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[exo] La primera vez. por barbiebeauty

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Notas del capitulo:

Luego de taaaanto tiempo he vuelto a escribir. 
Déje de lado a 'Rebirth' por temas de tiempo y después se me fueron las ganas de actualizas y de escribir, no tenía ni la mente para sentarme a escribir algo digno que fuera leido :( 
Pero después de meses, he podido escribir algo 'decente' a mi parecer. 


Aclaro, Kyung Soo me ha estado torturando estos meses, y como veo tanto KaiSoo en esta vida se me ha pegado un poco; ¡QUE NUNCA ME HA GUSTADO EL KAISOO Y AHORA SALGO CON ÉSTO! jajaja, será u_u 

No ha sido beteado, perdón por errores gramaticales, faltas de ortografías y una que otra letra comida jejej, que no me doy cuenta cuando me pasa:(

Espero que les guste:) 

PD; Estas son las fotos con la que me inspire al escribir este oneshot.

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"Algunos buscan un mundo más bonito, otros lo crean."

 

Recuerdo que la primera vez que le vi fue en primavera, cuando el viento soplaba suavemente y los árboles se movían al vaivén producido por éste. Su cabello también revoloteaba, en ocasiones le tapaba el ojo derecho y en otras le provocaba cosquillas en la nariz. Sus dedos jugaban arriba de la tapa dura del libro que estaba posicionado en sus muslos, su vista hacia el frente y mordía su labio cada cierto tiempo, como si estuviera esperando a alguien con demasiada ansia, pero en realidad no era así. Creo haber estado sentado enfrente de él por un buen par de horas, cuando el cielo ya era entre una mezcla de rosado y naranja, cuando el viento soplaba con un aire helado y la gente ya iba desapareciendo para ir abrigarse en sus hogares con alguna bebida caliente entre sus manos. Él había seguido con su postura recta, en algún momento se había colocado una chaqueta y ahora sus dedos jugaban con el borde de las mangas, también había aparecido unos audífonos blancos y sus ojos seguían perdidos en el vacío del espacio.

No niego que más de una vez tuve unas ganas desbordantes de levantarme y sentarme a su lado para platicarle, de sacarle de aquel mundo que parecía tan hermoso y traerle de vuelta a la realidad para que sus ojos, hermosos ojos cafés, grandes como ningún otro par, me mirasen solo a mí.

En un momento tenía su teléfono entre sus dedos y oído y se levantaba perezosamente para empezar su caminata en dirección a quien Dios sabe dónde.

Recuerdo ver sus cortas piernas alejarse con un caminar lento, sus brazos a cada lado de su cuerpo y sus dedos jugando entre ellos, a su cabello alborotarse por el viento producido por los vehículos que pasaban a gran velocidad a su costado. Y también recuerdo un nombre salir de sus labios mientras hablaba por teléfono;

–Es Kyung Soo, no Hyun Soo. 

 

 

La segunda vez que le vi, iba con Se Hun caminando en dirección hacia el centro comercial. Él estaba caminando en la dirección opuesta, y al sentir un choque de hombros me obligue a voltearme por completo para encontrarme con sus grandes ojos y como sus labios moldeaban un “lo siento” tan inaudible para seguir con su caminata con audífonos colocados. No dude ningún segundo en dejar a Se Hun con las palabras en la boca de cómo estaba fascinado con que iba a ver a Yi Xing y caminé hasta él para tomarle del brazo y sonreírle cálidamente, con mi amigo a mis espaldas pronuncie;

–No ha sido tu culpa, no te preocupes.

Él asintió, confundido y se marchó con el mismo paso de siempre, despacio con sus piernas delgadas y pequeñas.

–Podrías decirme que ha sido eso, Jong In. – Pregunto Se Hun aquella vez.

–Instinto quizás. No lo sé, ¿vamos?

Recuerdo que aquel día, ni las rabietas de Baek Hyun porque no le entregaba la atención necesaria me afectaron el día. Y antes de dormir todavía podía recordar sus ojos grandes mirándome fijamente con sorpresa en ellos y su boca un poco entre abierta, de su cuello levemente estirado y pude darme cuenta que le sacaba un par de centímetros más de estatura. Tuve unas ganas tremendas de haberle acariciado el cabello y que se encogiera de hombros, pero solo eran ganas porque el día que llegara hacer aquello, estaría entre las nubes.

 

 

 

La tercera vez fue algo gracioso. Tenía la correa de la cámara por el cuello, ésta entre mis dedos y viendo las recientes fotos que había sacado. Con paso ligero me había acercado a la banca del parque para sentarme y sacar algo digno que la profesora pudiera aceptar. Enfoque y levanté mi vista para encontrarme con unos ojos grandes mirándome con determinación desde la banca que estaba enfrente de mí, con libro apoyado en los muslos y chaqueta tapándole las manos desvió la mirada hacia otro lugar. Una sonrisa apareció en mi rostro, y saque una panorámica del lugar de donde él estaba sentado; el cielo celeste con un par de nubes, las flores detrás de la banca de diferentes colores, una tímida persona en un parque hermoso.

Sus ojos se volvieron a posar en mí, sorprendidos y oculto su cabeza entre las líneas del libro que estaba, ahora, entre sus dedos. Volví a sacar una fotografía, pero ahora solamente de él, una normal, simple, sin necesidad de agregarle ningún efecto ni ángulo. Después de haberle sacado unas dos fotografías más, me dedique a realizar mi trabajo, logrando una fotografía de la gente caminando por el parque con un efecto blanco y negro.

–¿Te molestaría dejarme ver las fotos?

Al escuchar una voz hablarme, levante la vista de mi libro y unas mejillas sonrojadas me hicieron soltar una suave risa para asentir y buscar mi cámara dentro de mi mochila. Él se sentó a mi lado esperando pacientemente, perdiéndose entre su mundo por unos segundos.

–Éstas son. – Le tendí la cámara y roce sus dedos, le sonreí cuando poso su mirada en donde habían estado mi mano y luego en mí, con sus dedos acarició el lugar.

–Son bonitas. – Con una sonrisa tímida me devolvió la cámara y mi corazón saltó ante la hermosura que mis ojos presenciaban.

“No más que tú” Quise decirle, pero callé.

Él estuvo sentado a mi lado un buen tiempo, mirando a la nada nuevamente y yo  había vuelto a la lectura. Creo que desde aquel momento me ha encantado sentarme a leer a su lado, de perderme con él a otro mundo, de que nos envuelva en silencio que nadie más podría entender.

Porque él me dejo entrar a su mundo, a un mundo más bonito que en el que vivía anteriormente.

 

 

Y ya no recuerdo el número de veces que nos empezamos a ver luego de la tercera vez, ¿quizás todos los días después de la universidad? o los fin de semanas en los cuales me escapaba de los brazos de Baek Hyun para correr a los de él en un silencio que nadie debía saber. A veces eran minutos en los que nos juntábamos a tomar algo y luego volvía corriendo a la universidad porque solamente tenía era un break de una hora, otras veces eran días completos en los que nos sentábamos en alguna cafetería a leer o acostados en el césped del parque platicando. Pero el día que recuerdo que todavía me hace agitar mi corazón y sonrojarme, fue cuando con mirada decisiva bajo el libro y levanto su mirada para encontrarse con mis ojos somnolientos, había apretado los labios tan fuerte que cuando comenzó a pronunciar unas palabras tontas y sin sentido, los tenía blancos.

–¿Por qué todavía no me invitas a salir, Jong In?

No recuerdo ninguna vez en mi vida que me haya sonrojado tanto como aquella vez.

Al final de aquel día, le mandé un mensaje tan simple pero lleno de sentimientos que no pude resistir de gritar como por diez minutos.

“Sábado, parque de atracciones. A las dos, ¿te parece?”

 

 

El sábado por la mañana apareció Se Hun junto con Yi Xing en mi casa, esos últimos días Se Hun había estado conviviendo con su pareja en su departamento y es como si hubiera vivido solo siempre. Me contaron de cómo Baek Hyun últimamente estaba demasiado estresado sobre todo lo que se trataba de mí, hasta el punto que un día Yi Xing lo tuvo que consolar a las tres de la mañana.

–Deberías volver a darle tiempo. – Habló Se Hun.

Asentí, con un pedazo de pan en la boca.

Cuando sonó el timbre de la casa, pude sentir como todos los colores subían rápidamente por mi rostro. Había salido recién de la ducha y debía cruzar el corredor para llegar a mi habitación, que se veía un poco desde la puerta. Se Hun abrió la puerta  y había quedado inmóvil mirando a Kyung Soo con el rostro sonrojado y tratando de taparme con las manos.

–Salgó de inmediato. – Kyung Soo asintió con la vista hacia otro lado y Yi Xing le invitó a tomar asiento, Se Hun me siguió a la habitación.

–¿Quién es?

–Un amigo.

–No te creo. – Me gire a verle y le miré con incredulidad.

–No pienses cosas que no son, Se Hun.

–Tengo una amplia imaginación y Baek Hyun más que yo. – Me amenazo.

–Ni se te ocurra decirle ninguna palabra a él.  – Me coloque la polera y salí de la habitación frustrado. Tomé las llaves y mi mochila, agarré del brazo a Kyung Soo y salimos del lugar. – Espero que cuando llegue no estés acá, Se Hun. – Le miré antes de cerrar la puerta tras de mí.

 

Kyung Soo no pregunto nada esa vez, se limitó a sentarse a mi lado en el auto bus tenderme un audífono y colocar música para alivianar el tensó ambiente que había provocado mi mal humor.

Ese día nos subimos a todas las atracciones posibles, nos reímos y charlamos como siempre, no fue como otra salida que no hubiéramos tenido antes, ninguno de los dos tenía el peso de que aquello era una cita, como lo hacen las parejas.

–Ten. – Le tendí el algodón de dulce y nos subimos a la rueda de la fortuna, cerré la puerta y me senté a su lado.

–Me gustas Jong In. – Dijo después de varios minutos, cuando ya nuestro carril estaba llegando a la cima. Kyung Soo tenía la cara pegada en el ventanal, mirando hacia todos los lugares. No sé cómo le escuche, si tenía los labios tan pegados en el cristal, estuve días en lo que creía que había sido mi imaginación pero no tenía lógica luego, porque le había visto mover los labios y suspirar.

Le busque la mano y la entrelace con la mía, acaricie uno de sus dedos y miré por encima de su hombro.

 

Desde el momento que bajamos de la rueda de la fortuna, no pude soltarle la mano. Era tan pequeña al lado de la mía, tan blanca y suave. A veces rozaba mis dedos con los suyos y él simplemente desviaba mi mirada y se sonroja, otras le daba un pequeño apretón que él me devolvía delicadamente.

Terminamos yendo hacia una cafetería cerca de su departamento, Kyung Soo se sentó enfrente de mí y agarro mis dos manos entrelazando nuestros dedos y con las mejillas sonrojadas preguntó con miedo;

–¿Y tú?

Apretó los labios y sus ojos tenían lágrimas.

–También me gustas, Kyung Soo.

Aflojo el agarré entre nuestras manos y suspiró, dejando caer su cabeza y cerrando sus ojos. Exhausto. Con mi mano derecha, tome de su barbilla y se la acaricie con los dedos, sonriéndole. Al ver la suya, ya no podía recordar cómo era estar al lado de Baek Hyun.

 

 

El lunes por la mañana recibí un mensaje.

“Debemos hablar, Jong In”

 

Estaba en clases de tipografía cuando Se Hun se acerca a mi oído y apoyó su mentón en mi hombro;

–¿No me dirás que está ocurriendo?

Le aleje de mí y me concentre en la clase. Sintiendo su constante mirada acusadora sobre mí.

–Debes decirle a alguien y sabes que estoy acá, no iré corriendo donde Baek Hyun para contarle.

–Me gusta. En verdad me gusta, Se Hun. – Deje de escribir de golpe y cerré los ojos, mordí mis labios y bote todo el aire que tenía en los pulmones. No sabía cómo podía enfrentar la mirada llena de tristeza de Baek Hyun cuando me lo encontrara en los pasillos, porque ya no podía seguir huyendo. – Ha hecho todo más bonito, más perfecto. Los problemas se han ido cuando él ha llegado, ¿no te das cuenta?

–Pero Baek Hyun sigue aquí.

–Lo sé, lo sé… Pero, ¿qué quieres que haga? No puedo romperle el corazón tan fácilmente.

–Buscaremos una manera.

Asentí y le di las gracias en silencio.

 

Aquel día olvide la cita que habíamos acordado en la mañana con Baek Hyun. Me había escapado al parque en busca de Kyung Soo que me había llamado a los segundos que él había salido de la universidad.  Cuando le divise sentado en la banca de siempre, con libro entre los dedos y labios apretados formando una línea, mi corazón dio un pequeño saltó y mi estómago se contrajo. Mis labios se estiraron y mis ojos brillaron.

Las hojas de los árboles se esparcían por todo lugar habilitado por colocar los pies, crujían al ser pisadas y los vientos eran el doble de helado. El otoño ya había llegado.

Me acerque donde Kyung Soo estaba sentado y se frotaba los brazos uno por uno sin perder la lectura, le abrace por la espalda y acaricie su cuello con mi nariz, provocándole cosquillas que expreso a través de suaves risas y unos dedos traviesos en mi cuello para acariciarlo.

–¿Vamos por un té está vez?

–Me parece una buena idea. –  Esta vez él se escondió en mi cuello y con sus gruesos labios lo acarició, provocándome un escalofrío en todo el cuerpo. – Luego podríamos pasar a ver una película a tu casa o a la mía, ¿te parece?

–El día es perfecto para estar en casa.

El viento nos azoto de repente y desordeno nuestros cabellos, reímos al mismo tiempo y entre caricias nos arreglamos mutuamente. Le tome de la mano y nos perdimos entre la gente.

 

 

 

Con el sonido de las voces de los protagonistas de la película de fondo, la respiración nerviosa de Kyung Soo mezclada con la mía y con el pulso acelerado entre las yemas de mis dedos me acerque un poco más hacia sus labios. Con el peso de mi cuerpo le empuje suavemente al sofá y coloque una de mis manos al lado de su cabeza y la otra dejando de tomar su cuello para posicionarla en la cadera y acomodar nuestras piernas y formarlas en un perfecto rompecabezas.

Su mirada esta fija en como la mía se movía lentamente entre sus labios y sus ojos, acariciándole el rostro solamente con la mirada. Con timidez coloco sus manos en mi pecho y apretó mi suéter, me atrajo con aquel movimiento más cerca de su rostro, al rozar nuestras narices perdí el control.

Fue un beso suave, sin apuros. Lleno de amor.

Mis labios acariciaban los de él en todos los ángulos que podían existir, mis dientes a veces mordían y tiraban del labio inferior, otras simplemente descansaba arriba de sus labios, sintiendo lo tibios y suaves que eran.

Sus manos lentamente soltaron mi suéter y se enredaron en mi cuello, atrayéndome hacia él con ansias. Le tome de la cintura con las dos manos y le posicione un poco más arriba, con la cabeza en el respaldo del sofá y con un beso en los labios le sonreí.

–¿Te quedas, Jong In? No creo que pueda dejarte ir esta noche. – Colocó su rostro en mi cuello y suspiro.

–No pensaba irme – Le tomé de la barbilla para que juntáramos las miradas por un segundo y volví a fundirme en sus labios. En repasarlos nuevamente y perderme entre sus caricias.

 

 

El martes por la mañana recibí un mensaje.

“¿Dónde estás? Estoy en tu casa”

 

–Aquí tienes. – Me tendió un bolso y se cruzó de brazos. – Baek Hyun me ha torturado por la mañana y tú, ¿tienes esa sonrisa boba en el rostro?

–¡Perdón, Se Hun! Te lo pagaré como quieras, en serio. – Tiré de la camisa de ayer y me coloque la que me había traído Se Hun, me lave el rostro y me coloque perfume. – No estaba en mis planes quedarme en su casa. – Salimos del baño de la universidad y lo primero que me encontré fue un Baek Hyun caminando con grandes y pesados pasos en dirección hacia mí.

–Suerte. – Se Hun se escapó.

–Creo que has evitado esta conversación por demasiado tiempo, Jong In. 

–Vayamos a tomar algo.

 

Terminamos en una cafetería cercana a la universidad, la misma que a veces concurría con Kyung Soo.

Sus ojos decían más cosas que las que salían por sus labios, no recuerdo cuantos insultos me dijo aquel día y de todas las veces que repitió “¿Me amas, verdad? Porque yo sí” Sus manos se movían por toda partes, explicando tal vez que cosa, dándome razones de porque no debía terminar con él y seguir juntos quizás o de que me fuera al diablo podría haber sido otra posibilidad. Pero cuando vi las lágrimas recorrer por sus mejillas y como apretaba sus labios con tanta fuerza para no soltar el pequeño grito que tenía ahogado en la garganta, mi corazón se apretó, mi conciencia tuvo miedo.

–Perdón, Baek Hyun. Quizás fui un estúpido, ¡uno grande! – Le tome de las manos y sus ojos me miraron entre lágrimas que todavía caían silenciosamente.

Mi error quizás fue caer rendido por unas lágrimas que, quizás, no tenían ya gran significado para ninguno de los dos. Mi segunda equivocación fue, besarle como le besaba a Kyung Soo enfrente de sus ojos. Y la tercera fue no haberle seguido después de ver unas lágrimas llenas de sentimientos que significan para los dos un mundo entero.

Esa noche cayó la primera lluvia de otoño.

 

 

 

“Éste es Kyung Soo, después del tono deja tu mensaje; BEEP”

–Es Jong In de nuevo, ¿Podríamos hablar?

“… BEEP”

–Kyung Soo, por favor abre la puerta. He estado acá dos horas y muero de frío

“…BEEP”

–Sí. Me equivoque. Pero deberías escuchar mis excusas, ¿no?

 

 –Está bien… – Toque el timbre por última vez y apoye mi frente en la puerta, deseando que abriera. – Me iré.

Al llegar a las escaleras, sentí una mano en mi antebrazo apretarme. Me di vuelta y le vi con cabeza gacha y rostro oculto por su cabello, cuerpo tiritando y dedos fríos. Le tomé por los hombros y le abrace, pero él rápidamente se alejó de mí y susurró un; no vuelvas más.

Frase que quise imaginarla porque no vi sus labios moverse, porque no llego a mis oídos pero, fue tan doloroso ver su caminar lento con sus piernas pequeñas con su mundo roto que me era imposible no creer aquella frase.

 

No habían sido semanas las que había compartido junto a Kyung Soo. Habían sido meses en los cuales alguien me había demostrado que los problemas de una vida cotidiana podían desaparecer con un libro en mano, con dedos juguetones, sonrisas traviesas y un silencio que podía crear un bonito mundo. Y Kyung Soo me dejó entrar en su mundo, y yo decidí romperlo.

 

Se Hun aquella noche me consoló.

Yi Xing esa semana me obligó a comer e ir a la universidad.

Y Baek Hyun había desaparecido de mi vista lo suficiente como para darme cuenta que lo había perdido todo simplemente por atesorar el tiempo que había tenido junto a él.

 

 

 

La primera vez que le vi después de lo sucedido, fue luego de dos meses. Con audífonos en los oídos, libro entre los dedos y con su mirada perdida entre las letras. Su cabelló era castaño esta vez y más largo, su postura seguía siendo la correcta. Estaba comenzando invierno por lo que llevaba una chaqueta impermeable y un paragua descansaba a su costado, y seguía con la manía de apretar los labios hasta dejarlos blancos mientras leía.

La diferencia era que la primera vez era primavera, con emociones y sentimientos por donde miraras. Y ahora era invierno, con frío y problemas por donde caminaras.

–¿Cómo has estado?

Mi voz le asustó. Estaba áspera y fría, no como la de antes, llena de alegría y entusiasmo. Su mirada mantuvo bastante tiempo la mía y me sonrío, con perdón.

–¿Te parece ir por un café?

Ese día no pude volver a soltar su mano nunca más.

 

 

Esa mañana había recibido un mensaje.

“Juntémonos, sabes dónde.”

Y mi corazón se aceleró. 

Notas finales:

Sí alguien quiere platicar o algo, les dejare:

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¡Gracias por leer y a la gente que va a comentar, gracias de antemano ^^! 
Espero volver pronto, que tengo algo entre manos, jeje. 


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