Prólogo
En quince años, Luhan solo había visto una ardilla por su ventana y cuando lo hizo, recuperó poco de su vida, de su niñez. Recordó cuando era un niño de no más de seis o siete años y se les enfrentó a sus padres diciendo que quería una ardilla como mascota. Pero no cualquiera, quería a la que se colaba por su ventana, así una vez adentro, ya no podría salir. En su lugar, Luhan obtuvo un cachorrito y todos sus sueños se vieron muertos. Después de aprender que el ahogar en el inodoro al cachorro no le daría una ardilla como mascota que terminó por tomarle cariño.
Incluso dentro de ese confinamiento, comenzaba a tener ese antiguo deseo por tener a una ardilla como mascota. Después de todo era un día especial: Por fin había terminado su condena. Cuando salió de su celda, ya no fue reconocido como el nombre PG 22-1315, sino por su nombre. Tampoco portaba el traje naranja de recluso, traía la misma camisa negra y los pantalones rasgados, ambos llenos de sangre y la sensación de arrastrar consigo todo su pasado era abrumador. Pudo haber sido sangre de Chanyeol o de Baekhyun, pero no, era la propia. Cuando Baekhyun le disparó.
Al pasar por la celda que habitó Yifan por un año entero, quiso detenerse para despedirse de él pero era tonto. Yifan ya no estaba entre esas cuatro paredes.
Se convirtieron en los verdugos de ellos mismos. Pero cuando los encontraron, Jongdae ya los había abandonado, a Baekhyun lo lanzaron junto a Chanyeol cuando le disparó a quemarropa a Luhan y la bala entró por su espalda para salir como una cosa de nada. Mientras eran requisados, Yifan alegaba ser el único culpable de todo lo ocurrido. Incluso aceptó la muerte del oficial Oh Sehun y varios policías. Todo eso le valió para ser condenado a muerte. Declaró, o más bien mintió, que Baekhyun había dado con Chanyeol unos días antes y lo mantuvieron ahí por seguridad.
Luhan estaba tumbado en un sofá cuando llegó la policía por ellos, todavía agonizaba por la bala. Todo se volvió muy borroso y no fue capaz de desmentir nada de lo que gritaba Yifan al ser esposado. Gracias a él, Luhan solo recibió veinticinco años de condena y que por su buena conducta fue capaz de regatear diez años.
El único deseo de Yifan era poder contactar a Tao y que lo visitara al menos una vez antes de su último juicio. Pasó meses enteros escribiendo cartas a viejos conocidos con tal de que le dieran información de él a Tao. Lo siguió haciendo hasta que un miércoles por la tarde le llegó una visita. Por fin Tao se había aparecido y éste se llevó la sorpresa de su vida al verlo a través del vidrio. Peor sorpresa al escuchar aquella versión de los hechos. Yifan sabía que era probable que lo vigilaran y por ello no cambió una sola palabra de su declaración. Le confesó que tenía otro juicio pendiente al que se le adjuntaban varios crímenes, entre ellos la posesión de armas ilegales, la muerte indirecta de Park Chanyeol, el hijo de la presidente y varios oficiales, también secuestro y tortura. Además, que durante ese tiempo había tomado el gusto por consumir varios estupefacientes. No había manera de salir vivo. Pero estaba más tranquilo al ver a Tao frente a frente y le agradeció infinitamente por haberlo visitado. No pudo decirle que tomó toda la culpa como pago por todo el riesgo que no le rozó mientras Jongdae se acercaba a Chanyeol y Baekhyun lo enamoraba. Tampoco se arriesgó tanto al vigilarlo porque ese era básicamente el trabajo de Luhan durante dos años. Esa era su manera de tomar la responsabilidad por haberlos arrastrado con él.
Las heridas habían sanado con el paso de los años y cuando Luhan vio a Baekhyun parado en la salida, esperándole, supo que ya todo quedaba atrás. Cuando le tomó de la mano, un cosquilleo le recorrió toda la espalda. Era la primera vez en tanto tiempo que lo sentía que casi se sentía vetusto en sensaciones. Baekhyun le contó de todo lo que había cambiado desde que fue encerrado. El aire era tan distinto del otro lado y la mirada de Baekhyun cambió por completo, era más blanda pero más seria y su rostro se volvió más afilado y algunas marcas en su sonrisa. Esa sonrisa seguía a como la recordaba. Le preguntó sobre el paradero de Jongdae y le dijo que eso ya estaba encargado desde días antes. Por la tarde irían a visitarlo.
Kim Jongdae sabía que estaba acabado y que muy pronto vendría el Diablo a llevarse su alma, sólo que ya no tenía una. La había destruido cuando todos sus planes fracasaron.
Ató los nudos con la poca firmeza que quedaba en sus manos y rezaba sin parar bajo su aliento. Ojalá se hubiese despedido del resto, pero para cuando llegasen, ya no habría nada que rescatar. Le hubiese encantado volver a ver Luhan y celebrar su regreso. Pero no era posible. Si iba o no al infierno, sabía que se encontraría con Yifan.
No se puede rescatar lo que ya está muerto.