Inconcientemente unas debiles lagrimas salian de sus ojos. No podia hacerce a la idea de estar un segundo más separado de Yongguk.
Se encontraba acostado, en aquella fría y solitaria habitación, recordando cada momento que había pasado con él alli dentro, cada sonrisa, cada beso, cada abrazo, cada caricia y cada pelea...
Y no podia creer que la razón por la que ahora estuviera allí, costado, solo, sin una mirada de protección a su lado, habia sido una estúpida pelea...
Queria remendar las cosas, queria pedirle perdón por ser un desconfiado, por ser un celoso, por ser un egoísta... pero no sabia como hacerlo. Supuso que una llamada no seria suficiente para que volviera a casa.
Pero de pronto recordo las palabras que el mayor algúna vez le había dicho...
-Zelo, ¿alguna vez has oido sobre las mil grullas? -
-No, ¿de que se trata?-
-Dicen que... si alguien le regala mil grullas a la persona que ama... ese amor durara para toda la vida-
-...Entonces deberia hacerte un millon de grullas-
-¿Por que un millon?-
-Porque estoy seguro de que te voy a amar, incluso, hasta luego de morir...-
Aquel recuerdo hizo que una de las mejores ideas de su vida, hasta el momento, se le ocurriera.
Se levanto apresurado, encendio la luz de la habitacion y busco en uno de los cajones de su escritorio algunas hojas, para comenzar con su idea...
Tras permanecer toda la noche en vela, estaba llegando a la grulla numero mil, pero justo en la numero novecientos noventa y nueve se quedo sin papeles... no le quedaba ni uno.
Habia utilizado desde sus coloridos papeles de anotacion, hasta bolantes de publicidad de los que se suelen dar en la calle... No podia creer que ni siquiera pudiera a ver llegado a las mil...
Él le habia dicho que le haria un millon y ni siquiera pudo conseguir llegar a las mil.
Volvio a buscar papeles... aunque esta vez de manera más desesperada, solo necesitaba uno más... Tan solo uno más para poder así demostrarle que lo amaria, aunque sea, toda su vida. Y fue entonces que encontro un papel que era muy colorido y a la vez muy apagado... Si a ese papel se le pudiera poner personalidad, seguramente la suya seria, alegre, timida, miedosa, linda... Seguramente seria confusa... como la de Zelo.
Sin perder un segundo, con ese papel hizo la grulla más bonita de todas... Y aunque a la vista se encontraban los colores más llamativos ó más alegres... Del lado que nadie veia estaban aquellos colores que Zelo habia conciderado inseguros.
Al terminar con aquello, busco una caja de tamaño mediano, metio todas las grullas dentro, siendo la ultima que habia hecho la primera en entrar, quedando debajo de todo... Se dio una ducha rapida, se abrigo, tomo la caja y salio rumbo al departamento de Yongguk.
Gracias a Dios no se encontraba lejos del suyo y pudo llegar rapido, sin la necesidad de transporte... Al llegar a aquel lugar, llamo a la puerta.
Un Yongguk con pocas horas de sueño, desarreglado y completamente adorable e inofencivo,a los ojos de Zelo, le abrio.
En sus ojos se reflejaba la sorpresa de que el menor se encontrara allí, lo invito a pasar y le ofrecio café. Zelo acepto y se sento en el sofa que se encontraba frente al televisor de la sala. Rapidamente volco las grullas en la pequeña mesa frente a él y diviso la ultima que habia hecho, tomandola en sus manos.
Cuando Yongguk llego con los cafes, vio la mesita llena de grullas, miro con extrañeza al menor...
- ¿Que es esto Zelo?-
- Perdon...- Fue lo primero que el aludido logro decir
- ¿Por que?- Pregunto, sin enteder, que tenia eso que ver con las grullas
- Perdoname, por ser como soy contigo...- Sintio un gran nudo en su garganta, que no aguantaria por mucho más tiempo - Perdoname por ser un desconfiado, un celoso, un egoista como le eh sido este ultimo tiempo contigo...- Termino de decir con algunas lagrimas rebeldes escapandoceles
- No llores amor. Esta mucho más que claro que te perdono, y que siempre lo hare... porque te amo, ¿si?- Dijo sentandoce a su lado, dejando las tazas en un pequeño lugar vacio de la mesita, llevando luego una de sus manos a la nivea mejilla del menor secandole aquellas lagrimas rebeldes...
- Gracias... no sabes como agradezco cada noche que peleamos que esa pelea no sea la ultima que tengamos, por más tonta que sea, si no aguanto una noche sin ti... imaginate una vida- Le dijo mirandolo a esos hermosos ojos negros, que ante el sueño, dejaba ver su doble parpado con mucha más claridad.
- Yo tambien lo agradezco pequeño... Pero... aun no entiendo lo de las grullas...-
- Oh esto... ayer en la noche... no podia dormir, y recorde que una vez alguien me dijo que si se hacen mil grullas a la persona que amas... ese amor...-
- Dura para toda la vida...- Completo la frase casi en un murmullo - No lo olvidaste...-
-Claro que no... supongo que tu tampoco olvidaste lo que te dije aquella noche...-
- Aquella noche dijiste que harias un millon...-
- Lo sé... pero solo llegue a las mil- Su cara se torno un poco triste - Aqui- Dijo apuntando a la mesita frente a ellos - Solo hay novecientas noventa y nueve-
- ¿Y la numero mil?-
- Esta aquí...- Dijo mostrandole la grulla de "personalidad confusa"
- ¿Por que la tenias tu y no se encontraba en el monton?- Pregunto con curiosidad de niño Yongguk mientras observaba la grulla en la mano de Zelo
- Estaba conmigo porque es como yo, como todas por fuera... pero un poco insegura por dentro...- Dijo abriendola para que el mayor pudiera observar el cambio de colores. A este se le dibujo una sonrisa en la cara ante aquello - Perdon por no llegar al millon-
- No te preocupes pequeño, ahora ya tenemos toda la vida para poder hacer un trillon si es que así lo queremos- Dijo con dulzura en cada una de sus palabras.
Zelo sentia que podria morir de diabetes, metaforicamente, gracias a Yongguk.
Luego de observarce por unos minutos, se abrazaron fuertemente y completaron su mañana con un tierno beso de desayuno... y un café... ya un poco frio...