- Realmente no lo entendía, todo parecía ser tan normal - Light se había logrado esconder bajo su deteriorada cama mientras lloraba tristemente - soy un niño malo.
Sin saber cómo ni cuándo su vida comenzó a volverse un verdadero desastre, mientras más se esforzaba las cosas parecían salirle peor, el prometido de su madre y el hijo de este, se esforzaban por hacerle la vida imposible, solo su madre se dignaba a darle de vez en cuando buenos tratos. Cada vez que cosía algún vestido le dedicaba un gran esmero, esperando a que aquella mujer le hiciese un cumplido, por más mínimo que fuera, lo estaba pidiendo a gritos.
Esa mañana no era diferente a la otra, sin embargo, como todos los días se levantó del mejor ánimo posible a preparar el despertar de su madre.
Inmediatamente comenzó a calentar el agua para el baño matutino de su madre, yendo a buscar con gran esfuerzo el agua a uno de los pozos más cercanos a la casa, luego, se dirigió al gallinero para buscar algún huevo que estuviese bueno para asarlo. Por fortuna el día anterior había ido a la panadería, por lo que el pan aun estaría lo suficientemente fresco.
En cuanto la comida estuvo lista y el agua caliente estaba a la temperatura exacta dentro de una tina, subió para despertar a su madre sin hacer más del ruido necesario.
- madre, ya todo está listo - dijo dejando la bandeja sobre la repisa - solo espero que puedas perdonarme algún día
Rápidamente se marchó de la habitación. Luego se dio un baño con agua helada para comenzar a preparar el almuerzo de ese día y coser las prendas de ropa que las mujeres del pueblo le habían llevado ese día.
- monstruo - escucho la voz de Elle tras sí.
- si... Si señor - respondió entrecortadamente mientras bajaba la cabeza; en los últimos días se había acostumbrado a llamarle de esa forma, después de todo era unos años mayor que él.
- ¿ya está listo nuestro desayuno? - pregunto con descaro derramando uno de los envases que había cerca de Light, alcanzando a mancharlo y a cortarle un poco debido al vidrio roto - pero ve que torpe eres.
- sobre la mesa señor - se agacho sin mirarle a la cara para comenzar a levantar los desechos - no era mi intención.
- Olvídalo – salió de la cocina asqueándose.
Mientras el azabache se retiraba, Light seguía intentando no cortarse al limpiar la cocina, era cierto que el vidrio ya le había causado algunas, heridas, pero era como si no las sintiese, como si algo no le permitiese sentir con claridad el dolor que incidía en su cuerpo. El frasco que se había roto era el de un condimento que a su madre le gustaba mucho en la comida, por lo que en esos momentos, debía de terminar de hacer el almuerzo para ir al mercado.
Lo más veloz que pudo hacerlo, terminó el almuerzo y marcho con apuro al centro de la ciudad, recorriendo todos los puestos y comerciantes hasta llegar a uno de los más importantes de la ciudad, donde siempre tenían lo necesario.
- Buenas tardes – saludo un chico pelirrojo mientras abría la puerta para pasar – que desea.
- Necesito este producto – las letras del pergamino en que el nombre estaba escrito eran borrosas, por lo que el chico no pudo leerlas.
- ¿Por qué no mejor me las dices? – dijo sonriendo amistosamente mientras se colocaba tras el mostrador.
- Lo siento señor, volveré con el nombre en otro pergamino más claro y entendible – bajo la cabeza tristemente.
- ¡Espera! ¿Por qué no me lo dices?
- Lo que pasa es que yo... yo... yo no sé leer – admitió muerto de vergüenza.
- Oh... Pero entonces mejor dame el papel y veo que nombre se asemeja – la amabilidad con la que le trataba era impropia de todo aquello a lo que había sido expuesto Light – creo que es este – dijo el pelirrojo tendiéndole un frasco exactamente igual al que se había roto.
- ¡Ese es! – exclamó emocionado entregándole unas monedas al vendedor – muchas gracias señor...
- Mail, pero puedes llamarme Matt – recibió las monedas y las guardó en una pequeña caja bajo el mostrador.
- Perro... – un chico rubio estaba entrando a la tienda – dame lo de siempre.
- Bueno, gracias señor Matt, me retiro – Light se disponía a salir de la tienda, cuando repentinamente choco contra el chico que estaba a su lado – lo siento señor – agachó la cabeza y comenzó a correr lejos de allí, ante la mirada extrañada de con quien acababa de chocar.
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- ¿Estás seguro Mello? – preguntó Matt ayudando a sentar al rubio.
- Te lo digo perro, en cuanto me toco le vi – comenzó a sobarse las sienes pausadamente.
- Pero estamos hablando de “ella”, nuestra familia le ha buscado por siglos, es imposible que le hayas podido reconocer – se sentó a su lado – digas lo que digas debemos de llamar a Nate.
- La pelusa blanca no puede hacer nada que nosotros no podamos.
- Si se trata de ella, las cosas se pondrán peor, necesitaremos toda la ayuda posible – dijo mientras sacaba una pluma y un pergamino para escribir una carta
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Para su fortuna su madre había salido, no eran ni la 1 del día así que comenzó a calentar nuevamente la comida, agregándole el condimento y algunas especias que sabía le encantarían a su madre. Cuando todo estuvo listo, preparó los platos para cuando llegasen y fue a su habitación para coser algunos vestidos.
“No entiendo porque es así, siempre he sido tan torpe” pensaba mientras aplicaba diversos puntos a la ropa, hubiera querido que las cosas pasasen de otra forma, pero no entendía gran parte de su vida, de su pasado, era como si cada vez que intentase llegar hasta esa parte de su cabeza en la que guardaba sus recuerdos, un sendero ramoso y oscuro le separase de; volviéndolo todo muy confuso.
- Light, hemos llegado – dijo la mujer entrando por la puerta con un montón de ropas – puedes servirnos la comida.
Inmediatamente y sin poner peros llevó las ollas hasta la mesa y comenzó a poner la comida en cada uno de los platos. Luego se marchó nuevamente a su habitación, esperando a que ellos terminasen de comer para el poder probar bocado.
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Near estaba cómodamente meditando, cuando escucho el ruidoso cantar de un águila, así que abrió inmediatamente su ventana sorprendiéndose ante el sello que llevaba el pergamino que cargaba el ave, así que lo abrió lentamente intentando controlar el miedo que crecía en su interior.
Near, Mello está seguro, le hemos encontrado, “ella” está aquí.
Atte. Matt
Una nota, nada muy largo basto para que la piel de Near se erizase y sus piernas comenzaran a temblar para caer de rodillas en el suelo.
- ¡Beyond! – exclamó con voz rota – es el momento.