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¿Y ahora........ que haremos? 2 EL DIVORCIO por desire nemesis

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Cansado de esperar Nowaki se alistó. Ya conocía sus horarios. Justo cuando Mokuba se preguntaba si el otro se había rendido, pues no lo veía en la vereda, un auto le bloqueó el paso a la limo.

 

El chofer y el guardaespaldas se bajaron pero no lograron contener al tigre de ojos azules que sabía judo y que los redujo para luego sacar a su sorprendido tío de la parte trasera del vehículo a rastras y meterlo al suyo para luego irse.

 

¿Qué diablos crees que haces?—preguntó Mokuba.

 

¡Lo que sea necesario para hablar contigo!—dijo mientras conducía su sobrino raptor.

 

¿Y crees que lo haré así?—preguntó el otro pelinegro.

 

No lo haces de ninguna otra manera así que… ¿Por qué no intentarlo?—preguntó Nowaki aparcando debajo de un puente peatonal.

 

De inmediato su tío se bajó pero él lo interceptó—¡Momento!—dijo—Tú no te irás sin aclararme todo. Sé que debiste tener tus razones y quiero saberlas. Además está ese asunto de que vives con ese Pegasus. ¿Qué tienes con él?—exigió.

 

¡Tú no eres quién para pedirme explicaciones!—le retrucó el mayor e intentó de nuevo partir y de nuevo fue cortado su paso.

 

¡De eso nada! ¡Yo tengo todo el derecho del mundo! ¡Más que nadie!—le gritó el menor mientras lleno de celos y posesividad besaba sus labios a la fuerza.

 

Entonces el interior de Moki hirvió.

 

De ira.

 

¿Cómo se atrevía?

 

¡Justo él!

 

La rabia lo consumió e hizo algo que nunca habría creído. Golpeó a su sobrino en la mandíbula con tal fuerza que lo hizo caer sentado y mirándolo con tal furia que recordaba a los ojos de su hermano mientras se limpiaba con la manga los labios, le dijo--¡Jamás te atrevas a hacerlo de nuevo! ¿Por esto es que todo está de cabeza? ¿Querías saberlo? ¡Todo esto es tu culpa! ¡Maldito imbécil! ¡Pegasus averiguó lo que me estabas haciendo! Nos hizo seguir y tomar fotos. Si no hubiera hecho lo que él me dijera el escándalo hubiera sido tan grande que nos hubiera hundido. Así que ahí tienes tu respuesta. ¡Todo esto es tu maldita culpa! ¡Tuya y de esos degenerados instintos tuyos!—

 

Después Moki se fue hasta la esquina y paró un taxi en donde partió mientras un muy atribulado sobrino sentía todo el peso de su culpa y del odio que le demostraron los ojos del objeto de ese “degenerado” amor.

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto se asustó al ver a su hijo tan cetrino entrar y sentarse.

 

¿Qué…?—trató de preguntar.

 

¡Tenemos que ayudarle! ¡Yo le puse…!—Nowaki apenas podía hablar.

 

¿Qué dices? ¿No te entiendo? ¿A quién? ¿Qué hiciste?—preguntó el ahora más preocupado castaño.

 

A tío Mokuba… esto está pasando por mi culpa—dijo el mayor de los vástagos Kaiba-Katsuya.

 

¡Aclara…!—el otro ojos azules no pudo terminar su exigencia.

 

¡Pegasus lo averiguó!—dijo el pelinegro.

 

¿Averiguó? ¿Averiguó qué?—preguntó más confundido el CEO. Entonces sus ojos y los de su hijo se encontraron en una mirada significativa que dijo mudamente algo que Seto no quería oír.

 

¡Dime que tú y tu tío…!—exigió desesperado Kaiba imaginando lo peor entre su hijo y su hermano.

 

No sé lo que imaginas pero no creo que sea lo que pasó, yo solo…--dijo el menor.

 

¿Cómo explicar lo inexplicable?

 

¡Pero es tu tío!—gritó Seto.

 

¿Crees que no lo sé? Padre. Quiero preguntarte algo. ¿Qué harías tú en mi situación?—preguntó su hijo.

 

¡No puedes…!—exclamó el castaño. Tenía razones para estar molesto.

 

Si papá fuera tu tío. Sintiendo lo que sientes hacia él… ¿Serías capaz de controlarte todo lo que quisieras?—preguntó el pelinegro mientras era sujetado por las solapas. Sus ojos a milímetros de distancia.

 

Seto no quería pensar en eso pero conociéndose como se conocía y lo igual que era a él su primogénito.

 

¡Nunca lo sabremos así que no te pongas a pensar en idioteces!—dijo el mayor soltando al otro.

 

¡Tenemos que salvarle!—gritó su hijo a sus espaldas y Seto se detuvo.

 

Yo le comunicaré que puede regresar con nosotros cuando quiera. Más que eso no puedo hacer—le dijo el CEO--¿Te has dado cuenta de la difícil situación en que nos has puesto a todos?—preguntó Seto volteando a verlo.

 

Nowaki la comprendía. Ninguno de los dos sabía si su tío tenía la libertad de volver. Tal vez le sería imposible. Después de todo ahora trabajaba en Ilusiones Inc. y lo más probable era que Pegasus no quisiera que un ex empleado suyo que conocía los secretos de su compañía fuera a una rival y la carta que permanecía bajo su manga podía derribar el reino de Kaiba Corp.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaba entre la cómoda de su apartamento y el cuerpo de él. A ambos lados los brazos del peliverde. Sus ojos mirándose intensamente. Sucedía que el otro debido a su amnesia debía permanecer bajo custodia y Zane lo había pedido como su tutor.

 

Su mano fue a su barbilla y su boca entre abierta se dirigió a la suya. ¿Cómo rehusarse ahora que… había sentido su piel tan estrechamente?

 

No quiero que me odies—susurró el chocolate.

 

¡Eso no va a pasar!—susurró Thrusdale en respuesta un milímetro antes de poner sus labios sobre los de él.

 

¡Suki dayo! (¡Te quiero!) —dijo entre beso y beso el abogado.

 

¡Que dulce oír eso de la persona amada!, pensó el ojos marrones mientras se abrazaba a su cuello y le dejaba hacer.

 

Omae… etoooo… (Esto… tú…)—preguntó Zane.

 

Después de un momento de perderse en el verde mar de sus ojos Atticus respondió la verdad--¡Ore mo! (¡Yo también!)—sus labios volvieron a unirse y levantándolo en andas el más alto lo llevó a la cama donde le recostó y procedió a acariciarle mientras le sacaba la ropa y le besaba. Luego él se desvistió sin separar jamás sus labios del otro. Cuando ambos estaban despojados de todo atuendo el peliverde procedió abrir la cama, se metió a gatas el ojos mieles y luego él, entre las piernas flexionadas de Rhodes.

 

Ambos reconocieron los cuerpos del otro con sus labios mientras sonaban palabras como:

 

Amor.

 

Deseo.

 

Mío.

 

Tuyo.

 

El fuego de sus pieles sustituyó al de la hoguera que debía estar prendida en la estufa. El dedo intruso de Zane masajeó una de las zonas más sensibles del cuerpo de Atticus y cuando estuvo pronto le volteó.

 

Mientras dos de sus dedos se introducían en la boca del castaño su pene encontró la entrada apropiada y el coito inició en toda regla. Las embestidas se hicieron cada vez más intensas.

 

Como los gemidos.

 

Por suerte no habían vecinos cerca a esas horas de la tarde pues los gemidos se volvieron gritos plenos de placer.

 

Terminaron exhaustos en la cama. Zane abrazando a su castaño mientras caían en los brazos de Morfeo.

 

Notas finales:

estoy semi enferma y me llueven los problemas por lo que la inspiracion y el tiempo me fallan

ruego su perdon

mata ne

^^

un saludo a mi fiel yare

y a mi despistada y ocupadisima keny


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