Era de tarde cuando el pelirrosado entró en la habitación que servía a los dos de celda.
¿Han dormido bien? Tenemos un largo viaje por emprender—les dijo.
¿Largo viaje?—preguntó el rubio sorprendido y asustado.
Entre sus esbirros y Shroëder metieron a ambos hombres en una avioneta. El rumbo no estaba claro, lo único fiable es que iban a algún lado del continente.
¿Les gusta la vista?—preguntó el secuestrador a los que estaban atados a los asientos. En un momento nos encontraremos frente al golfo de Bengala, espero que les guste—dijo el loco como una guía turística con una sonrisa en su rostro--¿Está listo todo?—preguntó a sus seguidores que se presentaron en el cuerpo de la nave.
¡Todo genial, jefe!—dijo el más alto y miró a los secuestrados para también decir sonriente--¡Hasta la vista, baby!—luego para asombro del Katsuya y Thrusdale corrió hacia la compuerta de la nave que su amigo abría y se tiró en picado, el otro lo siguió.
¿Recuerdas? La última vez que nos vimos te hice saltar de esa avioneta pero ahora seré más cortés y saltaré yo. ¡Les deseo suerte en su próxima vida!—exclamó antes de saltar él también.
Jouno y Zane se miraron mientras la nave se empezaba a mover de lado y se deslizaba hacia el costado y abajo en el límpido aire de la India. Bajo la avioneta discurría el agua azulada del Índico y cada vez su sombra sobre las olas se hacía más grande.
Atticus tomó el valor para ir ante el gran empresario. Este no le atendía, ni por teléfono ni en persona y él necesitaba saber si podía hacer algo para descubrir el paradero de Katsuya y de Zane pues estaba preocupado por su amigo.
No creía para nada que este se escapara con el rubio. Zane no era así y quería confirmar que Kaiba no había tomado a la ligera la investigación por la errónea idea de que este se había marchado con su ex colega.
Su hermana, Alexis se había disculpado por no acompañarle pero tenía un asunto de negocios y si no estaba presente perdería un importante contrato para él así que fue solo.
¡Señor Kaiba! ¡El joven Rhodes pide hablar con usted! ¿Qué le digo?—preguntó su secretaria.
¡Dígale que no estoy y cuelgue, como siempre!—acotó el castaño apenas dándole un vistazo a su empleada.
Es que… señor… Rhodes se encuentra aquí y dice que no se irá a menos que lo vea—respondió su empleada.
El otro enfureció. ¿Cómo era que ese idiota trataba de imponérsele?--¡Llame a seguridad! ¡Que se lo lleven!—ordenó de inmediato el CEO.
¡No es necesario que lo hagan! Solo quiero saber que estás haciendo para encontrar a tu esposo y a Zane—dijo el otro castaño entrando en la habitación. La secretaria se espantó al ver que el no invitado había entrado al despacho de su jefe, eso podía acarrear su despido.
Algo que el otro dijo llamó la atención de Kaiba.
¿Estás diciendo que conoces a ese abogaducho de pacotilla?—preguntó indignado.
Zane no es ningún abogaducho—le respondió el otro.
Ahora entiendo… ¡Ustedes lo planearon todo!—exclamó el ojos azules enfurecido.
¿De que hablas?—preguntó el ojos mieles.
¡Ustedes han hecho todo esto para conseguir mi divorcio! ¿Querían una parte de lo que le corresponde a Jouno verdad? ¡Hijos de su madre! Si le han hecho algo a Jouno lo pagarán caro—dijo el mayor yendo hasta Rhodes y tomándolo de las solapas--¡Quiero a mi esposo de vuelta! ¿Lo entiendes?—
El otro trató de sacarse las manos del millonario de sobre su cuerpo pero era imposible, eran tenazas bien fijadas—¡Yo no tengo a nadie ni hice nada de eso! ¡Entiende que yo también estoy preocupado por ellos y la policía no hace nada!—dijo.
¡Pero lo harán cuando sepan de que se trate y espero que cuando encuentren a tu cómplice lo llenen de balas porque aún eso es mejor que lo que yo le haré si han lastimado al perro!—dijo Kaiba con ánimo encendido y luego aventó por la puerta abierta al otro castaño para decirle después—¡La próxima vez que te vea será detrás de las rejas!—
¿Señor?—preguntó su delgada secretaria.
¿Y tú que quieres ahora? ¿Es tanta tu ineficacia que no te das cuenta de cuando tus comentarios están de más?—dijo el enfebrecido CEO.
Es que…--dijo ella.
¿Es que qué?—preguntó el malhumorado Seto Kaiba de mal talante.
Este sobre… está dirigido a usted—dijo la mujer.
¿Y que tiene eso de especial? ¿Acaso no todos los que llegan a esta oficina no están dirigidos a mí?—preguntó el millonario con soberbia y enfado en la mirada.
Es que viene de…--trató de argumentar ella.
¿De donde diablos viene mujer?—preguntó Seto colmada hace tiempo su paciencia. Rhodes les miraba expectante. Aún no había dicho todo pero algo en la mujer lo obligaba a esperar para saber de que se trataba ese sobre.
Proviene de Zürich y el remitente dice: “Adivina donde está tu esposo”.
Seto perdió todo rastro de ira en segundos y un velo de preocupación cubrió sus ojos, con manos temblorosas de ansiedad tomó el sobre de manos de su empleada y sin dilación entró con él para leerlo.
Una mano se impuso para evitar que la aventada puerta del despacho del líder de KC se cerrara y Atticus entró tras él.
¿Qué diantres…?—trató de preguntar el dueño de la oficina.
¡Quiero saber donde está Zane y me importa un cuerno lo que de mí o de él pienses!—le dijo el ojos mieles.
Seto decidió que era más su prisa por saber de Jouno que por alejar al maldito culpable de todo.
Dentro del sobre había un disco compacto, el mayor lo colocó en su laptop.
Al ver la cara en la pantalla la sangre de Kaiba se heló y su cara tornose pálida como la luna llena. Esas cosas indicaron al otro castaño que le conocía y de alguna forma su aparición no auguraba nada bueno.
Saludos gentil Kaiba. ¿Cómo se encuentra la escoria del mundo hoy día? Espero que la estés pasando fatal. Yo por mi lado me encuentro muy bien pero no estoy aquí para hablar de ti o de mí. Te envío esto para que sepas dos cosas. Una, que fui yo quien atentó contra tu matrimonio, otra vez. Mi fotógrafo pretendía otra clase de escándalo pero lo más lindo del mundo es hacerte sufrir en silencio. Lo otro… ¿Quieres saber donde están tu marido y su abogado? Te diré, rima con abogado, letrado, naufragado, divagado… ¿Te diste cuenta ya? Estoy seguro que si… después de todo eres un genio. ¿No? Si, se han ahogado. Mas precisamente en el Golfo de Bengala. Si te lo digo es para que busques sus restos y por favor envíame una foto cuando lo hagas porque no quiero perderme ese rostro de desolación que pondrás. Los llevé en una avioneta y los tiré con todo y avión para que sea más fácil hallarlos. ¡Te deseo suerte! ¡Ah! Y no intentes encontrarme. He desviado este mensaje por más de quince contactos, por eso ha tardado una semana en llegarte, así que te será imposible hallarme esta vez. Y para que sepas los tortolitos se hospedaron en nido de amor en las afueras mientras eran mis prisioneros. ¡Afectuosos saludos y que te mueras! ¡Bye bye!
Pasaron unos segundos hasta que el joven Rhodes se atrevió a hablar--¿Quién es ese?—
La persona que casi me quita a Jouno una vez—dijo con sus ojos como muertos.
¿No irás a darte por vencido ahora, verdad?—preguntó el más joven.
¡Tú lo oíste! Ha pasado una semana desde eso. Si hubieran sobrevivido ya tendríamos noticias suyas. El no tener noticias hace clara su situación—dijo la voz mecánica del dueño de Kaiba Corp.
Yo no voy a rendirme—respondió el ojos mieles. Ese lugar del mundo es inhóspito en muchos lugares y yo voy a encontrarlos no importa donde ese loco los halla dejado y se bien que no pararé hasta dar con ellos. Hasta donde sé tú jamás te has rendido. ¿Lo harás ahora Kaiba? ¿Y si tu cachorro te necesita? ¿Lo dejarás solo por más tiempo?—preguntó Atticus y el otro lo miró.
Se le enfrentaba tal como su marido lo hiciera en otro tiempo, provocando su entereza y su fuerza. De alguna forma era como si Katsuya estuviera ahí.