Estaban frente a la mansión Pegasus.
¡Nunca pensé que ese idiota lo tendría aquí!—exclamó Seto.
Tal vez pensó en eso cuando lo mantuvo aquí—dijo su hijo.
¡Por supuesto que lo hizo! ¡Ese reverendo hijo de su madre es muy listo!—exclamó Kaiba senior.
¡Padre! ¡Estás hablando como papá!—dijo algo sonriente Nowaki.
Esas cosas se pegan con los años—admitió algo divertido su progenitor debajo del casco lucía una tenue sonrisa tierna que le producía el pensar en su melado esposo y las cosas que a veces salían de su boca.
¿Cómo entraremos?—preguntó Nowa-kun.
Tengo una idea—contestó Seto-sama.
Normalmente todas las aeronaves que cruzan un espacio aéreo habitado debe pedir permiso a la torre de control más cercana para hacerlo. Salvo algunas exepciones.
Tal como los “Alas deltas”.
Dos de ellos no son frecuentes pero nada sorprendente sobre el espacio aéreo de Tokyo. Son objetos pequeños y su altura no es nada disturbante para la vida cotidiana de una metropolis.
Cuando bajaron en la noche sobre la mansión del CEO de Ilusiones nadie los notó. Quizá porque usaban ropa oscura, su movil era negro y era de noche.
Ni bien dejaron sus alas plegadas debajo de un árbol para que no fueran notados dos dovermans comenzaron a correr hacia ellos.
Nowaki dio un paso atrás.
El castaño ni se inmutó.
Sacó su celular con calma mientras los perros se acercaban más y más, sus ladridos eran espantosas promesas de una muerte horrible pero Kaiba padre mostró toda la frialdad y seguridad de la que era capaz el CEO de KC. Buscó con su índice en su pantalla táctil mientras su hijo halaba su brazo.
¡Padre!—gritó el pelinegro.
¡Espera!—ordenó su progenitor tranquilo.
¡PADRE!—gritó con más énfasis el otro.
¡Espera!—volvió a ordenar Seto.
¡PA…!—Nowaki no alcanzó a terminar la frase cuando…
…Seto apretó la opción deseada y un sonido inaudible para los humanos pero totalmente enloquecedor y dañino para un perro comenzó a ser emitido por su smartphone.
Los perros retrocedieron chillando mientras el menor de los dos se relajaba.
Te dije que esperaras—dijo Kaiba senior como si nada.
Mokuba estaba pensando en como advertirles cuando vinieran cuando de pronto oyó pasos cercanos. Levantó la cabeza para ver que el pestillo de la puerta se movía pero no entraba nadie así que gritó esperando que no se tratara de lo que creía.
¿Seto?—
¡Tranquilo Mokuba! ¡Pronto estarás fuera de aquí!—le dijo su hermano mayor a través de la puerta.
¡Vete!—le gritó el menor.
¿Qué?—preguntó el otro mientras miraba extrañado a su hijo.
¡Es una trampa!—gritó el pelinegro desde dentro.
¡Si que lo es!—dijo un hombre tras ambos.
Nowaki empujó a su padre en ese momento y se largó sobre el tipo mientras le gritaba a su progenitor--¡Ve por ayuda!—
Seto lo miró con ojos sorprendidos pero dándose cuenta de la situación decidió partir mientras su hijo se sacrificaba para darles a todos una oportunidad.
¡Maldita sea!—exclamó Pegasus al darse cuenta de la situación—En situaciones difíciles lo mejor es adaptarse—añadió antes de ir a ver a los convictos.
¡Así que tú y tu padre pretendían verme la cara!—exclamó Maximiliam.
¿Quién querría verte la cara, viejo deforme?—preguntó Nowa con toda la insolencia Kaiba.
Veo que heredaste el engreimiento de tu padre.
Espero que hayas heredado su suerte porque si no mañana a la mañana estarás muerto. La única base que tiene tu padre para atraparme por secuestro además de su palabra es su presencia y eso de inmediato me encargaré de eliminarlo—dijo el peliplateado con una de sus particulares sonrisas siniestras.
Los llevaban en un trailer de Ilusiones. Iban en la caja maniatados pero el menor logró zafar sus ataduras y las de su tío. Trató en vano de abrir las puertas traseras del vehículo.
Después de un rato dijo—Deberemos esperar a que ellos abran las puertas. Hasta entonces no podemos hacer nada—
¿Cómo que no podemos hacer nada? ¿No oíste a Pegasus? Piensa desaparecernos sin dejar rastro cuando nuestro viaje termine—dijo Mokuba acercándose a las puertas de las que su sobrino se alejara.
¡Tranquilo! Cuando lleguemos yo…--dijo el otro ojos azules.
¡Cuando lleguemos nada! Vamos a salir ahora—dijo visiblemente nervioso el mayor.
¿Qué te preocupa más? ¿Qué intentan matarnos o estar encerrado un buen rato aquí conmigo?—preguntó el más joven en el oído del otro que pegó un respingo.
¿Cómo te atreves? ¿Olvidas que todo esto es tu maldita culpa?—preguntó su tío.
No. No lo olvido pero…--dijo con mirada algo perdido su sobrino bajando los ojos.
¿Pero qué?—le increpó el otro molesto y de pronto lo tuvo ante si muy cerca.
Pero no puedo olvidar simplemente lo que siento por ti—dijo el otro ojos azules.
Tal vez fue el tono que usó o quizá sus mismas palabras pero algo se removió en el interior del mayor—Eres un…--no pudo decir más porque tuvo sus labios sobre los suyos. Intentó alejarlo pero el otro usando sus manos atrapó sus muñecas. Estaba entre las puertas del rodado y el cuerpo alto y más fuerte de su sobrino.
No pienso… dejar pasar… la oportunidad. Si esta… es mi última noche… de vida… estaré contigo… aunque esté mal… aunque sea pecado—dijo Nowaki.
Debió ser la posibilidad mencionada de que ese fuera su último día de vida en la tierra pero algo sucedió en el interior del mayor y borrado todo recelo se entregó a los brazos del otro.