Luna Líquida
Iba tarde, más tarde de lo que había ido en su vida.
La velocidad de su coche nunca se le había antojado tan lento a pesar de estar rebasando con facilidad los ciento cincuenta kilómetros por hora. No, no planeaba matarse… No aún. Pero sí quería llegar lo más rápido posible al hospital.
Las palabras colocadas con cuidado en su oído aún hacían eco en su cabeza.
—Señor Kim, ¿es usted?
—Sí— sabía que era el servicio de emergencias a donde iba JongSuk, había pedido que lo llamaran cada vez que el menor fuera hacerse un chequeo general, solamente por tener el gusto de saber cómo estaba él. Solamente porque quería saberlo bien en su larga ausencia.
Solamente para poder estar tranquilo.
—Algo va mal—. El tono frío y formal usado por el médico llena de hielo el interior de Woo Bin.
Se había disculpado con las personas del set y había salido corriendo hacia la camioneta que lo transportaba, el problema era que ese vehículo siempre había sido lento y aunque quisiera no podía llevarlo desde el lugar donde estaba hasta Corea del Sur. Había abierto su celular y utilizado sus millas de vuelo para poder comprar un boleto de avión, directo hacia ahí.
Y ahí está, ha llegado al anochecer, el oscuro cielo invade la ciudad mientras busca un lugar para aparcar el convertible. Las letras con el nombre del lugar están encendidas y en cuanto su auto está parado en uno de los cajones del estacionamiento sale como un bólido hacia la sala de urgencias, esperando ver al amable señor que sabe está atendiendo al chico que más ama; lo encuentra en una esquina revisando un expediente, los lentes le resbalan por la nariz mientras lee el documento con atención.
— ¿Qué pasó? —Pregunta Woo Bin al acercarse al hombre—, ¿está bien?, ¿desde cuándo está así?
—Joven Kim… Debe tranquilizarse.
Pero no puede hacerlo, no en esos momentos cuando sabe que el menor no se encuentra bien—, ¿qué pasó? Por favor, dígame qué le está pasando.
El médico suspira y le pone una mano en el hombro—tengo entendido que el joven Lee no quería que usted supiera esto, pero ha rasgado un límite y siendo que a usted le importa tanto, me veo en la necesidad de decírselo. Usted ganó a alguien, pero Jong Suk no va a componerse, está muy débil y perdió mucha sangre, lo inducimos a un coma para que usted pudiera verlo, pero aunque lo regresemos… Su corazón no funcionará bien.
Era una mala noticia, ¿por qué su corazón ya no iba a funcionar bien?
—Es por la pérdida de sangre—comenta mientras pone la mano en el hombro del chico—sígame por favor—. Camina delante del muchacho que aún se encuentra en sus cavilaciones, sin entender realmente lo que estaba pasando.
Se extraña aún más cuando paran en la sección de los cuneros, ve al doctor hablar con una de las enfermeras y de un instante a otro tienen a un pequeño bebé alejado de los demás—. Señor Kim, éste pequeño es su hijo, es prematuro, pero sus signos están bien, no tiene enfermedades congénitas y al parecer será un pequeño saludable.
Parpadea un par de veces, confundido antes de empezar a negar con la cabeza— eso no se puede… No… Un hombre no puede embarazarse.
—Son raros los casos de embarazos en hombres, pero pueden llegar a suceder. Él nos dijo que en los reportes que le mandáramos no pusiéramos su condición, estaba seguro de que sobreviviría a pesar de los malos reportes y las bajas tazas de sobrevivientes. Fue fuerte, el señor Lee fue muy fuerte, señor Kim.
Suspira con pesadez—quiero verlo.
Es conducido a través de paredes blancas, cuartos oscuros, bancos ocupados por personas con aspecto cansado, algunas leen, otras cabecean, unas cuantas más tienen el rostro colorado y los ojos hinchados.
Sabe quiénes han perdido a alguien y quienes tienen a alguien que ha ganado una lucha.
Escucha como el decano abre la puerta corrediza de la sección de cuidados intensivos, llevándolo a la segunda habitación.
—Gracias—murmura, entrando a la habitación en silencio, encontrándose con la cara pálida de Jong Suk; a pesar de siempre haber sido muy blanco, esta vez no se veía saludable—. Eres un idiota, ¿cómo pudiste esconderme algo como eso? —Toma una de las manos del mayor entre las suyas, notando la debilidad fluir por el cuerpo de su novio.
¿Cuánto hacía que no lo veía?
Seis meses… Un niño prematuro.
Suelta un hondo suspiro—, fue un niño… Por si quieres saberlo, es saludable pero se le ve muy chiquito, le pondré JongSuk, como tú; si despiertas podemos buscar otro nombre, pero las noticias que tengo de ti no son muy alentadoras, dicen que tu corazón no funcionará bien porque perdiste mucha sangre.
Despierta, por favor… Te lo ruego.
“—Me han ofrecido filmar un nuevo drama—era obvio que estaba emocionado con la idea, estaba tan emocionado que le brillaban los ojos y la sonrisa que le invadía la cara era todo sonrisas y tentación.
Él también tenía una noticia que darle, pero tal vez… Tal vez se la dijera después.
Asiente con cautela y se encarga de sonreírle de vuelta—que bueno Woo Bin—le acaricia el cabello—mi rudo dinosaurio.
—Pero…
Se lo imaginaba, los peros de ese hombre siempre los llevaban a lugares insospechados y siempre terminaba aceptando.
—Será poco más de un año y no filmaremos en Corea—murmura mordiéndose el labio.
Eso lo hacía mucho más difícil.
Hacía una semana se había enterado, aproximadamente un mes y medio de embarazo, ¿cómo era eso posible? Nadie lo sabía, pero el decano le había explicado que existían pocos casos y que ahora él formaba parte de esas rarezas naturales.
Bueno, si él se iba, siempre podía decir que había adoptado y hacerle una carita de pillo que a él tanto le gustaba para que no lo regañara, luego tendrían sexo y amarían a su bebé como una familia… Una familia con dos padres, pero que lo amarían más que a nadie, que sería su mundo y nada más su mundo, y ahí estaría el amor, siempre presente.
—Está bien—sonríe y algo le dice a Woo Bin que la sonrisa no ha sido ni la mitad de buena que todas las sonrisas que suele regalarle el menor, sin embargo lo deja pasar, sin saber que está cometiendo un error.
Un error por el cuál le hablarán seis meses más tarde.”
Se sienta con pesadez en las sillas metálicas encontradas en la sala de espera, le han pedido firmar la orden para desconectar a JongSuk, pero ha sentido que ese no es su deber y ha llamado a los padres del muchacho. Acepta gustoso el sermón enojado que le dan, cierra los ojos y los abre lentamente preparándose mentalmente.
Estaba bien que fueran sus padres, entendía que estaban preocupados, pero justo en ese momento lo trataban como si su pato no hubiera sido nada en su vida. Lo había amado con el alma, el hecho de que no le dijera lo del bebé le partía el corazón.
¿Por qué no se lo había dicho?
No hizo la pregunta en voz alta, pero la voz de la madre del amor de su vida irrumpió en sus pensamientos—. ¿Sabes por qué no te lo dijo? —El hombre niega—, fue porque tenías tanta ilusión de largarte a filmar ese estúpido drama, no quiso retenerte.
—Me hubiera quedado gustoso, me habría encantado que me lo dijera y me retuviera a su lado—murmura, haciendo que la mujer se quede sin habla.
—No hay nada que hacer—la voz profunda del padre irrumpe en el lugar—, su corazón no funcionará…
El chico se pasa la mano por el cabello con desesperación, jalando sus cabellos mientras los ojos se le llenan de lágrimas—, ¿qué voy a hacer sin él?
—Eso debiste pensarlo cuando…
— ¡Yo que iba a saber! Somos hombres, se supone que esto no pasa con nuestros organismos—los gritos irrumpen la calma del hospital, los irregulares ojos viajan por la estancia, revolotean buscando un resquicio de cordura, algo que le diga que está soñando, que cuando despierte esa persona que él ama volverá a abrazarlo y a acariciarlo. Que estará con él por siempre.
Como habían prometido.
Pero esa pesadilla es real.
Los padres del muchacho toman la vía hacia el doctor para firmar las órdenes mientras él dirige sus pasos hacia el pequeño Jong Suk como ha decidido llamarlo. Sonríe al verlo, tan pequeño y fuerte a pesar de que le hubieran faltado unas cuantas semanas de gestación—hola mi niño—le acaricia la mejilla con suavidad, temiendo hacerle daño—vas a ser un bebé muy querido—.
— ¿Por qué nos llamaste?, ¿qué esperabas? —Pregunta el padre del mayor.
—Esperaba un milagro.
Los ojos de ambos se encuentran en el pequeño niño frente a ellos, el cual mantiene los ojos cerrados y la respiración regular.
—Lo tienes frente a ti, tienes qué cuidarlo bien Woo Bin. Sé que el error fue de ambos, Jong Suk debió habértelo dicho antes o incluso dejar que en los reportes que te mandaban pusieran las pruebas de embarazo, tal vez el doctor mismo debió desobedecer las órdenes de mi hijo, pero ya no hay vuelta atrás.
—Él…
—Él ya no está, lo desconectaron y sus signos vitales desaparecieron poco a poco, no te culpo, yo también habría preferido no ver morir a la persona que amo.
El muchacho se pega al cristal, alejándose del niño de sus ojos. Voltea hacia arriba.
—La luna está líquida—murmura suavemente— se está deshaciendo como si supiera que algo malo me ha pasado esta noche.
El ceño del hombre se frunce—eso dijo Jong Suk el día que te fuiste.
La sonrisa se dibuja cálida y débil en los labios de Woo Bin—. Es por eso que lo amaba, él siempre sabía lo que pasaba, pero la luna líquida… Esa era nuestra luna.
“Ésta noche la luna está líquida, se ha derretido de todo el amor que me has profesado, es hermosa y del color del mercurio. Ella llorará con nosotros y amará con nosotros, seguirá ahí aunque hayamos desaparecido, pero será nuestra luna… Por siempre.”
—Woo Bin, no vayas a hacer nada estúpido—ésta vez habla la madre.
Él sonríe—no lo haré, tengo otro Jong Suk en mi vida… Él es ahora mi razón para existir.