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¿Y ahora........ que haremos? 2 EL DIVORCIO por desire nemesis

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Mokuba volvió diez días después a la casa de su hermano. Seto no quiso saber nada de que se quedara solo en su apartamento.

 

¡Hola Moki!—dijo su cuñado cuando la puerta se abrió. Estaba vestido deportivamente y tenía una lata de Coke en la mano—Bajé un rato, estoy ensayando con el resto de la banda—le informó mientras el mayordomo entraba con las valijas de Mokuba.

 

¡Sígame por favor, señor Kaiba!—dijo el sirviente al hermano de su amo.

 

¡Nos vemos en la cena!—le gritó Jouno mientras el otro subía por la escalera mientras le saludaba con la mano, el otro le respondió de igual manera.

 

Seto llegó a las 11 pm había mucho que hacer en KC. Al llegar se encontró con su pequeña Tsuki dormida en el sofá.

 

¿Jouno por que…?—preguntó el castaño exasperado.

 

No quiso subir. Quiso esperarte—contestó su marido.

 

Y tú la dejaste—dijo el castaño.

 

Es una Kaiba. Nadie la puede disuadir de una idea—le contestó el cantante.

 

¡Diantres! ¡Pues…! ¿Y tú de que te ríes?—preguntó sorprendido el trajeado al ver a su esposo contener la risa.

 

¿Diantres? ¿Estamos en horario de protección  al menor?—preguntó su risueño marido y el otro algo incómodo tomó a su pequeña en brazos y la subió al dormitorio.

 

A mitad de la escalera la niña despertó y dijo—Papi—para rodear con sus bracitos el cuello de Seto.

 

Era una imagen linda, pensó Jounichi que muy cansado por un día ajetreado estiró los brazos y levantándose del sillón donde leía, subió tras ellos pero rumbo a su dormitorio.

 

Estaba saliendo de darse una ducha rápida cuando su marido entró al dormitorio—El baño ya está libre si quieres ducharte—le dijo.

 

¿Por qué no me esperaste?—preguntó Seto antes de estar a milímetros de su cuerpo en bata.

 

No creí que…--dijo el rubio asombrado.

 

Creíste mal—le aseguró el otro—Estoy cansado y con muchos deseos de estar con mi maridito—exclamó antes de besar su boca mientras se recostaban en la cama. El ojos mieles debajo.

 

Cuando atacó el cuello de su amante marido y este gimió largamente Seto sonrió con malicia. Sus manos se inmiscuyeron entre la ropa y la piel de la barriga, una mano fue hacia arriba y otra hacia abajo.

 

¡No hagas eso, Seto!—le suplicó su cachorro para regocijo de su amado gato. 

 

¿Por qué no, si sé que te gusta?—preguntó el ojos azules con cierta lascivia al lado del oído del rubio.

 

Mientras mordía un poco el cuello del ojos mieles, bajó su boca por el pecho del otro hasta llegar a cierto lugar.

 

¡Oye! ¡No! ¡Seto! ¿Qué haces?—gritó algo pasmado su marido.

 

¿Qué? ¿No te lo imaginas?—preguntó el ojos azules con su sonrisa intacta y antes de que el otro contestara su lengua lamió cierto erecto falo haciendo que Jounichi se arqueara. Las manos de Seto acariciaron el miembro viril antes de engullirlo.

 

Jouno nunca pensó que su marido haría tal cosa con él. Se sentía tan enormemente diferente a cualquier experiencia imaginada con su esposo. Llegando a la culminación, con las manos agarrotadas de puro placer, Katsuya gimió gritando y después de un momento se puso la muñeca en la boca para morder y así no ser oído desde las otras habitaciones. Terminó con fuerza dentro de la boca de Seto.

 

¿Sería la forma del otro de flagelarse por lo hecho con Rhodes? Solo así imaginaba que Kaiba aceptaría tamaña afrenta a su orgullo.

 

De alguna forma se sentía compensado.

 

Si su amado marido era capaz de hacer eso por él, significaba  que le amaba más que a él mismo.

 

El castaño reptó por encima de su ojos mieles y siguiendo su instinto y mirándolo directamente a los ojos le besó despacio primero y luego más pasionalmente cuando recibió la misma pasión del otro.

 

Un sabor salado inundaba su boca y supo que era algo del sabor que Kaiba percibiera momentos antes.

 

¡Hazme el amor!—pidió entre besos el rubio.

 

No necesitas decirlo—le respondió el ojos azules deshaciéndose de su camisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mokuba bajó la escalera al desayunador y se encontró con su hermano y marido que lo saludaron con una cara que daba a entender que todo iba bien entre ambos.

 

Perdona que no te saludé anoche pero llegué muy tarde—le dijo su hermano.

 

No te preocupes—le respondió el menor—Veo que todo va mejorando entre ustedes—añadió.

 

El rubio se sonrojó y Seto sonrió ganador.

 

La pareja recogió a su hija en su habitación y bajaron juntos mientras la niñera que la había vestido llevaba la ropa de esta a la lavandería. Bajaron los cuatro alegremente mientras abajo se sentía la discusión de los gemelos acerca de quien había ganado en un videojuego y si habían hecho trampa o no.

 

¡Bueno! ¡Basta de peleas!—exigió Jounichi y como siempre fue como oír llover para Seth y Joey que siguieron peleando sin perder la posta.

 

El rubio grande miró a su marido que sonrió y dijo con voz seria--¡Seth! ¡Joseph!—y santo remedio.

 

Katsuya estaba rojo de ira.

 

¡Papi es mágico!—dijo la niña de cinco para turbación de su papá. ¿Por qué Seto conseguía siempre todo lo que se proponía?

 

Se sentaron a desayunar y Moki estaba feliz de vivir de nuevo con su familia feliz. Solo una cosa le preocupaba.

 

¡Buenos días!—saludó el primogénito al entrar en la habitación y yendo al lado de su tío le preguntó--¿Cómo te encuentras?—

 

Bien—respondió algo hosco el más bajo no quería darle esperanzas de nuevo al menor.

 

Me alegro—dijo Nowaki con algo de tristeza en la voz.

 

¡Oye! ¡Dije que me esperaras! ¡Vaya modales que te cargas!—le gritó desde la puerta un rubio de ojos celestes a Nowa.

 

Ya has venido demasiadas veces como para que te vayas a perder. ¿No?—preguntó el mayor de los sobrinos.

 

¡No se trata de eso y tú lo sabes! Se trata de modales por si no sabes lo que es eso son buenas costumbres—le dijo el rubio.

 

¿Ahora van a empezar ustedes?—preguntó el hastiado rubio adulto.

 

Lo siento—dijo compungido el nuevo.

 

¡Mokuba! ¡Él es Alois! Un amigo de Nowaki que pasará una temporada con nosotros—le indicó Seto a su hermano.

 

¡Si, el recogido de la familia!—indicó Nowaki gruñón.

 

¡Nowaki!—le gritó Jounichi nervioso por el comportamiento de su hijo mayor.

 

Tranquilo. Solo trata de sacarme de mis casillas de nuevo pero no va a lograrlo—dijo el interdicho.

 

Así, entre bromas y con un fingido mal humor de Nowaki pasó el desayuno.

 

Yo llevaré a Tsuki al jardín así puedes prepararte para ensayar—dijo el mayor de los castaños levantándose de la mesa y anunciando la finalización del desayuno. Durante el cual el hermano de este no quitó los ojos de encima del amigo de Nowaki, era tan inesperada su presencia que no estaba seguro de que pensar.

 

Se agradece—dijo su marido.

 

¡Bye! Nosotros también iremos con nuestro padre—anunció Joseph tomando su mochila, Seth hizo lo mismo y los cuatro se fueron.

 

Bueno yo creo que pediré un taxi para ir al aeropuerto—exclamó el ojos celestes—Muchas gracias Kaiba san—dijo a Jounichi.

 

Te gusta dar pena. ¿No?—preguntó Nowa levantándose.

 

¿Uh? ¡Oye tú…!—trató de reclamar el rubio pero el otro lo tomó por un brazo y lo arrastró.

 

¡Si tanto quieres que te lleve deberías pedirlo!—dijo mientras lo arrastraba.

 

¡Oye que yo no…!—dijo el otro.

 

¡Como sea!—le gritó sin mirarlo el pelinegro.

 

Mokuba los observaba y cuando Jouno dejó de verlos se percató de eso. Se acercó a su cuñado y poniendo una mano sobre su hombro le dijo--¡Es mejor así!—

 

¡No entien…!—trató de replicar el más bajo.

 

No sigas. Yo lo sé bien. Es mejor así. Alois parece un buen muchacho y Nowaki se ha despejado con su visita. No sé que saldrá de esto pero imagino que puede resultar bien—dijo de pronto el ojos mieles muy serio.

 

Mokuba solo asintió.

 

 

 

 

 

 

 

 

TV TOKYO.

 

11 am.

 

Grabación del programa “Reyes del Pop”

 

Invitados especiales: Jounichi Katsuya, alias Joseph Wheeler, uno de los cantantes más populares de Asia y Europa y una estrella emergente: Atticus Rhodes.

 

Espero que todo sea de su agrado señor Wheeler—dijo el productor quien debía llamarlo por su nombre artístico.

 

Todo está bien—dijo el rubio sonriente hasta que doblaron una esquina y ambos rostros se encontraron de pronto de frente.

 

Jouno sintió su sangre bullir y Atticus se puso pálido.

 

¿Qué haces tú aquí?—preguntó el primero y el productor respondió.

 

Es nuestro otro invitado espero que…--

 

¡Entonces me voy! No pienso estar en el mismo edificio con este…--dijo el cantante rubio y dándose vuelta se fue alejándose.

 

Atticus salió tras él tratando de frenarlo y terminaron frente a su camerino. Rhodes se olvidó una carpeta con unos datos para la banda en casa y Zane al verla se le ocurrió acercársela. Pidiendo direcciones fue hasta la zona de los camerinos cuando al pasar por un pasillo vio la discusión. El enfervorizado rubio en un momento levantó la mano para pegarle al castaño y entonces el peliverde actuó agarrándole el brazo y metiéndolo al camerino.

 

¡No te atrevas a levantar tu mano contra Atticus! No me importa quien seas en el ambiente del canto o en la ciudad. ¡Cuidado con tocar a Atticus!—le gritó el amnésico abogado.

 

Fuera llegaba el que faltaba, avisado de que en la grabación estaría cierto castaño y como podía afectar eso a su marido.

 

Encontrándose con el otro ojos mieles le preguntó por Katsuya, este le respondió que en su camerino con Zane y… “la hecatombe” para los celos del castaño Kaiba.

 

Entrando como una tromba tomó del brazo al ojiverde y lo sacó de ahí sin decir “agua va” de un empellón que hizo que se diera contra una pared del estudio para cerrar luego la puerta y preguntar a su marido que qué estaba haciendo encerrado con él.

 

¡No fue mi idea!—alegó el rubio.

 

Sabes que no te quiero encerrado en una habitación con nadie que no sea yo o los niños—dijo Seto víctima del monstruo verde.

 

¡Solo defendía a Rhodes! ¡No íbamos a hacer nada!—gritó en su defensa el marido.

 

¡No me importa! Estaban solos en una habitación con una cama—dijo el CEO apuntando al catre que había a un lado.

 

Eso no significa nada—alegó el ojos mieles.

 

¿Quieres que te muestre que si?—preguntó el otro dirigiéndose a la cama con su esposo en la cual lo sentó--¿Sabes lo que se me ocurre al tenerte así?—dijo medio en reproche medio seriamente y Jounichi tragó saliva, no por miedo sino porque la misma idea se le había ocurrido y sus labios se hallaron a la mitad de la distancia.

 

Jouno sabía que todo era fruto de la posesividad y celos del otro y tambien que aunque eso no era prueba de que lo amaba, si lo era de que tenía miedo de perderle y eso le hacía bien.

 

 

 

 

 

 

 

Fuera Atticus atendía al pobre abogado que adolorido lo miró y preguntó--¿Atticus?—

 

¿Si?—preguntó preocupado el cantante.

 

¿Qué hago aquí? ¿Y el avión?—preguntó preocupado Thrusdale--¿Katsuya está bien?—

 

Entonces el castaño comprendió que su amigo había vuelto y que no recordaba nada desde que perdiera la memoria allí en la selva.

 

Si. Está bien—respondió.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo llevó ante el médico que le atendiera antes que diagnosticó que su memoria había vuelto salvo por el breve lazo en que la había perdido.

 

Atticus se conformó. Su hermana lo llamó mientras estaban en la consulta y él le explicó brevemente lo que pasaba por lo que al salir de la consulta la encontraron fuera.

 

Ella ayudó con la mudanza de las cosas de Zane y Atticus lo despidió en su apartamento para dejarlo ir con ella con la que parecía mas a gusto desde que recuperara su salud. Tal vez era porque seguía enfadado por lo pasado con Kaiba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Y como estás?—le preguntó Alexis mientras comían en un restaurante dos días después.

 

Algo confundido pero mejor, gracias—dijo el abogado en contestación.

 

Me alegro—exclamó ella.

 

Dale las gracias a tu hermano. No tenía porque cuidarme—dijo después él.

 

Estoy segura de que no le molestó—dijo la rubia con cierta sonrisa—Tu familia estaba en el exterior así que era necesario que alguien se hiciera cargo de ti y él no te hubiera dejado solo—

 

Entiendo pero dale las gracias igual cuando lo veas—dijo el abogado.

 

No será en un tiempo. Hoy se va a Norteamérica y no volverá en unos años. Va a firmar con una discográfica de allá—dijo la agente.

 

Algo se agitó en el interior del peliverde—Entonces fue bueno que me recuperara sino…--dijo.

 

Creo que el aceptó esto porque te recuperaste y…--dijo Rhodes.

 

¿Y?—preguntó interesado Thrusdale.

 

No es nada—dijo ella.

 

¡No! ¡Dime!—exigió él.

 

El médico dijo que no te dieramos pistas de lo que pasó mientras…--dijo Alexis.

 

Al, dime lo que pasó. Tengo idea de que me he perdido algo muy importante y yo…--exclamó Zane.

 

Bien, pero dime primero… ¿Te molesta que Atti se  vaya? Es importante que seas sincero—le dijo la rubia.

 

No debería pero… siento que hay algo inconcluso—respondió el de pelo verde siendo lo más sincero que pudo. Es que algo dentro lo carcomía desde que había recuperado la memoria, era algo que no entendía pero que le estaba haciendo mal.

 

Tienes  razón—le dijo su amiga—Voy a decirte esto por el bien tuyo y de mi hermano. Mientras vivieron juntos pasó algo. Yo no estaba muy presente pero cuando iba tú me lo hiciste notar. Creo que entenderás a que me refiero—

 

¿Estás diciendo…?—preguntó sorprendido Thrusdale.

 

Ella asintió.

 

¡Eso es imposible!—dijo alterado Zane y se levantó de la mesa para poner dinero sobre ella mientras decía—Si pasó lo que dices solo fue fruto de mi pérdida de memoria y en ese caso es mejor que tomemos distancia—

 

En ese caso no veo porque te apresuras a irte—dijo ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El aeropuerto de Narita estaba abarrotado de gente que llega, que se va, de gente que recibe, que despide y de gente que trabaja. Una de esas personas miraba por los grandes ventanales hacia la pista viendo despegar los aviones. Uno de ellos se lo llevaría muy lejos. Era lo mejor. Sería muy doloroso verle de nuevo sin que lo recordase. Era algo en que había pensado mientras el otro estaba amnésico pero la experiencia fue peor de lo que imaginó. Por eso no había querido que nada pasara entre ambos.

 

Llamada para abordar. Los papeles listos y cada paso difícil y pesado. Entregar el billete y la sonrisa de la aeromoza que lo invita a entrar en el túnel de abordaje. Tres pasos, solo tres. Fueron los que pudo dar. Un tirón, solo uno. Fue suficiente para detener su marcha.

 

Al darse vuelta un par de ojos verdemar le preguntaron qué estaba haciendo.

 

 

 

 

 

 

 

 

                   FIN

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Lo dedico a Jasmin y a Yare loserge que han seguido este fic de principio a fin.

Tal vez no guste este final pero decidí hacerlo como lo tenía pensado y creo que es el mejor posible.

Mi agradecimiento a todos mis lectores por leer.

Ja ne!

 

 

Desire nemesis.


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