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El secreto de mis hermanos por NaniNan_chan

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Notas del capitulo:

Holis~~~

 

me desaparecí por casi un año pero esk después de la caída la imaginación se fue :/ todita

en el hospi habían médicos buenos que me hacían volar la imaginación pero faltaba la inspiracion

 

y por eso es k os recompenso con CUANTRO CAPÍTULOS NUEVOS n.n

5 de febrero

Oh, Diario hoy ha sido el mejor pero el peor día de mi existencia. Me han pasado dos cosas muy importantes. La primera es que... ¡hoy es el cumpleaños de Leo! Hoy cumplía 19 años, una fecha muy importante ya que era la mayoría de edad. Por ese motivo nuestros padres se cogieron en día libre. Realmente sólo hay cuatro días al año que hagan eso. Esos días son en el cumpleaños de Leo, Lya, yo y el de su aniversario de boda, que coincide con el cumpleaños de ambos.

Mamá y papá nos llevaron al cine a ver cada uno la película que quisiéramos. Ellos se fueron a ver una romántica; estuvimos tentados a hacer lo mismo pero al final elegimos una de acción y Lya una gore.
No se como le pueden gustar esas cosas tan sangrientas. >~<

Después fuimos a un lujosos restaurante donde cenamos. La comida allí era tan rica que pedimos muchas órdenes, hasta que no pudimos comer más. Aunque sólo comiéramos tanto Lya, Leo y yo creo que nos pasemos y la cuenta subió un poco de más. Pero bueno, ese era el regalo que papá le hacía. Igualmente, más tarde le dio 500€ para su uso y disfrute personal. Mamá le regaló algo de ropa que le sentaría bien. Lya le dio una cartera nueva de cuero con preciosos bordados y que contenía 20€ y yo le di una pulsera y le dije con una sonrisa de medio lado y guiñando le el ojo que el resto del regalo se lo daría en casa. El me sonrió de vuelta diciéndome que ya tenía ganas de llegar.

Nuestros padres de fueron a casa porque ya que era muy tarde y nosotros nos fuimos a los recreativos a jugar hasta cansarnos. Jugamos a muchas cosas, retándonos mutuamente aunque siempre perdiera yo. No esque me dejara ganar pero era demasiado bueno. Además no podía concentrarme muy bien teniéndolo a él al lado. Igualmente nos lo pasamos realmente bien.

De vuelta a casa, como eran recién eran la cuatro de la madrugada (ni se como pasamos tanto rato jugando) y no había nadie por la calle, nos dimos el lujo de ir caminando de la mano. Pero más tarde cuando cogimos la confianza de que no había nadie (obviamente) pues ya íbamos más abrazaditos. Realmente fue un gusto volver así, yendo como siempre hemos querido, pero sin que nadie nos viera.

Nos paramos en el parque que está cerca de casa y nos sentamos tranquilamente a en un banco a ver el cielo, con una luna casi llena brillando en el cielo acompañada por algunas estrellas. Entonces Leo me llamó y en cuanto me giré me plantó un beso en la boca y me dijo que este era su cumpleaños favorito. Le recordé que el otro regalo le esperaba en casa, pero igualmente nos tomemos un tiempo para seguir besándonos dulcemente.

Cuando llegamos a casa estaban todos dormidos así que fuimos a nuestra habitación, pero le hice esperar fuera para cambiarme y ponerme la ropa nueva que compré el otro día. Mi hermanito refunfuñó un poco ya que no quería esperar pero al final accedió. Me quité la ropa que llevaba y me puse los pantalones de cuero que llegaban justo por el trasero, apretándolo y dejando entrever lo bonito y bien puesto que esta.
Lo sé. Soy un poco ególatra.
Al mirarme al espejo me vi tentado a no ponerme nada, pues sabía que me pusiera lo que me pusiera, sería arrancado. Pero igualmente me puse una camisa que me iba grande ya que se me caía de un hombro y me llegaba por la mitad del muslo, de forma que no se me viera los shores. Esa era la otra sorpresa-regalo.
Sinceramente no iba a utilizar todo el pack que venía con los pantaloncitos: un látigo, un pañuelo de seda negra, una esposas, un vibrador negro, una mordaza con bola y otras cosas. Eso definitivamente no lo iba a desperdiciar, pero sería mejor utilizarlo cuando no hubiera riesgo de que nos oyeran por no poder contenernos.

Cuando le abrí la puerta puse mi mejor cara de niño bueno e inocente, como a él le gustaba ya que le recordaba a cuando éramos niños y todo comenzó al darle un beso en los labios.
Entramos y me tumbó en la cama. Empezó a impacientarse por poseerme y me rajó (literalmente) la camisa, desde el cuello hasta donde acababa, de manera diagonal. Y en ese momento, cuando vio qué llevaba debajo, su cara de lujuria se incrementó. No hace falta decirte, querido Diario, lo que pasó. Sólo te diré que no paramos en toda la noche y que llegamos tarde a clase.

Y yo que pensaba que se fueron a un antro, ósea una discoteca y que de la resaca era que no se levantaron a desayunar. En mi mente sin siquiera pensarlo se me aparecía Mimi en pantaloncitos y lo que posiblemente pasó esa noche. Lo único que me saco de esa ensoñacion fue que el escrito de ese día continuaba. Mimi se mata a escribir. Pero como mínimo eso ahora eso me era útil.

PERO Diario esa fue la parte buena, demasiado buena para que fuera verdad ¿cierto? Así que lo que pasó luego, a la salida del instituto, fue lo que corroboró que el Karma existe y que puede llegar a ser una perra. La cosa fue que nada más sonar la campana ya tenía a mi acosadora personal siguiéndome, ya sabes Diario, a Elena. Hoy no sólo me siguió de más cerca sino que a sabiendas de que le tocaba entrenamiento a Leo, me siguió hasta mi casa. Pero en el parque me llamó y yo me giré dispuesto a mandarla a la mierda cuando lo que me encontré me impactó más que cualquier otra cosa que pudiera haber visto jamás. Era nada más ni nada menos que fotos de Leo y yo de anoche. Se las arrebaté de las manos y las fui pasando para verlas. Había tomado muchas desde muchos ángulos diferentes, como si fuera un reportaje, pero con muy mala intención ya que en todas parecíamos recién casados (de lo acaramelados y felices que estábamos). Habían de los recreativos: cuando me pasó el brazo sobre los hombros para celebrara la victoria, cuando me enseñaba a lanzar mejor la pelota, cuando me tire enzima de él para evitar que golpeara otra vez el saxo de boxeo y perdiera tiempo y perdiera, cuando él estaba conduciendo la moto en una carrera y yo estaba sentado detrás. También había del paseo, donde salíamos de la mano, abrazados, robándole un beso en el semáforo. Y como lo también. Había del parque. Este mismo parque. Estas últimas fotos iban desde cuando nos besábamos hasta donde casi nos desnudamos en el banco.
Casi me quedé en shock de la impresión de cómo había conseguido hacernos semejantes fotos y con tanta calidad como tenían.

¡¿Y esos pendejos no se dieron cuenta de que les sacaban fotos?!

Pero lo peor era que estábamos tan acaramelados, tan metidos en nuestro cuento de hadas que ni nos dimos cuenta que la bruja estaba cerca para darnos un final de No-fueron felices y comieron perdices.

-Son sólo copias. Las originales están bien guardadas.- me dijo la muy zorra.

-¿Qué quieres?- le dije ásperamente. Era obvio que querría algo siendo mi acosadora. Y yo ya me olía que sería.

-Sal conmigo- me dijo.

-¿Y ya esta?- me sorprendió que en verdad sólo quisiera eso, aunque en verdad era una gran cosa.

-- me respondió- Que sea algo publico. Me da igual lo que hagas en tu casa, pero de puertas para afuera se sólo mío.- me iba diciendo las malditas reglas- No podrás cortar conmigo o colgaré estas imágenes. Sólo yo podré cortar contigo. Como me entere de que alguien sabe de nuestro acuerdo, sea Lya, el Feo-tonto-idiota de tu hermano, tus padres, el cartero o quien sea pues también las colgaré. ¿Me has entendido? Y qué sepas que tienes suerte de que te deje seguir haciendo estas asquerosidades a solas, que por cierto, son denunciables; y más con pruebas fehacientes como las que tengo sobre esta incestuosa relación entre un menor y un adulto.-


Juro, amado Diario, que me dieron ganas de agarrarla de las greñas y golpearla, pero me contuve, pues tenía y tengo que protegerlo de ella y su locura.

Tengo que proteger la linda y pura relación que tenemos Leo y yo así que por eso... he decidido ser su novio, aunque sienta que lo traiciono.

Este último párrafo era el que me llamó la atención por estar escrito diferente, más marcado, como si estuviera escrito con odio.

A este punto yo ya comprendía perfectamente a Miguel y mis ojos estaban húmedos, a punto de llorar. No sólo por los echos o la tristeza transmitida, sino también por el coraje que sentía. Me puse a maquinar lo que haría a esa perra mañana. Aún no sabía qué sería, pero algo bueno seguro que no.

 


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