Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Don't run away [EXO] por A-chan

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

Holii :3 nació de una noche de insomnio a las tres de la mañana... Espero que les guste. Síganme en Twitter

@AnnieChanL

 

        JongIn y yo corriamos a toda velocidad mientras reíamos como dos locos; era una húmeda tarde de abril y la lluvia galopaba salvajemente sobre nosotros.

        Sonreí de lado y lo ví, estaba mas guapo de lo normal con la camisa húmeda. Y ahí vas otra vez… pensé cansado. Siempre sacando pensamientos impuros por culpa de ese bastardo.

 

—¿Que miras? —me preguntó sonriendo— ¿Te gusto?

—Nada, no te miro nada. Y no me gustas. ¿Quién demonios crees que eres? —contesté. Estaba harto de tener que esconder mis sentimientos, pero no había nada más que hacer, a él le gustaba Victoria. La chica nueva de intercambio que había llegado apenas hace tres semanas.

 

        ¡O sea! ¡Tres jodidas semanas y esa maldita china había logrado lo que yo no en tres años! Cuando pensaba en ella solo sentía como si en vez de sangre, hubiera vinagre en mis venas. Pero él no tenía la culpa, yo la tenía por cobarde, no podía culparlo porque él no sabe de mis sentimientos.

        ¡Y me ha rechazado aún antes de saberlos! Bravo Kyungsoo, ¡un brindis por la persona más desafortunada del planeta! 

 

  «¡SALUD!»

 

        En resumen, sabía la manera en la que Kai miraba a Victoria, la chica no era mala persona, y era muy guapa, tal vez por eso se había enamorado de ella y no de mí... 
Él la amaba y no había poder humano suficiente para poder cambiar eso. 

        O mas bien a esa.

        Suspiré tristemente y lo miré de nuevo, se veía condenadamente guapo con el cabello y la ropa mojada.

 

 —¡Soo! —me habló— ¿Estás bien? —me preguntó pasando su mano frente a mi cara. Suspire resignado.

 —Ah, vámonos o llegaremos tarde a la práctica — dije con la voz apagada, note su rostro preocupado, pero eso no me importo, solo quería largarme a despejar mi mente, lejos de él, y de todos. Necesitaba un poco de soledad, para darme un poco de valor y declararme a JongIn. Tal vez, com un poco de suerte seguiríamos siendo amigos, no había problema en cuanto a declararme a él. 

 

        Yo era abiertamente gay, y él bisexual. O eso creo...

        Kai repentinamente tomó mi mano y me obligó a verle. Joder, mi corazón latía tan rápido cuando sus ojos me miraban de esa manera.

 

 —¿Que te pasa? —me miró triste—, era broma —sonrió y le devolví el gesto sin ganas.

 

         Fuimos caminando el largo sendero hacia el salón de prácticas bajo la lluvia, mojándonos. El silencio nos asechaba, tan inmerso estaba dentro de mis pensamientos que cruce la calle sin mirar.

        Error.

        Kai me gritó y jaló mi mano hacia donde el se encontraba, provocando que cayera encima de él. Sentí como la llanta del automóvil rozó mi zapato y me asusté.          Me ayudó a pararme y me abrazó como si no hubiera mañana, mi corazón estaba acelerado por el hecho recién acontecido. Estaba tan asustado como cuando me había quedado atrapado en la jaula del león en el zoológico o como cuando un matón me amenazó de matarme con una navaja.

        Y ninguna de esas cosas había pasado nunca...


       Por mis venas corría la el miedo, así que no lo soporte más y lloré. Saqué todo. El terror de lo que me acababa de suceder y la impotencia de mis sentimientos reprimidos desde hace tanto.

 

—No hagas eso denuevo —me susurró mientras lo escuchaba ¿Llorar? Si, llorar ¿Porqué? Ni yo lo sabía —. No vuelvas a hacer eso, me asustaste —Kai me estrechó entre sus brazos con calidez—. No se que haría sin ti, eres mi mejor amigo, te quiero, demasiado, es más... —yo solo me entristecí y lo eche hacia atrás de un empujón antes de que pudiera terminar de hablar. No quería su sermón de Tu y yo somos mejores amigos.

—Basta —corté firme su oración.

—¿Que? ¿Soo? ¿Porqué te pones así? ¡¿Qué no ves que casi te pierdo?! —me dijo con la voz entrecortada. Me hubiera encantado creer que sus palabras venían envueltas en un contexto romántico. 

 

       Pero yo sólo era aquella clase de mejor amigo con la que planeas tu boda, el que seguramente firmará el acta como testigo del amor entre el y otra.

 

—¿Me quieres? —le pregunté triste.

—¿Cómo que si te quiero? ¡Claro que sí! Si tu eres lo...

—Lo más importante para tí —finalicé con cierto desdén aquella monótona frase que solía decir mucho—. Sé que me quieres —mi voz se debilitaba poco a poco—, pero... ¿De la misma manera en que yo te quiero a tí? 

—¿Qué? KyungSoo... —se quedó un minuto en silencio, abriendo y cerrando la boca, pero de ella nada salía. Sabía que se preparaba para rechazarme, no quería escucharlo. No.

 —Yo te amo Kim JongIn, desde hace tres años. ¡Pero tú! ¡Tú estás enamorado de ella! ¡DE UNA MALDITA CHINA QUE CONOCES DESDE HACE TRES SEMANAS! ¡¿Sabes cuánto tiempo te he amado yo?! ¡Tres años! ¡Tres putos años y te has fijado en alguien que no lleva mi la mitad de tiempo que yo de conocerte!

 

         Cuando me dí cuenta, mi error ya estaba hecho. El se había quedado parado, mirándome fíjamente, con los ojos bien abiertos e intentaba respirar.

         Le había confesado mis sentimientos y no había marcha atrás, lo sabía y ahora vendría el rechazo. Así que sólo me quedó hacer lo único que alguien tan sensato como yo es capaz de hacer en una situación así.
Exacto. 

        Huí sin remedio y corrí a mi casa aún con la fuerte tormenta azotando el cielo. No había nadie así que me eché a llorar en la alfombra como un perro mojado, triste, solo, arrepentido; sollozaba fuertemente y de vez en cuando gritaba un poco por aquella linda amistad que había hechado al desagüe por aquél estúpido impulso. 

        Aunque siendo sinceros... nuestra amistad se había ido a la mierda en el momento en que me enamoré de él.

 

       Aquella noche me refugié entre mis sábanas, después de una ducha y un poco de ramen instantáneo, mientras veía «Secreto en la Montaña», (sí, creo que soy masoquista, porque de haber estado normal no hubiera habido manera de que mirara algo tan cursi y trágico como esa pelicula de amor homosexual) me dormí; o al menos intenté lo más cercano a eso, que fue cerrar los ojos por toda la noche sin poder conciliar el sueño.

         La mañana siguiente me dolía fuertemente todo el cuerpo, mi compañero de departamento, Suho, me insistió —o más bien ordenó— que me quedase descansado en la cama y que no fuera a estudiar. 

         Y yo no me opuse. No tenía intención de ver a Kai, ni de hablar con él. No ahora. ¿Cobarde? Tal vez, pero no estaba listo mentalmente para algún rechazo.

        Antes de irse al trabajo, Suho me cocinó una enorme olla de caldo de pollo para mí solo. Me dejó algunas infusiones y tés para que me mejorara pronto. Sin mencionar el asqueroso suero, los desagradables jarabes y las mostruosas pastillas que me hacian tomar para la gripa, la fiebre, el dolor de estómago y las alergias. 

        A pesar de todo, estar enfermo no era tan malo, Suho me concinaba caldos deliciosos, me traía vitaminas de gomita en forma de dinosaurio con sabor a limón y le había pedido de favor a uno de sus amigos (cuyo nombre era Yifan, pero le gustaba que le dijeran Kris) que me cuidara. 

         Yifan era un chico agradable, me contaba malos chistes que me hacían reír de lo terribles que eran y cumplía mis caprichos, no podría quejarme de estar enfermo. A veces me preguntaba si de verdad yo tenía diecisiete años porque JoonMuyn me tenía muy mimado. Creo que el hecho de que, mi ahora amigo, Kris cuidara de mí me favoreció a no pasarla tan mal.

         Lo único que me traía de muy bajo humor era Kai. Pensaba en él día y noche y no podía evitar sentirme miserable. Porque muy probablemente yo pudiese haber estado comiendo caldo de pollo mientras me partía de risa escuchando a mi enfermero/amigo/payaso, pero probablemente JongIn estuviese intentando cautivar a Victoria. Y yo sentado sobre una mesa, tosiendo como gato gordo escupiendo microbios a todo ser viviente e inerte que se me atravezara.

        Nueve días fue el tiempo que tardé en recuperarme. Tenía una infección en la nariz y en la garganta, mis «amígdalas» (según lo dicho por el doctor esas bolitas raras que están cerca de la úvula) estaban tan inflamadas que al hablar, comer o toser, se tocaban entre sí y me provocaban vómitos —que, porcierto, era terrible considerando que tenía una fuerte gripa y a veces me daban severos ataques de tos— lo cual provocó que me hiciera daño en la laringe, además de haber corrido riesgo de tener un fuerte ataque de neumonía, y de alguna manera, según el nada agradable doctor Cho, mi ánimo no había cooperado con mi sistema inmunológico ni con las medicinas. Así que prácticamente estuve toda la semana tomando al menos tres o cuatro píldoras cada seis horas.

                        ¿Encantador, no?

         Después de mi serie de cuidados intensivos, regresé a las clases incluso más repuesto que antes, físicamente hablando, ya que seguía con aquella fragilidad mental que me iba a llevar al borde del colapso. 

          Si antes odiaba no compartir ninguna clase más que teatro y danza con Kai, ahora lo adoraba, así no tendría que verlo demasiado. 

 

           Pero como siempre que algo andaba bien, tenía que aparecer la oveja china entre el rebaño de coreanos.

          Soy Do Kyungsoo y seguro que hoy era Martes con M de "moo" tan seguro como lo era que compartía clase con Kai. Y compartir clase con él implicaba que me viera. Y que me viera implicaba que querría hablar conmigo. Y eso quería decir que tendríamos que enfrentarlo todo de una vez. 

         Juro por Dios, Odín, Zeus, Ra, Buda, Quetzalcóatl, o cualquier divinidad existente que estar en la clase de Teatro fue lo más incómodo que me ha pasado. JongIn no paró de enviarme miradas de cierto matiz peyorativo y cuestionante acerca de mis faltas. Cuando el timbre sonó yo ya tenía mis cosas en la mano dispuesto a huír, pero antes de que me diera cuenta, él ya me había tomado el brazo. Me miró fíjamente y dijo

 —: Tenemos que hablar —su voz había sonado distante y me había dolido la forma en la que le habló, pero también me dio coraje que se dirigiera a mí de esa manera. Porque odiaba que la gente me dijese cosas en un tono tan imperativo "¿Algo más patrón?" Pensé molesto.

         Se fue directo a su clase y los que estaban a nuestro alrededor cuchicheaban. Lograba escuchar entre los murmullos algunas cosas, de entre ellas una conversación llamó mi atención.

 

 «¿Porqué crees que se hayan peleado?» murmuró una.

«Yo sé todo» espetó la otra con arrogancia «Es porque JongIn es drogadicto y le ofreció a KyungSoo droga» la otra se sorprendió «Entonces, Soo tuvo una reacción alégrica y por eso no vino ni la semana pasada ni ayer, y por eso está enojado con él.» 

«¿Tu crées?» preguntó la otra «JongIn no parece de esos chicos, no creo que esa sea la razón...»

«¡Créeme mujer! Yo te digo la verdad!»

«No, no puede ser, no lo creo de Kai... él no es así»

 

        Salí de mi escondite, con una ceja alazada y la que anteriormente había dicho la estupidez palideció. Eran Victoria y su amiga, Sulli. Pude reconocer la voz de Victoria defendiendo a Kai.

        Seguro es porque son novios... Qué mas dá, almenos sé que lo defendera.

—¡Sigan hablando, chicas! —declamé con sarcasmo—. Me encantaría saber cómo me drogo con JongIn.

—¡¿Que tu te qué con quién?! —exclamó una voz conocida atrás de mí, justo la voz que no quería oír. Ahora el pálido era yo.

—¡J-j-jo-ng In! —tartamudee como el imbécil en el que me transformaban los nervios y divisé salidas de escape, él bloqueaba la puerta. 

 

       Miré la ventana y recordé que no debían ser más de un metro y medio lo que había de espacio. Me estaba volviendo un experto en eso de encontrar salidas de escape improvisadas, a este paso sería escapista.

 

—¡ESPERA KYUNGGIE NO SALTES! —gritó Kai detrás de mí, pero no estaba dispuesto a escuchar la manera en que me rechazaba. Ya lo sabía, no era necesario que me lo dijera él, yo solo podía asimilar perfectamente que él estaba enamorado de alguien más. 

 

         Corrí por todo el campus y me adentré en uno de los infinitos depósitos. El olor de los productos de limpieza era muy penetrante. 

         Perfecto, si alguien me encuentra aquí pensará que de verdad soy un drogadicto. Suspiré. No de nuevo; había corrido, lo había hecho otra vez. Y me sentía tan cobarde que me solté a llorar, me sentía como un mariquita llorando, pero no podía detener mis lágrimas.

         Escuché pasos y la puerta se abrió, dejándome ver a un sexy y sudado Kai. Ahora era sí o sí. No podría huir. No señor. Y tenía dos razones para no hacerlo: 

Uno: Porque tenía que defender mi orgullo

Dos: No había por donde salir.

 

 —Ay... Ay... —se agarró del marco de la puerta—, tengo que volver, creo que perdí un pulmón —. Reí un poco en medio de mis lágrimas, ese era Kai, siempre tan divertido, podría tener cualquier ocurrencia en cualquier situación y lugar.
  Pero no era mío...

—Vete —espeté entre plañidos. Me habría jugado el cuello a que lucía patético quejandome con la cabeza entre mis piernas, hecho un ovillo en una esquina.

—¿Qué? ¿Estás loco? ¡No! ¡Te acabo de encontrar! —suspiró cansado y recurrí a la última situación que tenía planeada para casos de emergencia como éste. No era como si hubiese estado planeando nuestro encuentro...

—K-k-ka-kai —taramudee inseguro —S-Sa-Sabes, puedes olvi-dar lo que he dicho —dije atropellando mis palabras— pero no me arrepiento de lo que dijo que porque yo te amo y la verdad si quieres olvidarlo y ser mi amigo como antes estara todo bien por mi puedes fingir que nun... —dije todo corrido y fuí interrumpido por la sensación de sentir sus labios contra los míos. Rosados, acolchados, suaves, con sabor a fresa.

—Cállate —me beso— Te —me robó otro beso— amo —me robó otro más— a tí, sólo a tí —pero yo estaba confundido.

—¿Que? ¿Porqué no me dijiste antes? —pregunté confundido mientras lo abrazaba e hipaba.

—Me gustas desde que teníamos diez. En ese entonces no sabía que el amor entre hombres estaba mal visto, así que secretamente planeaba formas de pedirte que te casaras conmigo —se ruborizó violentamente— después crecí y me dí cuenta, pensé a pesar de ser gay no me querías, así que me decidí a seguir con mi vida aún si no me amabas, quería estar siempre a tu lado y por eso te convertiste en mi mejor amigo... Sin embargo, cuando me dijiste que te gustaba no supe reaccionar. Y me sentí un idiota por no seguirte. Me hubiera gustado hablar contigo antes, pero no habías venido y en las tardes me encontraba demasiado ocupado, y no es que me importes menos que el baile, es sólo que ya sabes como es la profesora Kwon y... —esta vez le interrumpí yo con un beso, eso era más que suficiente para mí.

 —Linda forma de callarme —me dijo riendo—, debería hablar más seguido —yo sonreí, y entrelacé mis manos en su cuello— Que romántico escenario —dijo con sarcasmo.
Cierto, estábamos en el depóstito. Una sonrisa surcó mi rostro, me alegraba que las cosas se hubiesen aclarado. Pero aún me quedaba una duda.

—Tu y yo... —nos señalé— ¿Qué... Qué somos? —pregunté tímido.

—Supongo que somos novios —tomó mi cintura y me acercó a él.

—Aún no lo has pedido formalmente —espeté juguetón, él tomó mi mano y me levantó, me llevó al pasillo y gritó

—: ¡DO KYUNGSOO! ¿Aceptas que este pobre animal sexy, sea tu novio? —todos se quedaron callados, esperando mi respuesta, algunos con ilusión, otros con asco, de cualquier manera, todos estaban viendo— formalmente —soltó rápido la palabra e hizo una bella sonrisa perfecta que tanto me cautivaba.

—Claro que sí, Kai —sonreí.

 

 

Notas finales:

Comenten si les gusto, la verdad es que lo escribí asi de puro juego xD estaba aburrida y quise escribir algo que me liberara un poco, así que así nacio.

pueden pasarse a mi otros fics, son libres de andar por mi cuenta!! espero verlos por ahí :3 

síganme en twitter si quieren payasear un rato conmigo @AnnieChanL 

¡Gracias por leer! Besos de salmón °3°

¡Nos leemos pronto! XOXO

A-chan~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).