De nuevo tenía que despertar el joven chico, de nuevo a escuchar las peleas constantes de su hogar e incluso soportar las críticas contantes de ese señor que le tenía que decir Padre. La rutina diaria que soportaba, su vida le parecía cada vez más aburrida, y fastidiosa.
Su hermana, a la cual le tenía confianza ya no estaba más en casa, sus estudios la llevaron al extranjero, sus padres se esforzaban para pagarle sus estudios mientras Kim Him Chan obtenía notas favorables, pero nunca lo suficientemente buenas para ambos progenitores.
Cada año era lo mismo, incluso peor. ¿Las cosas no pueden empeorar verdad? Siempre se hacía la misma pregunta para alentarse, día a día tratar de ver lo positivo de todo, pero por más que trataba de sonreír, con esa boca bella y llena de vida, contrastaba con el vacío frío de sus ojos prácticamente negros.
En la escuela no era muy sociable, pero al menos no se quedaba callado. En fin su vida era aburrida y llena de problemas.
Las cosas comenzaron a empeorar cuando sus notas comenzaron a bajar, y el reproche de sus padres le hacía efecto. La depresión cayó sobre los hombros y espalda del joven chico, su cuerpo adelgazaba día a día, su rostro perdía el resto de la luz que brillaba y sus adentros comenzaban a marchitarse como una rosa roja en el invierno.
Cuando creía el fin de todo, por coincidencia o destino, lo encontró en aquella oscura noche, Himchan había escapado de su casa tras un pleito más con sus padres, esperaba sentado que la lluvia que se anunciaba lo envolviera, mientras veía como un chico, algo sombrío se sentó a un lado suyo, sobre la fría banca del parque.
-Hola.- fueron las palabras que pronunció Himchan
-Hola.- respondió el chico, algo extrañado –No me conoces, ¿Por qué me estás hablando?.- continuo
-Solo no quiero estar solo esta noche, aunque sea quiero hablar un momento con alguien.-respondió
Las horas pasaron, Himchan hablaba y hablaba y el contrario solo se limitaba a prestarle atención a lo que decía.
De repente y sin darse cuenta los dos chicos caminaban en las veredas del parque oscuro, a través de la poca luz que emitían los postes eléctricos, sin darse cuenta el sujeto sombrío le estaba tomando de la mano a Himchan, su sonrojes la trato de disimular, continuando con la charla, e inesperadamente el chico contrario lo abrazó fuertemente, sin soltarlo.
-Hablas mucho, soy Bang Yong Guk.-
-Kim Him Chan.-sintiéndose a salvo y protegido a la vez se dejó envolver por esos brazos fríamente cálidos. Cuando cerró los ojos sintió el contacto de unos labios contra los suyos. Era su primer beso y se alegraba de que fuera con él. ¿Ya se conocían?
El beso se hizo cada vez más necesitado, y con una voz gruesa y calmada preguntó.
-Solo está noche.- Y acto seguido ambos jóvenes se estaban desnudando en el apartamento del extraño, o de su nuevo amigo.
La luz no existían en ese lugar, solo los relámpagos que anunciaban la caída de una tormenta sobre la ciudad los iluminaban, una a una las prendas fueron cayendo al suelo. El contacto de piel con piel se sentía bien, con un extraño sentimiento de que no era extraños.
Los minutos pasaron, el mayor devoraba el cuello del menor, mientras este lo extasiaba con pequeños gemidos en su oreja tratando de contener su placer arañándole la espalda al mayor. Ambos sintiéndose uno sobre aquella cama, pareciera un sueño, se sentía tan real, el clímax y luego el orgasmo deseado fue alcanzado, tocando la cima de las nubes sintiendo el agarre de una mano con la suya, era perfecto. Pero cayó dormido después de pronunciarle por primera vez en su vida las palabras “te amo” a alguien más.
La mañana era tan fría, nublada, como en invierno. Despertó a un lado de ese chico. Viéndolo sonreír, con esa sonrisa que le iluminaba tan sereno su día.
-¿Por qué tardaste tanto?- preguntó el menor
-Hubieron contratiempos pero ya estamos juntos nuevamente, como te lo prometí amor.- Le dio un pequeño y corto beso en los labios al menor
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Las noticias anunciaban la muerte de dos jóvenes chicos, quienes según el reporte policial se quedaron sentados, durmiendo, agarrados de la mano sintiendo la tormenta sobre ellos. El mayor de los dos respondía al nombre de Bang Yong Guk quien después de haber matado a su padre, por haber matado a su madre, escapó al parque cercano a su casa. Mucha carga para chicos tan jóvenes, quienes solo se sentaron a esperar que la muerte los abrazara.
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-Bang no puedes huir, no me dejes solo.- gritaba Himchan
-No lo quiero hacer, pero sino nuestros padres nos mataran, y no quiero que mueras, no podría soportarlo.- dijo con lágrimas en los ojos
-Vamos a la montaña.- dijo serio. Después de correr por horas, con sus complicados atuendos de la época del emperador Kang
-No sueltes mi mano.-Himchan apretó fuerte la mano del mayor
-Nunca lo haré.- respondió mientras el aire movía sus cabellos
-Incluso después de esta vida te amaré, no me dejes solo, por favor.- Suplicó
-Te buscaré en la otra vida, siempre.- Abrazó al menor muy fuerte, suspirando y sonriendo, desde la cima de la montaña se aventaron al vació, con la promesa de siempre volver a unir, como el destino ya estaba escrito.