Pasaron unos días en los cuales John permaneció en cama automedicandose debido al fuerte resfriado que había pescado en el lago. Le dieron una semana de reposo pues su resfriado era muy fuerte pero gracias a sus amplios conocimientos en el área de la medicina se sintió mucho mejor en dos días, así que podía descansar toda la semana fingiendo estar enfermo.
Pero no todo marchaba bien pues no dejaba de pensar en Sherlock y en como le había salvado la vida. Se sentía culpable por haberlo rechazado, por haber sido un cretino, por no haberle dardo las gracias.
Su salud ya estaba en mejor estado por lo que decidió pararse de la cama y vestirse. Salió de su casa, tomó su bote y se fue a buscar a Sherlock.
Se quedó esperando bajo la luz del cuarto creciente, su cuerpo estaba cubierto por una manta por el frío. Cerró sus ojos y de pronto escuchó el chapoteo del agua.
-Hola, John.-saludó el tritón.
-Sherlock!-se asomó por el borde del bote.-Oye... tengo que decirte algo; yo... yo... lo siento tanto por haber sido tan estúpido y cretino, por ser un ingrato y por...-no pudo continuar, Sherlock puso un dedo en sus labios en señal de que se callara.
-Shhhhh... no digas nada mas. Ya no te disculpes. Te perdono.-su voz era como una caricia que hacia que el corazón de John palpitara con fuerza. Retiró su dedo y acarició su rostro tibio.-Hueles tan bien...-le susurró.
-Como extrañe, Sherlock. En serio. No debí ser tan cretino.-
-Calla ya.-lo miró a los ojos.-No te sientas así, solo utilizaste las palabras incorrectas.
-No se como agradecerte el que me hayas salvado la vida.-por primera vez lo abrazó intencionalmente, su piel fría y húmeda mojaba su ropa recién lavada, pero a John no le importaba.
Sherlock lo miró y compartió el abrazo. Hasta que se separó de su lado, lo tomó de los hombros y lo estudió de arriba a abajo como si no hubiese visto en su vida ningún ser humano tan hermoso como el. Sus labios dibujaron una linda y pequeña sonrisa que cada vez se acercaba mas a los labios de John.
El Capitán se acercó también de poco a poco pero todo su peso se recargo en la orilla del bote y este se cayó al agua.
-John!-dijo el tritón muy asustado.-John!-metió su cuerpo al agua para buscar a su amigo, estaba tan preocupado que no vio que este ya se sostenía del bote.
-Estoy aquí, Sherlock, la caída no fue muy intensa.-dijo arqueando una ceja.
-No vuelvas a asustarme así!-gritó mientras se lanzaba a abrazarlo.
Se dieron un tierno abrazo, John enredó sus piernas alrededor de la cola de Sherlock mientras acariciaba su espalda. Sherlock tomó su nuca y John su mejilla, ambos se miraron con los ojos llenos de ternura y dulzura, las sonrisas dibujadas en sus labios eran pequeñas e inocente y lentamente se acercaron hasta acariciarse y besarse.
Sus labios comenzaron a sentir mas presión hasta que se hundieron en un apasionado y delicioso beso. Era el primer beso francés en la vida del tritón, por lo que abrió los ojos cuando la lengua del Capitán comenzó a jugar con la suya. Esta sensación era exquisita para Sherlock, incluso alargó mas el beso pegando cada vez mas a John a su cuerpo. En cambio John amó el beso pero al principio arrugó la nariz porque Sherlock sabia a pescado.
Cuando el beso se vio interrumpido, sus frentes se tocaron y sus labios estaban tan solo a unos centímetros de los otros.
-Tengo frío...-susurró John mientras el vapor salía de su boca.-Pero no siento dolor como cuando me caí del bote, hace frío pero es agradable.
Sherlock sonrió y no dijo nada, abrazó a John pegando su sien en su pecho.
-Vaya, los corazones humanos van tan rápido?-preguntó el tritón.
-No, el mio si pero solo cuando te veo.
Sherlock tomó la espalda de John junto con sus piernas y lo cargó hasta acostarlo sobre su bote y cubrirlo con su manta.
John estaba tan cansado y enfermo como para pensar bien, solo estaba ahí en su bote acostado y mirando como el tritón le acariciaba el cabello y entre sus cejas para relajarlo.
La tranquilidad del movimiento del agua, las caricias de Sherlock y su presencia hacían que John se sintiera tan bien que pronto se quedó dormido en el bote. Cuando eso pasó, Sherlock empujó el bote hasta llevarlo a la orilla y dejar a John dormido, se veía muy tierno como para despertarlo. El tritón prefirió quedarse junto a el, flotando cerca del bote para que ninguna corriente lo empujara, así que hizo guardia toda la noche mientras admiraba como dormía.
Cuando el sol comenzó a salir, Sherlock le dio un pequeño beso en los labios a John para despertarlo, acarició su mejilla y se fue. John despertó por completo y feliz por haber descansado como no lo había hecho en semanas. Pero una parte de el se sintió un poco triste por no haber despertado con Sherlock a su lado y poder haber estado mas tiempo con el.
El Cuarto creciente siguió por unos cuantos días mas en los cuales John iba a visitar a Sherlock con mucha frecuencia, y como ya solo le quedaban dos días de descanso aprovechó para quedarse a su lado e incluso para dormir un par de veces en su bote en compañía de el hermoso tritón.
Continuara...