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La soledad del corazón por Mr Prince_Roronona_no_Sanji

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Notas del capitulo:

AHHHHHH lamento en el alma la tardanza  soy un ser miserable sin perdon TT-TT... a las personitas que comentaron se los agradesco mucho y a las que no, pero que aun asi se tomaron el tiempo para leer este fic tambien les agradesco... les quiero, no tengo excusas para mi retraso la flojera podia mas que yo ¬¬, pero a la final le gane n_n jajajaja.... bueno sin mas que agregar ¡¡A LEER!!

Era una noche oscura y fría, con la luna brillando en todo su esplendor, dejando caer de manera glacial su luz sobre los techos de las casas de un pequeño poblado.

 El viento con su suave soplar mecía las ramas vacías de los árboles,  un silencio sepulcral causaba que la espina dorsal de cualquiera que pasara por aquel oscuro lugar sintiera  leves escalofríos.

Como únicos transeúntes, se encontraban diversos vagabundos tirados en las oscuras callejuelas y los perros que hurgaban en los botes de basura buscando que comer.

Más sin embargo no toda la ciudad se encontraba dormida. Los letreros de abierto de diversos locales se alzaban encendidos invitándote con sus luces escandalosas y extravagantes a entrar, prometiéndote tener una noche inolvidable.

 Así es… los lugares eran bares y uno que otro prostíbulo de la ciudad.

En la entrada de un bar en específico se podía divisar un letrero de bienvenido acompañado de dos iniciales “O y S” dando a suponer que era ese el nombre de dicho lugar. Adentro de este se hayan varios ebrios riendo y cantando todo tipo de canciones,  algunos  se encontraban tirados en el piso cual largo de este, dormidos plácidamente, seguramente muerto de tanto alcohol consumido, en la barra se divisaba una barténder mujer, las sillas y mesas desarregladas como en todo típico bar y como no; alcohol rodando y siendo bebido como agua.

Todo era aparentemente normal en aquella estancia para bebedores. Sí, todo es como debería verse en  lugares así, pero.

 Debajo de este más allá del sótano y la bodega.  Era una historia aparte,  ya que en ese lugarcon goteras fluyendo desde el techo y  donde solo las ratas se atreverían a estar, se encontraban seis individuos acomodados en un espacio algo angosto pero con los recursos y comodidades necesarias para poder usarlo como vivienda. O en este caso como escondite.

 

-Pensé que traerías un zorrito amarillo. Esto no es un zorrito. –Dice una castaña de cortos cabellos y ojos marrones inflando sus mejillas de manera infantil demostrando su desagrado ante lo traído por su hermana.

> Nombre: Yamada Misuo

Ocupación: Mercenaria

Alias: “LA ROSA DEL DESIERTO”

 

-onee-chan, sabes que los zorros amarillos no existen en los desiertos ¿verdad?

-¡hah! ¿En serio? Si es así ¿porque me dijiste que me traerías uno…?

-Creo que es porque se refería a este zorrito. – hablo una pelivioleta con felicidad en su voz sin despegar sus azules ojos ilusionados, del rubio que se encontraba tirado amarrado y dormido en un futon deteriorado, muy cerca de donde ella se encontraba sentada en el suelo.

> Nombre: Voncrist Anabel

Ocupación: Mercenaria

Alias: “EL CAMALEON”<

 

 -¿Qué? Esto no es un zorrito. -exclama escandalizada la de cabellos castaños.

-En efecto, pero parece que es este la nueva manera de Ale-chan llamar a su presa. -Una cuarta joven se integra a la conversación explicando lo dicho por la pelirroja, mientras sonreía emocionada contando  unas monedas de oro que se hallaban dentro de un baúl posado en sus piernas. De cabellera rubia larga y que ocultaba detrás de unos lentes color negro unos hermosos pero  igualmente avariciosos ojos color ámbar.

> Nombre: Vendetta Danielle

Ocupación: Mercenaria

Alias: “LA MAMBA NEGRA”

-Jijijiji así es. ^^

-pffs, no me gusta realmente pensé que traerías un zorrito amarillo. –infla sus mejillas mientras se queja.

-jijiji te traeré uno para la próxima.

-¿en serio? ¡Gracias! ¡Qué bien! Huhu ^^

-Bien y ahora ¿Qué hacemos con el chico?  ¿Se la venderemos a Musk…?

- ¿No podemos conservarlo…? –exclama llena de esperanzas la pelivioleta comenzando a peinar hacia atrás con las manos, los dorados mechones del dormido chico.

- ¿Que dices? ¿Es que te has enamorado otras ves Ani? Jajajaja. –Se burla de la chica mientras seguía contando el contenido del baúl risueña.

- no lo digas así haces que suene feo y él es diferente.

-Todos siempre lo son. –musitan al unisón con caras aburridas las demás chicas.

- ¡Esta vez si lo es! ¿Es que no lo ven…? este chico es como un príncipe y es hermoso… ¡haaa yo lo quiero!

Las demás mujeres al escuchar lo dicho por su hermana voltearon a mirar al rubio, observándolo con atención  para corroborar lo dicho por la joven, encontrándose a este con las mejillas sonrojadas, respirando de manera entre cortada y fuerte murmurando un “Nami-swan” varias veces, colocando una sonrisa un tanto extraña en su rostro.

-“Parece más bien un pervertido. “–pensamiento colectivo de estas rodándoles una gota por la cabeza.

- lo siento pero no se quedara. –Sentencia Misuo frunciendo el entrecejo.

- Nosotras no conservamos a ninguno de estos gusanos recuérdenlo bien (desdén hacia los hombres). Ale-chan pronto me traerá un precioso zorrito amarillo y lo compartiremos ¿sí? (sonrisa ilusionada e ingenua)… ah lo peinare todos los días, le pondré un lindo lazo rojo… Ahh si eso hare. –termina diciendo perdiéndose en su propio mundo.

La pelirroja solo sonríe tranquila sin afectarle en lo más mínimo que la mayor se esté ilusionando de más por algo que no va a traerle nunca.

> Nombre:Velmichst Alejandra

Ocupación: Mercenaria

Alias: “EL ESCORPION ROJO”

 

-Bien ya que Onee-chan dijo que no se quedara, debemos venderlo, nada es más hermoso que el dinero ¿verdad Eri? jajaja

 

-…-

 La joven mencionada quien era físicamente parecida a una de las allí presentes diferenciándose tan solo en el color de sus cabellos, siendo los de ella de un tono azul marino, mientras que su reflejo los llevaba de un rojo encendido. Niega con la cabeza con simpleza mostrándose en desacuerdo con la ambiciosa chica de cabello amarillo.

Nombre: Velmichst Erika

Ocupación: Mercenaria

Alias: “LA SOMBRA DEL ESCORPION”

-¡¿Hah?! Eri traidora, de todas pensé que tu si entenderías el gran valor del dinero. –Se muestra cabizbaja y deprimida.

-Huh. (Saca la lengua infantilmente) Dani-chan deberías saber que a Eri-chan no le gustan ese tipo de cosas, así que no  busques apoyo en ella que no venderemos a este lindo chico.

-Quien no debería estar buscando apoya eres tú Anabel,  ya que deberías saber que no importa lo muy lindo que digas que es este chico, Onee-chan no dejara que se quede. –Hace ver con arrogancia Erika asiendo que sea esta vez el turno de la pelivioleta para bajar la cabeza deprimida al saber que esta lleva mucha razón, pero aunque suene difícil e imposible, conserva la esperanza de que su hermana mayor cambie de opinión por esta vez, pues en serio quería tener al rubio con cara de príncipe azul.

Por su parte. Alejandra, se hallaba sentada en un desgastado sillón café, con los pies encima de una minúscula mesa, intentando no dormirse, pues ya se encontraba aburrida, esto siempre le causaba sueño, paseo su mirada por el reducido espacio buscando con que entretenerse, observando como dos de sus hermanas seguían discutiendo por algo que le parece realmente absurdo, rodo los ojos ante esto, pensando en que no tienen remedio, paso de ellas mirando ahora a la mayor que se encontraban en lo suyo, imaginándose que acariciaba el pelaje de un zorro imaginario sonriendo con gran felicidad. Verla solo logro aburrirla más, su Onee-chan realmente era fácil de engañar tanto que cuando esta se lo tomaba enserio, le hacia el juego aburrido.

 Detrás de la mayor se encontraba Eri sentada en un rincón del lugar, donde ha estado todo el tiempo desde que entraron a aquella habitación, hojeando sus postes de “SE BUSCA” de piratas que ajunto y volvió un libro, sonrió recordando que a su gemela le gustaba coleccionar ese tipo de cosas, de seguro estaba buscando entre ellos al chico que trajo, ya que a cada hoja que pasaba del libro subía el rostro en dirección al muchacho tirado en el futon. Se quedó allí mirando a la peliazul un rato, para luego desviar su vista hacia el único hombre en ese cuarto en penumbras alumbrado únicamente por velas estratégicamente colocadas por todo el lugar. Atado he inconsciente. Ladeo un poco la cabeza, a decir verdad, Anabel estaba en lo cierto, es realmente lindo, sonrió ante esto recordando como el oji azul había caído con suma facilidad en su trampa. Lo observo minuciosamente por un rato y luego ensancho más su alegre expresión. Aplaudió dos veces para hacerse notar y cuando obtuvo la atención deseada hablo.

 -lo llevaremos con Musk. Anabel tiene razón, este chico es realmente hermoso y es muy peculiar jejeje… seguramente pagara mucho por él. En esa casa de subastas suya será toda una atracción.

-entonces así será.

-…-

-dinero jajaja

-ha! no es justo yo quería al príncipe.

Y así, mientras Sanji seguía en el mundo de los sueños, las cinco hermosas chicas habían decidido su destino uno que no solo le afectaría a él, sino a todos a su rededor.

 

-..-..-..-..-..-..-..-..

 

Frio eso era lo que sentía, un maldito y condenado frio. Pese a estar cerca de una fogata previamente encendida por el narizón que se hallaba dormido aun lado suyo, roncando como poseso y como no, contando una historia sobre falsas hazañas que ni él mismo se las cree.

Tenía una incómoda sensación desde hace un rato  que no podía  quitarse, esa que supone es a causa del frio. O eso quiere suponer, pues la sensación era tan molesta que por mucho que tratara no podía conciliar el sueño no podia. Una sensación muy parecida a aquella que ha venido acompañándolo desde la ridícula y absurda confesión del ero-Cook.

 Mismo sentir que le impedía siquiera cruzar miradas con este, tratando de ignorar su mera presencia o estar junto a él. Es que, ¿en que mierdas estaba pensando el cocinerucho al venir a decirle todo eso a él? Desde aquella extraña noche no podía estar tranquilo y ver al culpable actuar como si nada hubiese pasado y sin intentar  darle una explicación de lo sucedido, solo lograba cabrearle aún más.

“Zoro...”

Recordó el peliverde la forma en que el rubio había pronunciado su nombre aquella noche. Con algo de miedo y nerviosismo muy impropios de su peculiar personalidad.

“Me gustas”

Esa frase lo hizo fruncir el ceño. Recordando que seguidas a aquellas palabras unos labios ajenos a los suyos se habían apoderado de él. En un beso algo brusco pero cargado de los sentimientos del cocinero. Sentimientos que aún no comprendía. Llenándolo de esa molesta e inexplicable sensación que tanto ha llegado a odiar desde ese beso, aquel simple acto del rubio había descontrolado algo en el que simplemente no quiere y se niega con todo su ser a aceptar. Pero que aun así no podía identificar.

¿Qué había sido todo eso? ¿Por qué el cocinero pervertido había dicho esas palabras? ¿Por qué de repente no puede dejar de pensar en  él sin sentirse ridículamente extraño y a su vez muy irritado? ¿Qué ocurría con él? ¿Por qué no podía sencillamente olvidar que todo eso siquiera había ocurrido?

-¡Maldito cocinerucho de mierda! - gruñó las palabras al viento sumamente molesto con tantas preguntas sin respuestas que venían a él desde la confesión del rubio cocinero de los Mugiwara.

 

 

-.-.-…-..-.-..

 

Mientras tanto las únicas mujeres de la tripulación de sombrero de paja,  se disponían a dormir luego de haber arreglado previamente las provisiones y lo que necesitaran concordando partir mañana antes del alba para seguir con el destino marcado,  convenciendo Nami a la joven princesa de no preocuparse por sus extraviados compañeros, diciéndole que; conociéndolos se las arreglaran para dar con ellas o por lo menos con el pueblo adonde se dirigían.

Y con eso presente se dispusieron a dormir, sin tener la menor idea del peligro que rodeaba a uno de los chicos.

 

 

-.-.-….-...-..

 

No muy lejos de allí, un joven llegaba nuevo a la ciudad. Alto. Con un largo abrigo de cuero negro con dibujos de llamas en los bordes. Cabellos oscuros y unas llamativas pecas en su pálido rostro.

Las huellas de arrastres y pisadas lo habían llevado hasta aquel pequeño poblado. Contemplando el lugar por unos segundos.  Se adentró a este buscando a cualquiera que tuviera aunque sea una mínima pista del paradero de su rubio compañero. Parando frente al primer lugar que encontró abierto en el dormido pueblo. El cual no era otro que una taberna.

Traspaso las puertas de esta, pasando por encima de uno que otro ebrio tirado en el suelo del lugar, el cual no se hallaba muy concurrido ya que no debía de haber más de siete u ocho hombres, pero estos se encontraban demasiado ebrios o inconscientes como para siquiera notar su presencia, por lo que ignorándolos se dirigió directamente a la barra. Una vez allí, se sentó en una de los tantos puestos desocupadas recolocándose un poco el sombrero.

La barténder que se hallaba prendiendo su onceavo cigarrillo de la noche para disminuir un poco su estrés por el trabajo, se acercó a él, expulsando el humo de su cigarrillo, y le pregunto en tono amable que, que se le ofrecía.

 -Tiene de comer??? – Se apresura a preguntar con urgencia en la voz mientras se sostenía su abdomen adolorido. Aturdiendo un poco a la mujer.

-Ah? Oye… esto… no es un restaurant sabias? –responde de vuelta confundida, por el extraño pedido. Viendo al joven de cabellos azabaches desparramarse en el asiento dejando caer su cabeza y sus brazos en la barra con una expresión de moribundo.

-Teeeengo hambreeee,  y seeddd y también mucha hambre pero más tengo sed, no más bien hambre, no creo que sed, hambre, no sed, no hambre, hambre, sed, sed, hambre, hammmbreee nooo seeedddd….

-¡¡Ya decídete de una vez!!–Grito exasperada, para poco después soltar un suspiro tratando de tranquilizarse. –Ten, algo de agua.-Le hace entrega de un vaso de un reluciente vidrio algo osca para que ya dejara de armar tanto jaleo.

-hoo, muchas gracias. –se reacomoda rápidamente y tomando el vaso con el líquido se la llevo a la boca, bebiendo con desesperación el contenido hasta acabárselo todo de un solo trago. Haciendo un sonido alegre de satisfacción al acabar.

-Gracias lo necesitaba. Y…? ¿Cuánto tardara??

-¿el qué?

-Mi comida…-sonríe emocionado

-¡¡¡ya te dije que esto no es un restaurant!!!! –exclama perdiendo la paciencia que  tenía para con el muchacho.

-Escucha,  si quieres comer tendrás que ir a otro lado, ya que aquí no servimos comida.

-perooo… tengo mucha hambre, tanta que creo, me será imposible buscar otro lugar. –dijo mientras se desparramaba por segunda vez en el enorme mesón. –tengo mucha hambreee. -Y como si secundara sus palabras; su estómago no paraba de rugir con fuerza, exasperando a la barténder quien ya tenía una muy considerable vena hinchada en su frente.

El estómago del joven seguía gruñendo…

Gruñendo, gruñendo, gruñendo y… espera se detuv… no, seguía gruñendo y gruñendo ocasionando que la barténder explotara.

-¡¡De acuerdo ya basta!! ¡Te Dare algo de comer pero ya deja de hacer esos molestos ruidos!!

-oh! ¿Enserio? Muchas gracias, es usted muy amable. –se reincorpora con renovadas energías al escuchar que lo alimentaran por fin, a la vez que colocaba ambas manos en los bordes de la barra y  le hacía una pequeña reverencia a la mujer, estando aun sentado.

-ah no… es nada. –dice algo contrariada pues no estaba acostumbrada a que se le agradeciera por algo; en vista de que los hombres que vienen a ese lugar nunca la han tratado con tanto respeto y educación como lo ha hecho ese joven. Por alguna extraña razón eso la hizo sonreír. Pero aun así…

-Oye espera un momento… ¿tienes dinero?-Hace la pregunta con desconfianza esperando equivocarse ante sus muy bien encaminadas suposiciones ante la falta monetaria de pelinegro.

-Hehe, pues no.- Fue sincero, sonriendo muy enigmático a la vez que se rascaba la parte de atrás de la cabeza.

-Tsk, si me lo imagine.-Retira con los ojos cerrados su cigarrillo de la boca a la vez que expulsaba el humo.

-Solo para que lo sepas esto no es un centro de beneficencia. –expone un tanto cabreada obteniendo solo el silencio de él azabache.

-Chs, espera aquí te traeré comida.-agrega poco después tirando su cigarrillo yendo hacia la parte de atrás de la barra.

-¡Gracias y me disculpo por las molestias!-sonríe haciendo una nueva reverencia dirigida a la mujer.

-Sí, si está bien.-dice restándole importancia al asunto con la mano, cruzando la puerta que la comunica con la parte de atrás.

-¡Por favor sírvame, mucha carne! ¡Arroz frito! ¡Curry! ¡Onigiris! ¡Takoyaki! ¡Ah! ¡Y mucho vino!

-¡¡¡¡¡¡¡¡NO ABUCES!!!!!!! –Grito ante el descaro del muchacho, suspirando poco después sin saber todavía muy bien porque es tan condescendiente con el pecoso.

Y es que, a pesar de que a simple vista el chico pareciera un, busca problemas de primera, tiene algo que le inspira confianza y la hace sentir bien. 

-Tal vez haya algo de pulpo en alguno de estos estantes.

/20 minutos después/

 Un muy feliz Ace estaba literalmente devorando la comida servida por la chica barténder,  A la cual le parecía algo cómico la manera tan escandalosa que el pelinegro come, pero aun así un tanto educado usando los cubiertos correspondientes.

Cierto tiempo después. Su expresión de diversión pasó de súbito a una de sorpresa total y hasta un tanto preocupada al momento del azabache desplomarse y caer de cara contra el plato de alimentos, en un caso típico de su narcolepsia. Aunque claro esto ella no lo sabía.

-¡Oe! ¡Oe! ¡Que te ocurre! ¡¿Te encuentras bien?! ¡Oe!

 

Por otra parte. Justo al frente del bar donde se haya Ace. Se podía fácilmente visualizar a unas cinco chicas mercenarias cargando un saco marrón del tamaño perfecto para llevar un cuerpo, mejor dicho llevaban al inconsciente cuerpo del rubio cocinero de los Mugiwara. Y de haber estado despierto, Ace seguramente habría notado este pequeño detalle.

 

“Te encontrare”

Notas finales:

bueno si aun hay alguien que este leyendo esto por fa comente si...? TT-TT soy muy trizte sin Reviews... gracias


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