El bebé estaba en la canasta sobre la mesa de centro, sus ojos eran grandes y afelinados, le hacían recordar a ese rubio, este le observaba fijamente mientras él estaba sentado en el sofá con sus dedos entrelazados y su mentón sobre ellos, en una forma pensativa, el niño se reía y mostraba sus encías sin dientes.
— ¿Qué puedo hacer contigo Tae junior? — Dice mientras acerca su mano al pequeñín quien de inmediato lo toma entre sus manitos y empieza a jugar y reír, contagiándole la risa a Taemin. — Yangmin ¿eh? — Preguntó, mientras el niño seguía mirándole fijamente. — ¿Acaso lo de la universidad era una excusa para liberarse de ti? — Preguntó — Eres tan bonito como yo, eso es obvio. — Sonríe. — Ahora, ¿Qué debería de hacer?
Suspira mientras toma su Smartphone y entra en buscador:
“¿Qué hacer con un bebé?”
Las búsqueda le derivan a otras, no sabía que hacer exactamente. ¿Cómo sabía si el bebé tenía hambre? ¿O estaba sucio? ¡Los bebés no hablan!
— ¿Tienes hambre? — Pregunto recibiendo una carcajada por el bebé. Se acercó y acarició sus mofletes. — Yo creo que sí, quieres comer mi dedo — Sonrió al ver como el niño abría su boquita al divisar el dedo de Taemin. De la canasta – que había un bolso, y el bebé no era tan grande cabía ahí- tomo una cajita de leche de bebé y la vertió en el biberón que también estaba ahí.
Miró el contenido.
— ¿Debería calentarla? — Se pregunta y camina hasta la cocina dónde lo coloca en el microondas, lo suficiente como para que quede tibia. Vuelve hacía él bebé y lo toma en brazos. — Espera… espera, no llores — Advirtió cuando vio que el niño intentaba largarse a llorar, su cara se deformaba y eso causaba risa en Taemin. Pero cuando vio que el niño lloraba de enserio y con pequeñas lagrimas se preocupó.
Se golpeó mentalmente mientras empezaba a mecer la canastita y parecía que el llanto empeoraba.
— No, no, no, no… no lloré Yangmin — Dice mordiéndose el labio inferior, con sus cejas curveadas, preocupado. — ¿Por qué lloras? ¡Respóndeme! — Dice fastidiado. Lo toma en brazos, como siempre vio que sus amigas tomaban a sus hijos, y lo acuno, pero parecía no querer dejar de llorar. Tomo el biberón y lo coloco en los labios del niño, sonrió al notar como el llanto del bebé había parado y ahora tomaba de su leche maternizada. — ¿Acaso quieres ser un cerdito? — Acaricia la barriga por encima de su ropita azul cielo — Tu barriga es como la de un balón
Cuando Yangmin estaba escupiendo la leche le sacó el biberón de la boca para luego tomarlo sostenerle desde debajo de sus bracitos y hacer que se parará en sus propias piernas para mirarle a los ojos.
— ¿Y ahora qué? — Ni bien termino la oración sintió como el menor había eructado en su cara, tampoco era un olor terrible porque solo bebía leche. — Oh, por dios… — Pero Taemin era un exagerado — Este niño no es mi hijo — Bromeo al ver que él ni hacía eso con gente de confianza, si no fuese que el pequeño fuera una calca suya diría que le encargaron a un niño que no le correspondía.
Se quejó despaciosamente al momento de que olió algo realmente apestoso, y el niño había empezado a llorar nuevamente.
— ¿Acaso debo cambiarte los pañales? — Frunce el ceño y el niño carcajea en medio de su llanto, como si estuviera burlándose de él. Tomo al niño y lo puso en la mesa ratona, no sin antes poner un trapo que no servía –pero limpio- debajo de él, y le quito el mono de color cielo y lo dejo a un lado, luego lo pondría a lavar, no tenía un olor agradable.
Tomo los pañales y las toallas húmedas, puso todo a la diestra del niño, quien le veía expectante como si nunca hubiese empezado a llorar, ahora daba pequeñas sonrisitas picaras.
Sí, el niño se burlaba de él y de su inexperiencia cambiando pañales.
El ringtone de su celular, el cual sonaba cuando tenía mensaje, se había empezado a reproducir paulatinamente mientras empezaba a vibrar en el almohadón del sofá.
Lo tomo y leyó el mensaje que tenía.
“Oppa iremos a su casa. Un beso, Sully, Minah y Amber.”
Sully, su prima menor y las secuaces.
Ni bien termino de leerlo la puerta de su casa es abierta, y los sonidos de pasos se acercaban a él, creando suspenso y el nervioso sin saber que hacer exactamente con él niño sobre la mesa.
¿Qué haría si creían que iba a cenar a un pobre e indefenso bebé?
— Oppa…
— ¡Un bebé! — Dijeron las tres al unísono mientras se acercaban.
— Wow, wow, wow… ese niño apesta. — Dice Amber tapándose la nariz.
— Oppa, ¿acaso haz robado a este niño? Mira que los seres humanos no son juguetes — Le explica Sully como su él sufriera de un grave estado de retraso mental.
— Ey, ya lo sé, pero está a mi cuidado. No se cambiarle el pañal ¿ustedes si?
Las chicas se miraron entre si y rieron apenada.
— No… — Volvieron a decir en coro.
— Son mujeres, es obvio que deben saberlo.
— Las mujeres no nacen sabiéndolo todo, aunque seamos inteligentes, no aprendemos a cuidar niños a la edad de 16 y 17.
— De todas formas, están viejas, en los tiempos antiguos a esa edad ya estaban casadas.
— Los tiempos cambian, no nacimos en la prehistoria como tú — Dice Sully frunciendo su boca en un puchero. — De todas formas, no debe ser tan difícil ¿no?
— Obvio que no es difícil — Dice Minah y sonríe ampliamente.
— ¡Recuérdenme que nunca tenga un niño! — Suspira Amber luego de que la misión fue hecha con éxito, luego de tirar unos cuatro pañales que perdían el pegamento de las cintas y ya se estropeaban. Las tres se sentaron como morsas en el sofá mientras veían que el bebé se encargaba de jugar con el cabello de Taemin, tirándolo, y este estaba tan cansado que simplemente no hacía nada y se quedaba tirado en la mesa de madera, lo suficientemente resistente como para soportar su peso.
— Creo que nunca me sentí tan ignorante como este día — Aclara Taemin mientras se sienta con el niño en brazos, sosteniéndolo bien.
— ¿Y de quien es el niño? — Dice Sully jugando con la manita del infante.
— A-ah es de una a-amiga que está terminando sus estudios universitarios — Ríe con nerviosismo.
— Oh, es muy bonito… si no dirías eso pensaría que es tu hijo. Oppa, ¿tuviste algo que ver con la creación de este bebecito?
— E-eh… como dices, es pura coincidencia… este rostro se gana cada veinte años y este niño fue afortunado de parecerse.
— Pues sí, dicen que todos tienen su propio gemelo, no sería raro que la sangre de su familia estuviera esparcida por todo el continente y ustedes ni cuenta.
— Si, Minah tiene razón — Suspira Taemin. No era buena idea de decirle a su prima, porque sabía muy bien, que aunque no hacerlo con maldad, estaría tan emocionada que quisiera correr y decirlo a los cuatro vientos pero… sabía que si sus padres se enteraban lo más seguro es que le quitarán al niño a Kibum y lo meterían en un orfanato, aunque suene cruel era verdad, y lo más acertado es que al rubio lo desaparecieran del país, solo para que su empresa no se vea influenciada por las noticias de El hijo mayor de los presidentes de la familia Lee tiene un hijo con un don nadie, meses antes de su compromiso con el multimillonario hijo del dueño de la mitad de las acciones de todas las empresas con alto puesto económico de la mayoría de los países. Joven muere por casualidad de estar debajo de un piano.
Iba a ser obvio, no quería morir joven ni tampoco hacer que ese niño perdiera a su madre…
Aunque quizás…. El carecía de mucha imaginación.
Negó mentalmente y se puso firme, decidido a que nadie iba a enterarse de que ese niño llevaba su sangre, que era su propio CopyPaste.