Trató de resistirse a esa boca que le besaba, a esos brazos que de pronto le habían rodeado y a ese peso que estaba cayendo sobre él pero la sensación de esa lengua que recorría su paladar para después enredarse con la suya en una danza frenética y ese aliento cálido que después recorrió la piel de su cuello causando sensaciones hace un tiempo olvidadas evitaron que lo hiciera.
Sus manos cobraron vida propia y se deslizaron por los cabellos de la nuca del otro que de pronto deslizó una mano dentro de la bragueta que ya había abierto.
¡No!—exhaló con sorpresa mientras sus manos se aterían sobre los hombros del otro.
¿Eres un hombre? Por tu voz hubiera imaginado que eras una mujer. Aunque en verdad eso no importa ahora. Aunque fueras otra cosa te desearía ahora—dijo el peliverde.
Jamás imaginó a Zane en esa actitud y diciendo tales palabras. Su voz sonaba entre melosa y deseosa. Sonaba como alguien totalmente dispuesto a hacerle el amor.
Yo no…--dijo antes de que sus manos tocaran incidentalmente la venda que cubría parte de la cabeza del otro y su preocupación olvidó todo decoro--¿Qué te ha pasado?—
Veo que te preocupas por mí—le dijo el otro en un tono que no supo como definir.
Por supuesto que lo hago. ¡Zane! Vine aquí por ti, diantres!—le dijo entonces el castaño y por fin el otro pareció oír sus palabras.
¿Por mí dices? Es cierto que Jouno me llamaba Zane. ¿Entonces… nos conocemos?—preguntó el ojos verdemar entre disperso y atento.
Sentía curiosidad pero también una terrible necesidad física del otro.
Atticus tuvo un terrible presentimiento. Su amigo lo había olvidado y con él todo lo demás. Para que su pensamiento se volviera certeza el ojos mieles le preguntó--¿No me recuerdas?—
Fue dura la respuesta—No. Desde que desperté en ese avión no recuerdo nada. He estado con Jouno todo el tiempo pero no pudimos hablar mucho de mí—
Después de encajar el golpe el más joven le dijo—Yo soy Atticus, tu amigo. ¿Jouno vino aquí contigo?—preguntó de pronto sorprendido de no haber pensado en ello hasta ahora.
No. Nos separamos hace un rato. Un pájaro nos derribó—dijo Thrusdale como si nada.
Rhodes se lo quedó mirando. ¿Hablaba en serio? Pero… si había sido hacía un rato cabía esperar.
Salió de la tienda como una exhalación y empezó a gritar--¡Zane está aquí!—
Las tiendas comenzaron a iluminarse y Seto y Nowaki se le acercaron sin darse esperar y sin miramientos Nowa lo tomó de la solapa antes de decirle—Si es una broma yo…--pero entonces lo vio salir de la carpa y corrió hacia él--¿Dónde está papá?—preguntó mientras su padre les daba alcance.
No lo sabe pero se separaron hace poco. Cabe esperar que esté cerca—dijo el castaño de ojos mieles.
¿Escucharon? ¡Papá está cerca!—se exaltó Joey.
Todos empezaron a gritar el nombre de Katsuya, en el vocerío nadie notó cuando el castaño mayor se le acercó al de en medio para decirle al oído que se cerrara la bragueta.
Pero Zane si notó lo mucho que se la había acercado. De inmediato agarró por detrás al ojos mieles y llevándolo hasta sí con ademán protector desafió con su mirada al ojos azules.
¿Y a ti que te pasa?—le preguntó Kaiba.
Un poco incómodo Rhodes le explicó—Al parecer Zane tiene amnesia. No me recuerda ni siquiera recordaba su nombre.
Viendo la venda improvisada en el rostro del otro que ahora guiñaba pues la luz de la linterna de Seto le apuntaba al rostro, Seto pudo creerle.
Aún así parece que te aún te estima mucho—recalcó el CEO haciendo que el otro se sonrojara. La bragueta abierta y el otro en su tienda. No era difícil de dilucidar.
Se dejó llevar. Pensó que quien cantaba era una mujer—dijo a modo de explicación el otro castaño.
¡Que sea mujer o no, eso no importa!—dijo el peliverde y Seto le miró con nueva prerrogativa. Si. Debía admitir que él y ese tipo tenían mucho en común. El otro castaño se parecía a su esposo y el peliverde asumía que él tenía interés en él. No era de extrañar esa pose que había adquirido.
¡No! No importa. Pero no te preocupes, allí fuera está el cachorro que yo deseo proteger—dijo el ojos azules señalando a la selva.
Él…--dijo sorprendido Zane.
Él es el marido de Jouno—dijo Atticus sin saber como le caería la noticia al otro.
¡Él fue quien le engañó!—dijo el otro frunciendo el ceño.
Seto no estaba lo suficientemente lejos para no oírlo. Volteó. --¿Él te dijo eso?—preguntó.
Si—respondió Thrusdale y observó como los ojos del otro se apagaron un poquito—Pero…--dijo después y el otro volvió a mirarlo—Creo que le extraña y que solo quiere volver a su lado—añadió dando nueva fuerza al ojos azules.