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Pero no los viste... (Mini historia) por Mondragonxis

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Notas del fanfic:

Bueno esta es una mini historia que solo contara en tres partes espero que sea de su agrado y piedan dejarme un comentario ^.^

Notas del capitulo:

espero que les guste y puedan comentar ^^

En días como este lo único que hago es recordarte, tu pequeños ojos negros adornados por esas graciosas ojeras; tus sonrisas tiernas y dulces, esa simpleza al hablar y tu miles de ocurrencias. 
Hoy el atardecer cae como aquella vez, hoy las nubes se cierran anunciando la tormenta como aquella noche, pero años han pasado y la vida no es como solíamos verla; tan fácil. Ya a vida o es tan fácil, la vida se volvió más difícil, más oscura desde que no estás conmigo mi dulce Ri…
FASHBACK—
Todos se preguntaban durante mi niñez como era que mí mejor fuera 3 años menor que Yo, mientras los demás chicos de mi edad, salía a correr bicicletas yo prefería quedarme tranquilo en el parque junado en la arena con él. 
Pero la edad en esos momentos no me parecía algo de mucha importancia en esos momentos, con el paso de los años se convirtió en algo crucial.
Siempre andaba tras de él, cuidándolo de los chicos mayores cuando nuestras madres nos llevaban al parque, procurando que no se hiciera el mas mínimo rasguño cuando jugábamos cerca de los árboles y repitiéndole que no corriera porque podría caerse, cosa que a nuestras madres le resultaba muy divertido. Con solo 10 años ya me sentía ligado a ese pequeño de piel clara y ojos atentos.
Todos los días después de llegar del colegio, tomaba una buena merienda y salía de mi casa, a solo un par de casas de la mía vivía el; era hijo único al igual que yo y su madre tanto como la mía eran felices de que nos hiciéramos mutua compañía. Siempre junto a mi pequeño panda, mi adorado RI.
Es curioso como el tiempo transcurre y no te das cuenta de cómo las cosas comienzan a cambiar, yo al igual que él, comencé crecer, para entonces después de tantos juegos, bromas, travesuras y pijamadas ya éramos prácticamente hermanos; pero como dije las cosas cambias y ese gran cambio, que me hizo darme cuenta de que no era el de antes tubo nombre: Kwon JiYong.
Un día teniendo ya 16 años, aburriéndome en la monótona clase de historia, el llego. Su cabello rubio, su piel pálida y esos bellos ojos Marrone. Llamaron mi atención de manera inmediata, me llamo con esa luz que destellaba cada centímetro de su piel.
Era simple y sencillamente hermoso, se presentó frente a la clase con una sonrisa, la más bella que había visto en toda mi vida y su nombre quedo marcado con tinta en mi mente Kwon JiYong…
El resto de aquel día me parece hoy tan lejano, recuerdo que n podía quitarle la mirada de encima, lo mire por el rabillo del ojo por las largas horas de aquella mañana.
Si bien, nunca antes había tenido novia, realmente no me esperaba esto de mí mismo ¡Si prácticamente babeaba! No sé cómo no se dio cuenta, pero lo que realmente ocupaba mi mente era la idea de cómo poder acercarme a él.
Aquella tarde como de costumbre fui a casa de mi pequeño Ri, su madre había cogido un trabajo por la tarde, sabiendo que yo siempre estaba al pendiente de apenas 13 años.
Ambos nos encontrábamos en su cuarto, yo estaba completamente tumbado en su cama viendo atentamente el techo, sin mirarlo realmente. Me sentía simplemente cómodo teniéndolo a mi lado, sentado al borde de la cama con el mando se su videoconsola, apretando los botones ágilmente, sentía que no necesitaba nada más, pero era extraño ese día no podía concéntrame realmente en nada, el chico rubio de ojos avellana seguía apareciendo en mi mente. 
- Panda…- lo llame aun mirando la nada, este pauso el juego y se giró para mirarme atento- ¿Alguna vez te ha gustado alguien?- solté sin más sumergido en mis pensamientos.
- ¿Te refieres a alguien como…?-callo repentinamente intrigándome, gire la mirada y lo vi con la cabeza agachada jugando débilmente con sus dedos, tenía las mejillas sonrojadas como cuando corríamos por todo el parque persiguiéndonos con pistolas de juguete ¡Se veía tan lindo! Me miro también a la cara y enseguida desvió la mirada- ¿Cómo cuando a un niño le gusta una niña y cosas así?
Asentí divertido, lucia gracioso cuando se ponía nervioso y de los más inocente, tan dulce, tan lindo….tan bello… ¿Bello?
- ¡No!- negó efusivamente-las niñas son feas y mala ¿Te acuerdas cuando Minzi me pego chicle en el cabello?...Niñas ¡Buagh!- giro la cabeza y comencé a reírme levemente.
- ¿Y si fuera un niño?
- Un… ¿un niño?...uno que sea como…-de nuevo el todo carmesí subía por sus mejillas- como tu…
- ¡SeungRi! ¡Estoy en casa!- se escuchó la voz de su madre en la plata baja y sus afilados tacones subiendo por las escaleras, ambos nos quedamos en silencio en espera de su aparición. Segundos después de dejo ver por el marco de la puerta- Hola mi pequeño- camino hacia Ri y le dio un amoroso beso en la frente- Hola Seung- me miro sonriente.
- Buenas tardes señora Lee- le conteste- ha llegado temprano el día de hoy- sonreí 
- Si bueno en la oficina se tomaron un tiempo libre y quise venir a ver este pequeño revoltoso-le agito los cabellos gentilmente a Seungri.
- Oye ma…-hablo por fin mi pequeño- ¿A un niño le puede gustar otro niño?- pegunto inocentemente.
La cara de su madre pasó de tener una sonrisa cálida y tierna, a una mueca indescifrable, una mezcla entre enfadada y escandalizada.
- ¿De dónde has sacado eso?- pregunto con vez fría y molesta al momento en que me dedicaba una mirada cargada de recelo y molestia. SeungRi se dio cuenta de esto, la situación no acabaría bien para ninguno de los 2.
- Yo…lo he visto en un programa de televisión, un…un chico al que le gustaba otro chico-y su tensa mirada se separó de mi para posarse nuevamente en mi pequeño pero esta vez diferente, más calmada y protectora.
- No hijo- su vos también era más dulce- un hombre no puede estar con otro hombre, eso es un aberración, es cosa de enfermos, a los hombre deben gustarles la mujeres y punto- hablo claro y fuerte, haciéndome sentir mal, realmente muy mal- Voy a preparar algo de comer- y dado media vuelta se fue, dejándonos sumergidos en un silencio tenso.
Ese día tome una decisión, definitivamente no podría decirle nada a mi pequeño sobre Ji, a su madre no le gustaría tener a una “persona enferma” en su casa, me alejaría de mi pequeño y eso nunca lo permitiría.
Así que tomando el mando de la consola, rete a mi pequeño a una lucha dando por enterrado el tema.
A pesar de la opinión de la madre de mi pequeño panda me dolió no dejaría que cambiara mis planes, encontraría la forma de acercarme a JiYong.
Al día siguiente estaba decidido, iba a hablarle y apedar de ello me sentía realmente nervioso, me sudaban las manos y sentía que no podía emitir sonido alguno.
- Hola – trate de sonar lo más tranquilo posible.
- Hola- me respondió y sonrió ¡sonrió! Eso bella sonrisa solo dedicada a mí por un mínimo momento.
Lo supe el seria especial, realmente especial, no me equivoque.
Pasados los días, hablábamos todo el tiempo me conto que era el único que me había acerado a hablarle en esos días y que se sentía tímido de acercarse a los demás, así que así comenzamos a ser solo nosotros dos todo el tiempo dentro del colegio.
Fuera de este siempre estaba con Ri como de costumbre, volvimos a nuestras viejas rutinas jugar videojuegos, yo le ayudaba con su tarea o simplemente veíamos televisión, todo con tal de estar juntos.
Y llego aquel día a una semas de conocer a JiYong descubrí que más que solo atraerme físicamente me gustaba todo el, su vos, su manera de andar, su risa, todo lo hacía sublimemente atrayente para mí, aquel día como de costumbre estábamos sentados juntos en clase, cuando la profesora Park decidió dejarnos una proyecto, y ¿cómo no? En parejas. Mire a JiYong quien enseguida me miro a mí sonriendo.

- ¡Hyung! Llegaste- corrió animadamente hacia mi pequeño panda- Es una suerte que ya estés aquí me dejaron una tarea sobre fracciones a la cual no le entiendo nada- me puso una libreta en la cara señalándome con una pluma las operaciones que ahí se mostraba.
- Si bueno…- dije apartando la libreta de mi rostro- solo vine a avisarte que esta tarde no podré quedarme contigo- hable sin rodeos sabía que a mi pequeño no le gustaba quedarse solo, y me lo confirmo la forma en que se ensombreció su mirada.
- Pero….¿porque?- dijo con tono tristón
- Tengo un proyecto escolar, voy a estar en casa de una amigo- le explique, sintiéndome fatal al ver su mirada baja.- me están esperando fuera- de disculpe y salí.
Para encontrarme en la acera de enfrente a JiYong esperando mientras cargaba su mochila.
- Bueno vamos- es todo lo que me dijo.
Quien diría que pequeñas decisiones cambiarían la vida no solo de una perna sino de todas las que lo rodean.
- Anda Ji ya casi acabamos- le dije viendo cómo se negaba a levantase de su cama, su casa era grande y bonita, en ese momento estábamos en su cuarto a punto de terminar la parte de investigación- Solo ayúdame a terminar de acomodar la información- le dije jalándolo de los brazos para que se levantase.
Pero en con una mala postura del cuerpo y sin pizca de equilibrio en mi cuerpo, al dar un tirón brisco para levantarlo, termine cayendo sobre él. Frete a frente, cara a cara y lo más importante, mis labios tan cerca de esas rosadas y bellas líneas que adornaban su rostro.
Lo demás fue lo predecible, un beso pequeño y tímido, inevitablemente me quede paralizado al sentir sus labios sobre los míos y sus manos en mi nuca.
- Eres muy guapo- susurro contra mis labios, después de ese pequeño rose- me…me gustas – y perdí la cordura.
Aquel pequeño y dulce primer beso fue seguido por muchos más. Y yo era feliz, ciegamente feliz, tan tonta y ciegamente feliz, que nunca me di cuenta.
Las semanas que continuaron, las cosas cambiaron en todos y cada uno de los aspectos de mi vida, ya no era Ri quien ocupaba mis tardes, me las pasaba con Ji, en alguna plaza tomando un helado, sentados en la hierba del parque mientras hablábamos.
Al principio era imposible pasar una tarde relajada sin ir a ver a mi pequeño panda al menos una hora antes de llenar mis tardes de besos y caricias con mi bello y dulce rubio.
Después de ver a mi pequeño, después de asegurarme que estuviera bien, que hubiese comido lo suficiente y de ayudarle con su tarea me iba, pero siempre quedaba el pequeño remordimiento de dejar a mi dulce panda solo.
Un mes…dos…los meses pasaron despiadados y sin preguntar, la necesidad de Ji aumentaba, ya no eran solo unas horas después del colegio, los fines de semana, películas, salidas al parque, besos fugaces en los pasillos de la escuela. Su sonrisa siempre a mi lado acompañándome, era como un sueño, un sueño que no me dejaba ver el daño de las personas a mi alrededor, bueno, en realidad de una sola persona, una persona a la que desde niños yo jure proteger con mi vida, una persona que me había regalados los mejores momentos de mi vida que yo justo ahora menospreciaba por las deliciosas caricias que recibía de mi sonriente rubio.
Mis visitas a casa de mi pequeño dejaron de ser de más de una hora, después eran solo unas cuantas veces a la semana, una vez a la semana para asegurarme de que él estuviera bien… hasta que las visitas dejaron de existir…
Como iba a saberlo yo, él era solo un niño yo lo veía así, cualquier cosa se arregla con el tiempo, al menos eso dicen, cualquier cosa… menos el dolor que te deja haber callado un amor, ver como tu amor muere y se pudre dentro de ti sin ni siquiera poderlo contar con nadie y eso lo vi con mis propios ojos.
Pero sumergido en mi vida placentera al lado de mi siempre atento rubio no me daba cuenta.
Nuestro segundo aniversario, pasado en la elegante casa de playa de sus padre, mis padres, al igual que los suyos estaban de acuerdo con nuestra relación, claro que al principio la noticia fue un poco impactante, pero como siempre un padre busca la felicidad de sus hijos. Ese día en la playa fue el más inolvidable en mi vida y aún más por la noche que le siguió, ambos llevábamos tiempo deseándolo, como cualquier otro par de jóvenes en plenitud hormonal.
Así que lo inevitable pasó, ese día me despedí de mi virginidad junto a él, las caricias delicadas y los besos dulces en un intento desesperado por hacer que su dolor se transformara en placer y lo logre fue perfecto ese momento, ese momento y todos los demás encuentros que le siguieron.
Pero como siempre los paraísos son momentáneos siempre en un mundo de luz hay sombras, sombras que si no detectas a tiempo te consumen y yo siempre segado por la luz que emanaba mi propia plenitud y felicidad no me di cuenta de cuando las cosas se volvieron monótonas, aburridas, ya la mirada de mi Ji no resplandecía al verme, cada vez menos constantes eran sus palabras de afecto, sus caricias, lo fui perdiendo y no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde.
- ¿Qué?...¿pero…pero por qué?- recuerdo ese día también, la falta de aire, lo irregular de mi respiración, el casi imperceptible sonido de mi corazón quebrándose
- Escucha…yo…yo no quiero hacerte daño…es solo que- mis lágrimas no se quedaba quietas en mis ojos y yo sin ningún tipo de fuerza desistí a ellas- Por favor… no llores, escucha, las cosas cambiaron entro tu y yo... yo
- Pero… yo pensé que estábamos bien ¿Qué paso?- dije guardando un poco la calma, aun derramando lágrimas.
- Quiero ser honesto contigo, yo ya no siento lo mismo por ti…ya no…lo siento.
Y se fue.
Hasta ese día nunca antes me había sentido tan miserable, tan mal, después de años entregándole cada minuto de mi dedicación, de mi mente a una persona que ese día, simplemente se dio la vuelta y con porte digno se retiró.
No tengo recuerdos muy claro de los días siguientes, me encerraba en mi cuarto todo el día y simplemente lloraba, miraba nuestras fotos y recordaba, lo recordaba y lo pensaba cada instante, suplente sentía que sin él no podía continuar.
Con 18 años y después de una gran decepción amorosa, lo único que se me ocurrió hacer para salir de mi autoimpuesto encierro fue, una noche, tomando una chaqueta de cuero negra, salir en busca de algo de diversión, alcohol y una chica fácil era lo que necesitaba para ahogar mis penas, para deshacerme del dolor que me impedía respirar. Pero no contaba con lo que me encontraría.
Entre a un club en el que había estado algunas veces con JiYong, yendo directamente a la barra con cara de pocos amigo e inmediatamente pedo uno de los trago más fuertes que tenían el aquel lugar; ya con mi trago en la mano mi mirada recorrió el lugar, pelirrojas, morenas, rubias, todas bailando sensualmente moviéndose al compás de la música, alguna que otra e lanzaban una mirada sugerente.
Hasta que mi mirada se encontró con él, era un niño, aún era un niño, ¡A mis ojos los era! Y ahí estaba sentado en uno de los sillones de cuero con un chico sentado a su lado y una botella de cerveza en su mano, sonriendo como estúpido, borracho, seguro lo estaba.
¡Qué carajo hacia un niño de… en esos momentos tendría 15 o 16 años, bebiendo tan contento en un club!
Ese simplemente no podía ser mi dulce Ri al cual no veía desde hace poco más de un año, simplemente era imposible. Con paso firme me acerque a el dispuesto a sacarlo de ese lugar como fuera. Pero eso no me lo esperaba, un chico, probablemente de mi edad, de cabellos castaños, lo tomo de la nuca y con toda la confianza del mundo junto sus asquerosos labios con los de ¡MI PANDA!
Sentí la sangre hervir, cualquier pensamiento relacionado con Ji se esfumo por completo, solo quería partirle la cara a ese maldito desgraciado, así que lo hice, de un empujón brusco aparte su cara de la de Seungri, tomándolo por el cuello de la camisa, le di un puñetazos en la cara con toda la rabia que cabía dentro de mí, seguido de otro y otro.
Escuchaba los gritos de Ri a la lejanía pidiéndome que lo dejara, pero no lo hice, al menos no hasta que los de seguridad del ligar llegaron y tomándome por los hombros me sacaron del lugar, empujándome al frio asfalto y la lluvia comenzó a caer. Me sacaron a mí, al estúpido castaño y a Seungri, cuando me levante de la acera pude ver a Ri acercándose al chico Cataño intentando ayudarlo a pararse, tocando su rostro y mirándolo con preocupación.
Pero no lo aguante, tome a SeungRi de la muñeca y lo jale lejos de ese lugar. 
- ¡Maldición! ¡Suéltame SeungHyun!- la lluvia comenzaba a caer un poco más fuerte y ya estábamos lejos de aquel lugar así que dándome la vuelta, mirándole de frente.
- ¡¿Qué coño hacías en ese lugar?!- le grite sin poder contener mi rabia. Definitivamente verlo con ese chico me había sacado de mis casillas.
- ¡En primera, no me grites, que no eres nadie para hacerlo! Y en segunda ¡¿A ti que te importa?!
- ¡Me importa!- le dije molesto por su altanería 
- ¿Te importa?-bufó, soltando una risilla son pizca de gracias-No tengo tiempo para tus hipocresías, DongWook ha de estar preguntándose donde estoy
- ¿Qué te paso?- pregunte sin resistirme, ese chico frente a mí no podía ser mi Ri, mi Pandita
- ¿Qué que me paso? ¡¿Qué que coño me paso?! pregúntaselo a ese puto rubio con el que te largaste.
- ¿De qué hablas?- para este punto la lluvia había comenzado a caer mucho más fuerte empapándonos a los dos
- ¿De que hablo? Claro solo te acuerdas de lo que te conviene ¿no?
- Éramos amigos, como hermanos, este no eres tu ¿Qué hacías en ese lugar? ¿Quién era ese maldito estúpido?
- Tú lo has dicho ¡Éramos! Lo éramos hasta que me diste de lado y le fuiste con ese imbécil rubio.
- ¡JiYong no tiene nada que ver en esto!- grite molesto
- ¿Ah no? Dime ¿Te enteraste hace un año de la caída por las escaleras? ¿O hace unos meses de la anemia?- me quede con la boca seca, sin poder responder- ¿No verdad? Así que no vengas ahora a dártelas de hermano mayor que hace mucho que eso se acabó entre nosotros- se dio la media vuelta y al igual que Ji, con el mismo porte digno se marchaba, de nuevo me dejaban como estúpido.
- ¡Ok, lo acepto, falle, pero todos nos equivocamos alguna vez no! No puedes simplemente echar a la basura años de amistad porque yo me haya alejado un tiempo- y se dio la vuelta para mirarme igual de empapado que yo, pero esta vez sus ojos estaba llorosos, tenía la mirada llena de lágrimas.
- ¡Es que no lo entiendes!- me reprocho- te fuiste con él, lo besaste a él, le dijiste a el que lo amabas y ¡Coño, yo me morí de celos! No lo viste, nunca lo viste y aun hoy sigues sin verlo
- ¿Que se supone que debería ver?- no lo entendía, estaba confundido
- ¡Que estaba enamorado de ti!- grito con toda la fuerza que le dieron los pulmones- ¡Que desde que era un niño me enamore de ti tan estúpida e infantilmente! ¡Que tú de la noche a la mañana te fuiste, me dejaste como un juguete que ya no servía! ¡Que te amé, que te amo maldición! 
Y silencio, por unos minutos lo único que se legro escuchar a nuestro alrededor fue el sonido de la estruendosa lluvia que caía a nuestro alrededor. La lluvia sin darnos cuanta se había convertido en un completo diluvio y yo no me había dado cuenta, ni tampoco había sentido el frio de la noche, ni nada. Mi mente viajo lejos, viajo a las tardes de video juegos, a las carreras por el parque, a un lugar que Ji había alejado de mi mente, uno en que solo existíamos Seungri y yo.
- Yo…- no podía articular palabra simplemente me había quedado sin ellas.
- Me largo- Dijo el casi inaudible, con voz cansada. Y se dio la vuelta nuevamente.
- Espera- y se detuvo- es que simplemente no tiene sentido, tu…tú eras un niño, aun hoy sigues siendo un niño.
- No te preocupes- contesto de nuevo con vos triste, estaba llorando- Hace tiempo perdí las esperanzas, ahora solo…solo…- no pudo seguir hablando sus sollozos se lo impedían.
- Lo lamento…- dije derramando unas cuantas lagrimas nuevamente- Yo…- y no pude decir más.
En un arrebato el camino rápidamente hasta mí y atrapo mis labios con los suyos, estaba fríos y húmedos pero no redijo el sentimiento que me provoco ese dulce rose, fue diferente, fu especial, fue como si inconscientemente mi cuerpo llevara toda vida esperando por que algo así pasara y mi boca no se hiso esperar as ña suya, mi labios de entregaron los suyos entregándose roses dulces.
- No hables, por favor-- me rogo en medio del beso- solo continua besándome.
Le obedecí, sin poder para negarme, era mi pequeño el que ahora e provocaba este tipo de sensaciones, este amor, este calor en mi pecho, esta ternura. Mi muñequito de porcelana se abrazaba a mi cuello, mientras yo paseaba mus manos por su cintura.
- No- lo separe de un poco de mi- esto… esto no está bien.- dije costándome un mundo alejarme de él.
- Pero…
- No te quiero e esta forma- no sabía si mentía o no- Yo…yo solo quiero tenerte conmigo, a mi lado, como un hermano, para siempre- No quería perderlo nunca.
- ¡Pero yo no lo quiero! No entiendes que yo te veo como más que eso- lloraba muy fuerte
- Pero yo no puedo tenerte como más que eso
- ¡¿Por qué!?- grito exasperado- ¿No me quieres verdad?
- ¡Claro que te quiero y mucho! Por eso no puedo tenerte como algo más, ¡Yo no quiero perderte, nunca! Prefiero tenerte, toda la vida como un hermano y que tenerte un tiempo como pareja y perderte ¡Acaso no lo entiendes!
- ¡No! ¡No lo entiendo! ¡No te entiendo!- se fue corriendo.
Intente seguirlo pero la lluvia junto con mis lágrimas obstaculizaban mi visión y lo perdí entre la oscuridad de la noche.
Pasaron un par de días hasta que me decidí a buscarlos, no sabía que diría o como seria, pero tenía que hacerlo necesitaba verlo.
- Oh SeungHyun ¿Cuánto tiempo?- me dijo su madre el verme tras la puerta.
- Buenas tardes señora ¿Se encontrara Seungri?
- Oh chico, cuanto lo siento. Supongo que no tuvo tiempo de avisarte, él se fue ayer a Estados Unidos a vivir con su tía; tenía la propuesta desde hace un par de meses pero hace 4 días decidió irse, lo siento 
FIN DEL FLASBACK
Han pasado muchos años 10 para ser exactos. 
Meses después me entere de su condición, un tiempo después de que me aleje de él, me entere, por su madre, que había tenido que asistir en varias ocasiones a un psicólogo, había sufrido depresión y tomo la manía de lastimarse los brazos con cosas afiladas, nunca pudieron tratarlo adecuadamente, él nunca les decía por que estaba tan triste, pero yo lo sabía, él me quería y yo me aleje, él siempre tuvo toda la razón lo deje tirado, como a un juguete viejo, siempre fue culpa mía. Después vino la anemia y al ver su madre la condición en la que estaba su hijo, le pidió a su hermana que lo dejara vivir un tiempo en aquel lugar, quizá un cambio de ambiente le siente mejor, y los hiso. 
Lo poco que he sabido de él es que ha conseguido graduarse, que tiene empleo, una prometida y que es muy feliz, hoy me pregunto que hubiese sido de nosotros si es esa noche de tormenta no lo hubiese dejado ir, si me hubiera decidido a formar una vida junto a él, a enfrentarnos al mundo, aunque suene absurdo pensarlo ahora, supongo que fue lo mejor para los dos. 
Pago mi café y salgo de aquella cafetería.
- Hola mi amor- mi rubio corre a abrazarme apenas me ve salir del lugar- Me has esperado mucho tiempo.
- Para nada, Daesung- le contesto- Parece que lloverá, será mejor que nos vallamos.
- De acuerdo.
Diran que soy egoísta al decir con toda sinceridad que no soy feliz por más amor que reciba de Dae, pero simplemente no me siento completo, no me sentiré completo hasta que lo vuelva a ver…
- Fin de la parte 1- 

Notas finales:

un cometario por favor (*-*)/


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