POV SUHO
Me ofreció su chaqueta, y le agradezco que lo hubiera hecho. Estaba pasando realmente frio y no llevaba nada encima. Pasé mis brazos por cada manga y la amarré para así entrar en calor cuanto antes. Su calor, a diferencia de mi agresor, no me parecía repulsivo. Era reconfortante. Se sentía verdaderamente bien en esa enorme prenda. Me tapaba por completo, era un chico tan grande. Mis lágrimas seguían cayendo lentamente, y mi vergüenza no me dejaba mirarle a la cara y agradecer. Mis manos no podían estar quietas y jugaban con el borde de su chaqueta. De repente sentí su enorme mano acariciar mi pelo suavemente. Eso me sorprendió y por inercia levanté algo mi cabeza. La retiró enseguida, él también se veía avergonzado. Sus mejillas se tiñeron de color rojo, y eso hizo que mi pecho se agitara un poco. Se giró y me dejó solo en el cubículo.
Asomé un poco mi cabeza para ver lo que estaba haciendo, estaba serio y concentrado buscando algo. Y mi corazón volvió a latir cuando recogió mis pantalones del suelo. Me sentí mal por haber pensado durante mucho tiempo que era un idiota, y puede que lo fuera, pero ahora me acababa de dar cuenta de que las personas tienen muchas caras. Y esta cara de Kris era mucho mejor que esa arrogante que mostraba a todos.
Volví a introducir mi cabeza en el cubículo. Kris regresó en seguida con lo que quedaba de mi ropa y me la entregó. Esta vez sí que abrí la boca, quería agradecerle y no solo por lo de mis pertenencias, sino por salvarme. Fue duro escuchar mi propia voz sin fuerzas. Me encerré en el cubículo para así tener un poco de intimidad, era estúpido, pero me sentiría más estúpido si me observan. Ahora mismo lo único que quería era descansar.
Salí algo más decente, mis ropa estaba destrozada, pero gracias al abrigo de Kris la gente no se percataría de ello. Kris se acercó y sujetó mi mano suavemente, cuando vio que yo no lo rechazaba apretó fuertemente mi mano. El comenzó a andar hacia la salida. Yo estaba hecho un manojo de nervios, quería agradecerle y por otro lado estaba realmente preocupado por que contara algo. Parecía estúpido pensar eso después de salvarme, pero sólo quería estar seguro. Toda mi vida está en sus manos. Si alguien más se entera, mi trabajo, mis relaciones personales…todos me mirarán con lástima…
Me quedé parado en el sitio, tenía la intención de ser fuerte y no seguir llorando, pero aún no asimilaba lo que me acababa de ocurrir. En cuanto mis palabras abandonaron mis labios mi lágrimas salían con más fuerzas. Mis palabras salían y salían y salían…y unos brazos me rodearon. Su cuerpo estaba tenso y cuando le devolví el abrazo se relajó por completo. Me prometió no contar nada y yo asentí mientras agradecía con palabras.
Después de estar un buen rato en esa posición y de relajarnos ambos, cogió de nuevo mi mano y nos llevó a través del lugar intentando llamar lo menos posible la atención. Incluso me rodeó con su brazo cuando llegamos a un punto en el que los borrachos nos empujaban. Gracias a dios salimos enseguida. Me llevó hasta el parking donde estaba estacionado su coche, incluso me llevó hasta la puerta del acompañante.
Ya montados en el coche tuvimos una pequeña discusión de donde pasaría la noche. No quería estar solo, pero ya había hecho suficiente por mí. Alguien tan joven es el que se había encargado de ayudarme. ¿Qué clase de adulto soy? Simplemente me dejé arrastrar, se sentía bien ver que alguien se preocupaba por ti.
Kris como esperaba vivía en una buena zona, a diferencia de mí que vivía en un cutre piso de alquiler. Esa zona siempre había sido muy tranquila. Llegamos al parking de lo que parecía un lujoso edificio de apartamentos. Salimos del coche y subimos hasta una planta altísima. Cuando abrió la puerta quedé impresionado con el apartamento que tenía para él solo. Lo único que no tenía ese enorme piso era ese ambiente acogedor, parecía solitario y me entristeció pensar que Kris tuviera ese sentimiento.
Me llevó hasta el baño y me ofreció toda la comodidad del mundo, me preparó ropa y toallas y me dejó sólo en el cuarto de baño. Recorrí con mi mirado el amplio baño, era precioso, no podría imaginar un sitio así de lujoso en mi casa en la vida. Me dirigí al espejo para ver mi reflejo. Tenía miedo. Me asomé poco a poco y cuando estuve al completo, mi vista se nubló. Volvía a llorar, era repugnante verme. Lo único reconfortante era esa enorme chaqueta. Ni siquiera se veían mis manos. Sujeté el cuello del abrigo y lo arrimé a mi nariz para poder oler su estúpida colonia. Soy repugnante.
Enseguida me deshice de toda la ropa y encendí el grifo. Me sumergí en esa enorme bañera, era relajante sentir el agua caer en mi cuerpo. Cerré fuerte los ojos, las imágenes no paraban de pasar por mi mente. Quería gritar de rabia, de asco, de repugnancia. Pero de mis labios no salió otra cosa que una triste canción. Mi mente se relajaba y mis lágrimas aunque seguían cayendo, eran un poco más suaves.
Salí de la ducha y me sequé con tranquilidad. Me puse el pijama que me había dejado en el estante. Era enorme, las mangas tapaban mis manos, el cuello era tan grande que se deslizaba por mi hombro hacia uno de los lados y los pantalones caían formándose pliegues al final de mis piernas. Tuve que ir por todo el camino hasta donde se encontraba Kris sujetando la parte inferior del pijama. Kris se encontraba sentado de forma vaga en el sofá de la sala. Me acerqué para decirle que iría a dormir, tenía que preguntarle donde estaba la habitación que usaría. Su imagen durmiendo era preciosa, tenía unos rasgos realmente bellos. Mi mano se movió sola y estuvo a punto de acariciar su cara, pero reaccioné a tiempo y la alejé. Había un enorme hueco a su lado, y se veía tan cómodo que me senté allí. Incluso su perfil era bonito. Dejé mi cabeza húmeda caer sobre el hombro de mi salvador. Me había sentido tan sólo en el baño…No pude evitar que mis lágrimas volvieran a caer. Mi cuerpo temblaba por los recuerdos. De repente fui rodeado por sus brazos, y ambos acabamos tumbados en el amplio sofá. Correspondí el abrazo fuertemente. Mi cabeza quedaba en su pecho, no quería molestar más de lo que ya había molestado, e intenté que mi llanto cesara. Pero no fueron mis ganas por reprimirlo lo que me calmó un poco, sino unos labios. Unos labios que se posaron sobre los míos con delicadeza. No sabía que sentir en ese momento, Kris estaba dormido y lo más seguro es que pensara que fuera su novia. Se retiró poco después y escondió su cara entre mi hombro y mi cuello. Sentí como respiraba mi aroma y como nuestras piernas se entrelazaban.