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Para siempre por spookytaco98

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Notas del capitulo:

John despierta después de haber estado en coma por mucho tiempo. Al mismo tiempo Sherlock sigue atrapado en sus vicios para olvidar a John.

La lluvia estaba cayendo con fuerza, se podían escuchar los truenos desde lejos y los rayos iluminaron la habitación del hospital. Su cuerpo que había estado inmóvil por mucho tiempo comenzó a moverse. Sus dedos fueron los primeros en moverse. Los latidos de su corazón iban tan rápidos y el contador cardiaco aumentó su volumen.

 

John se levantó de un salto y gritando al mismo tiempo pues lo que lo había despertado no había sido la lluvia, sino una pesadilla en la que miles de personas morían frente a el a balazos. Una tenue y horrible pesadilla inexplicable.

 

Miró a su alrededor, no había nadie solo el y el miedo que servía de amarga compañía. Una enfermera lo escuchó gritar y entró en la habitación en compañía de Gordon Watson.

 

-Do... donde estoy?!-gritó John muy confundido.

 

-John, esta bien. Haz pasado mucho tiempo en coma, necesitas calmarte.-dijo su padre sosteniendo su hombro.

 

-Quien.... es usted.... Por que me llama "John"?- todo quedó claro para Gordon, John sufría de amnesia después de haber recibido aquel balazo en la nuca. La bala había atrofiado varias de sus neuronas dejándolo amnésico. No recordaba nada, ni lo que vivió, ni siquiera su nombre, solo pequeñas y tenues imágenes de la guerra que su cerebro se negaba a borrar por alguna razón.

 

Pasaron meses en los que John solo estaba en casa de sus padres mirando viejas fotos de la familia, haciendo lo posible para recordar pero todo parecía perdido. No recordaba ni su nombre en esos momentos.

 

Su padre se dio por vencido con John, ya no podía hacer nada para hacerlo recordar. Pero su madre se esforzaba aun para que su hijo recordase todo lo posible.

 

Mientras tanto en Londres, Sherlock perdió su departamento y se fue a vivir con unos cuantos junkies en una casa abandonada, en la cual permanecía la gran parte del tiempo drogado y mirando el techo tratando de sacar a John de su mente. 

 

Una noche, Holmes acababa de consumir cocaína y lo único que hacía era mirar el techo en silencio mientras pensaba en John nuevamente, sonreía momentáneamente y dejaba escapar una que otra lágrima amarga. Hasta que escuchó que una voz conocida comenzaba a hablarle.

 

-Mirate, acostado sobre un enorme pedazo de nada! Acaso crees que ya no vales nada?!-preguntó la voz, pudo escucharla muy bien pero solo veía sombras.

 

-Eres mi angel guardián?-dijo entusiasmado y perdido en los efectos de la cocaína.

 

-Si, Sherlock, soy un angelito que ha venido a rescatarte. No seas ridículo.-la sombra se acercó a Sherlock, la sombra o supuesto "angel" tenía olores peculiares como el de té, pastel y uno muy característico, de billetes.

 

-Puaj! Tu no eres mi angel guardián, eres mi gordo y molesto hermano.-dijo picandole las mejillas regordetas con su dedo.-Mirate,-pellizco sus mejillas.-Eres gordo y feo y...

 

-Ya basta! Deja de comportarte como un niño. Sherlock, te di mi apoyo y tu lo desperdiciaste solo porque el señorito tiene el corazón roto. Despierta, ya no eres un adolescente, eres un hombre!

 

Sherlock se estiró y se tapó con la sabana, dándole la espalda a su hermano. Eso hizo que Mycroft se molestara mucho y lo pateara en la espalda.

 

-Levántate!-gritó tomándolo de la chaqueta y dándole la vuelta para que lo mirara.-Estoy harto de tus lamentos y tus tonterías, quieras o no vas a conseguir un maldito trabajo y una casa. No me importa si tienes que vender algo, si tienes que matar a alguien o mamarsela a alguien pero tu vas a salir de esta maldita pocilga. Entendiste?!-por primera vez Mycroft perdió los estribos, ya no soportaba mas y se transformó en un hombre tan temible que hizo temblar a su hermano menor.-Dije...-le dio una fuerte bofetada a Sherlock.-...que si me entendiste?! 

 

-Si...-dijo al fin mirándolo de arriba a abajo, no estaba asustado pero si estaba sorprendido.

 

Mycroft tomó los tenis de Sherlock y se los colocó y lo ayudó a ponerse de pie.

 

Durante esos días Sherlock tuvo que ir a un lavado de estomago, tuvo que comer cosas sanas en grandes cantidades pues había perdido masa muscular al gastar todo su dinero en drogas. Mycroft le prohibió salir de su casa y solo le dejaba quedarse a leer. También probó curar su mente con psicólogos y psiquiatras, pero los psicólogos salían corriendo porque los insultaba y los psiquiatras terminaban despedidos por Mycroft por darle muchos antidepresivos al menor cuando abusaba de ellos.

 

En poco tiempo, Sherlock ya estaba mejor de su salud, pero no conseguía olvidar a John. Siempre estaba de mal humor por no saber el porque de el abandono de su amado. El porque de la ausencia de sus cartas y el porque de su olvido. Pero esos sentimientos de odio solo lo hicieron olvidar sus otros sentimientos, era mas serio y sus sentimientos eran vacíos. Desde ese momento prometió nunca volver a enamorarse en su vida y por ello se declaró asexual.

 

Mas tarde, el joven Holmes consiguió colarse en medio de un homicidio. Entró en la escena del crimen como si fuera un policía, comenzó a plantear teorías sin que nadie le preguntara. Iban a sacarlo pero el Detective Inspector, Greg Lestrade, prefirió dejarlo y contratarlo.

 

A partir de ese momento, Sherlock comenzó a trabajar como detective a consulta. Pero aun no tenía el dinero suficiente como para rentar un departamento solo.

 

Mientras tanto en Oxford, John recordaba pequeños sucesos en su vida, pero no recordaba a ningún ser querido a su alrededor. Su padre enfermó gravemente de cáncer de pulmón y solo permanecía en cama.

 

John dormía en su cama como si fuera un niño, tapado hasta el cuello. Tuvo un extraño sueño en el que un chico mas alto que el de tomaba de la mano pero no sabía quien era, no se veía su rostro.

 

Despertó a mitad de la noche, daba vueltas en su cama tratando de conseguir el sueño pero no podía, su mente trataba de recordar pero no podía. Buscó algo en los cajones de su mesita de noche, había un pequeño cuaderno sin forro, dentro de este había una foto de el cuando era niño. Siguió pasando las paginas hasta que encontró varios escritos.

 

"Martes 11 de mayo de 19...

 

Ya no soporto a papá, todos los días quiere ponerme a estudiar. Quisiera poder salir por un poco de aire fresco pero el no quiere que lo haga, según el todo es una mala influencia.

 

Se que hace lo que hace para que yo sea un buen estudiante pero también quiero divertirme aunque sea un poco."

 

-Es un diario...-susurró.-Este fue mi diario.-siguió leyendo otra pagina, y así siguió leyendo el cuaderno de pasta hasta que finalmente lo terminó. En ese momento recordó toda su infancia y gran parte de su adolescencia. Se sintió muy bien recordar.

 

Quiso probar otra cosa y en su librero encontró libros viejos de medicina y comenzó a leer las partes subrayadas y recordó todo lo que había visto en clase de medicina. Fue muy rápido, había recordado todo en una sola noche, todo excepto a las personas que había conocido en la universidad pues no tenía ni una sola foto con ninguno, ni siquiera a los del ejercito.

 

Salió corriendo de su habitación y despertó a su madre para darle la noticia pero cuando abrió la puerta solo la vio abrazar a su padre mientras lloraba. Su padre había muerto esa noche.

 

Después de unos meses, John se sintió un poco mejor. Pero no todo estaba en orden pues tenía sueños muy seguido del hombre al que nunca le veía la cara u oía hablar, solo sentía sus brazos alrededor de su cintura, soñaba que besaba sus labios y tomaba su mano. Cuando tenía aquellos sueños normalmente despertaba de buen humor sin saber porque.

 

Mas tarde, John tuvo que ponerse a trabajar como doctor en el Hospital de Oxford, pero le costaba moverse gracias al balazo que había recibido en la pierna. Tenía que usar un bastón por mucho tiempo para ya no sentir dolor.

 

Su paga fue cada vez mas grande y por alguna razón desconocida para el quiso mudarse a Londres para comenzar su nueva vida solo. Por supuesto fue difícil pues no tenía el dinero suficiente para rentar un departamento decente y apenas iba a ponerse a trabajar.

 

Los sueños de aquel hombre que lo amaba se fueron desvaneciendo de poco a poco y las pesadillas de la guerra comenzaron a surgir en su cabeza. Esos sueños lo impulsaron a conseguir un psicólogo para poder sacarlos de su cabeza y darse cuenta de una vez por todas de que se trataba ese sueño que lo hacía sentir bien.

 

Una tarde, mientras caminaba por el parque pudo escuchar que una voz lo llamaba.

 

-John? John Watson?-habló un hombre regordete de lentes y sonrisa agradable.

 

-Si. Te conozco?-preguntó confundido, realmente no recordaba nada.

 

-Mike Standford de la universidad, no me recuerdas?

 

John seguía confundido pero no quiso ser grosero por lo que tuvo que mentir acerca de el.

 

-Ah, si, si, ya te recuerdo. Como haz estado?-mintió el rubio.

 

Mike le hablaba con esa voz y sonrisa agradable que desde un principio se le hizo extraño. Mike no era ningún tonto, se dio cuenta al instante de que John no lo recordaba, pues en ese momento se enteró de que John había perdido la memoria pues ya no estaba con Sherlock y por ello el castaño estaba muy molesto. Pero ahora que se había dado cuenta no podía esperar para presentarle a Holmes nuevamente.

 

Al entrar a Barts fueron inmediatamente al laboratorio en donde se encontraba mas y nada menos que Sherlock Holmes haciendo mezclas químicas.

 

Sherlock miró como Watson entraba en el laboratorio. En ese momento su corazón fue a máxima velocidad como si fuese a explotar de la emoción. Era el hombre que tanto amaba el que estaba frente a sus ojos. Una parte de el quería lanzarse a sus brazos para besarlo y abrazarlo después de tantos años sin verlo. Pero otra parte de el quería tomarlo por los hombros y sacudirlo, inundarlo de maldiciones y preguntas del porque de su abandono, quería abofetearlo, golpearlo, hacerlo sufrir pero prefirió que John diera el primer paso cuando escuchara su voz.

 

-Mike, me prestas tu teléfono? Necesito enviar un mensaje.-dijo Sherlock sin dejar de ver por su microscopio. Tal como lo había hecho cuando conoció a John.

 

-Lo siento, Sherlock lo deje.-dijo a propósito. 

 

-Toma el mio.-dijo John estirando la mano. Sherlock caminó hacia el, estaba a punto de gritarle y de abofetearlo hasta que miró sus ojos y su sonrisa. Eran como las de un hombre muy cansado, era muy distinto. Quiso probar con otra cosa.

 

-Afganistán o Irak?-preguntó mientras tecleaba.

 

-Ah... Afganistán... Como lo supiste?

 

Sherlock planteó su deducción de la misma manera en la que lo había hecho en la universidad para sorprender a John. Ya se había dado cuenta de lo que en realidad sucedió, John había estado amnésico y no recordaba nada que tuviese que ver con Sherlock. Supo enseguida que su padre o su madre no le habían dicho nada acerca de su relación con Holmes. Pero trató de no molestarse pues no era culpa de John.

 

Holmes se fue del laboratorio después de haberle dicho todo a John acerca de rentar un piso entre los dos. Miró a los lados y se percató de que nadie lo veía por lo que gritó: "Joder, si!". Ahora tendría una nueva oportunidad de que su compañero se volviera a enamorar de el cuando lo recordara, y que mejor que rentar un piso en un edificio cuyo numero era casualmente el 221.

 

Durante años, Sherlock y John fueron reconocidos por resolver casos muy misteriosos con la policía. La gente los admiraba y adoraba, aunque también los molestaban diciendo que eran pareja, eso le molestaba a John.

 

John tenía citas muy seguido con muchas mujeres pues una gran parte de el se sentía atraído a su amigo y eso lo asustaba. En cuanto a Sherlock, el decía que era asexual pero era porque no se interesaba en ninguna otra persona que no fuera John.

 

Se querían, aunque John lo hacía como amigo, pero Sherlock aun seguía amándolo.

 

Continuara...

 

Notas finales:

Gracias por leer. Nos vemos en el próximo capitulo. 


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