nadie se inmutó, toqué 3 veces más. Solo escuché un par de ruidos dentro del apartamento y de nuevo silencio, ¿Qué pasaba ahí? Después de una larga espera, la puerta se abrió, dejándome ver a Niel con una sonrisa nerviosa. — ¿Qué te trae por aquí? — Me preguntó con una sonrisa fingida y de por más, nerviosa. Sonreí fingidamente y lo miré, de alguna manera algo intimidante. — Vi a ChangHyun correr hacía este lugar, decidí seguirlo. Hasta aquí se quedaron sus pasos — Sonreí de forma algo más altanera, echándole en cara aquello. Si lo seguí por ende no podría mentirme.

— No está aquí... — Rodé la mirada, haciéndolo a un lado y entrando por la fuerza, encontrándome con lo peor.

Muchas veces imagine que ver a alguien llorar causaba cierta tristeza, pero JAMÁS imaginé que verlo llorar a él crearía una horrible opresión en mi pecho. ChangHyun estaba ahí, en el regazo de MinSoo, desahogándose de lo que fuera que fuese. Y a leguas podía notar que le dolía.

— C-changHyun... — Traté de acercarme, pero inmediatamente fue envuelto entre los brazos de MinSoo, alejándolo de mi vista. — ¿Qué es lo que buscas, ByungHun? — Dijo en un hilo de voz, algo quebrado y con intentos de sonar serio, incluso amenazante. Lo miré, expectante. — ¿Por qué lloras? — Fue lo único que mi mente pudo formular en aquél instante. — ¿Qué hace que te encuentres en ese terrible estado? — Me acerqué un poco más, pero solo conseguí que se alejara.

— Vete ByungHun... Vete, por favor... — Rogó. Su voz era solo un hilo de la misma. Sonaba extremadamente quebrada y cómo si algo le impidiera hablarme con normalidad.

— No me iré. — Negué, no podía simplemente irme cómo si nada. — Necesito saber que te sucede…—Lo miré atento en busca de respuesta alguna pero lo que recibí en cambio fue solo una mirada asesina por parte de MinSoo.

— ByungHun… Solo vete. — Dijo por último, pero negué efusivo y me acerque a ChangHyun, tomándolo por el brazo y jalando con fuerza y rapidez, sin detenerme, sin importarme los gritos de MinSoo y Niel detrás de nosotros, todo importó hasta que salí del lugar.

Tenía la respiración agitada, y sin embargo, jamás lo solté, a pesar de sus forcejeos constantes y de los leves golpes que me proporcionaba. — ¡¿Acaso eres idiota?! — Me reclamó. Trate de regular mi respiración después de semejante huida. Una vez que recuperé el aliento lo mire directo a los ojos. — ¿Qué tienes?, ¿Por qué llorabas así?— Me acerque, tratando de tocar su mejilla, de tenerlo cerca, pero solo se alejó, haciéndome fruncir el ceño.

—No me toques... — Susurró, dándome un leve manotazo. — Déjame solo... — Y entonces exploté... Porqué yo no podía verlo en tal estado, por qué no quería admitir que él sufría por una razón, en ese entonces, desconocida para mí.

Me acerque, muy a pesar de lo que me dijo, y lo abracé por la espalda. Fuerte, dándole a entender que no me iría, que no lo soltaría, que estaría para él... Aunque él no lo deseara.

— ¡Suéltame!, ¡No me toques ByungHun!... — Forcejeó pero no lo solté, en cambio, hice más fuerte el agarre. — ¡Te digo que me sueltes! — Negué. — Necesito respuestas ChangHyun... Y las necesito ya...— Lo miré directo a los ojos, congelándome al instante. Sus pequeños ojos se veían rojos e hinchados por las lágrimas, unas grandes ojeras los surcaban, su rostro estaba pálido, como si hubiera quedado en vela durante muchas noches y se le notaba una inmensa aura depresiva, de la que no me había percatado con anterioridad.

— C-changHyun… — Y no pude evitarlo. Una de mis manos paso hacia su mejilla, acariciándola leve, sintiendo aquel suave tacto. Él inmediato cerró los ojos, con fuerza, con presión… como si esperara alguna otra palabra. Pero no esperaba el recibir una acción.

Sentir su suave mejilla bajo mi mano no era suficiente, necesitaba más. Verlo cerrar los ojos de tal manera no era muy buena idea por parte suya, pero no pude evitar desviar mi mirada a esos finos y rosados labios, esos que había deseado probar por tanto tiempo, esos que hacían que me abofeteara mentalmente cuando pensaba en rozarlos, cuando pensaba en perderme en ellos. Aquellos estaban ahora a mí completa merced… Podía hacerlo, de cualquier forma, mi estancia ya no sería mucha.

Me acerqué lentamente, aún sin estar completamente seguro de lo que haría, y al estar a unos cuantos centímetros me detuve, ¿Estaba haciendo lo correcto? Inmediato la respuesta fue simple: No.

Pero mis deseos por poder probar aquellos labios era mayor; decidido me acerqué más y me detuve por segunda vez. Una pequeña lágrima caía, como fiel determinante de su dolor, por su mejilla, marcando un pequeño rastro y perdiéndose por su barbilla. Más que decidido, me acerque y lo besé, cerrando los ojos, importándome poco que correspondiera o que me abofeteara. No. Solo me importó aquel dulce roce, aquella suavidad y aquella dulzura que desprendían.

Lo besé de la manera más dulce que pude, de la manera en la que debe ser un primer beso, lento, suave y con cariño… Pero lo mío no era solo cariño, no, eso era Amor.

Cuando sentí que aflojaba un poco la presión de querer huir, me separé lentamente de él, esperando una reacción por su parte, no sé: Gritos, insultos, llantos, un golpe. Pero en cambio fue nada, se notaba sorprendido, cómo si no pudiera creer que lo había hecho. Que yo lo había besado.

— ByungHun… tú… me besaste… — Soltó de pronto, como si aún no pudiera comprender a que se debía, y bajo levemente a mirada, avergonzado por ello. — ¿Por qué? — Me miró de nueva cuenta. ¿Por qué lo había hecho? Simple: Porque lo amaba, y no quería seguir viéndolo sufrir por una razón que me carcomía por dentro, por algo que yo no sabía. Únicamente suspiré. No podía revelar tales cosas, si lo hacía era probable que se asustara y dejara de hablarme.

— No importa ChangHyun… Es algo sin importancia. — Articulé. Era definitivo, no podía decirle lo que sentía si lo quería a mí lado. Tendría que ser en otra ocasión, no ahora. Él estaba lo suficientemente herido cómo para cargar con el peso de mis sentimientos.

— ¡Claro que la tiene ByungHun!, ¡No digas tales cosas!, ¡A mí me importa y quiero saber la razón! — Dictó, desafiante y con cierta molestia en la mirada, a esto solo negué. Tal parece que era lo único que podía hacer. — Enserio, no es nada. Cálmate, ChangHyun… ¿Qué tienes? Yo también necesito saber la razón. — Lo miré fijo, si él quería respuestas se las daría. Estaba dispuesto a decir todo antes de mi partida, pero yo también necesitaba quitarme la molestia en mi pecho. No saber quién hacia que él derramara tales lágrimas, que su corazón se viera opacado por el dolor y sufrimiento me lastimaba a mí también. Si él no era feliz, yo no podía serlo por completo.

— Poco importa eso… — Desvió la mirada, con cierto tono rojizo en sus mejillas y cierto dolor en sus ojos. — Solo quiero que hables tú… — Siguió, tal parece que hoy no era mí gran día.

— Hablaré primero… — Suspiré. No sabía qué hacer para saber y estaba dispuesto a sacrificarlo, aunque doliera. — Pero tendrás que hablar también. — Asintió. Suspiré por segunda vez. Ya no había vuelta atrás. Lo miré y tome sus manos, por un momento vi un brillo de emoción en sus ojos. Me abofetee mentalmente y lo solté.

—… Me gustas… — Baje la mira al instante. Lo había dicho… ¡Lo había dicho! Años de reprimir el sentimiento y en un momento lo había soltado todo, completo. Sentí un peso menos sobre mí, pero entonces la preocupación se avecinó. Si, correcto, lo había dicho, perfecto. Ahora solo faltaba ver su reacción. No sentí ningún movimiento de su parte. Alcé la vista y entonces mis dudas se disiparon. Estaba llorando, de nuevo, pero sus lágrimas no demostraban tristeza alguna, era más cómo si… ¿Estuviera feliz? Tal vez era lo que mi mente quería que creyera.

— ChangHyun… — Hablé, con la intención de saber si estaba molesto o algo, pero en cambio estampó sus labios contra los míos, dejándome sorprendido, ¿No me odiaba?, ¿No sentía desagrado? Tal parecía que no, sus labios se movían lento, como si de una caricia se tratase. No supe corresponder, solo habían sido unos breves instantes.

Me pegué más a su cuerpo. Sus labios podrían matarme de locura en cualquier momento. Estaba delirando y no lo podía creer, ¿Acaso la vida me estaba jugando una mala broma? Sí así era, era una broma muy pesada y horrible. Después de unos cuantos momentos de degustar sus labios, cuando más nos faltó el aire, nos separamos y entonces abrí los ojos, encontrándome con una preciosa vista. 

Sus mejillas estaban teñidas de un precioso carmín intenso, sus ojos apenas entreabiertos y sus lindos labios rosados eh hinchados por aquél feroz, y tierno,  beso al que lo había expuesto. Solo lo miré y entonces, él habló.

— ByungHun... No te vayas... por favor, no te vayas. — Me miró suplicante, pero yo ya no podía hacer nada. Todo se había decidido, ya no podía dar un paso atrás.

— ChangHyun... No... No puedo quedarme. Ya... — Suspiré, necesitaba hablarle con claridad suficiente, en ese estado, simplemente no podía. Bajé la mirada levemente, aún frente a él — No puedo quedarme. Todo está arreglado... ChangHyun... Simplemente no puedo. — Finalicé. No podía decirle que me quedaría, bien sabía yo que sería imposible.

Alcé la vista al no escuchar respuesta alguna, encontrándome solo en aquél pequeño lugar. Divisando a lo lejos, su pequeña figura. Él se había ido. Y no estaba mal, sentí que en parte fue toda mi culpa, por no armarme de valor, ir tras él y decirle que abandonaría todo si se quedaba conmigo.

Ya no tenía a nadie a mi lado.

Solo y devastado, tomé como mejor opción ir a casa, tomar una siesta e ir al aeropuerto, ya sin nada más que esperar. Llegué a mí casa, aún con esa estúpida idea de que habría alguien dentro, esperándome. Queriendo recibirme con una brazo y una dulce despedida.

Silencio absoluto.

No podía pedir más que mi dulce hogar, ¿Cierto?

— ¡Ahhhh! — Solté un grito de frustración. Me sentía cansado y abatido, ese día definitivamente no era el mío. Lo único que faltaba es que mi avión saliera antes o, en su defecto, que se dieran tormentas fuertes en mi abordaje al avión, cayera y Bye, bye ByungHun. Debía dejar de pensar así o realmente pasaría algo parecido.

Frustrado y enfurecido tome dirección a mí habitación, miré mi cama y me sumergí en ella, dejando que el sueño me envolviera por completo. Estaba tan cansado de aquél día que era totalmente capaz de golpear a quien se interpusiera en mi descanso. Faltaba bastante para que el vuelo saliera, así que realmente poco importaba si dormía durante unas cuantas horas.

Una hora… dos horas… tres horas… El reloj de pared sonó.

Sentí la luz filtrarse por la ventana. Pequeños rayos daban directo a mí cara. Con pesadez me levante, sorprendiéndome a mí mismo, habían pasado más horas de lo pensado y se hacía tarde, demasiado tarde.

Espantado, con el cuerpo levemente entumecido, corrí a alistar unas cuantas cosas que faltaban en mi maleta y después tomé una ducha.

La ducha fue lo mejor del día; me olvidé por un momento de aquellos momentos que pasé en la mañana, de la revelación, del llanto de ChangHyun, de la carrera de salida de casa de MinSoo y Niel. De todo aquello que me aterró, me preocupó, de aquello que me hizo sentir una terrible persona. Y entonces los buenos momentos aparecieron mientras el agua caía, fría, por mi cuerpo.  El primer beso de mi vida; Dulce, tierno, lento… disfrutable hasta cierto punto.  El primero y bien dado.

Me despejé, de cierta manera, durante la ducha y después de 30 minutos estaba fuera de esta. Alistándome para el vuelo.

Faltaban dos horas ya, para que el avión saliera de Corea, para que llegar a lo que sería mi nueva vida.  Me sentí algo melancólico al llegar al aeropuerto. Habían pasado tantas cosas, tantos recuerdos, tantas cosas que añoraría con suma seguridad estando aún en Estados Unidos. Es el precio que uno paga cada vez que algo nuevo comienza, el precio de la añoranza… El precio del olvido.

Era sumamente aburrido tener que esperar, solo, en los asientos. Mi estadía no era realmente buena, cosa que inmediatamente sumé a la mala suerte de aquél día. Nada parecía ir a mi favor. Después de la dura tarde por la que pasé realmente dudaba de abordar o no el avión. Unos minutos después me tranquilicé. Tuve que visualizarme en el avión, de la manera más tranquila, arribando mi destino sin problema alguno.  Me costó trabajo visualizarlos así, al momento de hacerlo, muchos posibles accidentes viajaban a mi cabeza.

Me dio un pequeño dolor de cabeza mientras intentaba visualizarme, pero al final, lo logré. Para ese entonces ya solo faltaban 40 minutos… más aburrimiento.

Por un momento el sueño comenzó a apoderarse de mí; me percaté de aquello al sentirme cabecear, ¿Cuán desesperante podría ser esperar el despegue de un avión? Demasiado, no tenía mucho ahí y la paciencia se estaba agotando rápidamente. — Ah… —Suspiré pesadamente. Tal vez aquello era el precio a pagar por todo lo que hice sufrir a ChangHyun. A final de cuentas, no abandoné nada más que sus sentimientos.

Dolor…

Un intenso dolor me invadió en ese mínimo instante, era una intensa opresión en el pecho.

Y tal cómo había llegado, repentina, se había ido. Todo delataba el hecho de haber pensado en ChangHyun… Porqué dolía, dolía cómo el carajo, pero tenía que aguantarlo. No había más que hacer, yo solo me había encerrado en ese angustiante dolor.

Suspiré y lancé mi cabeza hacia atrás, de manera que la sangre se iba a mi cerebro… Y entonces dos pequeñas manos se posaron sobre mis ojos, impidiéndome ver.

— ¿Quién eres?. — Logré articular, ¿Alguien se interesó por mí esta vez?, no lo creía, era casi estúpido, nadie lo haría. Me extrañé al no escuchar respuesta alguna, y estuve a punto de hablar cuándo unos labios se posaron sobre los míos… Y entonces lo sentí de nuevo, era él.

— Ya llegué a verte, tonto. — Sonreí ante lo último, ¿Así o más lindo él? Mis ojos fueron destapados y le vi ahí, sentadito en el sillón del otro lado con mi cabeza entre sus manos, le sonreí, me sentía extraño estado con él en un lugar público de esa forma.

— Creí que no vendrías… — Me miró cómo si hubiese contado un chiste o algo parecido y negó suavemente. — ¿Nadie viene a verte?, ¿Qué hay de Daniel y MinSoo? ByungHun… No puedo dejarte ir, quiero ser egoísta y hacer que te quedes aquí conmigo. No quiero verte partir, no ahora que sé que me correspondes. — Articuló serio. Era verdad, los dos lo habíamos dicho, pero ¿Qué podía hacer yo?, el vuelo estaba por salir, era mi momento de iniciar algo grande en la vida, tampoco podía pedirle que fuese conmigo, él aún tenía cursos que acabar.

Me sentí peor que antes.

— ChangHyun… sabes que no me puedo quedar, lo siento. — Suspiré con levedad, no tenía más opción, tenía que ser realista con él, no podía dejarlo así cómo así… No, simplemente no podía ilusionarle de esa forma cruel.

— ¿Ni por qué yo te lo pido lo harás?  — Negué lentamente ante su pregunta… y le besé nuevamente, sintiendo pequeñas gotitas caer en mi mejilla. De nuevo él estaba llorando, sí, ByungHun es un idiota, amigos.

De un momento a otro, me separé de sus labios, y vi sus ojitos rojos e hinchados, realmente le había hecho llorar bastante ese día. Le miré con suma ternura, tomé sus mejillas y limpie todo rastro dejado por las incautas que habían deslizado por sus mejillas. — Hyunnie… no te deprimas, te veré pequeño, lo haré. Estaré a tú lado no importa qué. — Le sonreí con levedad, de la manera más tierna posible y tomé una de sus manos, entrelazando nuestro meñiques.

— Es mi promesa, por mi dedito, Hyunnie. — Una pequeña sonrisa salió de sus labios, aún con los rastros de lágrimas pasadas marcadas en su rostro. – Si no me cumples se te caerá el meñique ByungHun… de eso me aseguro yo. –Rió un poco entre su broma, yo sólo asentí, dándole un último beso, algo expectante él me correspondió.

Una vez así, escuché casi lentamente y analicé letra por letra cómo la llamada del vuelo que estaba por salir correspondía al mío. Y entonces tuve que despedirme definitivamente de él, con la promesa de que le llamaría y hablaría con él aún de lejos.

— —

Y ahora que ya estaba de regreso, no había cosa que anhelara más, que poder verlo y estrujarlo entre mis brazos. Besarlo más que nada.

Me desconecté los audífonos una vez vi el avión empezaba a descender, cosa notoria ante la vista de menos nubes y más tierra que se daba por la ventanilla. Pronto los nervios me invadieron, en una ola intensa de nauseas emoción y desespero.

Y una de las tres sucedió… Vomité en el avión de lo nervioso que me puse. Lo peor de eso no es que hubiese batido el asiento, al señor a mí lado y que prácticamente hubiese bajado a lo último. Lo peor era que todo ese nerviosismo y desespero ganaban terreno en mi cabeza, en mi cuerpo. Me volví completamente torpe.

Pero es que había sido tan difícil haber llevado esa relación, sobretodo porque a veces nuestras llamadas por Skyters eran sólo “¿Me escuchas?, ¿Ya se ve mejor?, Lo siento, mi internet falló” entre otras cosas que no nos permitían la completa conexión, los verdaderos besos fuera de una cámara web… los regalos virtuales, todo eso había sido difícil. Los horarios; acostumbrarme a que mientras en Seúl eran las dos de la tarde de un martes, en Estados Unidos era las once de la noche de un lunes no fue fácil, sin embargo no dejé que eso me afectará y seguí adelante, aun cuándo ChangHyun decía que no podía seguir así, yo fui quién le hizo entrar en razón para no terminar aquello. Y ahora, mi torpeza me estaba afectando al ponerme tan nervioso.

Lo único que quería era llegar con ChangHyun y decirle cuánto lo amaba.

Pero era normal después de todo, no lo había visto en dos años –en persona, claro- y me ponía muy aterrado que él pudiese ser más alto, más gordito o incluso distinto a cómo se mostraba conmigo en la webcam. Lo conocía de años cómo mi amigo, pero no cómo un novio o una pareja.

Una vez bajé del avión, saqué mi celular y noté un mensaje en el:

“   ♥.   ”

Ese simple corazón me hizo emprender carrera en dirección a dónde recogían las maletas, para mi suerte, sólo tenía una maleta grande y un bolso de mano. Traté de hacer cualquier movimiento rápido, e incluso algunas veces daba pequeños golpes con el pie al suelo, deseando que todo fuese más rápido, pero parecía llevarme el tiempo la contraria, puesto que incluso lo sentía pasar más lento de lo normal.

Cuando llegué a dónde las salidas, le busqué por todas partes, parecía un desesperado loco que buscaba asesinar a alguien. De pronto le ví, su sonrisa amplia y aniñada, sus ojitos cerrados y tiernos, sus pequeñas manitas cruzadas tras su cuerpo mientras se balanceaba hacía adelante y hacia atrás. Corrí hacía él cómo un maniático, sólo buscando un abrazo suyo, su calor, sus besos. En cuanto llegué con él solté todo y lo estrujé, fuerte y con sentimiento.

No quería apartarme ni un poco de él o su calor.

— Bienvenido a casa de nuevo, ByungHun… —Me estrujó igual de fuerte y susurró contra mi oído. — Te amo ByungHun, no te apartes de mí jamás. — Lo había esperado tanto que no tenía pensado hacerlo. Nunca. Jamás.

Notas finales:

Probablemente no expresé todo aquello que por las noches me surgía escribirte, ver aquellos mensajes borrarse y reescribirse, para repetirse aquella misma historia. Sólo... sólo quiero que sepas esto, que te quería mucho, y cuándo tuve que separarte de mí, quedó un vacío que no llenó nadie... nunca. 

Incluso ahora, siento remordimiento y ganas de llorar, porqué no dije un porqué, sólo marqué un punto... que tomó coma y quedó inconcluso.

 

Aún con las cosas, quiero que sepas que te tengo respeto, siendo tú menor. Es admirable saber que lidiaste conmigo, por corto tiempo, pero lo hiciste.

Gracias.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).