Cap. 2
Luego del incidente de la nevera prohibida las cosas en la tienda continuaron con normalidad, Pan-kun seguía con su rutina diaria y Queso-san se concentro en estudiar el manual que se le había entregado, así evitaría meterse en problemas otra vez. Las cosas eran igual que siempre… Bueno no del todo, Queso-san no podía dejar de pensar en aquel amable chico que sin conocerlo fue a buscarlo desesperadamente, se preguntaba.- ¿Por qué a mí? Debió dejarme en ese lugar, yo no pertenezco aquí.- su piel blanca de apariencia joven se tronaba en un tono rojizo ruborizado cada vez que recordaba aquel día y las palabras de Pan-kun resonaban en su memoria.
-¡Bueno Queso-san deja de pensar en estupideces y concéntrate! – Se decía a si mismo mientras se movía de un lado a otro.
Disidió ir a dar un paseo y despejarse de todos los pensamientos, salió de su habitación tomando su chaqueta del perchero y se llevo el manual consigo para estudiarlo un poco más, el día era agradable en la tienda, el aire corría suavemente y Queso-san se encontraba más relajado que la vez anterior. Se dirigió a una pequeña plaza y se sentó a la orilla de la fuente de mora, se quedo observando el agua morada por unos minutos y pensó.-En mi viejo hogar teníamos algo parecido a esto. Sonrió al recordar a sus amigos y su cara se lleno de un poco de nostalgia. Se levanto y se sentó bajo un pequeño árbol.
Luego de haberse quedado dormido Queso-san despertó con mucha tranquilidad, se puso de pie y al mirar al rededor vio a Pan-kun jugando con unos niños cerca de la fuente. Sus ojos se quedaron fijos en él y sus mejillas se ruborizaron, se quedo en shock al percatarse que parecía un bobo ahí parado y se dijo a si mismo.- ¿Qué crees que haces? ¿Acaso eres un pedófilo?-Tomo su libro, sacudió su ropa y se dirigió a irse. Pan-kun lo vio desde lejos y le grito:
-¡Oe tu! ¿Cómo has estado? –Se acerco corriendo hacia Queso-san con una gran sonrisa en su lindo y definido rosto. Queso-san se quedo mirándolo fijamente y aunque quería huir solo pudo quedarse ahí parado como un perfecto idiota sonriendo, Pan-kun se detuvo frente a él mirándolo fijamente.
-Y-yo...Estoy bien…-Le contesto Queso-san desviando la mirada y con un tono algo rojizo en sus pequeñas mejilla.
-Sabes no te lo dije antes pero los niños no deberían ir a lugares tan peligrosos. –Queso-san partidamente quedo petrificado en el lugar al escuchar eso.- ¿Niño? ¿Quién es el niño? ¿Se refiere a mí? –Se preguntaba confundido, un silencio invadió el ambiente y Queso-san lo interrumpió.
-Perdone pero yo en realidad tengo 22 años, no se a que se refiere con niño…-Pan-kun se paralizo y se quedo mirándolo. Luego se sonrojo un poco al reaccionar y dijo:
-¡¿Ore?! ¡¿22 años?! Y-yo…perdón, pensé que tenía…pero usted es…-Queso-san lo interrumpió con una pequeña risa al ver semejante reacción.
- ¡Oh está bien! –Reía- Es normal el que me confundiese, no es que sea muy grande de tamaño para pensar lo contrario. –Tomo su estomago en señal de que le causo mucha gracia. Pan-kun sonrió y suspiro diciendo.
-Bueno dejando eso de lado aun no me he presentado, yo soy Pan-kun es un placer conocerlo, ¿Cuál es su nombre? – Queso-san se quedo observándolo, él era realmente hermoso y emitía un aura de confianza. Queso-san se sentía nervioso y contesto tartamudeando.
-Y-yo s-soy Q-queso-san…el placer es mío.-Hizo una pequeña reverencia para cubrir su rosto sonrojado. Pan-kun sonrió y se agacho al nivel donde se encontraba la cara ruborizada de Queso-san diciendo:
-No es necesario que haga eso. –Lo miro fijamente y se levanto, luego se despidió.-Es momento que regrese a los niños con sus familias, espero verlo de nuevo Queso-san.-Sonrió y se alejo poca a poco.
Queso-san se quedo mirando su espalda, su corazón palpitaba a millón, tomo su pecho, lo apretó y suspiró y dándose vuelta se marchó…