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QUINCE. por hexotic

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Luhan estaba sentado arriba de Yi Fan, sus ingles se frotaban continuamente y su cuerpo sudaba por la tremenda excitación que le producía el pensar en ser atrapado por el pequeño hermano de su novio que dormía en la habitación de al lado.

Las manos del más alto apretaban los muslos del otro continuamente, le marcaban como a una pertenencia mientras su lengua se adueñaba de sus suspiros. Cada pequeño gemido del mayor era cortesía de los Dioses: ellos le habían dado esa perfecta y suave voz para ser usada solo con Yi Fan en sus momentos íntimos. Luhan se retorcía con los suaves toques de las manos del menor, éstas viajaban en sincronía desde su espalda hasta su trasero, lo saboreaba con su tacto y lo hacía suyo en unos pocos segundos.

Palabras incoherentes querían salir, pero nunca se lograban formar y las pocas que lo lograban se ahogaban en su garganta cuando el menor le callaba con un beso. Le molestaba no poder quitarle la ropa al otro y que todo se quedara en un simple calentón de medio día.

—Sabes que tu hermano se puede traumar si nos ve así ¿no Yi Fan? ¿Tú le pagarás la terapia al pequeño Sehun? —Dijo Luhan cuando el ritmo del otro comenzaba a bajar y sus ideas se acomodaron, sin embargo, su deseo de hacer al otro gruñir y ser salvaje no desaparecía en lo absoluto y, por si fuera poco, sabía que su amado no tenía la habilidad de hablar sobre el tema y menos la tendría con su pequeño hermanito, bastante ya era convencer a la señora Wu de que el pequeño no sería mal influenciado si pasaba un par de semanas con ellos para que arruinaran todo al segundo día.

—Carajo, cállate Luhan —Contestó el menor un poco molesto. No era el momento para hablar de su tierno hermano. Quería continuar tocando aquel precioso cuerpo pero era imposible callar todos los obscenos sonidos que éste le provocaba con el simple movimiento de sus labios. —Ponte una camisa y vamos a la cocina.

—¿En la cocina? No creo que al pequeño le guste el olor a sexo en toda la casa cuando despierte en un par de horas.

—¿Y qué propones? — Desafió Yi Fan mientras dejaba ligeros besos en los hombros del más pequeño. Tener contento (y callado) a Luhan era una tarea inmensa, pero le costaba mucho más satisfacerlo en cuanto sexo se trataba.

—Háblame sucio, como hacías hace un par de años. —Y ahí estaba, ese Luhan que era dueño de él y que con una sola oración tenía a Yi Fan a sus pies. —Pídeme que me desvista y me toque como tú lo harías.

—No. — Yi Fan resistió, quería aplaudirse a si mismo por no ser controlado por esos hermoso ojos y necesitados labios; para aliviar ese dolor en el pecho de haberlo rechazado, pensó en que después de que el pequeño regresara a casa con su madre podría tener sexo con Luhan todo el día en todo lo largo de su apartamento y los gritos que el mayor quisiera dar los podría hacer desde un micrófono si eso deseaba. —Vamos a comprar algo para comer, tus patos deben de tener hambre.

Oh, los patos. Luhan se arrepentía tanto de haberlos comprado. Eran el plan maestro y más efectivo de Yi Fan, éste se le escapaba de las manos para decir que los tenía que alimentar y así frustrar más las necesidades del mayor. Luhan los hubiera dejado en ese puesto ambulante si no hubiera sido por el pequeño Sehun que se enamoró completamente de ellos y le lloró para comprarlos, alegó por más de diez minutos que le recordaban al tío Luhan y a su hermano Yi Fan, al final, Luhan aceptó y los llamó Donald y Daisy (él juraba que Daisy era Yi Fan, necesitaba tanto del otro que no podía ni comer sin su compañía).

—    —

 

Cuando se conocieron, Luhan vivía con sus padres en una casa rentada a las afueras de la ciudad, quedaba subiendo la calle más empinada de la colonia, pequeños peldaños de cemento quebrado hacían su camino cuesta arriba y terminaban justamente en la última casa, la que era tan blanca como la hermosa sonrisa de Luhan. A ésta le adornaban enredaderas de finas hojas verdes que se enmarañaban con la tubería oxidada, a Luhan solo le adornaban sus preciosos rizos cafés cuando se dejaba crecer el cabello debajo de la barbilla. La puerta a su hogar era blanca también, se destacaba por los ligeros rayones y residuos de cinta adhesiva que solían portar avisos de pagos retrasados y, al momento de desprenderlos terminaban arruinando más aquella entrada. Tenía una ventana grande que casi siempre estaba cerrada pero le gustaba abrirla para que fluyera el aire en los cálidos días de verano.

Él y Yi Fan no eran nada serio en ese entonces. Él menor asistía a la misma escuela que Luhan y solo iba un año debajo del castaño, a veces se le pegaba para pedirle sus indescifrables apuntes de álgebra, alegando que eran los más confiables en toda la escuela. Luhan sabía que Yi Fan nunca los entendía pero le gustaba su atención. Incluso Yi Fan le esperaba afuera de la casa recargado en su motocicleta. Tardaba más de 15 minutos en subirla hasta esa gran pendiente –no que él fuera débil, pero la condición del suelo y lo mucho que apreciaba su único medio de transporte le hacían tomar ciertas precauciones- y a veces tenía que aguardar una media hora más hasta que el mayor saliera, igual, tenía tiempo. No se atrevía a despertar a Luhan con fuertes golpes a la puerta, incluso si era un día importante, no tenía corazón para ello.

            Pasaban la mayor parte del tiempo juntos y Luhan amaba la atención pero no evitaba sentirse celoso de todas las confesiones que su querido dongsaeng recibía por lo bien que se ponía al pasar los años, incluso si éste rechazaba todas, sentía que debía ser suyo con un ‘título’ que significara más que su amistad y envolviera más cosas.

—    —

 

—¿Cuántos años son? — Preguntó Luhan después de darle agua a los patos. Se sentó de piernas cruzadas frente a Yi Fan mientras desabrochaba su camisa al compás de los sorbitos del pato a su agua.

—¿Catorce? ¿Doce? — Yi Fan no sabía. No sabía si le preguntaba desde qué momento su corazón comenzó a pertenecer a Luhan o desde cuando lo comenzó a desear para siempre.

—Quince. Nos conocimos hace quince años. Mañana son seis viviendo juntos y no hemos tenido más que un gato, a tu hermano y estos patos.

—¿Y eso es malo por qué….?

—Porque quiero casarme.

—¿Conmigo?— Preguntó Yi Fan sorprendido mientras se señalaba a sí mismo.

—No, con el refrigerador. —Dijo molesto mientras retiraba su camisa (o la camisa enorme de Yi Fan que había encontrado mientras salía del cuarto a toda prisa, aquella que le cubría a penas la mitad de los muslos), se aceró al menor para dejarle un pequeño beso en los labios —Idiota. Cásate conmigo.

—Pero aquí no podemos--- Luhan, esto es-

En ese justo momento, vieron al pequeño Sehun envuelto en una pequeña mantita mientras sus manos tocaban su cara y se alegraba por las noticias, incluso con el sueño evidente en su rostro.

—¿Se van a casar? ¿Puedo ir yo Yi Fan? ¿Puedo llevar a los patitos? —Preguntó el niño mientras miraba con esperanza a su hermano.

—Ves, el mundo quiere que nos casemos, Wu Yi Fan —Dijo Luhan con una sonrisa triunfante, el tener a esos tres aliados solo hicieron que el menor aceptara con una gran sonrisa en su rostro.


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