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Eirene por ShinyOdaya

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Notas del capitulo:

Horcos: Dios del juramento 

~11~

~Horcos~

Salí del coche, tembloroso, furioso pero sobre todo asustado, el sudor bajaba a chorretones por mi sien y mi espalda y mis piernas no respondían ágilmente.

Kyungsoo y compañía se regocijaban por haberse salvado y que lo que podría haber salido mal salió bien. Pero yo no podía recuperarme del miedo a morir, de la adrenalina podrida que había recorrido mis venas y del hecho de que en ese puerto había muerto gente.

Me separé de mi coche, porque ya no lo parecía, y me aleje a trompicones intentando buscar el aire que entrara a mis pulmones sin pólvora

-Chanyeol- Me llamaron, pero yo no les escuché.

Siguieron llamándome un par de veces más pero no quería quedarme allí, quería vomitar y acostarme para cerrar los ojos.

-Chanyeol tenemos que ocultarnos un poco mas- Me dijo Chaerin

-No... No...- No salía más de mí boca- No quiero...

-Chanyeol...

-No puedo hacer esto... No...- Les di la espalda, y comencé a correr.

Escuché un último "déjale irse" mientras apartaba de mi camino hojarasca y arbustos muertos, y salí a la calle vacía, solitaria y oscura. Aunque sabía que había dejado cuatro personas atrás, no se oía absolutamente nada, y eso me resultó siniestro. Empecé a caminar cuando mis piernas respondieron, escuchaba mi piel chocar contra la tela de la chaqueta debido a mis temblores y el aire que salía de mi boca se condensaba.

No tenía rumbo, solo quería huir de aquella locura para la que no estaba preparado. Mis manos escondidas en los bolsillos aún estaban agarrotadas y enrojecidas por coger el volante con tanta fuerza, y mis muslos dolían por la tensión de los pedales. Cuando me di cuenta, estaba en el centro de la ciudad, los chavales iban de un lado a otro, gritando cosas que no lograba entender sujetando botellas de alcohol y robándose besos unos a otros.

La noche avanzaba, y yo me miraba en los escaparates. El pelo pegado a la sien, los ojos enrojecidos y los labios marcados de tanto morderlos.

Me senté en el vagón del metro, sin saber exactamente qué tren había cogido, pero de nuevo estaba solo a esas alturas de la madrugada, salvo algún que otro hombre de negocios. Cuando la línea se acabó, tuve que bajar, porque el metro no se movió más.

Al subir las escaleras que separaban la superficie de la boca del metro supe donde estaba, sabía. a dónde me estaba dirigiendo y me odie por eso. Ya fue difícil recorrer el barrio donde yo había hecho vida. Las casas, unas blancas, otras de color beige, guardaban silencio respetando la noche. Mis ojos me empezaron a picar, conteniendo la sal. Pero cuando llegué al último lugar donde debería haber ido mi fuerza interior, la poca que me quedaba, se fue a la mierda.

Mi casa estaba allí, rodeada de un cordón policial de color amarillo que prohibía el paso. Con la puerta principal aún en el suelo, llegaba a ver el teléfono descolgado bailar de un lado a otro por el zarandeo de la brisa.

Pero mis ojos se quedaron fijados en un pequeño atril, con velas y flores repartidas a su alrededor. Me acerqué temeroso y me arrodille frente a la foto del que un día fue mi novio. Baekhyun aparecía con una hermosa sonrisa y el pelo castaño levemente despeinado. Lloré. Leí las pequeñas notas que acompañaban a las flores y las velas.

-Vaya Baek... Sí que te quería mucha gente...

Acaricie el marco oscuro de la fotografía y ladee una sonrisa mientras una lágrima me caía por la mejilla.

-Te odio por haberme ocultado a Eirene y a Ares tanto tiempo- Dije a la foto- ¿No confiabas en mi?...

Me quedé de rodillas esperando una respuesta que nunca llegó, mientras los pájaros de la madrugada daban la bienvenida al amanecer, los árboles carraspeaban y el olor hogareño se colaba en mis pulmones

-Es tan difícil... -El dolor que había intentado mitigar desde que me desperté en ese pisucho volvió, como una cicatriz abriéndose lentamente, pero la cerré antes de que empezara a sangrar- Solo querías hacer del mundo un lugar mejor... E intentabas protegerme, cuando el que necesitaba protección eras tú.

Vi como un pétalo caía grácilmente sobre el asfalto y al levantar la vista me di cuenta de que no estaba solo.

-¿Chan?- La niña que había sido mi vecina se encontraba de pie a mi lado, en pijama y con los puños apretados.

-Naeun...

-Escuche algo y salí a mirar... Nosotros... Pensábamos que te habías ido- Su cara reflejaba una mezcla entre alegría y tristeza por verme.

-No, no me he ido

-Chan, siento mucho lo que pasó- Ella dejaba escapar las palabras con dificultad conteniendo las chispas del llanto- Mis padres no estaban en casa cuando sucedió, pero mi hermano y yo si... No escuchamos nada, lo siento mucho.

-No pasa nada, está bien

-Mis padres están buscando otra casa, dicen que este barrio es peligroso.

-Todos lo son- Concluí levantándome del suelo y saltar la cinta.

-Chan, no creo que puedas pasar- Ella me seguía desde su lado de la valla

-Entonces no le digas a nadie que me has visto- La mire una última vez antes de cruzar mi puerta- ¿Prometido?

Ella asintió

La dejé atrás como la niña inocente que era y me abrí paso moribundo entre el césped crecido del que era mi jardín. Me acercaba a la puerta, pero yo no pensaba en el dolor que podía sufrir, solo quería llegar a casa y descansar.

Pase la puerta, aún descolgada en el suelo, crujió cuando pase sobre ella y me encontré con una casa vacía, fría y oscura. La naturaleza había entrado sin permiso y había desperdigado hojas y ramitas por el recibidor, el teléfono seguía ahí colgando, mecido por la brisa. Supuse que habría pequeños animalitos por ahí escondidos pero no quise buscarlos.

Avancé, el salón estaba vacío, ni televisión, ni mi consola, ni siquiera las lámparas, tan solo el sofá, tendría que haber sido difícil de mover. No quise abrir la puerta de la cocina, mi corazón no me lo permitía, y tampoco me puse a mirar el baño. Solo podía observar las grietas, el parquet desgastado y la pintura suelta de la que había sido una casa llena de vida, de amor, de amistad, de él. De mí.

Empuje la puerta de mi antigua habitación y esta se abrió chirriando sin consuelo. Ahogue un quejido cuando vi el hueco vacío donde había estado mi cama. Los armarios abiertos, toda mi ropa había desaparecido, y la de él también. Al menos la persiana estaba abierta un par de dedos, tal como se la había dejado cuando se despertó aquella mañana.

Me deje caer en el suelo húmedo, arropándome con mis propios brazos y mirando por la ventana la luz de la luna, recordando, me dormí.

 

¿Soñé? No lo recuerdo. Pero me despertó algo cálido en mi hombro y el olor a flores silvestres frescas. Había olido ese perfume antes, así que cuando abrí los ojos lo hice lentamente

-Algo me decía que habías acabado aquí- Ella estaba arrodillada en el suelo, manchando sus pantalones caros de humedad- Te pondrás enfermo si sigues durmiendo así.

La luz del sol entraba tímida por la ventana, pero el cabello rubio de Chaerin dispersaba los rayos de luz hacia todos los rincones, como el oro.

-Déjame en paz... -Logre susurrar

-Oye Chanyeol- Me dijo firme, con una pizca de ternura- No soy tu enemiga, lo último que quiero es hacerte daño

Ni siquiera me digne a incorporarme, seguí apoyado en el suelo. Ella parecía estar afectada, aunque parecía limpia y más arreglada que la noche anterior, así que supuse que no habían estado mucho tiempo buscándome.

-Se que exponerte a ese tipo de misión tu primera noche estuvo mal... Pero entiéndenos, nos tendieron una trampa, estuviste a la altura, lo hiciste bien

-¿Y qué hubiera sucedido si yo no hubiese estado a la altura?

-Habría sido culpa mía... -Ella se encogió de hombros- Entiendo que estás abrumado, que estás asustado, pero yo también lo estuve, incluso Yifan lo estuvo.

Espere a que siguiera hablando mientras ella pensaba sus palabras y se mordía el labio inferior.

-Pero... Pero no podemos dejarte así.

Ella llegó a sentarse en el suelo con las piernas cruzadas delante de mí, acariciándome el hombro con su pequeña mano.

-Siento no ser un buen miembro para Eirene- Me sincere- Todos vosotros tenéis una experiencia brutal a vuestras espaldas, y yo solo soy un estorbo- Por fin me incorpore y ella echó su cuerpo hacia atrás para dejarme espacio- No tenéis miedo a matar, no tenéis miedo a la autoridad, ni a morir.

-Te equivocas Chanyeol, si tenemos miedo a morir- Ella miró hacia arriba unos segundos regulando su respiración- Ahora más que nunca...

Chaerin parpadeo rápido para aguantar lo que parecían lágrimas

-Hemos visto morir a tanta gente, gente sin familia, gente olvidada...- Pauso- Que tenemos miedo a que nos pase lo mismo, que nadie se acuerde de nosotros.

Me pareció tan humana, las manos que habían noqueado a esos hombres ahora estaban limpiando rastros de lágrimas en sus mejillas.

-El miedo nos hace más fuertes, nos hace querer combatir, nos hace querer que Jongin y Baekhyun sigan viviendo de alguna manera- Ella me sonrió por fin- Tener miedo está bien

-Me entró el pánico por haber matado a esa gente- Ella asintió y me acarició la mejilla como si de mi madre se tratara

-Lo sé, pero piensa que ellos matan gente inocente todos los días, silenciosamente, como dos chicos a los que yo quería como mis hermanos...- Y apartó su mano de mi cara y se levantó sacudiéndose los pantalones- No te voy a dar la opción de recular ahora Chanyeol, porque juraste lealtad a Eirene de cierta forma, comparte tu miedo con nosotros, te prometo que no volveremos a obligarte a hacer daño a alguien si no quieres.

Me tendió la mano y yo se la cogí, me ayudó a levantarme. Tenía frío, mis huesos estaban calados y mi ropa húmeda y manchada, olía horriblemente mal y me dolían hasta los párpados.

Ande hacia la puerta de mi antigua habitación y la abrí para Chaerin, ella paso sonriente antes que yo, cuando salí al pasillo lleno de hojas me encontré a Kyungsoo, Yifan y Amber, de brazos cruzados, con caras de aburrimiento, apoyados en los muebles y las paredes restantes de mi casa.

-Aposte por ti- No supe que Yifan lo había dicho literalmente hasta que Amber le tendió un billete

-¿Te encuentras bien? - Me pregunto Kyungsoo, descruzando los brazos y palmeándome el hombro.

Le asentí con la certeza de que en ese momento podía respirar tranquilo, al fin y al cabo tenía cuatro guardaespaldas que iban a cuidar de mi.

Chaerin volvió a llamar mi atención con palabras dulces y severas al mismo tiempo, como sorprendentemente solo ella podía hacer.

-Sabes disparar, luchar, moverte, eres muy bueno con el coche, así que mueve el culo y comportarte como un miembro orgulloso de Eirene.

Todos arrancaron una sonrisa y hubo algo de jaleo, incluso me abrazaron, zarandearon y empujaron. Eirene era una familia, amenazada por depredadores, pero cuánto más miedo tenían más peligrosos eran.

Abandoné mi casa de nuevo, protegido por los cuatro de Eirene y con el viento de la mañana mesándome el pelo, el mismo viento que se había llevado los pétalos de las flores de Baekhyun y había dejado la fotografía a solas y helada, sin el calor de las velas que lo calentaran. Sonreí una última vez, mirando esos ojos castaños, casi negros rodeados de esas pestañas frondosas y largas, esos labios finos y rosados y construían una eterna sonrisa con dientes perlados.

Sentí un pinchazo en el corazón, pero se fue como vino, en seguida y daba paso a lo que realmente me movía a seguir por ese camino. La venganza.

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-Cuando un plan sale mal lo último que tenemos que hacer es volver a casa, puede que nos estén siguiendo la pista o que nos estén buscando, por eso quemamos el coche y no pisamos nuestra casa por tres o cuatro días

-Espera ¿Habéis quemado mi coche?- Yifan rodó los ojos con los labios apoyados en la taza de su café expreso.

-Eso ya no era un coche Chanyeol- Mi estupefacción era tanta que mi café con leche se había quedado temblando en mis manos.

-No había terminado de pagarlo

-Bueno ¿Y qué? ¿Lo siento? Si querías conducir un coche con agujeros de bala, sin techo y sin retrovisores, con la batería reventada y perdiendo gasolina haberte quedado a decirlo.

Le miré intensamente intentando agujerear su cabeza con la mente y mostrar mi desagrado, pero el siguió desayunando sin más

Debido a la persecución Yifan y Chaerin se habían alojado en una habitación de hotel en el centro de Seul, por lo que me había duchado allí y me había cambiado de ropa. Kyungsoo y Amber se alojaban en otro hotel para no levantar sospechas. El ambiente de la plaza era tan normal, de fin de semana soleado, lleno de familias con sus mascotas y risas de adolescentes, una parte de mi deseaba poder estar en esa situación. Dejé mi café sin acabar sobre la mesa de esa terraza, en realidad no tenía mucha hambre y mi cabeza seguía pensando en lo que me había dicho Chaerin.

Yifan carraspeó y se removió incómodo en la silla yo le miré intentando descifrar si era por mi culpa, pero le vi especialmente concentrado mirando a algún punto al final de la plaza. No supe que observar hasta que vi a Chaerin caminar hacia nosotros y supe porque Yifan estaba tan especialmente inquieto.

Una mujer ahora morena con el pelo liso venía contoneando las caderas envueltas en una minifalda burdeos ajustada conjuntada con una blusa negra que enseñaba mucho no tan discretamente. Toda ella subida en unos tacones que me daban vértigo, y eso que soy alto, y con unas gafas de sol con toques dorados que hacían resaltar sus labios rojos.

La verdad que me sorprendió ver a Chaerin así, acostumbrado a verle en pantalones largos y ropa ancha y cómoda, que no dejaba ver su perfectamente formado cuerpo. Pero a juzgar por la reacción de Yifan el tampoco la veía así a menudo. Casi podía ver cómo se le caía la baba.

Dejé de mirarla cuando estuvo bastante cerca porque temía incomodarla pero su "chico" tuvo los ojos clavados en ella hasta que la tuvimos encima.

-Hola Chanyeol- Me dijo sonriente, quitándose las gafas de sol, para inclinarse y darle un tierno beso a Yifan.

Fue la primera vez que les vi besarse

-Me gustaba el rubio- Dijo el

-Pues no lo parecía hace cinco segundos- Dije yo

Y por la mirada que me echo Yifan supe que ahí termino mi aportación del día.

Chaerin se acercó la silla al lado de Yifan para sentarse y se puso a toquetearle la camisa desabrochándole los primeros botones.

-Déjame ver eso- Dijo ella autoritaria pero tierna como siempre, echándose el pelo hacia un lado.

-No aquí no- Se quejaba el intentando deshacerse de las manos de Chaerin, pero algo le hizo perder contra ella.

La chica apartó la tela a un lado y pude ver lo que Yifan se esmeraba en esconder. Una venda grande y áspera manchada de rojo cubría una herida bastante grande.

-Está sangrando de nuevo- Apunto

Yo abrí la boca, pero me quedé allí con la boca abierta como un imbécil que había visto la cosa más horrible por primera vez.

-Dios mío Yifan- Se me escapó

-Si tío, no soy de metal, y tú decisión de pasar por encima de esos tipos armados tuvo sus consecuencias- Me soltó como si fuera la cosa más normal del mundo, pero Chaerin me defendió y le dio un ligero golpe.

-No le digas eso, lo traumatizaras mas- Le dijo a el- No es culpa tuya Chanyeol- Me dijo a mi

-Pero tienes que ir al hospital- Ambos negaron con la cabeza

-Ahora mismo están todos los noticieros preguntándose qué ha pasado en el puerto- Me señaló ella robándole un sorbo de café a Yifan y poniendo de nuevo la camisa en su sitio- Sería de locos ir al hospital con una herida de bala

-Con las heridas de bala tienen la obligación de llamar a la policía- Me completo el.

-Pues tiene muy mala pinta- Pero Yifan se encogió de hombros, bueno, en realidad de uno porque el otro no lo pudo mover.

-Es lo que hay y es lo que hay que soportar

En ese momento llego un coche negro deportivo pero grande que tenía un caballo galopando como insignia. Ese coche aparco de cualquier forma a nuestro lado y apagó el rugido del motor. Me levanté para ver ese pedazo de monstruosidad de cerca hasta que Kyungsoo me dio con la puerta al salir.

-Lo siento- Dijo mientras yo me frotaba el trasero

-Menos mal que dijimos qué discreto- Taconeo Chaerin acercándose al coche.

-Es negro- Dijo Amber saliendo del otro lado del coche- Y punto

-Además Chanyeol se merecía una cosa así- Kyungsoo me dedico una sonrisa cómplice que no supe cómo interpretar

Me señale a mí mismo, pregunté "¿Yo?" Y después me lanzaron las llaves.

-Es para ti, cuídalo mucho- Me emocioné

Era la cosa más cara que había tenido en toda mi vida, además de la casa, pero incluso salte de alegría, di las gracias por semejante regalo

-Nos sentimos mal por habernos cargado tu coche- Confesó Kyungsoo

-Yo no me siento así- Dijo Yifan aún sentado con aire desganado

-Eh...- Le contesto su novia

-A mi no me hacéis regalos como ese

-Porque tú los robas...

-Deberíais haber visto la cara de la chica del concesionario cuando le hemos dejado la bolsa de billetes en la mesa, no se lo podía creer

Se reían, detrás de mí, haciendo alarde de su gran ingenio y sus rebuscadas bromas, era Pacífico y muy normal, y eso me gustaba, me hacían evadirme de Ares por unos minutos. Observe al detalle mi coche nuevo, me anoté mentalmente volver a preguntarles si realmente era mío más tarde, pero hasta entonces decidí aprovecharlo. Abrí la puerta y me cole dentro con cuidado de no manchar el cuero negro con las zapatillas, dentro olía a adrenalina, a fuerza, a riesgo y me sorprendí queriendo repetir la persecución del día anterior.

Chaerin apareció en mi campo de visión y me señaló que bajara la ventanilla del coche, le di al botoncito que hizo que el cristal se retirara.

-Voy a hacerte una foto- Me anuncio- Estás hecho un pivón...- Me giño uno de sus maquillados ojos y saco su teléfono móvil para inmortalizar la cara de estúpido que se me había quedado, al menos llegué a posar un poco con mis manos en forma de "V".

---

Aún tardamos dos días en volver al piso de siempre, dos largos días escondiéndonos de todo el mundo y a la vez de nadie. Dos días en los que aprendí un poco más de las artes del narcotráfico y de la corta historia de Eirene. Y dos días en los que tuvimos que mantener a flote a un Yifan que se iba cada vez más a pique.

Resultó que cuando Eirene comenzó sus misiones no había nadie en Ares que sospechara de ellos, Chaerin y los demás trabajaban para Ares y después lo destruían en sus ratos libres. Eran como monedas, cara y cruz. Pero un día soldados de Ares descubrieron al líder de Eirene, Baekhyun, robando los datos de una venta masiva en un país del norte, lo inculparon de traición y arrastró a todo su equipo con él. Eirene fue descubierto y comenzó la persecución en la que estaban ahora.

Chaerin me contaba que Baekhyun se había castigado desde ese momento, y me odie por no haberme dado cuenta, por haber seguido viendo a Baekhyun igual de feliz hasta que asesinaron a Jongin, por pensar que todo en su vida era perfecto.

Me odie en el presente, pero sabía que no podía cambiar el pasado.

Aparqué mi coche nuevo, si, era mío, en el gran garaje del edificio, junto a las otras reliquias y subimos por las escaleras, pero, con arma en mano, esperando que Ares hubiera descubierto nuestro escondite, pero todo parecía estar en el perfecto estado de desorden en el que lo habíamos dejado.

El piso que olía un poco a polvo estaba vacío y con las tazas de café aún por fregar, así que nos dispusimos a bajar las armas y a respirar tranquilos.

Dos minutos más tarde la vida "normal" había vuelto a ese piso. Salí de la ducha con un chándal gris, calentito, que me hacía estar cómodo y libre. Cuando llegue al pequeño salón Chaerin canturreaba, agitando un papel entre sus dedos, con Kyungsoo y Amber guardándole las espaldas y con Yifan sentado en una de las sillas.

-Aquí está el protagonista- Dijo Chaerin cogiéndome de la mano y atrayéndome hacia ellos- Este es un momento histórico para ti- Me anuncio, su cara de felicidad me daban ganas de saber más, pero la cara de los otros tres me hacían preguntarme qué demonios hacia yo allí.

Me enseñó lo que tenía en su mano, era mi foto de dos o tres días atrás con mi coche nuevo, impreso en papel de fotografía, brillante y meticulosamente recortado. No salía bien, ni siquiera salía con los ojos completamente abiertos, pero sin duda era yo aunque con un aire diferente.

La cogí mientras ella abría cajones buscando lo que al final resultó ser un álbum de fotos y se sentó en el sofá tras arrebatarme mi foto de las manos.

-¿En serio tenemos que ver eso ahora?- Comento Yifan apoyando el codo sobre la mesa.

-Chaerin se dedicaba a documentar todo lo que hacíamos-- Kyungsoo me explico

-Sí, si no fuera por mí ni siquiera se hablarían- No pude evitar pensar en esa madre que arropa a sus hijos en cálidos abrazos y regañinas amorosas- Soy la única que no tiene naturaleza arisca, por eso me gusta que estés aquí.

Me sentí un poco alagado y me senté a su lado en el sofá, ella corrió todas las hojas del álbum hasta el final, una hoja en blanco y metió mi foto entre las fundas. Después con un bolígrafo puso "Chanyeollie y su coche nuevo" junto al mes y al año seguido de "Eirene"

-Hacia tanto tiempo que no hacía esto- Ella sonrió, por ende Yifan sonrió pero a mí me intrigaba el espesor de ese álbum de fotografías, así que deslice una página hacia atrás con un movimiento tímido de dedos.

Sobre el brillo del papel blanco había doce fotografías, con el más vivo color y con gente a la que conocía. Leí las referencias y me di cuenta de que eran de un año anterior, de una época más feliz para ellos. Acaricie cada una de las fotos porque en todas ellas salía Baekhyun.

En una de ellas vestido de negro con una capucha abrazado a Yifan y con su sonrisa en los labios. Debajo ponía. "Misión Gyuh Cha. Completada"

En otra, junto a Chaerin y un tipo que no pude reconocer. "No es un aliado, es un rehén"

En la última de ellas, Baekhyun despeinado, miraba por una ventana mojada por la lluvia, vestido con una camiseta de baloncesto que sabía cien por cien que era mía por lo grande que le venía. "Baekkie pensando en Chanyeol"

Sonreí y acaricie esa figura de estrechos hombros y delgado cuello, mandíbula afilada y largas pestañas.

-¿En serio pensaba en mi?

-Claro, me lo dijo, por eso le puse ese nombre a la foto- Pauso para pensar- Fue la última foto que tome antes de que... Bueno ya sabes... Te la puedes quedar si quieres

-No, no... Está bien aquí, no la necesito- Y despidiéndome de nuevo de él, seguí retrocediendo e el tiempo de Eirene y su fotos hasta casi el principio.

Me paraba en algunas de ellas y Chaerin o Yifan me contaban las anécdotas detrás de ellas. Amber y Kyungsoo solo aportaban detalles pequeños. E incluso en muchas de ellas pude reconocer a Jongin, era uno más, como Baekhyun o cualquiera de los demás. No desentonaba nada, casi paso desapercibido para todos los que estábamos allí, menos para Kyungsoo, que al llegar a una fotografía en la que salía el junto a Jongin cambio su expresión.

Saco la imagen de su funda y se quedó observándola de cerca, el ambiente cambio de forma abrupta, pues todos mirábamos al chico pelirrojo y su entrecejo fruncido. Segundos después la lanzó de vuelta a su sitio, se levantó y salió por la escalera de incendios.

El aire se podía cortar con un cuchillo del ambiente tan tenso que había. Nos miramos unos a otros intentado decidir si íbamos tras él o lo dejamos pasar.

-Al parecer no es tan fuerte como tú...- Comento Amber levantándose también y dirigiéndose a su habitación

El silencio resultante quedó patente, un carraspeo, un suspiro, miraba el cielo oscureciéndose a través de esa ventana por la que el chico había salido. El estaría solo, tal vez triste, pensando y sin nadie en quien poder apoyarse. Mire a los dos miembros restantes de aquella habitación, sus rostros marcaban el ápice de tristeza que yo también sentía, pero sus cuerpos no estaban agitados como el mío, no deseaban salir al encuentro de Kyungsoo.

-¿No vais a ver cómo está?- Ambos me miraron

-¿Y qué le diríamos Chanyeol?- Hubo una pausa en la que yo creía que la mujer iba a seguir hablando, pero no fue así, cerró el álbum de fotos y se levantó para guardarlo

Me iba a largar de aquel sitio cuando para mi sorpresa Chaerin volvió a abrir la boca

-¿Crees que llegará el día en el que volvamos a ser tan felices como antes?- Sus labios hacían la pregunta, pero sus ojos ya sabían la respuesta.

No le contesté, no espere ni un segundo más para salir por la ventana y escabullirme hasta la escalera de incendios, no sin mirar un segundo hacia atrás y admirar el tierno abrazo que Yifan le daba a Chaerin, fundiéndose en uno solo, compartiendo curvas y huecos. Me acaricie los brazos porque sentí la nostalgia de un buen abrazo en forma de hormigueo en mis extremidades. Aparte la mirada justo cuando empezaron a besarse porque sentí que debía dejarles intimidad, y me dispuse a subir por las escaleras.

El metal crujía bajo mis pies pero no me preocupaba, porque mi intención no era pasar desapercibido, no quería sorprenderle, quería que supiera que iba a ir a visitarlo. Aún así, no le dio tiempo a calmar sus sollozos y a limpiar el torrente de lágrimas que bajaban enfurecidas por sus enrojecidas mejillas. Me miró con una pizca de terror y otra de vergüenza mientras me acercaba lentamente a su posición y restregaba su cara con las mangas de su camiseta, en un intento estúpido por impedir que le viese llorar.

-Pensaba que no servía de nada llorar...- Repetí sus palabras de consuelo mientras me sentaba a su lado y acariciaba su espalda con ánimo de calmarle.

-A veces... Es normal explotar por algún lado- Dijo él entre lloros y mocos- Soy un inútil, podría pegarle una paliza a alguien en vez de estar aquí sentado como un imbécil.

-¿A quién vas a pegarle tu una paliza?- Me miro de golpe entornando sus enrojecidos ojos y desee que no contestara- ¿Puedo llorar yo también?

-No

-¿Por qué?

-Tú eres el fuerte, incluso Amber lo ha dicho- Me entristeció verle asumir esas palabras.

-Lo has oído...

-Esa chica solo es discreta cuando dispara

Me calme un poco cuando vi que las lágrimas remitían, tal vez por vergüenza o porque realmente se habían agotado. En cualquier caso, Kyungsoo había empezado a respirar más tranquilamente, su pecho subía y bajaba sin sobresaltos haciendo que la tela de su camiseta se doblará y se estirara en un movimiento hipnótico. Se sacudió el pelo y acarició la zona donde yo recordaba que tenía su tatuaje.

-Le echo de menos... Me lo arrebataron de las manos en tan solo un segundo...- Dijo mirando al suelo, pero cuando fue consciente de sus palabras cambio su mirada a la mía- Pero que voy a decir que no sepas...

Le sonreí cómplice de sus palabras y me tumbé sobre el hormigón haciendo que su cuerpo inconscientemente me siguiera

-Puedes ser fuerte y estar de luto al mismo tiempo...- Le dije mirando los puntitos brillantes que se mostraban en el cielo oscuro

-Creo que llevo de luto demasiado tiempo- Me contestó el dirigiendo la mirada al mismo sitio

-¿Tú crees?

-Aun me despierto en mi cama creyendo que está tumbado a mi lado- Ladee la cabeza para poder mirar cómo pronunciaba esas palabras cargadas de sílabas ensangrentadas- No te equivoques, aún pienso que no vale la pena lamentarse...

Su mirada de ojos redondos, grandes y oscuros se encontró con la mía. Le miré así, tan natural, con los párpados hinchados, las mejillas rojas y los labios gruesos entreabiertos, dejando escapar suaves suspiros, en ese momento pensé que Kyungsoo era un chico muy mono con un aspecto bastante tierno y sonreí.

-¿Sabes? Conocí a Jongin- Al estar tan absolutamente cerca pude ver cómo todos los pequeños músculos de su cara cambiaban de expresión y me miraban con intrigante interés.

-¿A sí?

-Bueno en realidad no nos presentaron, me quedé espiando detrás de la puerta- Kyungsoo rodó los ojos antes de soltar una suave carcajada- Si, yo que sé, no te rías, yo era demasiado tímido y el tenía que llevar a alguien al hospital

Pero Kyungsoo levantó sus carcajadas al máximo.

-¡Sí! ¡A mí!- Recordé como Baekhyun había mencionado su nombre aquel día.

-¿Qué te pasó?- Dije contagiándome

-Me caí de un tercer piso- Dijo tan ancho, riéndose- Al parecer fue gracioso, pero el único que no se rió fui yo.

-Madre mía...

-Yo escuché disparos y me solté de la barandilla, fui un imbécil- Movió los hombros en señal de alegría- Pero fui un imbécil con suerte, porque solo me lleve un susto.

Le observaba divertirse vagando por sus recuerdos y sentí algo de envidia, así que me deje llevar por ese chico pequeño, me acoplé a su risa y permití que me diera ligeros golpecitos mientras relataba sus historias. Dejé que depositara su entera confianza sobre mis hombros y que fuera el chico alegre que supuse que un día fue.

¿Crees que llegará el día en el que volvamos a ser tan felices como antes?

Las palabras de Chaerin resonaban en mi cabeza. Tristemente, puede que ella no volviera a ser feliz, pero puede que Kyungsoo si… y yo también.

Notas finales:

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