Caminé sin rumbo de nuevo… me encontraba observando las luces amarillas de aquel poste, era lo único alumbrado en toda la estrecha calle de aquel lugar; entonces lo vi…
“Era la Gloria vestida de tul con la mirada lejana y azul
que sonreía en un escaparate con la boquita menuda y granate,
y unos zapatos de falso charol que chispeaban al roce del sol.
Limpio y bonito, siempre iba a la moda. Arregladito como para ir de boda.”
Me acerqué más para poder verlo por completo, era tan hermoso… por un momento había pensado que Dios había desterrado a ese ángel, ¿Pero por qué? ¿Qué mal podría haber cometido ese pastelito? Quise intentar hablarle pero las piernas no me respondían… no opté por más que irme, ya era muy de noche y él estaba acompañado de aquella muchacha, quien cerraba la tienda de ropa donde se encontraban. Tenía pensado volver a verlo, quizás dentro de una semana en cuanto el trabajo me lo permitiera, por favor… espérame.
Las semanas pasaron más rápido de lo que yo pensaba, agradecí que el trabajo hubiera permitido que yo regresara a Seúl. Esa misma noche de mi regreso pisé la acera alumbrada por la única lámpara de calle accesible, esperé de nuevo a que aquella mujer prendiera la luz del puesto para dejarme ver la perfección de aquel ser desconocido para mí.
Volví a verlo la noche siguiente, por más de una hora pareciera que vigilaba a la dama atractiva encargada de cerrar la tienda; ella no se daba cuenta de mi presencia ahí y al parecer él tampoco, había estado frecuentándolo por dos semanas… todas las noches calentaba aquella banca con mi cuerpo cubierto por más de dos capas de chaquetas. Me había acostumbrado a los copos de nieve en mi nariz y a los constantes resoplos del viento helado.
Por fin decidí entrar al puesto, al pasar por enfrente de él mi cuerpo sintió ese escalofríos muy común cuando estás cerca de aquella persona. Mi estómago encogiéndose, mi garganta cerrándose, mis pupilas dilatándose al cruzar miradas con ese pastelito… no podía ser más perfecto. Compre una camisa y un gorro deportivo, estaban costosas pero lo valía… todo por estar cerca de aquel joven con piel de porcelana. Noté que un hombre pedía la ropa que llevaba aquella belleza, lo vi alejarse perdiéndose entre esas cortinas perlas, después de poco tiempo regresó… ahora llevaba un polo que dejaba ver sus blancos brazos, unos pantalones de vestir formales, zapatos marrones y un pequeño sombrero crema con una franja marrón rodeándolo. No podía imaginar que tanta perfección fuera posible, volvió a posicionarse detrás de aquella vitrina observando con detenimiento a la gente pasar esperando por un nuevo cliente, recibiéndolo con su brillante sonrisa, la cual ya reclamaba como mía.
“Y yo, a todas horas lo iba a ver
porque yo amaba a ese hombre...
que de San Esteban a Navidades, entre saldos y novedades,
hacía más tierna mi acera...”
Ha pasado un año, he viajado mucho y he vuelto a verlo seguidamente; por fin pude hablar con él… Yixing, ese era su nombre según por lo que él me había dicho. Las cosas en mi casa han marchado bien, para mi suerte la Navidad fue algo especial, estuve con él compartiendo risas y juegos de niños… me enamoraba cada vez más.
—Chanyeol… hoy tendremos una fiesta de despedida para Sehun, ¿Quieres venir? — Baek Hyun entrelazó sus dedos con los míos, se acercó más a mi cuerpo y me dio un beso en la mejilla, quedé paralizado por un momento pues no sabía que él aun guardaba esa clase sentimientos hacia mí. Terminamos hace más de un año y medio y en todo este tiempo nuestra relación había sido de colegas —Deberíamos… — Supe a qué se refería, no quise darle mucha importancia y tampoco más vueltas al asunto.
—No, no deberíamos — Corté la conversación alejándome de aquel lugar encontrándome con una escena conmovedora para muchos, sin embargo; a mí me causaba celos… deseaba en ese momento que en lugar de ver a Sehun y Tao en un profundo beso, vernos a mí y a Yixing de la misma manera. No quise interrumpir pero notaron mi presencia ahí, Tao estaba muy avergonzado con eso, podía notar el rubor en sus mejillas… Sehun se acercó a mí para reiterarme lo que Baek Hyun me había dicho hace unos minutos, — voy a tratar — No estaba seguro de poder asistir, puesto que deseaba quedarme con Yixing.
“Él esperaba en su vitrina
verme doblar aquella esquina, como un novio...
como una doncel medieval,
pidiéndome libérame huyamos a escribir la historia...”
Los minutos a su costado se me hacían escasos, deseaba quedarme más junto a él, quería acabar mi vida entre sus brazos. No supe cuando aprendía a deslizarme por aquella puerta para poder abrazarlo y confortar sus penas… él había logrado sanar mis heridas, las que había dejado al ver al que creía el amor de mi vida compartiendo la misma cama con ese muchacho, un completo desconocido al cual llegué a odiar en tan solo una mirada. Yixing me confortaba completamente, con sus manos me daba seguridad y con su dulce voz me guiaba en el camino imaginario trazado en mi mente, me veía con él… caminando juntos tomados de las manos dejando los problemas atrás, olvidándonos del mundo entero pensando en nuestra felicidad.
“No era como ese muñeco de abril
que me arañó de frente y perfil.
Que me mandó la inocencia al carajo
Que me quitó la ilusión de cuajo”
No me importaba que sus sentimientos no fueran los mismos, solo quería estar con él…
—Lamento no haber podido asistir ayer… estaba ocupado— Ocupado con él. Sehun aún mantenía esa sonrisa, pues aunque haya renunciado Tao y él seguirían juntos, habían pasado juntos muchos obstáculos por más de tres años… no me sorprendía que la noticia de su boda llegara a mis oídos.
—Fue buena elección el quedarte en tu casa — Comentó mi amigo —Baek Hyun… lo presentó como su novio — De inmediato supe de quién se trataba de ese chico… al cual llamaban Chen, universitario, sin un futuro propuesto, ¿Qué pretendía Baek Hyun?
—No me importa, ahora… amo a ese hombre —Los ojos se me iluminaron de inmediato al recordar su hermosa y pequeña cara, sus ojos incrustándome la felicidad por cualquier lado posible… —Yixing—
Ahora mi vida no podía tener un motivo más fuerte que él… no me imaginaba la vida sin verlo, sin sentir sus cálidos brazos, sus dulces labios, el olor su cabello en mis fosas nasales, sus dedos entrelazados con los míos… no quería estar sin él… no podría vivir si él no estaría conmigo. Nuestra relación era más importante de lo que creí.
No comprendía por qué no podía estar conmigo más allá de aquel lugar, aquella tienda se turnó nuestro nido de amor, pero yo quería más… quería sacarlo de ahí y poder hacerlo completamente mío.
“De una pedrada me baje el cristal
y corrí, corrí con él hasta mi portal
todo su cuerpo me tembló en los brazos
nos sonreía la luna de mayo...
bajo la lluvia bailamos un vals
un, dos, tres, un, dos, tres
todo daba igual y yo le hablaba de
nuestro futuro y él lloraba en silencios lo juro”
Momentos mágicos a su lado, por fin pude tenerlo lejos de ese lugar… nada podría sepárame de él, me lo había jurado… nadie me lo arrebataría de mis manos…
“Y entre cuatro paredes y un techo
se reventó contra su pecho pena tras pena.
Tuve entre mis manos el universo
e hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema”
Tenía tantos planes para ambos, no podía soportar tanta alegría… había encontrado al amor de mi vida; al correcto. Mi pasado se esfumó, mi mente solo se fijaba en él, mi cuerpo solo quería el contacto del suyo… ¿Qué más podría pedir? Yixing me volvía loco.
Y entonces, llegaron ellos. Me sacaron a empujones de mi casa y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas, donde vienen a verme algunos amigos de mes a mes, de dos en dos y de tres a seis. Porque a los locos hay que tenerlos bien encerrados son un peligro para la sociedad y para el estatus “q” o mental.
Era frío, ya no estaba con él… me alejaron de él cruelmente; tenía una denuncia por haber hecho daños a la tienda y por el robo… el robo de un maniquí. No lo comprendí, solo escapé con él; solo lo saqué del terrible encierro en el que se encontraba ¿Acaso mis intenciones fueron malas? ¿Qué hice mal?
Salí de la habitación que me había dado, no tenía más razones de vida. No lo veía, no podía decirle lo mucho que lo amaba, no sentía sus cálidos abrazos, sus besos su voz. Levanté la mirada, estaba de blanco; me emocioné mucho al verlo, su gran parecido con mi Yixing; Kyungsoo…
Me emocione tanto, porque los locos todavía podemos construir imágenes en el cielo... todavía podemos emocionarnos con la luz de una sonrisa... todavía podemos hacer canciones cursis y decir te quiero...
“Y yo, a todas horas la iba a ver porque yo amaba a ese hombre de cartón piedra”