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Eirene por ShinyOdaya

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Notas del capitulo:

Algos: Dios de la pena y el dolor 

 

Aqui el capítulo 6 de Eirene!

No estoy recibiendo mucho apoyo, pero lo hago porque disfruto lo que hago y se que vosotrxs tambien ^^

~6~


~Algos~


Me desperté entre sabanas rasposas, mi cabeza latía con fuerza, con el corazón en mi sien y el estomago en mi garganta, oprimiéndose por mi respiración.


Tenía un nudo en la voz y mis ojos dolían demasiado como para poder abrirlos sin llorar. Había tenido una mala pesadilla y solo quería abrazarme a Baekhyun y que él me acariciara el pelo con ternura.


Estire el brazo apartando las sabanas, buscando aquel cuerpo tibio, sin embargo, me tope con una fría y grumosa pared.


Entonces no me importo lagrimear un poco al abrir los ojos de golpe. Esa no era mi cama, esa no era mi habitación. Y Baekhyun no estaba


Ignorando completamente el dolor de cabeza, me senté lo más rápido que pude en el duro colchón, espantado, buscando con la mirada


-Oh, ya te despertaste- Mire hacia el rincón de la habitación, había un gran sillón negro de aspecto caro y sentada en él una mujer rubia también carísima. Podría jurar que los zapatos que llevaba eran más caros que mi casa.


Me petrifique al darme cuenta de que ni siquiera estaba en mi casa.


-¿Quién eres?- Le pregunte, mi voz salió débil y temblorosa, más de lo que me hubiese gustado.


-Mi nombre es Chaerin- Descruzo las piernas y se levanto despacio, con sus manos a la vista- Y estoy aquí para ayudarte, tranquilo...


Ayudarme. Mi respiración se descontrolaba sola, y mi dolor de cabeza se acentuaba por segundos.


-¿Dónde estoy?- Le pregunte, no podía confiar en nadie en ese momento.


-En la ciudad... Tranquilo Chanyeol.


-¿Como sabes mi nombre?- Chaerin suspiro, a pesar de ser, para mi gusto, hermosa, tenía unas oscuras marcas bajo los ojos y una mueca de tristeza que ni el maquillaje que llevaba sobre los pómulos podía tapar- ¿Donde está Baekhyun?


La chica rubia se quedo pensativa, jugando con los anillos de su mano.


-Contéstame...- Suplique, empezando a notar como las lágrimas se acumulaban en mis ojos.


-No creo que...


-¡¿Donde está Baekhyun?!- Pánico. Sentía pánico, tal vez porque la pesadilla aun marcaba los compases de mi corazón.


Coloque los pies temblorosos en el suelo y me di cuenta de que ni siquiera era mi ropa, ni mi jabón de baño, ni mi champú.


-¿¡Donde?!- Volví a gritar


La puerta a los pies de la cama se abrió de un golpe y un hombre alto y con los hombros ligeramente encorvados entro en la habitación. Sus ojos volaron directamente hacia mi persona, su mirada parecía perforarme y cortarme en trozos para dárselos de comer a algún perro muerto de hambre. Camino despacio y se puso frente a mí.


-Chanyeol...- Su voz era grave, y tenía un curioso acento- Baekhyun está muerto...


Las palabras me golpearon en la cara como un cubo de agua helada, las gotas de frio hielo bajaron zigzagueando por mi cuello y garganta hasta posarse pesadamente en mi estomago. Mi cuerpo se hundía lentamente entre las sabanas. Pero, me negaría, mi amor no podía haberse esfumado tan rápido.


-Mientes...- El hombre de alta estatura y pelo moreno, suspiro poniéndose recto y haciendo crujir su espalda.


-Chanyeol


-No, no, no- Negué con la cabeza.


-Yifan...- La chica envolvió el brazo del recién nombrado Yifan- Cariño no deberías alterarlo.


El chico miro a la rubia, sus rostros conjugados en el menor rasgo de dolor, algún tic involuntario o hablar con la mirada. Algo que yo no podía entender.


-Yo se...


-No insistas- El hombre hablo, y la mujer bajo la cabeza, escondiendo sus ojos llorosos entre su pelo rubio.


Mis lágrimas no tardaron ni diez segundos en salir llegados a ese punto. Mis piernas no me respondían, quería irme de allí corriendo, porque no quería estar encerrado en aquel lugar, con esa gente que no me inspiraba ninguna confianza y que me intentaba colar la más cruel de las mentiras.


-¿Que hago aquí?- Llore- ¿Por qué le habéis matado? ¡Dios!- Arrope mi cabeza con mis manos sin creerme lo que había salido de mi boca.


-¡Eh! Niñato ni se te ocurra ni si quiera pensar que le hicimos daño...- Yifan resoplo, como un tigre asustando a su presa- Cuando te calmes te-...


La puerta se abrió un poco y se asomo una cabeza de cabellos pelirrojos.


-Hola- Su voz, sus ojos, su mirada nerviosa, ese chico.


-Tu- Dejo ver una bandeja plateada con algunos vasos sobre ella, pero no me importo al arremeter contra él.


-¡Kyungsoo apártate!- Pero no le dio tiempo.


Cogí del cuello de su camisa y lo estampe contra la pared, apreté el agarre, me sentía ansioso y buscaba explicaciones, debido a la cercanía y a mis lagrimas, no podía ver su rostro, pero estaba temblando como un flan, tiritando espantado.


-¿Quiénes eran esos hombres? ¿Tú los conoces? ¿Por qué le hicieron eso a Baekhyun?- Le hablaba sobre sus propios labios y mis manos estaban dispuestas a ahogarle.


De pronto, comenzó a llorar, no tan fuerte como yo. Pero se asemejaba a un niño pequeño que había perdido a sus padres.


Note algo frio en mi nuca, metal, y redondo, después un chasquido y una amenaza.


-Suéltalo o te vuelo la cabeza- Aquel frio metal subía entre mi pelo.


-Amber suelta el arma...- La voz de la mujer opacó con un chillido a aquella otra amenaza femenina.


Al escuchar "arma" yo, claramente asustado y sorprendido por mis actos deje escurrir al pequeño hombre entre mis dedos. Este se hizo un ovillo en el suelo y enterró su cabeza entre sus brazos.


Me gire a ver a la mujer que me apuntaba con el cañón del arma. Su rostro estaba cruzado por un rayo de puro desprecio e intolerancia.


-Amber... Bájala...- Chaerin cogió el brazo de la chica y forcejeo un poco.


Temblé mucho. La rubia cogió la pistola entre sus dedos y con el ágil movimiento, como si fuera cualquier cosa, y se la quito de las manos a la otra chica.


Me quede exhausto mientras intentaba respirar con normalidad, la chica de pelo corto me miro furiosa y ayudo al pequeño chico a levantarse y se lo llevo a donde terminaba el pasillo y donde yo no podía verle.


-Se que estas enfadado y confundido- La mujer, Chaerin se llamaba, que ahora sostenía el arma poso una mano en mi hombro y apretó con cierta simpatía- Pero haremos todo lo que esté en nuestras manos para que te sientas mejor...- Inspiro- Porque así lo quiso Baekhyun.


Una brecha en mi corazón, veneno, sangre derramada, lagrimas con sabor a tristeza y sal. No podía creer, no ahora que nos iba tan bien, lo de aquella noche solo fue una pesadilla, si solo eso, una pesadilla.


-No se quienes sois, ni que queréis de mi... Pero, me gustaría irme a mi casa, me están esperando- Soné tan estúpidamente convencido, que me di hasta pena.


Yifan se acerco a mí y me cogió de los hombros, intente deshacerme de su agarre pero sus manos eran enormes. Me metió de nuevo en la habitación y me sentó en la cama.


-Espera...- Le llame cuando se iba.


-Escúchame Chanyeol...- Se paro en el centro de la habitación- No pretendo ser malo, ni ser la persona que te arruine la vida, pero hazte la idea… - Me miro- Baekhyun ya no esta...


Cerró la puerta cuando se marcho. Me quede con la habitación desconocida medianamente a oscuras y lo único que se oían eran mis sollozos.


El ardor que me subía por el estomago, arrancándome las entrenas por dentro haciendo a mi cuerpo sangrar, unas ganas de vomitar todo lo que había comido hasta ahora se hicieron presentes en mi cuerpo. Y la oscuridad me trago, su rostro, pasando miles de veces ante mis ojos, enfadado, sonriente, dormido, avergonzado, excitado, serio, llorando. Tan nítido que su color me daño la vista.


Rememoré la última vez que había visto sus ojos abiertos.


Y comprendí definitivamente que Baekhyun se había ido.


Mi cuerpo intento protegerse de la oscuridad y se encerró en una sucia celda, la cabeza entre mis brazos mis dedos tirando de mi pelo. Mi vida se había acabado.


-No, no, Baekhyun no...- Y ni siquiera sabía por qué.


Se había ido y ni siquiera me había podido despedir adecuadamente. Y esos hombres, esos malditos hijos de puta, darían lo que fuera por tenerlos delante, aseguraría que correría la sangre. Esos malditos hijos de perra.


-Baek... Mi pequeño Baek... Juro... Juro por mi propia vida que te vengare- Susurre a una imagen en mi mente, a una total oscuridad, a un dolor ciego, a un devenir confuso.


 


Cuando abrí los ojos de nuevo, mi juramento aun daba vueltas por mi mente confusa. Había luz en la habitación, luz natural, la ventana estaba abierta de par en par y una brisilla entraba dulce por ella. Se escuchaba el murmullo de los coches en la carretera y algunos pájaros que se habrían perdido por entre los edificios. Sabía que no estaba en mi casa.


Note también algo diferente en mí, me sorprendí al encontrarme semidesnudo, la camiseta había desaparecido y mi pecho estaba perlado por gotas de sudor del tamaño de una lagrima. Algo esponjoso se apegaba a mi frente como si le fuera la vida en ello y de él, goterones de agua fría caían.


Intente incorporarme, pero el dolor de cabeza pudo conmigo y me quede tumbado en la cama. Me sentía pesado y los ojos me dolían, recordando escenas pasadas y volviéndose a llenar de nuevo de lágrimas saladas.


Una sombra me tapo la luz, enfoque mi vista a aquel chico de cabello algo rojizo, ese chico, el. Me miraba como si fuera un cachorro perdido en mitad de la lluvia, pero recién atropellado, sucio y maloliente.


Ese tic en los ojos de nerviosismo alteraba mi ser.


-Te despertaste- Dijo, solo esas palabras, era rara su voz, pues no la había escuchado nada más que entre sollozos- Te entro una fiebre muy alta anoche, creíamos que te ibas...- Me quito la toallita de la frente y la volvió a empapar.


-Tu...- Susurre.


-Llámame Kyungsoo...- Había escuchado ese nombre antes, pero en esos momentos no sabía muy bien donde.


-Kyungsoo- El asintió- Siento, siento haberte tratado así- El se encogió de hombros


-Creo que es normal- Se acerco el asiento negro, tirando de él y se sentó a mi lado- Se cómo te sientes...- Suspiro después de aquellas palabras.


No le di importancia.


-¿Por qué?- Dije en un tono más alto- ¿Porque le hicieron eso a Baekhyun?- Me tembló la voz al decir su nombre y las lagrimas se agolparon de nuevo en mi ojos.


Dubitó unos segundos, frunció sus labios y dejo escapar un suave suspiro.


-No creo que sea yo el que deba hablarte de eso...- Fue como una garra afilada y helada hundiéndose en mi sien.


-Baekhyun no hizo nunca daño a nadie...- Empecé a hiperventilar, preso del dolor- El no se merecía eso... Baekhyun...- Solloce su nombre.


-Shhhs, tranquilo...- Agarro mis hombros y me empujo sobre la cama- Respira... Te va a dar algo...


Apreté mis labios, me dolía demasiado la cabeza. Kyungsoo empezó a abanicarme algo asustado, sus ojos se habían abierto más aun y sus manos se movían desesperadas, intentando darme algo de aire.


Supuse que paro porque se canso. Empapo un poco más la toallita de mi frente y arreglo las sabanas. No me sentía bien, no solo me sentía inútil sino que alguien estaba cuidando de mí. Tan solo una persona había hecho eso, y esa persona no estaba.


 


El tiempo que estuve allí tumbado, custodiado por un chico con grandes problemas en ocultar su nerviosismo, le di muchas vueltas a mi vida. ¿Qué iba a ser de mí? ¿Podría volver a casa? ¿Sería yo mismo de nuevo? ¿Y Baekhyun? ¿Dónde estaba?


Por mucho que me preguntara, no encontraba una razón para seguir viviendo. El techo era lo que me parecía más interesante, pero no podía evitar que las grietas en el yeso dibujaran un rostro de rasgos finos y dulces.


Suspiraba de vez en cuando, las ganas de saber se acumulaban en mi pecho, pero Kyungsoo no parecía tener ganas de contarme nada.


-¿Quien era Jongin?- Se me ocurrió preguntar, y en ese momento me convertí en el hombre más imprudente y coincidente, porque di en el clavo.


Sabía quién era Jongin, pero no sabía que era y qué relación tenía con Baekhyun.


Pero el rostro de Kyungsoo se descompuso y así, de pronto, comenzó a lagrimear, mantenía sus labios apretados en una fina línea, pero no emitía sonido alguno, seguramente había hecho un voto de silencio y no hablaría.


-¿De qué se conocían Baekhyun y él?- Sentí mis ojos aguados de nuevo y se me rompía la voz, yo solamente quería saber más y no me importaba en ese momento como se podría estar sintiendo Kyungsoo -¿Los mataron por la misma razón?


-¡Deja de hacer preguntas!- Sonó como un rugido de un felino defendiendo su territorio.


-Yo... Solo quería...


-Lo sé, conozco esas preguntas que te rondan por la cabeza ¡Se que quieres saber que le paso exactamente! Estoy familiarizado con la angustia que sientes- Hizo una pausa para limpiarse las lagrimas del rostro- Se que quieres acabar con esos cabrones, yo también quiero. Pero ahora no importa cuánto trates de llamarlos porque aunque grites sus nombres ellos no volverán.


Sinceramente, no entendía la desolación de ese chico, el estaba vivo, su vida no se había apagado como una vela consumida por el paso del tiempo, el no le había dicho adiós a la razón de su existencia.


-Jongin era mi novio...- O tal vez sí.


Solté una pequeña exclamación producto de la sorpresa de aquella noticia.


-Le pegaron cinco tiros en mis narices, y yo no pude hacer nada... Solo corrí a ver a Baekhyun, con la esperanza de que él me dijera que Jongin estaba bien- Se levanto de la silla- Pero no fue capaz de mentirme.


Se estiro el suéter con algo de violencia contenida y rodeo la cama en la que yo estaba tumbado, para dirigirse a la puerta. Su perfil encorvado reflejaba tiempo de largo sufrimiento y pesadas cargas sobre su estrecha espalda. Pero aun así se mantenía con la cabeza alta.


-Quedarte llorando no va a servirte de nada- Escupió- Lo he comprobado...- Abrió la puerta dispuesto a salir.


La puerta se cerró en un chasquido, las paredes temblaron con la vibración de la puerta y de repente, me sentí solo, las paredes se me echaban encima y pensamientos dolorosos acechaban mi mente machacada y asustada. Los días pasaban, y yo memorice las grietas del techo de mi nueva habitación, en esos momentos mi cuerpo ni siquiera toleraba el agua. Los alimentos estaban desterrados de mi dieta de aire y el sueño no me atacaba por las noches.


Sabía que la gente estaba empezando a preocuparse por mí, pero yo no podía mirar más allá de la nueva información que había adquirido.


Repasaba mentalmente el contorno de su rostro, su sonrisa burlona y esos pequeños rasgos que me negaba a olvidar.


Tenía la extraña sensación de que estaba siendo observado a través de la mirilla de la puerta, pero mis fuerzas se habían esfumado para no volver.


Mi cabeza daba vueltas constantemente a la incógnita de quienes eran esas personas, porque me estaban cuidando y, lo más importante, que era lo que Baekhyun tenía que ver con ellos. Mi cabeza quería ir a preguntarle a Kyungsoo sobre ello, golpearle si fuera necesario para que hablara. Pero, mi corazón, que pesaba toneladas me mantenía unido a la cama, bombeando sangre para sobrevivir.


Conté diez veces, diez puestas del sol, diez lunas, diez días y entonces mi estomago rugió y comencé a sentir el hambre terriblemente mal.


Cualquier cosa comestible hubiera sido un manjar.


Mis brazos reaccionaron lentamente, tirando de las sabanas a un lado, me quite la húmeda toalla que cubría mi frente y la deje caer sobre la cama.


Mis pies se apoyaron casi solos en el suelo, porque yo no quería levantarme, no encontraba motivos para continuar, pero aun así mi cuerpo no pareció querer quedarse pudriéndose.


Me acerque a la puerta, y una parte de mi se sorprendió de que estuviera abierta.


En ningún momento me había sentido prisionero, pero tampoco sabía cómo había llegado allí. Mis vagos recuerdos me mostraban a dos hombres que no hablaban coreano, pero Yifan  parecía hablar perfectamente mi idioma.


El pasillo se me hizo bastante largo, por mis pasos lentos o porque realmente así lo era.


La madera del suelo gemía cuando pisaba fuerte y las paredes blancas sin ninguna decoración y manchadas de humedad, como heridas de una guerra contra el frio.


El salón no me pareció muy acogedor, cuando se acabo el pasillo, me tope con un sofá negro al que le habían dado una buena paliza y una televisión algo más pequeña de lo habitual conectada a una infinidad de aparejos y cables, radios y transmisores.


Mis defensas se tensaron cuando vi un par de armas sobre la mesa baja a un lado, eran lo más limpio que había en ese lugar, tan relucientes y negras. Mi vista voló a un tablón de corcho que ocupaba casi toda la pared de enfrente, con fotos de personas pilladas vendiendo droga... ¿Droga? ¿¡Droga?!


Había hojas sujetas con chinchetas donde estaba escrito con letra rápida pero clara, direcciones, distritos e incluso países.


Nombres tachados con tinta roja y algunas fotos marcadas con una cruz.


No entendía nada de lo que quería decir aquello, pero el sitio me recordó a un cuartel de policía de las películas americanas.


Pero ellos no eran policías. Miraba las fotos con algo de temor en mi cuerpo. Me eché unos pasos hacia atrás, para observar con miedo todas las fotos. Ellos habían atrapado a esa gente, a la gente con las cruces en sus rostros, ellos manejaban el tráfico de drogas, ellos quitaban del medio a su competencia, y entre ellos, había estado Baekhyun.


Note una sombra a mi izquierda y gire un poco la mirada, Kyungsoo estaba ahí de pie, observando alternativamente mi rostro y el tablón.


-No deberías haber salido de la habitación...


Y pensé que ese retro tan dulce, que había despertado conmigo todas las mañanas que había sido feliz, ese hombre no podía formar parte de ese mundo.


Intente trabajar lo más rápido que pude con mis piernas, salí corriendo, intentando huir de ese lugar en el que sin duda se estaba cociendo algo ilegal. Oí mi nombre de esa voz grave de Kyungsoo, pero la omití y me abalance a la puerta, que para mi sorpresa también estaba abierta.


Pero al salir al pasillo, en mi intento de huida, me choque contra alguien.


Yifan estaba allí plantado.


Retrocedí en cuanto recupere la estabilidad, no quería quedarme allí, pero el rostro de Yifan parecía decir lo contrario.


-¿Quienes sois?- Pregunte con voz temblorosa.


Yifan me aparto de su camino con un suave empujón, detrás de él entraron Chaerin y Amber.


Algo me decía que me iba a dejar ahí, con la pregunta flotando en el aire y una respuesta que no iba a llegar.


-Yifan- Chaerin le llamo- Tiene derecho a saberlo.


Inmediatamente me sentí pequeño, como un bicho que va a ser aplastado. Las paredes se me echaban encima y el aire de aquella sala se volvía espeso y con sabor a sangre y oxido.


-Baekhyun se esforzó en guardar el secreto- Contesto Yifan mientras descargaba utensilios que no quería ver.


-Eso ahora no importa- Discutió la rubia.


-No voy a meter a un inocente en esto


-¿Estas de broma?- Grito ella- Creo que ya le han metido a la fuerza.


-Le mataran...- Temblé, sus palabras me recorrieron la medula ósea.


-No lo permitiremos, se lo prometimos... ¿Recuerdas?- Chaerin se acerco al hombre alto y le acaricio suavemente los brazos, le dedico una sonrisa tierna y cargada de sentimientos antes de escaparse a otra habitación.


De repente, la mirada de Yifan se clavo en mi, Kyungsoo se marcho del cuarto y la chica llamada Amber se sentó en el viejo sofá.


-Siéntate... Ponte cómodo- Ocupe el lugar al lado de Amber en el sofá.


Yifan arrastro una de las sillas hasta ponerse frente a mí, Pese a su planta seria, intimidante y bastante inexpresiva, se veía un pequeño y casi irreconocible rastro de nerviosismo.


-Antes de nada, quiero que me prometas que no saldrás corriendo...


-No puedo prometer eso


Yifan se recostó en la silla, pegando su espalda en el respaldo y dejando caer sus manos sobre sus piernas.


-Amber...


A la voz del hombre, la chica que había a mi lado se levanto, las cadenas que llevaba sujetas a sus pantalones anchos marcaban cada uno de sus pasos. Se acerco a la puerta y la cerró con llave.


Trague costosamente una piedra de plomo. Ahora si me sentía encerrado. 

Notas finales:

¿Que les parecio?

Chuu~

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