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La respuesta por Yais

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Notas del capitulo:

Publicar el prólogo solo no me sabía XD.

Capítulo 1


Ese día Naruto se saltó las clases de matemáticas en la academia como acostumbraba, para ir al jardín y tomar una siesta recostado en la rama de su árbol favorito.


Dormía tranquilo. Con las piernas colgando a un lado de la rama y el cuerpo recargado en el tronco. Estaba ligeramente inclinado hacia la izquierda, así que cuando su mejor amiga Sakura llegó corriendo al pie del árbol y pegó un grito para hacerlo despertar casi cae debido al susto.


–¡Ah! Sakura chan – el chico se abrazó a la rama como si su vida y no sus huesos dependiesen de ello –¿por qué me despiertas así?


La mencionada formó una ligera sonrisa y después negó al tiempo que ponía una mano sobre su frente –no puedo creer que te saltaras la clase, ¿tienes idea de lo importante que fue la lección de hoy?


–No – Naruto bostezó, se bajó de la rama dando un salto y una vez en el piso se llevó una mano a la cabeza al tiempo que le restaba importancia al asunto –pero tú me lo explicarás todo verdad, Sakura chan.


Ella resopló –claro que no. Si no dejas de ser un vago se lo diré a tu madre.


–¡¿Qué?, no, Sakura chan no me hagas eso! – como respuesta Naruto se despertó por completo y comenzó a mover las manos de un lado a otro.


Su compañera entrecerró los ojos con un gesto cansado, se cruzó de brazos y murmuró para darse importancia –bien… lo pasaré por hoy, sólo porque es tu cumpleaños.


Naruto sonrió y pegó un saltito –¡gracias Sakura chan!


–Sí, sí. Es mejor que nos vayamos. Sai nos espera en la entrada para ir a tu casa.


–¿De verdad?, ¿entonces las clases ya terminaron? – no debió lucir tan feliz porque gracias a eso se ganó un coscorrón por parte de la chica.


–Sí. Dormiste toda la mañana.


 


Como era de esperarse, cuando Naruto llegó a casa, sus padres y el resto de sus amigos lo esperaban reunidos en la sala para festejar su aniversario. La casa de Naruto era modesta como la mayoría de las construidas en Konoha exterior, pero ordenada de tal manera que los muebles no se veían apilados.


La sala estaba llena de fotos de la familia y amigos reunidos en aquel lugar haciendo actividades cotidianas. Así que a pesar de que había mucha gente amontonada ahí para celebrar su cumpleaños la escena correspondía a un día cualquiera.


Sin embargo, cumplir los doce años en Konoha Exterior era un evento sin igual, pues aquel era el momento cuando se hacía el juramento de proteger Konoha Interior.


Así que después de que comieran, Naruto abriera regalos e hicieran algunos juegos, todos se enfilaron para acompañarlo a él y a sus padres en su camino al muro.


 


La pared que rodeaba Konoha Interior estaba pintada de blanco, pero en la base se podían ver varias marcas de manos plasmadas en rojo. Cada clan tenía una sección específica y la de los Uzumaki estaba al norte.


De acuerdo al ritual aquellos que cumplían doce años debían cortar la palma de su mano derecha y empaparla de sangre antes de plasmarla en el muro, a un lado de la mano de su padre, al tiempo que prometían que darían todo de sí para proteger el interior.


Naruto no era descendiente directo de Hashirama y Mito, pero su línea familiar lo ubicaba bastante cerca de Tsunade, nieta del fundador y única miembro viva del clan Senju. Él la consideraba su abuela porque fue la única que acogió a su madre cuando se quedó desamparada.


 


Debido a que su padre no pertenecía al exterior, fue Kushina quien con las manos temblorosas, tomó la mano de su hijo e hizo un corte en su palma con la kunai que cargaba. Comenzó con un movimiento suave, pero decidido, así que Naruto tuvo que morderse el labio inferior para no emitir algún sonido de queja.


–Naruto, eres miembro del clan Uzumaki y como tal debes honrar la promesa que tu madre, los padres de ella y los de ellos hicieron a Konoha. ¿Juras proteger al Interior y todos sus habitantes?


–Sí, lo juro.


Para darle impacto Naruto apretó la mano y así logró que más sangre saliera de su herida, antes de caminar hacia el muro y plasmar su palma a un lado de la de Kushina.


–También juro proteger al exterior.


Lo último no era parte de la promesa, pero mientras veía las marcas de sus antepasados y sentía sobre sí las miradas de su familia y amigos, supo que también quería prometer que los protegería.


Después de presionar su palma y separarse del muro, escuchó los aplausos de todos y no pudo evitar sentirse como un adulto. Ahora era parte de Konoha Exterior a un nivel diferente, incluso del Interior.


Su papá le sonrió y su mamá sin aguantar las lágrimas de felicidad le dio un abrazo.


–Estoy tan orgullosa de tener un hijo como tú.


 


Dos días después del cumpleaños de Naruto, durante el desayuno, su padre le informó que su próxima reunión con el líder del Interior sería el lunes siguiente y que había logrado el permiso para llevar a uno de los miembros de su familia con él. Después de declarar aquello y debido a que centró su mirada azul sobre Naruto, él supo que era el elegido.


 


Ningún habitante del Exterior iba al Interior, pero corrían rumores de que el interior era deslumbrante, que las calles y los edificios tenían diseños opulentos. Además, se decía que todos y cada uno de los ninjas eran tan deslumbrantes como Minato.


Naruto creía aquello sin dudar a pesar de que en toda su vida sólo había conocido a 2 ninjas entrenados en el Interior. Uno era su padre y el otro era Itachi. El único Uchiha que había visto en su vida.


Itachi era un héroe e inspiración para Naruto. La primera vez que lo vio fue cuando tenía 7 años, en una demostración. Uchiha era apenas un adolescente, pero fue capaz de derrotar a un par de ninjas veteranos del Exterior con un grupo de movimientos precisos. Minato lo presentó como un genio y todos dijeron que en varios años seguramente sería el sucesor a gobernante.


Naruto le tenía respeto y al principio un poco de miedo, pues aunque Itachi parecía bueno era un Uchiha y él un Uzumaki. Pero sin importar el supuesto temor, lo siguió por algunos días y eventualmente fue descubierto. Afortunadamente Itachi no sólo era inteligente y habilidoso sino bastante amable y compasivo. Así que sintieron cariño mutuo.


–Es porque tengo un hermano de tu edad – le comentó para explicar la simpatía que le despertaba.


En aquel momento era muy pequeño para que alguien le creyera, pero se enamoró de Itachi y deseaba crecer rápido para poder casarse con él. Lamentablemente su primer amor no estuvo a su lado mucho tiempo pues, contrario a lo que cualquiera hubiera imaginado, murió en una misión de alto riesgo junto con toda la escuadra que tenía a su cargo.


Naruto se deprimió bastante y aún había veces que lloraba su muerte en el bosque. No lo superaba porque lo peor de todo era que nunca encontraron su cuerpo. El enemigo lo robó para estudiarlo pues sus ojos eran poseedores de un Sharigan muy poderoso.


El pequeño Uzumaki nunca llegó a conocer el nombre del hermano menor de Itachi y aunque su padre se ofreció a investigarlo él se negó. Imaginaba que aquel chico sería tan ejemplar como Itachi y que tendría la oportunidad de conocerlo cuando se ofreciera para ir al exterior, entonces lo reconocería al instante.


Sólo los mejores y más valientes pedían y obtenían permiso para abandonar Konoha Interior y unirse al Exterior, definitivamente el hermano de Itachi sería uno de ellos. Por lo tanto su meta era ser el mejor para ser digno de conocer su nombre y enfrentarlo en el futuro.


 


Pero ahora que su papá le decía que podía ir al Interior sentía que el corazón se le saldría del pecho por lo rápido que latía. Ni en sus mejores sueños imaginó que sería él quien tendría la oportunidad de ir al Interior y presentarse ante el hermano de Itachi. O ver el lugar donde su gran amor nació y creció.


 


Cuando llegó el día estaba muy entusiasmado, parte porque conocería al hermano menor de Itachi, parte porque aquella sería la primera vez que visitaría el Interior.


Su padre lo guio por la calle principal y él se sintió flotar hasta que pararon frente a la gran puerta roja que custodiaba el Interior. En ese momento lucía incluso más misteriosa y excitante que días anteriores.


Minato le hizo un ademán para que se apartara y cambió su gesto afable por una mueca de seriedad al tiempo que apoyaba su mano en la madera. Naruto observó atento y no tardó mucho para que pudiera distinguir como de la palma de su padre salía una luz blanca, chacra, que hizo reacción con la superficie y la desvaneció.


Así, como si fuera magia, Naruto vio desaparecer el único obstáculo que les prohibía ir al interior y lo embargó un sentimiento indescifrable.


–Listo – Minato se sacudió las manos golpeando una palma contra la otra, como si su reciente acción hubiese sido una actividad sucia – ven Naruto, podemos entrar.


El mencionado estaba asombrado por lo impresionante que era su padre, así que tardó en reaccionar, pero cuando recordó lo que venía a continuación dio un salto al tiempo que contenía un grito de emoción. Minato le acarició la cabeza y sonrió.


–Recuerda lo que hablamos Naruto, permanecerás a mi lado hasta que lo diga.


–Sí, sí. Ya lo sé – Naruto desechó las palabras de su padre con un movimiento de mano y dejó de prestarle atención, pues frente a él comenzaban a dibujarse las siluetas de los impresionantes edificios de Konoha Interior.


 


Lo primero que notó fue que las calles eran lisas, todas pavimentadas con una mezcla de concreto y decorados con adoquín pintado de rojo. Frente a cada edificio había maceteros  con pasto recién cortado y flores de colores que no deberían retoñar en esa época. Y los edificios tenían un estilo “futurista”, sin relieves, con muchos cristales y enormes lámparas para iluminación.


–Wow – Naruto ya no soportó la emoción. Estaba a nada de correr para ir a admirar la famosa estatua de mármol con detalles en plata del fundador de la ciudad, Madara Uchiha, cuando su padre detuvo su inminente carrera agarrándolo por la parte trasera de su chamarra.


–¿Qué fue lo que te dijo tu madre?


–Dijo que me tumbaría todos los dientes de un golpe si no te obedecía – respondió con tono cansino.


–Exacto, así que acompáñame a la mesa de registro y en cuanto tengas tu permiso podrás hacer todo lo que qui... no, no todo. Vas a poder pasear sin tocar ni destrozar algo.


–Vaya – Naruto llevó ambos brazos detrás de su cabeza e hizo una mueca de disgusto –este lugar ¿es así de delicado?


–No el lugar, lo delicado es la relación entre el Interior y el Exterior. Ahora tú también representas a todos los que están fuera.


Naruto bufó levemente –está bien, voy a cuidar hasta mi forma de respirar.


–Ah Naruto – Minato le volvió a revolver los cabellos cuando le acarició la cabeza, pero ya no lo reprendió.


Recorrieron otro par de metros, mientras el menor sentía que las manos le picaban por tocar las cosas, hasta que llegaron al edificio de registro. El lugar era excesivamente limpio, tanto que incluso la gente ahí brillaba, por lo que se sintió fuera de lugar. Sin embargo su padre se movía como pez bajo el agua.


–Hola – Minato saludó a la encargada de los permisos –buena tarde Rin.


–Sensei – la mencionada estaba distraída haciendo anotaciones, pero en cuanto escuchó a Minato se paró con rapidez –que gusto tenerlo de vuelta.


Rin tenía el cabello castaño y ojos almendrados que miraron con adoración a su antiguo maestro unos segundos antes de reparar en Naruto.


–Hola – dijo el menor.


–¡Hola!, ¿tú debes ser Naruto, verdad?


–Sí.


–Yo soy Rin, fui alumna de tu padre antes de que se mudara al Exterior, es un gusto conocerte.


–Igual – Naruto hizo una reverencia y se ganó una sonrisa de aprobación por parte de ambos adultos.


–Entonces, es el registro de Minato sensei – la chica sacó un pequeño pergamino y se lo tendió al mencionado para que pasara la mano sobre él. El papel brilló en reacción al chacra del adulto, justo como lo hizo la puerta, y después ella lo guardó. –… y un permiso – le tendió a Naruto un brazalete –póntelo y no te lo quites, no importa la situación, los del Exterior no pueden ir por Konoha sin el identificador.


–Sí, lo sé – Naruto tomó la pulsera y la ajustó en su muñeca con un gruñido. No era su intención ser cortante con Rin, pero su padre y madre le habían repetido aquello incontables veces.


–Me parece perfecto – Rin fue un poco mordaz, pero el tono era de burla sana.


Como respuesta Naruto le hizo un mohín y después se disculpó moviendo los labios.


–Espero te guste Konoha y si tienes alguna pregunta o te aburres de esperar a tu padre puedes venir a verme.


–Sí, gracias.


–Gracias Rin –Minato hizo una ligera reverencia –entonces nos retiramos. Debo continuar con los reportes.


–Claro sensei.


–Bien Naruto, ahora me toca ir a cumplir mis deberes y como sé que te aburrirás te voy a dar permiso de apartarte de mi lado, pe...


–¡Sí! – el menor saltó emocionado.


–... pero procura no llamar mucho la atención. No quiero que tengas problemas o alguien te moleste. No hables con extraños y si crees que hay un problema...


–Debo buscarte e identificarme inmediatamente – lo interrumpió de nuevo –lo sé, te lo dije. No tienes que preocuparte tanto.


–Es-está bien, confío en tu criterio.


–Y todo irá bien. En verdad.


 


Después de que Naruto lograra convencer a su padre que dejarlo solo y sin supervisión no era tan grave como creía que sería, decidió dedicarse a ver los edificios mientras se encaminaba al centro de la ciudad.


El Interior era sustancialmente diferente al Exterior, pues todo, hasta los botes de basura, parecían nuevos y caros. Donde él vivía todos eran relativamente pobres.


En varias partes de la ciudad, así como en todos los señalamientos peatonales y de tránsito, estaba pintado el emblema de los Uchiha. Tanto que Naruto comenzó a sentirse enfermo.


Su idea era pasear por el lugar intentando encontrar a un habitante que le dijera dónde estaba la casa de los Uchiha, pero ahora que veía tanta faramalla hacia esa familia comenzaba a pensar que tendría que responder a todo un interrogatorio antes de que le proporcionaran esa información. Suponía que tendría que volver con Rin y preguntarle a ella.


Mientras caminaba se dio cuenta que varias personas miraban su brazalete y el emblema de los Uzumaki en su chamarra y formaban una pose defensiva, como si temieran que les saltara encima para hacerles daño. Fue por eso que mientras más pasaba el tiempo, el ánimo con el que caminaba decayó y comenzó a ponerse de mal humor.


A cada paso que daba entendió la preocupación de su padre. La gente del interior le tenía una aversión irracional al exterior y por supuesto a los Uzumaki. Su padre le había explicado la historia desde la perspectiva del interior y en todo momento los ponía a ellos como unos malvivientes.


Era ofensivo porque fuera, ellos trataban al interior como héroes.


 


Tuvo la intención de armar una revuelta contra el próximo dependiente que lo mirara como si fuera a robar algo, pero por su padre decidió ignorarlos.


Harto de ser juzgado de la peor manera por completos desconocidos optó por alejarse del centro de la ciudad e ir a un lugar donde la gente no estuviese tan aglomerada.


–Idiotas – masculló mientras se alejaba.


 


Caminó por un largo rato hasta que llegó a la parte norte de la ciudad. A un amplio parque cuyo atractivo principal era un lago. Ese estanque de agua se formaba gracias a un río cuyo nacimiento se encontraba al norte de Konoha Exterior.


Naruto se acercó al agua y se perdió mirando su reflejo unos minutos. En realidad no era diferente a ninguno de los habitantes del Interior, nadie lo era, y si no fuese por la pulsera o su chamarra no lo notarían. Además, aunque en el interior se creyeran mejores, la verdad era que bebían y comían de la misma tierra.


Caminó por la orilla varios metros, jugueteando la pulsera entre sus dedos. Iba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que estaba por toparse con una persona dormitando, recostada en su camino, hasta que tropezó sus pies con sus piernas y fue a dar al suelo.


–Itte – Naruto se levantó quejándose de dolor y al momento que se acarició las manos se dio cuenta de que con la impresión se había arrancado el brazalete identificador de la muñeca. –¡Aah! – pegó un grito asustado.


–¿Qué es lo que pasa? – la persona con la que había tropezado no tenía idea de por qué interrumpían su sueño de esa manera y se alteró cuando Naruto pegó aquel grito.


–¡Qué es lo que… – de pronto Naruto reparó en que seguía sobre la persona con la que había tropezado –lo siento – dijo parándose al instante.


–¿Lo siento? – su interlocutor miró a todos lados y cuando se dio cuenta de lo que había ocurrido también se incorporó pero con el ceño fruncido.


Naruto no hizo caso del tono irritado de su interlocutor, ni siquiera lo miró, pues estaba asustado por lo que acababa de hacer –¡me van a matar!


Su acompañante cruzó los brazos y tras evaluarlo unos segundos resopló –idiota.


–¡¿Qué me dijiste?! – cuando Naruto escuchó esa palabra olvidó el problema con su brazalete y decidió retar al chico. Pero justo cuando lo hizo sintió un vuelco en el estómago.


Acababa de ser flechado. Tenía frente a él una persona hermosa.


Aquel chico parecía de su edad y estatura, su piel era más clara que la suya, con ojos y cabello color ébano. Su pose, con las manos dentro de las bolsas de su pantalón, le daba un aspecto de ser una persona desinteresada del resto, como si el mundo no mereciera su existencia y el viento parecía concordar con él pues en ese momento, para darle un efecto de mayor irrealidad, corrió agitándole los cabellos y ropa.


Naruto respiró el agradable aroma que el viento hizo llegar a su nariz y se deleitó con las ondas que hizo la tela y dejaban ver un poco de piel de su acompañante.


–Idiota – repitió en respuesta a la pregunta que le hizo.


Con esa palabra Naruto logró salir del ensimismamiento, al tiempo que se preguntaba si su interlocutor se había dado cuenta de que lo dejó embobado. No supo qué contestarle.


Pero cuando lo vio girarse para abandonarlo descubrió que en la parte trasera de su playera estaba estampado el paipai que distinguía a los miembros del clan más famoso del interior.


–U...Uchiha. ¡Eres un Uchiha!


El joven paró sus pasos y se volteó para mirarlo como si estuviese loco por lo que acababa de gritar. Naruto se sintió otra vez fuera de lugar y escondió los brazos detrás de la espalda para ocultar la pulsera en la bolsa trasera de su pantalón.


–¿Cómo te llamas? – su interlocutor lo siguió mirando raro, así que se sonrojó – yo, mi nombre es Naruto. Estoy de visita en Konoha y sé que son muy famosos… los Uchiha.


 


Su acompañante arrugó la nariz –Sasuke – y se volvió a girar para dejarlo.


 


 

Notas finales:

Gracias por leer.

Bsos

Yais


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