Me levante de mal humor, la mañana estaba soleada como cualquier otra mañana y eso me fastidiaba, me dirigí al baño y me mire al espejo. Lo que vi fue al típico estadounidense que esta con sobre peso. Eso me irrito, me desvestí y me metí a la ducha, el agua fría era lo único que despejaba mi mente en momentos como estos.
_ ¡Izuna! _ oí que mi hermano me llamaba, sonaba molesto, eso me irrito aún más.
_ ¿Qué quieres? _ Le respondí.
_ ¡Sal de una maldita vez! ¡Llegaremos tarde al instituto! _ sonó aún más molesto, fruncí el ceño, tenía ganas de decirle que se jodiera y que se fuera a la mierda pero no lo hice solo me quede callado, después de unos segundos me Salí de la ducha y Salí del baño.
Él estaba parado en frente de la puerta, en mi cama había una muda de ropa lista, me dirigí al almario y saque un par de ropa interior y unas medias.
_ Definitivamente cada día estas peor… _ me volvió a decir mi hermano.
_ No es tu problema… _ dije y termine de vestirme, su expresión cambio de una indiferente a una de furia.
El alzo su mano con intención de golpearme, suspiro y en vez de golpearme me jalo de un brazo.
_ Vamos… _ me jalo con fuerza por las escaleras hasta llegar a la cocina.
_ no estoy de humor Izuna, no quiero pelear contigo, así que ¡come! _ me ordeno, en sima de la mesa se encontraba un plato con unos huevos, pan y una par de salchichas.
_ no puedo… _ dije y me aleje un poco de él, sabía que si seguía por más tiempo mirando ese plato algo malo pasaría.
Él se masajeo la sien, se veía mucho más estresado, suspiro y agarro las llaves del auto, luego me miro.
_ vámonos ya… _ salió de la casa seguido por mí, me subí al auto y este empezó a moverse.
Tenía una idea a donde me iba a llevar, el instituto 24 de abril, estaría internado allí hasta que me curara de esta enfermedad, pero en mi caso dudo mucho que puedan ayudarme, en menos de 30 minutos llegamos al lugar, una casa bastante grande, Madara estaciono el auto y nos bajamos de él, Madara bajo mi maleta y empezó a caminar hacia la casa, le seguí, esta tenía una estructura inglesa tradicional, no me pareció fea pero no tenía ni cinco de ganas de quedarme ahí, no quería que me ayudaran, sabía que ya estaba perdido, no valía la pena el estar aquí.
Al entrar a la casa una chica nos atendió, de cabellos rojizos y ojos azules.
_ buenos días, ¿puedo ayudarlos en algo? _ Nos sonrió con calidez.
_ Sí, estoy buscando a Tobirama Senju… _ le respondió mi hermano con un tono serio.
_ Oh por supuesto, por favor permítame enseñarle el camino _ volvió a sonreír, la seguimos hasta llegar a una oficina. Ella toco la puerta y entramos. Ella hizo una reverencia y se fue.
_ Oh Madara… te estaba esperando… así que él es Izuna… _ dijo un hombre alto, de tez blanca, cabello blanco, ojos medio rosados y unas extrañas marcas en el rostro, vestía un traje negro.
_ ¿Cómo lo ves? ¿Si se le puede hacer algo? _ pregunto Madara, se le notaba la angustia en la voz y en el rostro.
_ Si… por lo que veo la enfermedad ya está bastante avanzada, pero no debes de preocuparte, yo mismo me asegurare de que vuelva a ser normal… _ tenía ganas de reírme por lo que acababa de decir, ¿Qué yo me liberara de este infierno? Si como no.
*****
Horas después de una conversación tan inspiradora, Madara se fue dejándome en esta pocilga, me encontraba con Tobirama en su oficina, ninguno de los dos había dicho ninguna palabra desde que Madara se había ido, el solo me miraba atentamente, sentía que me comía con su mirada.
_ ¿Qué tanto me ves? _ le dije un poco molesto.
_ Mmm bueno, Madara me comento sobre tu caso, solo muy pocas personas nos han llegado que sean anorexiobulimicos… _ dijo sin quitarme la vista de encima.
_ wow que novedad… _ dije con sarcasmo _ además yo no veo cual es el lio, si estoy como una mula…
El solo frunció el ceño, luego se paró y se dirigió a la puerta para luego mirarme.
_ te voy a mostrar tu habitación, ven… _ me pare y lo seguí con mala gana _ mientras estés aquí habrán algunas reglas… como tu caso es especial el que estará a cargo de ti seré yo, así que espero que cooperes con migo.
Su conversación me estaba dando sueño, llegamos a donde se suponía que sería mi habitación, no era muy grande pero tampoco era pequeña, tenía una pequeña ventana que daba hacia el jardín, una cama, el armario y un baño.
_ esta será tu habitación mientras estés aquí… este es tu horario _ me paso un papel, no dude dos veces en leerlo.
_ ¿Tres comidas diarias? ¿Es broma cierto? _ le pregunte un poco fastidiado, el frunció el ceño.
_ ¿Qué te parece muy poquito? Si quieres te las aumento… _ dijo el con sarcasmo.
No le dije nada, definitivamente él y yo no nos caeríamos nada bien.
Pasaron unas horas y decidí conocer mi “nuevo hogar” el lugar no estaba tan malo, por lo que veía este instituto es masculino ya que solo veía niños, lo único que no me agradaba era la idea de pasar todo el tiempo con Tobirama.
Me senté al lado de un árbol, tenía sueño, además no tenía pensado ir a mi primera comida, quería dormir, despejar mi mente, y sin darme cuenta ya me había hundido en un profundo sueño.
Sentía algo sobre mi mejilla y poco a poco ese tacto me fue despertando hasta que me desperté completamente.
_ Oh ¿ya estas despierto? Lamento despertarte… _ me dijo un hombre de cabello café y una gran sonrisa.
_ ¿Eh? ¿Quién es usted? _ pregunte, aún estaba un poco adormilado.
_ Oh, lamento mucho mi descortesía… mi nombre es Hashirama Senju, y tú eres Izuna ¿cierto? _ me pregunto con una gran sonrisa.
_ Si… ¿pero cómo lo sabe? _
_ OH veras, soy un gran amigo de Madara, es más yo fui quien le recomendó este lugar para tu recuperación… _ me volvió a sonreír.
No le dije nada, solo desvié la mirada, me sentía un tanto incomodo hablando con el.
_ Bueno ya es hora de volver dentro de la casa… ya es hora de tu primera comida… _ con solo pensar que tenía que comer ya me daban ganas de vomitar, Hashirama se me acercó y me susurro algo al oído _ escucha Izuna-san… no retes a mi hermano, él no es una persona fácil de tratar así que por favor has todo lo que el té ordene, y más que todo hazlo por ti… _
_ Si… _ le respondí eso porque no sabía que más decir, quería corres y escapar de ese lugar.
Le me llevo de vuelta a la casa y enseguida me llevo a uno de los comedores, donde se encontraba un Tobirama con cara de pocos amigos, pase fuerte.
_ Por fin llegas… no me hagas esperar y siéntate, que una gran comida te espera _