Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Ahora lo entiendes? por Mizzu_x

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

En su mente daban vueltas y vueltas las maneras en las que podría hacerle entender a Kise que Kagami era suyo. La venganza no estaba en sus principios, pero necesitaba hacer algo sobre el tema sin recurrir a la violencia. Pero sólo hubo una que fue la más acorde a lo que buscaba y lo haría en ése mismo instante.

Luego de lo ocurrido con Kise y Kagami hace un mes y después de que volviera a hacer suyo a su pelirrojo novio borrando todo rastro que Kise dejó en su cuerpo, se dispuso a llamar al rubio, del cual éste no tuvo ni siquiera intenciones de acercarse desde un tiempo, ni con un pequeño mensaje, al moreno, sabiendo lo que podría ocurrir.

 

Marcó aquel número que días antes pensaba borrar de su agenda de contactos, escuchando la molesta voz del rubio del otro lado del teléfono celular. Aomine le dijo que quería hablar con él en su casa y que fuera lo más pronto posible, a lo que el rubio accedió ya que no tenía clases ni tampoco horarios que cumplir por trabajo.

El moreno chistó luego de cortar la llamada y sonrió de lado. Si todo iba bien como ahora, sería una buena venganza, o por lo menos una respuesta de lo de aquella vez.

 

Tras unos treinta y tres minutos después sonó el timbre de su casa. Ése fin de semana se encontraba solo, sus padres tienen un trabajo del cual requiere salir de la ciudad y muchas veces del país, por lo que no era nada raro que él esté solo durante días y tal vez, largas semanas. Recibió al rubio con una leve sonrisa, como si nada hubiera pasado, tendría que fingir que nada iba a suceder desde ése momento en adelante.

El moreno le ofreció algo de tomar y lo hizo ir a su habitación, donde “hablarían”.- Kise, ya te he dicho muchas veces que eres un idiota, ¿verdad? –El rubio lo miró sin ningún interés y se sentó en la silla que estaba junto al escritorio, pues estaba concentrándose en cualquier acción que podría provenir de él, ya que sabía que el peliazul se había enterado de todo.- Y por eso mismo tendrás tu castigo, ¿O acaso creías que no haría nada con lo sucedido en tu casa con Kagami? –El rubio se tensó. Buscó en su armario, en el cual tenía demasiadas cosas de más y era lo bastante amplio como para lograr su objetivo, una soga bastante larga, la suficiente como para dejar a alguien completamente inmóvil. Sin poder dejar que el rubio reaccione, tomó a éste por el cuello y lo miró con una leve sonrisa, no lo iba a lastimar, sabía que Kise era bastante delicado con su cuerpo, así que ante cualquier ataque a éste, trataría de no hacer nada de más que pueda dañarlo. Aprovechó la rápida situación para pasar la soga alrededor de su cuerpo, lo cual hizo que el rubio se quejase y hasta insultara al moreno.

 

-             Kise, presenciarás algo que seguramente ya viviste, pero te mostraré cómo se hace. Para que luego no vuelvas a hacerlo, ¿de acuerdo? –El rubio se removió bajo las cuerdas, era más que obvio que no podría salirse de ésta, pensando en las palabras que el peliazul había dicho antes.

 

-           ¿¡Qué demonios te pasa, Aominecchi!? ¿Acaso piensas torturarme o algo así? –Se quejó, pensando en lo peor que el contrario podría hacer con él. Fueron sus últimas palabras, ya que Aomine lo amordazó con una tela, imposibilitado de poder decir palabra alguna. Era una bella imagen para el moreno, así que aprovechó para sacarle una foto antes de hacer una llamada Kagami, diciéndole que vaya a su casa. Una vez que cortó, se acercó a Kise para besar su frente y sonreírle malvadamente.- Y con esto, empieza el show. –Movió a Kise hacia el armario, dejando la puerta entreabierta para que pudiera visualizar la mayor parte de su cama.

 

El timbre no tardó en sonar y el moreno desapareció de su habitación para recibir al pelirrojo. Kagami lo saludó con un beso en los labios, como lo hace normalmente y éste lo abrazo, besando al instante su cuello.- Hey, qué rápido…  -El pelirrojo no rechazó sus atenciones, hasta estaba guiando al moreno hasta el sofá de la sala que ya tanto conocía, pero éste lo detuvo.

 

-          Oi, espera… Aquí no. –Tomó la mochila que el pelirrojo traía en su espalda para dejarla sobre el sofá y, tomándolo de la mano, lo guió hasta su habitación. Al entrar, Kagami dio el primer paso y empujó al moreno sobre su cama, posicionándose sobre éste y atacando sus labios con pasión. Toda ésta escena y más, era lo que Kise vería mientras estuviera inmóvil y sin poder decir palabra alguna dentro del armario.

 

Kagami se quitó la camisa, comenzando a sentir en su cuerpo una temperatura que iba creciendo poco a poco, mientras que la persona bajo suyo aprovechaba no sólo para ver su formado cuerpo, sino también para tocar aquel que le pertenecía.- No me digas que me llamaste para esto, por lo menos deberías invitarme algo de comer. –Dicho esto, comenzó a acariciar por sobre la tela la entrepierna del más alto mientras que éste sonreía de lado.

Aomine disfrutaba de sus atenciones, en especial porque ahora mismo tenían un espectador, del cual Kagami no sabía nada y ni siquiera lo imaginaba.- Oi, necesito ir a otro nivel… -El moreno apuró el ritmo de la situación y se desabrochó el botón de su pantalón para que el contrario pudiera encargarse completamente de su ya despierto miembro.

 

-          Ah, en verdad que estás desesperado. –El pelirrojo rió suavemente y se deshizo de cualquier prenda que se interponía entre su boca y la hombría contraria y, al terminar su cometido, engulló ésta en su boca, saboreando lentamente. Aomine jadeaba por lo bajo mientras que con su diestra, que estaba colocada en la cabeza del más bajo, hacía presión para que éste continuara con sus movimiento de una forma más rápida.

 

Por otro lado, Kise, con el entrecejo fruncido, miraba atentamente la imagen. Quería evitarlo, si seguía viendo, hasta él terminaría completamente duro, aunque no quisiera. Aquel hombre con el cual había tenido sexo hace un tiempo lo estaba haciendo con el que fue su gran amigo en el pasado… Y eso le excitaba.

 

-             K-Kagami. Ya no… Umh… -El pelirrojo entendió aquellas palabras que difícilmente salieron de los labios contrarios e instantáneamente, detuvo la felación y se irguió para poder deshacerse de sus propias prendas. A pesar de que fue todo en un momento corto, el moreno tenía ése “no-sé-que” que hacía que Kagami se encendiera con tan poco tiempo. Sin perder más tiempo, llegó tres dedos de su diestra a su propia boca para humedecerlos por completo y luego dirigirlos a su propia entrada, introduciendo uno a uno mientras aquella zona se iba acostumbrando.

Aomine miraba la escena atentamente, mientras que con ambas manos acariciaba el rostro sonrojado de su novio y robaba algunos besos de vez en cuando. Su mirada no dejó aquel dejo de perversión y lujuria, amaba ver de ése modo al contrario, aunque ésta vez no sólo podía verlo él, pero si podía tocarlo hasta que sus manos se gastaran.

 

En el oscuro armario se encontraba aquel rubio que necesitaba ésas mismas atenciones, pues ya con verlos fue lo suficiente como para que su miembro este completamente duro. Realmente estaba sufriendo, ni siquiera podía masturbarse debido a la soga que ahora lo amarraban sin tener oportunidad alguna.

 

Una vez que el pelirrojo estaba completamente preparado, se posicionó para que la hombría del moreno rozara su entrada repetidas veces hasta que ésta entró lentamente en su interior. Kagami gimió suavemente al sentir tal intromisión pero no detuvo su movimiento, siguiendo así hasta que el contrario esté por completo en su interior.- Nhg… -Soportó aquello hasta que su cuerpo se acostumbró y seguido, comenzó a moverse de arriba hacia abajo con lentitud, para luego ir aumentando sus movimientos.

Por otro lado, Aomine movía sus caderas del lado opuesto a su novio, pudiendo así llegar hasta lo más profundo de él, mientras que jadeos y gemidos salían de sus labios. Sus manos recorrían cada parte del otro cuerpo como le fuera posible, mientras mantenía su vista. Realmente, una escena bastante irresistible y tentadora.

No aguantando más, las posiciones cambiaron y ahora quien tenía el control era el moreno,  embistiéndolo sin cuidado alguno y haciendo que hasta la cama en la que estaban rechinara un poco. No se guardaban ni una palabra ni sonido, estaban sumergidos en el placer. El más alto sentía como su cuerpo se iba tensando y, sabiendo lo que significaba, comenzó a masturbar al pelirrojo con la intención de que ambos eyacularan al mismo tiempo.

 

-            Ya… No aguan-ah, Ao… -El cuerpo del pelirrojo se tensó por completo y con un gemido ronco dejó salir toda su esencia sobre su abdomen y la mano del moreno, mientras que éste último lo hizo en el interior de su novio, llenándolo por completo. Al instante, se acercó para besas sus labios con pasión y salió de su interior para recostarse a su lado.

 

-          Ah, realmente… Lo necesitaba. –Rió suavemente y luego de unos minutos se sentó en el borde para ponerse sus pantalones y dirigirse al baño, lo que el pelirrojo imitó la acción y lo siguió detrás para luego abrazarlo hasta llegar a su destino.

 

Sin poder creer lo que había presenciado, sin poder moverse o hablar, aunque esto era más por lo sorprendente y lo excitante que se veía desde afuera, se impresionaba de lo que pudieron causar en su cuerpo. Si, estando completamente excitado, quedó solitario en la habitación. Trataba de calmarse pero en su mente daban vueltas las imágenes del pelirrojo siendo penetrado con rudeza por el moreno. Tras unos veinte minutos, el peliazul volvió a aparecer en la habitación con intensión de liberar al rubio, pero la escena que vio le causo gracia.

 

-             Ah, demonios… -Miró al rubio de arriba a abajo, quien estaba completamente excitado y sonrojado. Le quitó la tela que cubría su boca para que pudiera, aunque sea, opinar del tema.- ¿Y? ¿Qué te pareció? Ya entiendes a quien le pertenece Kagami, ¿verdad? Vuélvelo a hacer y tal vez la próxima vez será peor.

 

-          Aominecchi idiota, suéltame ahora mismo y… Préstame tu baño. –Aomine rió una vez más y desató al rubio, quien parecía estar en grandes apuros. No iba a preocuparse por Kagami ya que éste se fue unos minutos antes de que el moreno fuera a su habitación.

 

-          Verás que soy bueno y te lo prestaré, luego te largas y no quiero verte en un tiempo. –Dicho esto, el rubio se dirigió al baño con prisa para realizar su tarea. Mientras que Aomine seguía con una tonta sonrisa plasmada en sus labios. Por lo menos había demostrado lo entregados que son ambos con el contrario y que sólo él podía tocar de ésa manera al tigre de Seirin.

Notas finales:

Ah, es lo que se me vino a la cabeza. Espero les haya gustado.

Como digo siempre, ¡Se aceptan todo tipo de críticas! Gracias nuevamente a Yuki Rivaille,ya que fue la mente pervertida de ésto (?) JAJAJA. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).