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El secreto de mis hermanos por NaniNan_chan

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Notas del capitulo:

Gracias a Yaoi lovers y SweetPrincess por sus lindos rvw ^^

PD. Anónimo, no me enojo porque es una critica constructiva (que porcierto tomé en cuenta y se verá reflejada más adelante)

Pov's Nalya

-Auch- dije sobándome la cabeza pues este poste era en verdad duro.

-Te estaba buscando- dijo una sexy voz que reconocería en todas partes.

-Dani...- dije alzando la mirada para encontrarme con la suya.

-No pareces muy contenta de verme, pequeña.- y sin quererlo los coleres subieron a mis mejillas por culpa, no sólo de su "cariñoso" apodo, sino también por su tono.

Se supone que hoy no debería verlo, que tendría tiempo para pensar y aclararme. Pero no, como el karma me adora, me manda al pibón de turno. Si es que con sólo ver sus ojos azules tan profundos e hipnotizantes, en una hermosa y varonil cara, perfilada con lo que parece ser un suave y alborotado pelo azabache hacía que pensamientos no muy decentes pasearan por mi mente. Pasearan, corriera... Él corriendo con la camisa mojada que se pegaba a sus pectorales duros... Duros como el resto de su cuerpo. Pero aún así con porte elegante, como la mano que se paseaba por delante de mi cara. Lo que se podría hacer con esa mano... Esos dedos... Siento que mi respiración se esta acelerando demasiado.

-¿Me has escuchando?- me preguntó el rey y señor de esos sucios pensamientos.

-Y-Yo...- No sabía qué decirle. Obvio no le estaba escuchando pero es que cómo escucharle si te aborda de la nada alguien tan endemoniadamente sexy como él.

Su cara que estaba con una ligera sonrisa algo nerviosa, pasó a fruncir el ceño y se apartó inmediatamente de mi. Ahora todo su cuerpo estaba tenso y no relajado como antes y su quijada estaba apretada, haciendo de sus bonitos labios, una fina raya.

-Da igual, olvídalo todo. Total, no te importa nada lo que sientan los demás. ¡Sólo tus hermanos!- y se fue enfadado y refunfuñando hacia no-se-dónde.

¡Dios mío, qué he hecho!

Seguro que me estaba diciendo algo importante y yo sin escucharle. Me siento tan mal y tan avergonzada. Pero antes de que pudiera seguirle algo en mi bolsillo vibró. Mi móvil.
Lo agarré un segundo para ver qué lo hacía molestarme justo ahora y era un aviso de movimiento de la cámara que había instalado e la habitación de Mimi. No le di mayor importancia pensando que sería alguna enfermera o algo por el estilo. Debería haber mirado.

Cuando levanté la cabeza, Dani ya no se veia por el pasillo y cuando intenté tomar su misma dirección me encontré con un cruce se pasillos si señalizar y un ascensor. No supe por dónde había ido o si había cojido el ascensor, así que tomé el camino de la derecha.
Estuve caminando sin rumbo, buscandolo a él, a Ale o a la cafetería; sin rastro de ninguno de los tres.

-Perdona, ¿sabes dónde esta la cafeteria?- le pregunté a una enfermera que me encontré en uno de los miles de pasillos. Nunca me habían gustado los laberintos y esto parecía unos para ratones.

-Claro, tienes que tomar ese pasillo todo recto y girar a la derecha. Tomas el ascensor y en la planta 1 te bajas y todo recto la encontrarás.- me indicó amablemente.

¡Genial!

-Gracias- le dije para volver por el mismo pasillo por donde había venido y cojer el ascensor donde antes había perdido de vista a Dani.

Tan lista para unas cosas y tan tonta para otras. Me recriminó mi voz interior. A veces en serio que la odio.

Hice lo que la enfermera me indicó y al llegar (por fin) pude divisar por el grandioso cuarto la recepción del sitio, junto a la barra. El lugar casi parecía un restaurante, con esos ventanales que iba del suelo al techo y que dejaban ver los jardines del lugar; con esas mesas de cristal para nada horteras y, entre todas ellas, en el fondo, vi una donde estaba sentado Dani y Ale.

Desviándome de mi destino (la barra) fui directa hacia ellos.

Alejo, quien estaba de frente, alzó la vista al verme y en su cara se dibujó una linda sonrisa. Entonces Dani se giró para ver que estaba viendo Ale y nada más verme vi en su cara una expresión que no entendí. Algo entre el enojo y la resignación, mezclada con culpa.

-Nalya, queríamos hablar contigo.- dijo Ale.

¿Conmigo? ¿De qué?

-¿Qué pasa?- les dije, sentándome en una silla de las que habían libres en su mesa.

-Sólo es que...- Su frase fue interrumpida por unos insistentes y estridentes pitidos de parte de su busca.

Lo sacó para ver cuál era la emergencia y preocupación se pintó en su cara. Sin decir nada más se levantó rápido de su silla, casi tirándola, y salió corriendo vete tú a saber dónde.

A la vez que sonaba su busca, mi móvil vibró... Mucho. Así que lo saqué un momento para mandar a paseo a quien me estuviera mandando mensajes o lo que fuera. Pero me llevé una gran sorpresa cuando fue de la app de la cámara de la Miguel y únicamente por curiosidad le di para ver que ocurría y todo mi mundo se cayó por los suelos. Se desmoronaba a medida que los latidos de Mimi bajaban a cero.

Lo que estaba viendo se podía resumir en una sola palabra: caos. Enfermeras intubando a Mimi, otras inyectando cosas a sus intravenosas, un enfermero que traía la típica máquina de reanimar y Alejo llegando para dar ordenes e intentar lo imposible: reanimárle, salvárle.

En algún momento mi cuerpo había reaccionado por si solo y estaba corriendo por los pasillos blancos y estériles del hospital, recorriendo un camino que ni sabía que me sabía de memoria, el camino a su habitación.
Lágrimas corrian a raudales por mis mejillas sin siquiera quererlo pero es que era algo normal si ni siquiera me dejaban entrar. Quería ver a mi hermanito con todo el corazón. Verlo para saber que esto era una jugarreta, un error, que era falso. Pero, por desgracia, no lo era.

Oía frases, palabras técnicas que no entendía pero únicamente podía escuchar el pitido que marcaba ese insoportable aparato. Ese que marcaba la vida de Miguel y que se oía hasta desde fuera de la habitación. Vida que se iba... para siempre.

De golpe todo no podía respirar bien, me asfixiaba con mis propias lágrimas y todo se fue tornando negro.

Pov's Miguel

Lleguemos al pequeño pueblo y todo era tan rural pero hermoso, casi sacado de una película. Nos bajamos en una pintoresca calle de casas bajas y blancas, donde se veía que al final de esta había una plaza. En frente nuesto había un quiosco, y al lado una fruería donde unas manzanas me estaban llamando a gritos que las comprara y me las comiera... tan suculentas... tan rojas.

-Leo, voy a comprar fruta, ahora vuelvo- le dije y sin esperar respuesta crucé la calle, mientras le pagaba al taxista.

-Disculpe, me podría dar dos de esas.- le dije al señor mayor, el dependiente.

-Clao, Miguel.- me respondió como si nada. ¿Cómo sabía ese señor mi nombre? ¿Quién sería?

-Perdone pero, ¿cómo sabe cómo me llamo?- le pregunté ladeando mi cabeza.

-Miguel, lo sé todo de ti.- Ok, me estaba asustando.- Soy tu Señor y tengo que decirte algo muy importante. Esto es un sueño- continuó diciendo sin ni siquiera dejarme preguntarle tantas cosas que quería decirle- lo que has estado viendo "en sueños" es la realidad, la vida real y material. Allí estas en coma por culpa de la discusión, ¿la recuerdas cierto? Pues tengo que decirte que como has sido una persona muy buena en tus pocos años de vida, se te concede la oportunidad de venir conmigo al paraíso. Allí te librarás de toda la carga que llevas y olvidarás todas tus penas, Serás feliz, podrás velar por tus seres queridos y podrás renacer en el ser que tú elijas, si asó lo deseas. Pero si decides quedarte en esta falsa realidad con Leo, no irás al paraíso porqué te habrás dejado llevar por lo carnal, con tu hermano. Y deberás "vivir" con la carga de saber que los "sueños" de Leo y Ros son verdaderos. Estarás en una falsa realidad pero no te molestaré más. Nunca más nos veremos, ni cuando tu corazón deje de latir en la vida real. No seré yo quién venga a por ti, ¿entiendes? Entonces... ¿qué eliges? ¿La felicidad en el paraíso o la falsedad junto a "Leo"?-

¡¿Pero qué me esta contando este señor?! ¿Se habrá escapado de un manicomio?

-No, Miguel, no me he escapado de ningún manicomio- dijo soltando una pequeña risa al final.

Entonces... ¿Este señor es EL Señor? ¿Esto es falso? Wow, no puedo procesar ni la mitad de la información que me ha dado. Es más, ¿a caso Leo ya se ha olvidado de mi? ¿Tan rápido? Y algo se hizo pedacitos en mi interior. Mi pobre corazón.

De un momento a otro mi vista se empañó, se nubló por las lágrimas y lo único que me importaba era la traición que acababa de sufrir. Ahora mismo no era yo, no podía pensar, tenía un bloqueo mental y ni siquiera quería vivir.

Pensándolo bien... tal vez si acepte su oferta.

Pov's Leo

Levantarme con su calor a mi lado era algo bonito, porqué sabía que me quería pero... No era el calor de Mimi y tal vez nunca más lo sería.

-¿Ya despertaste, Leo?- me preguntó una voz a mi lado. Ros.

-Mmm.- ni contesté, sólo me acerqué más a su lado, abrazándolo e impregnándome de su calor por mi, de su olor masculino, como el mio, y que tanto distaba del de mi verdadero amor.

-Podríamos ir a ver a tu hermano después de desayunar si te apetece. Ayer... no lo vimos al final.- sabía que el que me dijera eso le dolía más a él que a mi escucharlo pero era todo un detalle por su parte y lo apreciaba inmensamente.

-Esta bien.- le dije con mi voz ronca de recién levantado y le dejé un suave beso sobre sus bonitos labios antes de levantarme e ir hacía el baño.

Al llegar casi me asusto al ver mi reflejo con todo el pelo revuelto y la cara más espantosa que me había visto alguna vez. Lo asocié a despertarme demasiado temprano después de sexo salvaje hasta casi el amanecer, en vez de asociarlo a que echaba de menos a Mimi.

Después de una parada en el urinario y una pequeña ducha, salí hacia la cocina del piso de Ros, donde él ya me esperaba con unas tostadas, café, zumo y algo de fruta para que pudiera elegir.
Lo abracé por la espalda dándole los buenos días y comimos entre mimos que no se notaban muy forzados porque antes siendo sólo amigos ya hacíamos estas tonterías.

Caminábamos de la mano por la calle, ignorando las miradas que recibíamos y en poco llegamos al hospital. Era en verdad reconfortante que pese a todo, estuviera a mi lado.

De camino a la habitación de Miguel, me choqué con mi hermanita la pendeja bocazas a la que en el fondo, pero que muy en el fondo, quería. Me sobé un poco el pecho porqué en serio me había picado darme con su cabezota.

-Sabía que tu cabeza estaba hueca pero no que fuera tan dura- le dije mirándola mal.

-¿Qué dice señor Poste? ¿Qué se encuentra mal? No me extraña, ahí arriba no le debe llegar bien la sangre a la cabeza.- me dijo sacándome la lengua y se fue a vete tú a saber dónde. La imité infantilmente, logrando que Ros soltara unas pequeñas carcajadas que me alegraron bastante. Era muy bonito volver a ver sonreír a mi amigo de siempre y por el que últimamente había empezado a sentir algo más que afecto, aún que eso aún so fuera enteramente amor amor.

-Siempre como niños pequeños-dijo- ¿Algún día madurareis?- preguntó risueño.

-No soy un niño pequeño.- le dije de morros, haciendo que me mirara con cara de Ya, seguro.

Antes de entrar me giré y le miré a los ojos.

-Sabes que no tienes que hacer esto, ¿verdad?- le dije serio.

-Lo sé. Lo hago porque quiero.- Estaba seguro que iba a decir "porque te quiero" pero lo cambió.

Entramos en silencio y me acerqué a su cama, sentándome en donde antes había estado mi padre. Verlo así todo intubado, con tubitos saliendo de sus delicados brazos, marcándolo, me hizo sentir una enorme angustia. Le iba a acariciar dulcemente la mejilla y apartarle el pelo pero recordé que Ros estaba justo al lado, apoyado en la pared, y simplemente le piqué un poco la mejilla, probando a ver si despertaba como siempre y me daba un manotazo. Pero no. Seguía ahí, inmóvil. Y cada vez mi alma se caía más al suelo. Sentía que todo esto era mi culpa. En cierta forma lo era. ¡¿Qué cierta forma ni qué cierta forma?! ¡Es todo culpa tuya! Me reprendía mi consciencia. Ojala pudiera ahogarla en alcohol ahora mismo.
<<¡¡¡Es todo tu puta culpa, Leo Cruz Álvarez!!! >> me venía a la cabeza las palabras de Lya y mis ojos se aguaban lentamente, con miedo de soltar las lágrimas que reprimía porque sentía que no sólo una parte de mi se iría con cada una, sino que también heriría a Ros.

-No te culpes más.- me dijo pero yo era incapaz de responderle.

Se acercó a mi y aprovechando que estaba sentado, me abrazó rodeándome los hombros y dejando un tierno, dulce y reparador beso en mi mejilla. Ahora mismo su simple tacto me transmitía una paz y tranquilidad la cual yo solo no tenía.

-Vámonos, yo te ayudo.- me susurró suavemente.

Me puse de pie y lo besé en los labios sin importarme nada.

-Ayúdame a olvidar, por favor.- le dije y sin más palabras nos fuimos de ahí.

Si hubiera sabido que esa sería la última vez que viera a Mimi con vida, todo hubiera sido diferente.

Notas finales:

NO ME MATEN PLIS *se esconde*

 

Bueno, esto es más o menos lo que tenía planeado (con algún que tro cambio) y sólo espero que me dejen su amor/odio en rvw 

 

PD. el siguiente CAP es el ÚLTIMO

 

OS AMO <3


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