Giró la perilla y entró a la habitación silenciosamente. A pesar de que todo estaba oscuro, pudo distinguir a Baekhyun sentado en el suelo. Se encontraba cerca de la ventana, abrazado a sus piernas y con el rostro oculto entre las mismas. Chanyeol avanzó con cortos pasos hacia él y no le resultó difícil tomarlo brazos y levantarlo de donde estaba. Baekhyun no opuso resistencia. Chanyeol caminó hasta la cama y se sentó en ella, colocando al mayor sobre sus piernas y rodeándolo con sus brazos cariñosamente. Con calma, comenzó a susurrar palabras reconfortantes al oído de su amado, quien no tardó en aferrarse a él y llorar.
El suave sonido de la lluvia resonaba en la casa, que ahora se encontraba sumida en un silencio profundo. Todas las luces estaban apagadas. No había nadie más que Chanyeol y Baekhyun en esa casa que solo hace unos minutos estaba llena de vida y alegría… habría continuado de esa manera de no ser por una persona en particular: el padre de Baekhyun. Baekhyun quería y estimaba mucho a su padre –desde que tiene uso de razón- pero ese hombre no tenía remedio, lamentablemente. Los últimos días solo había traído dolor a la vida de su hijo más pequeño.
Sus padres ya no vivían juntos desde hace tres meses debido a problemas personales, nunca supo el porqué de la separación. Ese día era el cumpleaños de la madre de Baekhyun, razón por la cual estaban reunidos para celebrarlo. Baekhyun estaba feliz porque podía estar con su familia nuevamente, como los viejos tiempos, y no dudó en invitar a Chanyeol al evento. Había preparado un buen regalo para su madre, planeaba cantarle mientras Chanyeol tocaba la guitarra y él mismo el piano. Su madre adoraba escucharlo cantar, y él lo sabía perfectamente. Sin embargo, era todo lo contrario para su padre. Él odiaba que Baekhyun cantara, odiaba que su hijo estuviera tan enfocado en la música en lugar de las leyes o la medicina… la pelea que tuvieron ese día fue demasiado intensa como para permitir que Baek la soportara sin quebrarse.
Sintió las manos de Baekhyun sujetar suavemente su camisa y apoyar las mismas en su pecho. Su llanto ya se había calmado y ahora simplemente permanecía en silencio, aún con las lágrimas cayendo libremente de sus ojos. Ya no estaba agitado, ni temblaba, y su respiración se había regularizado. Chanyeol aún continuaba susurrando cosas dulces para él, para hacerlo sentir mejor y para intentar frenar el dolor por el cual el mayor estaba pasando. Le dolía intensamente verlo así. Se veía tan frágil y delicado que le daba miedo incluso tocarlo, sentía que podía romperlo si hacía un movimiento erróneo.
—C-Chanyeol…
Aproximadamente había pasado una hora desde que él comenzó a consolarlo y hasta ese momento no había dicho una sola palabra. Su voz se escuchó suave y delicada, y a su vez quebrada. Ronca, por llorar desenfrenadamente por tanto tiempo. Gastada. Chanyeol lo acercó un poco más a él, lo apretó un poco más contra su pecho y enterró el rostro en su cuello. Pudo sentir perfectamente a Baekhyun estremecerse, y esto solo causó que él continuara consintiéndolo de aquella manera.
—Dime. — intentó hablar en el tono más suave que pudo.
—Gracias…
Ya había caído la noche completamente, por lo que la única luz que iluminaba el lugar era la luz de la lámpara de la calle… Baekhyun tembló, y con eso le avisó que una nueva ronda de lágrimas frescas pronto llegaría. Chanyeol se separó de él suavemente hasta que sus miradas se encontraron. Los ojos cristalinos de Baekhyun estaban hinchados y rojos, y sus mejillas sonrojadas eran marcadas por los rastros de lágrimas. Su labio inferior temblaba levemente mientras este lo mordía en un intento de controlarse.
Chanyeol odiaba verlo así.
Con ambas manos acunó su rostro. Baekhyun pareció sorprendido al sentir el tacto, la forma en que abrió más los ojos lo dejó en evidencia. Chanyeol le sonrió y acarició sus mejillas con sus dedos suavemente, lo que causó que Baek temblara ante el roce. Sus miradas nunca dejaron de estar conectadas. Era un momento tan íntimo que las palabras dejaron de ser necesarias para comunicarse, pues los dos sabían y entendían perfectamente lo que se estaba sucediendo.
Lentamente se acercó a él y atrapó sus labios en un beso. Podía sentir las lágrimas del mayor resbalar por su piel nuevamente ahora que lo estaba besando, podía sentirlas contra su propia piel de hecho. Él ya no quería que sufriera, y se encargaría de eliminar ese dolor. Baekhyun no tardó un segundo en corresponderle y las manos que antes estaban apoyadas en su pecho ahora estaban rodeando el cuello del menor. Movía sus labios sobre los ajenos con tal delicadeza que hacía estremecer al mayor, quien pronto comenzó a pedir más.
Pronto Baekhyun estaba recostado sobre la cama y Chanyeol se había posicionado encima de él. Aún seguía besándolo, y rompía esa unión únicamente cuando el aire hacía falta en ellos. No tenían por qué pensar en los problemas, no tenían por qué recordar los malos momentos, solo tenían que pensar que ahora estaban juntos y que eso era mucho más fuerte que una discusión absurda. Baekhyun sabía que tenía a Chanyeol, y Chanyeol sabía que siempre estaría ahí para Baekhyun.
Los labios del menor pasaron a estar sobre las mejillas del otro, acariciándolas con sus toques. Baekhyun disfrutaba del tacto mientras acariciaba la nuca y jugaba un poco con su cabello. Chanyeol abandonó esa zona para entonces comenzar a besar su cuello con lentitud, succionando de vez en cuando y provocando alteraciones en Baek quien comenzaba a impacientarse. Las marcas en la piel no tardaron en aparecer, los roces pronto comenzaron a ser más frecuentes y la ropa pronto dejó de ser tan necesaria. Ambos ya se conocían, tanto que ya no les avergonzaba mostrarse como eran ante el otro. Existía plena confianza y seguridad en su relación, lo cual lograba hacerla tan bonita y plena.
Eso era debido a que se amaban.
Y resultaba increíblemente grato para Chanyeol sentir como Baekhyun reaccionaba a sus toques debajo de él de aquella manera, lo hacía sentir lleno. Nunca nadie podría imaginar que su amor llegaría a un nivel tan perfecto, tan puro y tan sincero. Nadie se imaginaba que ellos ya eran capaces de dar la vida el uno por el otro, y honestamente no era necesario que lo supieran. Con que ellos dos lo conocieran bastaba.
Para cuando Chanyeol hizo su último movimiento Baekhyun tenía los ojos cerrados. Hundió los dedos en la espalda del menor y dejó salir un grito que había estado reprimiendo en lo más profundo de su garganta. Adoraba cuando pasaba, cuando sentía que era uno solo con Chanyeol. Adoraba la sensación de estar completo. Lo haló para besarlo nuevamente, beso que Chanyeol no tardó en corresponder y en dominar. Esa noche, solo la oscuridad fue testigo de lo que pasó.