By: Ki Seop
- Por favor… Vuelve a mí, no me dejes… - Susurraba KiSeop; ya sin fuerzas y de rodillas en el suelo. Sabía que era imposible que lo escuche, pero aún así, no podía evitar. Había perdido a ese chico… ¿para siempre? No podía ser, lo amaba más que a nada en este mundo, y sabía perfectamente que sin Él… no podía vivir.
Flash Back.
- Qué pasa JaeSeop? Todo estará bien, cierto? – Preguntaba él, desde la puerta de su casa. Por la mañana, Jae tenía una cita con su médico, debía recoger unos resultados y él prefirió ir sólo. Kiseop había insistido en acompañarlo, pero termino por quedarse, el gato había sido tan firme en su decisión, que al final, no alcanzó hacer nada para ir con el.
- Kiseop… - Apenas y fue un susurro audible, sus ojos se llenaron de lágrimas y se lanzó a él, abrazándolo tan fuerte como pudo. Kiseop correspondió al abrazo comprendiendo lo que sucedía. Sentía el latir de su corazón a una velocidad incalculable, al mismo tiempo en el cual el suyo se detenía por segundos; no podía perderlo… simplemente no podía.
Fin Flash Back.
Sostenía el marco fuertemente, y pequeñas gotas de lágrimas goteaban por el pequeño cristal, recordaba ese momento, como si hubiese sido ayer. Fue cuando Aj le había dicho cuanto lo amaba, frente a todos sus familiares y amigos, al mismo instante en el cual deslizaba el anillo en su dedo, ese anillo que el sostenía en su mano y lo apoyaba junto a su pecho. Ahora tenía los dos con él, y sentía que el corazón se le hacía añicos.
“Te amaré hasta el último día de mi vida, y cuando ya no esté aquí para abrazarte, prometo que aún así, me sentirás cerca de ti. Te Amo Ki Seop”. Fueron las palabras de Aj, y las mantuvo hasta el último día.
Recordar aquello… No podía creer lo que pasaba, y nuevas lágrimas se deslizaban por su rostro, amenazando con no detenerse…
By: Jae Seop.
Blanco… Abrió sus ojos y todo lo que podía ver era blanco…
- Pero, qué demonios es esto? – Se preguntaba, molesto y confuso. No comprendía nada, y como si hubiese encendido un interruptor con esa pregunta, las imágenes abordaron su mente, y lo recordó.
- KISEOP! – Gritó alarmado. Necesitaba estar con él, no podía ser, lo necesitaba. Camino desesperadamente por todo ese cuarto, y se detuvo frente a un cristal a sus pies, podía ver su reflejo allí y tan rápido como lo vio, desapareció, dando paso a otra.
Veía a Kiseop, de rodillas en el suelo y llorando, llorando amargamente. Su corazón se oprimía ante tal imagen, y pocos segundos después, ya estaba en el suelo, llorando y golpeando ese cristal, intentando atravesarlo y poder abrazar a su esposo, decirle que no llore, que todo estaba bien. Pero no podía, él… estaba muerto, y no había nada que pudiese hacer. Todo estaba prohibido, por alguna razón que desconocía, sabía él que no podía hacer nada más… que ya no volvería con él.
Pero eso… no podía permitir. Se puso de pie, y sin atender a razones lógicas, decidió cruzar unos caminos jamás cruzados, hacer a un lado sus límites, tomar unos recuerdos de sus bolsillos, unos sentimientos de su pecho, amor y felicidad, sin sufrimientos, sostenerlo en sus manos, agitarlos un poco y lanzarlos al aire, como dados… Dejándolos caer en su cuarto, para aquel corazón que siempre será su dueño.
- Ahí lo tienes mi amor… ahora, sonríe para mí. – Susurro Jae, extendiendo sus inmensas alas y cubriéndolas a Ki Seop con ellas.