Mi queridísimo Leo seguía llorando y bebiendo de su cuarta cerveza para intentar olvidar, supongo. Iba balbuceando más cosas a medida que me abrazaba cuando de pronto sus palabras cesaron y el llanto vajó de tono. Talvez ya se había cansado de soltar lágrimas amargamente. Yo seguia intentando animarlo.
-Ya está. Shhhh. Sólo sueltalo todo sin más, verásque te sientes mejor después.- a ver si soltando la bomba, abriéndose, mejoraba. Eso en verdad a él en particular le ayudaba.
-No puedo. No puedo decírtelo- terco. Incluso borracho era terco. Pero bien visto significaba que significaba tanto su "relación" que ni en las peores circunstancias soltaría prenda.-Oye, yo pregunto, tú respondes, ¿vale?- me propuso. No sabía cuales iban a ser sus preguntas pero yo ya le había dado permiso asintiendo con la cabeza sobre su pecho, aún sentada encima sus piernas.- ¿Me quieres?-
-Si- obio le quería, era mi hermanito. Muy cabrón aveces pero mi hermanito para siempre.
-¿Soy querido?- no entendí.
-¿Cómo?- le pregunté.
-Por más gente, digo-
-Claro. ¿Qué te hace pensar lo contrario?-
-¿Soy feo?- esa pregnta era rídicula
-Por favor, pero si con una sonrisa tuya puedes sacarte la cena gratis en un restaurante cinco estrellas- cinco no se, pero un dia nos olvidamos la cartera él y yo y la jefa del lugar nos dejó la cena gratis, despues de que Leo le encandilara. Ella accedió, si ibamos otra vez a comer allí otro día. Y vamos que si fuimos.
-¿Soy demasiado egoista o no pienso en los demás?-
-No- el respondí simplemente.
-Entonces... ¿Tengo escrito en la frente engañame o algo?- me dijo
-No- le contesté- Tienes escrito soy un grandísimo idiota en letras gigantes, así como luminosas. ¿Cuándo te miras al espejo no lo ves?- Sí que era un grandísimo idiota, pero no por lo que hubiera pasado, sino por permitir que eso le afectara, en vez de luchar.
Creo que él no lo vió así y su llanto, ahora cada vez más ronco, se acrecentó. Confundió todo.
-Espera, espera, no llores, no me refería a que fueras idiota, sólo a que en vez de emborracharte, debería enfrentar la situación.- le aclaré.
-Lo se- dijo apagado, sin dejar de lado el llanto- Pero lo peor es que se que es mejor no retenerlo a mi lado. Eso estaba mal. Ser hermanos estaba mal. Amarnos estaba mal. Ser pareja estaba mal. Pero ahora resulta que, despues de tantos años cuidándonos, queriéndonos, no lo eramos, que él tenía ya una novia oficial. Que estaba jugando a dos bandas- Llanto desconsolado en 3...2...1. Ahí estaba.
-¿Y tú cómo lo puedes saber?- le pregunté. Sólo quería saber cómo se había enterado, quién se lo habia dicho, pero no conseguí más que decirlo en un tono que parecía como si yo ya lo supiera (en parte era verdad) y estubiera sorprendida de que lo hubiera descubiero. Para mi desdicha él lo interpretó de la segunda manera, montando drama.
-¡¿Tú tambien lo sabias?! ¡Espera! ¡¿Tú sabes de lo nuestro?! ¿Desde cuando?- muchas preguntas.
-Sí, sí y desde no tanto.- le respondí.
-¿Y qué sabes?- me dijo sonrojado.
-Todo- le respondí y su rubor augmentó.
-To-todo de todo- creo que si se hubiera abierto una brecha en medio de la terraza, se hubiera tirado dentro sin pensarselo dos veces.
-Todo de todo, pero esa no es la cuestión. Quiero ayudarte. Ayudaros a reconciliaros. No me parece bien lo que ha pasado. Ahora cuéntame qué te ha dicho- me miraba con los ojos bien grandes, sorprendido.
-Gracias, de verdad. Tu apoyo significa mucho para mí. No esperaba que mi hermanita aceptara lo que hacían sus hermanos- me abrazó más fuerte y depositó un dulce y tierno beso sobre mi cabeza.
-Claro que os apoyo, bobo. Ahora, habla- casi le ordené.
-Bueno, por dónde comenzar- pensó un poco- Primero, ¿sabes que discutimos ayer?- me preguntó, creo que par que me orientase.
-Sip, lo se todo- le sonreí.
-Bien, pues ultimamente estaba como que muy raro. Nunca discutimos, bueno esas cosas típicas de hermanos, ropa, tele, cosas tontas. Pero nunca nos habiamos discutido tan fuerte. Solo una vez, cuando empezamos la secundaria, tu ibas aún a primaria. No se si te acordarás.- me contó.
-Oh vamos que si me acuerdo. ¡Pero si estuvisteis casi cinco dias sin miraros, hablaros! Él no comía casi nada, hasta que se enfermó. Luego lo hospitalizaron y más tarde desaparecieron los malos humos que os rodeaban.- me acordaba perfectamente porqué ahí fue cuando comencé de hacer mis funciones de pilar familiar. Antes tambien lo era, pero menos. En esa época entraban en mi cuarto y me contaba sus problemas invadiendo mi espacio. De ahí esa tradición de molestarme.
-Bueno, eso fue mi culpa-reconoció, soltando una pequeña risita- Él acababa de entrar a la secundaría y no conocía lo popular que era entre las chicas. Se molestó porque andara todo el rato rodeado de ellas, incluso de algunos chicos. Pasaba mis recesos y todo el tiempo que podía con él pero no lo veia. Se celó de todos los que me rodeaban y nos discutimos porque decía que no lo quería- ahora entendía todo.- Pues desde esa vez no hemos vuelto a pelear. Nos juramos amor eterno, no separnos. Pero resultó que se me fue por él buen camino, enamorandose de una tipeja, o eso dice él. Y alejandose de mi.
Ayer por la noche discutimos, no se ni él motivo dee su colera, pero luego se fue a dormir a tu habitación, ya lo viste. Hoy en la mañana no me habló, es más, siempre vamos juntos y ni siquiera lo ví. Me estuvo evitando toda la mañana: los descansos hablaba con qualquiera para evitar que me inmiscuiera en la conversación y en el receso se la pasó jugando pelota para no tener ni que hablarme. Yo sólo podía pensar en qué había hecho mal para que se comportara así, pero no conseguía averiguarlo. Cuando llegué a casa, más pronto de lo normal, aúnque tampoco tanto, Miguel aún no había llegado. Estuve preparando algo para picar y en eso llegó. Cuando se asomó por la puerta de la cocina supe que algo no iba bien. Normalmente, aprovechando que no había nadie, veníay me saludaba con un beso o me da un abrazo y me decía algo como "te he echado de menos, precioso" o algo por el estilo, pero hoy no. Ni siquiera se hacercó. Sólo se recostó sobre el marco de la puerta, me dirigió una mirada despectiva, pero tambien de pena y me dijo
-Tenemos que terminar esto que no tenemos. Ya no me sirves. Fuiste divertido como juguete, pero aprovechando que yo y mi novia oficial, a la que en verdad amo, cumplimos 5 meses la proxima semana...-
-¡¿Desde tu cumpleaños?!- pero cómo se podia ser tan puto.
-Sí, desde entonce. Triste, ¿verdad?Cumplo 19 y mi regalo sorpresa es una infidelidad- sonrió triste- Bueno, prosigo. Dijo:
-Cumplimos cinco meses y le daré como regalomel placer de que ya no se sienta celosa cada que te ve. Ya no tendrá que tener más celos de algo que nunca fue nada, de una mentira y podremos estar más tranquilos. ¿No crees que es un regalo muy original?- me dijo el muy cínico y se fue de allí. Juro que me entró un coraje de molerlo a palos, pero mi depresión y ganas de llorar podían conmigo.
¿Te puedes creer que solo he sido un juguete durante años? Nunca me ha amado, cada vez que me lo decía era mentira.-
Osea que Miguel le había dicho todo eso. Pero él no podía ser capaz de tal cosa, hace nada lo ví y se miraba tan triste que no parecía ni él, seguro lo hacía con idea de herirle para que le olvidara. Y vaya como le habian salido las cosas. Tal vez era que en verdad creia que le estaba dando un mal destino a Leo por el simple echo de estar juntos. o tal vez se había dejado manipular, el muy imbecil.
-Escuchame. Tengo un plan, pero tienes que ayudarme, yo sola no lo podré lograr. ¿Entendido?- le dije. Claro que tenia un plan perfecto de reconciliación digno de cupido.
-Te ayudaré a ayudarnos- me dijo convencido, secandose las lágrimas.
-Bien, escucha. El plan es...