#30 Héroe
El pobre galo no dejó de ser un esclavo sexual para el de leo que hacia de él lo que le plazca, su amor por ese santo era enorme para aguantar el encierro.
Otro día mas encerrado, otra noche que sucumbe al sueño tras pasar las 24 horas moviendo sus caderas para que el pene de Aioria entrara en todo su ser.
Al verle dormido con cansancio, le quita las cadenas , noche tras noche le baña para que esté limpio y cambia las sábanas, esa noche el secuestrador decide dejar a su victima.
Lo llevó en brazos hasta su templo y depositarlo limpio y fresco en su frío templo, en su cámara privada para que pudiera dormir, incluso dormido pudo ver una pequeña sonrisita de camus que por fin alberga su morada.
Regresó a su templo con pasos normales, llegó a virgo quedando cara a cara con su amigo y ex amante cuando rompió con camus el día que lo engañó.
-El secuestrador decidió convertirse en Héroe – farfulla suave
-Ya era justo, fui su verdugo, su raptor y ahora creo que su salvador al darle la libertad – caminó hasta sentarse en uno de los suaves cojines
-Hiciste bien Aioria, de todas formas eso no cambia lo que ambos sienten – dice con dolor impregnado en su voz
-Shaka yo…
-No, hables por favor, se bien lo que te pedí y me hiciste feliz , al menos pude vivir ese hermoso un tiempo, solo te pido una cosa más – calló, Aioria sabe a lo se refería
-Él dormirá hasta muy tarde, quizás dos días, solo puedo darte el nirvana por ese tiempo.
-Gracias, no sabes lo feliz que me haces – sabe que después de ese momento su león ya no sería suyo, a decir verdad nunca fue suyo, siempre fue de Camus, se le quebraba el alma, se le incineraba el corazón, pero era una verdad innegable y es feliz porque su amor es feliz.
Camus durmió los días previstos, despertó en su cama , en su templo una enorme sorpresa para él, mas libre se sintió al ver a su amor acostado a su lado tapando delicadamente su figura dejando ver su ancha espalda morena, le repartió beso por los hombros.
-Uhmm..Camus buenos días – se gira para robar un lindo beso
-Buenos días mi héroe
Se miraron a los ojos y Camus supo que algo pasaba, pero no le era importante el saber.
-Camus yo…- dos dedos tapas su boca y luego un beso
-No quiero saber nada, lo que me importa es que estamos como antes o mejor porque ya no tengo que negar ni ocultar lo que siento, sigues siendo un hombre noble y valeroso, te amo.
Junto a los años sus aptitudes y actitudes se desarrollaban para las batallas y los conocimientos, bueno era notorio que el pequeño le lleva mas ventaja en conocimiento , peor en experiencia de la vida Aioria conoce mas que Camus, ambos se complementaban muy bien.
Lo que no cambiaba era dependencia del menor por el mayor,.
Aioria nunca sería independiente, ya que a todo era Aioros aquí , allá y más. Su adoración por el hermano mayor era excesiva y sin que lo reconociera el del onceavo templo ya sentía celos de Aioros sin explicarse o querer comprender los motivos.
Se le llegó a posar en el cerebro que puede que leo sienta algo mas que una simple fraternidad por su hermano mayor pero eso era absurdo.
-Dime Aioria porque nunca te alejas de tu hermano, es decir, no veo que quieras separarte su lado - comenta buscando una respuesta a sus dudas
-Es mi ejemplo a seguir Camie, Aioros es la única familia sanguínea que tengo, ha visto por mi, me ha entrenado, y no soporto que me quieran quitar su cariño, su...amor ... de hermanos- corrigió de inmediato al notar la ceja alzada de camie, pero al referirse al mayor fue posesivo con su hermano, era muy celoso. -Además no creo que Saga o Shura sean suficiente para mi hermano, mejor vamos a entrenar- agarró con fuerza la mano de su amigo para ir a la arena.
Camus quiso creer en las palabras de su amigo, pero un malestar se le formuló junto con un gesto de enojo al ver como su gato iba a ahuyentarle los pretendientes a su hermano.
Aioria nunca sería independiente si Aioros estaba cerca o por lo menos nunca sería dependiente de él si el mayor seguía a su lado.
Se dio cuenta que él buscaba lo mismo que Aioria con Aioros, tener toda su atención para él solo.
#15 Distancia
Conforme pasaba el tiempo Camus sentía cada ves mas una gran distancia entre él y Aioria.
Han pasado tres años desde la muerte de su hermano Aioros y el de leo cambió drástico, todo él era diferente ,desde su cuerpo hasta su carácter.
Pasó a ser un hombre mas solitario, de sonreír a cada rato a apenas dar una escuálida sonrisa que mas bien era sarcástica.
Ya no hubo momentos de entrenamientos divertidos, lecturas de aprendizaje, fotografías para el album.
NO hubo noche que lo espiara viendo las viejas fotos donde se mostraba al pequeño leo con su hermano feliz, completo.
Pasó de ser dependiente a independiente.
De la dicha a la desdicha.
Del amor al odio, del odio al amor. Porque no fue secreto que por las noches invocaba a su hermano con palabras de amor no propias de un hermano, para convertirse enseguida en maldiciones dolorosas que le partían su joven corazón.
Del acercamiento a la distancia que es lo conlleva la muerte y los múltiples insultos y miradas de desprecio por ser el hermano del traidor.
Recordó entonces la envidia que le tenía a Aioros cuando eran niños, puros, anhelaba ocupar su lugar y que leo dependiera de él, de Camus de Acuario y darle el cobijo que tanto necesita. Decirle "te amo, no estás solo, yo no te odio" pero la discrepancia y la lejanía los separaba , una brecha cada vez mas profunda. Ahora se arrepentía de sus pensamientos.
Caminó a su templo subiendo todas las escaleras y ahí lo vio, al joven de sus desvelos, no hizo mas que estirar los brazos y darle el cobijo para que desahogara , era una pena tan mayúscula que su frío corazón lloró. Lo acompañó en su dolor hasta que se calmó.
-Por qué? Por qué me dejó solo? Yolo amo Camus, lo amo maldición y es un traidor, nos engañó a todos pero lo mas jodido de la situación es que así lo amo.
Camus se vio forzado a disimular bien su malestar.
-Entonces solo recuerda los momentos felices, porque dudo que esos hayan sido mentira Aioria, eres un caballero, un Santo Dorado, vas a salir adelante y recuperar el honor por tí y por él.
Fueron palabras de aliento que resultaron, que aminoraron un poco su alejamiento.