Me desperté antes de hora porque de la cocina venía un olor riquísimo, como a gofres recién echos. Me levanté de la cama lentamente y fui a ver. Y, exactamente, Leo estaba poniendo unos gofres recién hechos sobre la mesa de la cocina. Se me abrió el estómago de golpe y me senté en mi lugar dispuesta a devorarlos cuando recibí un golpe en la cabeza con la cuchara de palo.
-Son para todos, glotona. Así que mejor vas a avisar a Mimi mientras yo acabo de prepararlo todo.-
Y allí se me encendió la bombillita. No había echo esto sólo por hacerlo: lo había echo como parte de su plan; y esque a los hombres de esta familia se les enamora por el estómago.
Le mandé una mirada conocedora, la cual me devolvió.
Fui a despertar al bello durmiente pero me lo encontré babeando por el camino, medio dormido y andando como si fuera un zombie. Creo que en esos momento no pensaba con el celebro, sino con la barriga.
-¿Ha vuelto mamá?- fue lo primero que me dijo cuando me vio.
No me extrañó que lo pensara ya que mami era la única que preparaba este tipo de cosas, pero a Leo, al ser el mayor, le habían enseñado a cocinar, lavar, planchar y otras cosas; aunque nunca las utilizara y siempre lo hiciera yo todo.
-No. Es Leo que ha preparado gofres de desayuno. Genial ¿no?- le dije contenta por la rica comida que nos esperaba en la cocina.
-Emm, sí, genial- contestó.
Su celebro se había despertado del todo, igual que todo su cuerpo y su cara había dejado de babear para convertirse en una de asombro.
Fuimos a la cocina, donde ya estaba todo preparado y las salsas y siropes como como dulce de leche o sirope de fresa.
-Buenos días- le dijo Leo a Miguel, que le devolvió el saludo con un hilo de voz.
-Ahora sí. ¡¡A comeeer!!- dije yo lanzándome a mi silla y devorando mi comida después de echarle una montaña de sirope.
-Te atragantarás- soltaron los dos a la vez, mientras se sentaban y me miraban con cara rara. Se miraron fugazmente y luego apartaron la mirada.
Todo fue un poco tenso pero era de esperar después de lo de anoche.
Al terminar recogimos entre los tres y nos fuimos silenciosamente al instituto, sólo que hoy no se fueron juntos sino que el moreno me acompañó.
Insistí en que era mejor para el plan que fuera con Mimi pero según el temía cagarla y dijo que mejor iría conmigo. En mi opinión diría que aún no puede estar a solas con él sin quebrarse.
En clase conseguí centrarme un poco, pero mientras tomaba apuntes, tenía un trozo de papel donde apuntaba las ideas que se me ocurrían para la visita que tendría más tarde.
Las clases iban pasando y ya sólo quedaba la última: lengua.
¡Oh, no! Lengua = Daniel = ensayo que NO he hecho por andar de hada madrina en El secreto de mis hermanos (así he decidido que se llamará su historia de amor). ¡NO hacer ensayo = castigo!
Menos mal que le había dicho que yo no era de ese tipo de chicas malas. Porque para no serlo primero llego tarde y luego no le hago la tarea.
Iba a sacar una hoja para intentar hacerlo rápido pero entró por la puerta. No mencionó nada pero me miraba bastante, talvez esperando que le diera la tarea yo.
Me concentré en hacer como si nada pasara, y eso incluía seguir pensando en las maldades para que le haría a Elena. Estaba tan concentrada pensando en ello que no me di cuenta cuando Daniel se acercó y me quitó la nota para leerla.
-Laxante, silla floja, pisar, zancadilla, tirarle algo por encima, coger cachetes, no intimidad, ... Vaya, no se qué le habrá pasado para querer hacerle esto a alguien pero le agradecería que pensara en sus maldades en otro momento, a poder ser fuera del horario escolar.- me dijo con una leve sonrisita, pero aún así seguía sonando severo.- Le devuelvo su nota del mal ya que de nada serviría quitársela cuando tiene más hojas en su cuaderno, pero, por favor, centrarse en la clase.- me podió.
Creo que realmente es el primer profesor buena onda que conozco. Me regañaba, sí. Pero no me ponía un parte ni me sacaba de clase ni me castigaba (mucho).
-Sí, profesor- le dije cabizbaja y la clase continuó con normalidad.
Cuando sonó el timbre me dijo que esperara y cuando ya no había nadie más aparte de nosotros en el aula me dijo:
-Bueno, Srta. Cruz, ¿qué tal fue el ensayo?- me preguntó apoyándose (sexymente) en su mesa mientras yo permanecía de pie en frente suyo.
-Bueno, sobre eso... Yo le quería decir que...-
-No lo hiciste, ¿cierto?- me cortó.
-No- confesé simplemente.- Verá, esque estoy pasando muy mala racha familiar ya que a uno de mis hermanos le...- me cayé. No podía contarle la verdadera historia. Seguro que no me creía y si la creyera no la aceptaría.
-¿A uno de tus hermanos le ha dejado, por casualidad, tu otro hermano, que por una de las grandes casualidades del mundo está saliendo con una novia que le hace chantaje?- me dijo descaradamente y con un toque de ironía.
Yo me quedé de piedra. ¿Cómo sabía el todo eso?
-¿Cómo...?- le iba a preguntar pero de nuevo me interrumpió.
-¿Qué cómo lo sé? Siento que mi hermana sea así de mala persona. Siendo sincero a mi tampoco me parece justo que le haga eso a tus hermanos, pero cuando quiere algo no hay quién la detenga. Realmente lo siento y quiero que sepas que estoy en total desacuerdo con lo que hace, pero no lo puedo cambiar, ya lo intente cuando empezó a acosar y seguir a Miguel pero...- se levantó un poco la camisa y pude ver como a un lado de sus marcados abdominales tenía una cicatriz en forma de dos rayas- pero no atiende a razones y menos con tijeras cerca. Realmente creo que esta...-
-Loca- dijimos los dos a la vez y reímos un poco.
-Tengo entendido que hoy irá a comer a vuestra casa porque ¿quieres conocerla?- asentí- Pues espero que no le hagas nada de lo que tienes planeado hacerle. No porque me preocupe por cómo acabe ella, sino porque tengo miedo de cómo puedas acabar tu- me dijo acercándose, tomándome del mentón, estando muy cerca de mi rostro- Haz lo que quieras...- dijo a escasos 2cm de que mis labios de tocarán con los suyos- ...con mi hermana.- dijo alejándose y yo sólo atiné a asentir.- Bueno, Srta. Cruz, que tenga un lindo día y suerte con las tareas que debe hacer. Incluyendo el ensayo que aún estoy esperando- se despidió sonriéndome.
-Claro, profe. Y gracias- dicho esto me fui de allí con laso acelerado hacia casa.
Tengo mucho por hacer.