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"El diario de la Luna" (EXO) por Sai Choi

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Notas del capitulo:

No time, you know?

Seúl, Sábado 21:35

 

P.O.V Lay:

 

Creo que podría recibirme de Stalker profesional.

Me quedé lo que me quedaba de turno para espiar a Suho y los otros 2, pensé que hablarían de cosas serias puesto que 2 de ellos llevaban unos trajes que dejaban ver que eran gente importante. Pero contrario los escuché hablar de “Un baile de mascaras”.

Pasar 2 horas parado tras una pared de papel de arroz no era muy divertido, pero realmente me habían encargado tomar los pedidos en el piso de arriba, mi vista no podía evitar cruzarse con la de el, y para mi sorpresa el me estaba mirando… Ah, pase sonrojado toda la noche.

 

-¿Ya te vas Lay? –preguntaron a mi espalda, mire por el espejo frente a mi y vi el reflejo de Lee Joon.

 

-Si, mañana entro a clases más temprano… -sonreí de manera cansada mientras me quitaba la camisa del uniforme del lugar para dejarlo sobre el lavamanos y lo cambiaba por un simple sudadera y subía el cierre, había olvidado mi camisa de cambio. -¿Tu también hyung?

 

-Jinki me ha llamado muy preocupado, parece que algo ha pasado en casa… ¿Puedes cerrar tu el local? –lo mire de reojo, estaba sudado y se le veía preocupado. –Se que tu turno termino, pero aún quedan algunos clientes y J-Hope ya se fue.

 

-¿Estoy solo con JinYoung? –normalmente JinYoung, el barista del lugar, y Lee Joon eran quienes cerraban el local. Asintió y suspiré dejando mi bolso sobre una silla cualquiera. –Esta bien, no tengo muchas ganas de llegar a mi casa… Pero no volveré a ponerme el uniforme.

 

-Gracias, y no es necesario, apenas quedan un pocos clientes en el piso de arriba. –se despidió dándome un golpe en el hombro y desapareció por la puerta del baño de empleados.

 

-¿Solo tu y yo? –preguntó JinYoung una vez que salí del baño y pase por la cocina, llevaba su cabello pelirrojo bajo un gorrito de chef, pero ya no llevaba el  uniforme, el también estaba en ropa normal. Asentí y el sonrió, tenía una bonita sonrisa. –Ve a avisarles a los que quedan que cerraremos pronto y luego me iré, solo tenía que limpiar, tú cierras.

 

-Si señor… -con pereza y las manos en los bolsillos de mi sudadera subí los escalones hasta el piso de arriba. Jeans negros, sudadera negra y con la capucha puesta… Creo que podría pasar por delincuente. –Estimados clientes, vine a avisarles que quedan pocos minutos para la hora de cierre. 

 

Algunos me miraron y otros simplemente empezaron a levantarse, aunque si note SU mirada azul parda sobre mi.

De repente, sin previo aviso un asqueroso olor a rosas llegó a mi nariz, haciendo que un gesto de asco apareciera en mi rostro.

 

**Dios, ¿Qué clase de señora puede ponerse tanto de ese perfume tan asqueroso?**

“No lo se, pero es asqueroso…”

**¿No es la mujer rubia?**

“…No, solo una mujer mayor con un pésimo gusto en perfumería”

 

 

-Ah, que asco… -escuché cerca de mi, y al mirar estaba Suho, con la manga de su traje tapándose la nariz. –Odio las rosas…

 

-¿Tu también? –aparentemente dije eso en voz alta, porque giro a verme sorprendido, pero con una pequeña sonrisa adornando sus delgados labios.

 

-Nunca me gustaron, sobre todo si son rojas. –mis ojos se llenaron de brillo, teníamos algo en común. –Me gustan las calas.

 

-Oh, son mis favoritas. –el sonrió más ampliamente invitándome a hacer lo mismo.

 

-Oh, ¿En serio? –estaba tan distraído que no había notado cuando el chico pelirrojo y el pelinegro estaban a nuestro lado, quien hablaba era el pelinegro, su cara era como… La de un dinosaurio… -Dime Lay, ¿Te gustaría asistir a una fiesta?

 

-¿Fiesta? –este chico ni siquiera me conocía y ya me invitaba a una fiesta… Que gente tan extraña se encuentra uno en Corea.

 

-Sip, se llevará a cabo en el jardín de flores imperiales de la federación China. –mis ojos se habían convertido en 2 platos. –Será de mascaras, ¿Quieres ir?

 

-A-ah yo… -me quedé callado unos segundos. –Lo lamento pero no podré.

 

-¿No eres chino? Creí que asistirías sin falta. –fruncí el cenó levemente, ¿Tanto se me notaba lo extranjero?

 

-Si ya sabía del baile… -“Claro, escuché que hablaban de eso hace una hora. –Pero no tengo dinero para pagar un buen traje y ni hablar de la entrada al jardín.

 

-Oh, ya veo. –tal vez solo mi imaginación, pero esa fue la peor actuación de pena que he visto en mi vida. El chico pelinegro miro a Suho y este le devolvía la mirada molesto, llevé mi vista al sujeto pelirrojo y para mi sorpresa este me observaba. Sus ojos fríos y oscuros me analizaban sin un toque de disimulo, que extraño, parecía un bollo de los que vendemos aquí.-De todas maneras, llámame si cambias de opinión. –seguido de estas palabras me tendió una pequeña tarjeta de presentación, era negra y con letras blancas decía:”Kim JongDae, organizador de eventos”. –Después de todo soy quien organiza la fiesta, nos veremos en otra ocasión mesero. Vámonos Hyung.

 

-…Ignóralo, ¿Si? –dijo Suho una vez que estuvimos frente a la puerta del local aún abierta, el era el último en irse. –El es el tipo de persona que disfruta al saber que tiene más dinero que otros.

 

-Eh… Lo note… ¿Y ustedes son compañeros de trabajo? –sonreí en un claro intento de no demostrar que me encontraba un poco celoso.

 

-Oh, dios quisiera. –lo mire confundido y amplio su sonrisa. –Es mi hermano menor, y es completamente insoportable, tiene la mente de un hacker profesional y un IQ y 189 pero lo desgasta molestando a los demás.

 

-O-oh, ya veo. –hice una pequeña reverencia. –Un gusto verte S----

 

“…Sushito…”

 

-Sushito… -pestañeé de manera rápida intentando dispersar la voz en mi cabeza.

 

-… -me miró por unos segundos que se me hicieron eternos, tanto me había perdido en el pardo azul de sus ojos que incluso imaginé que estos estaban brillando. –Bien, adiós Lay.

 

Quedarme parado en la puerta del café hasta verlo desaparecer por las oscuras calles en su BMW fue demasiado romántico e innecesario.

Tanto así que no noté que había alguien junto a mi hasta que me tocaron el hombro.

 

-¿E-eh? –era un chico, muy alto y rubio, su piel era morena… ¿O verde? -¿En que puedo ayudarle?

 

-¿Ya cerraron? –la expresión del chico era de pura desilusión. Asentí y suspiró. –Me costo mucho encontrar el… Ahora me tendré que devolver…

 

-Hey, ¿Quieres un café’ –sonreí con cansancio, y los ojos del chico brillaron. –Mi turno ya termino, y debo cerrar, pero puedo darte aunque sea un café y algún pastel.

 

-¡¿En serio?! –pegó saltos de felicidad y reí, era raro viniendo de un chico tan enorme, además de que tenía cara de asesino. –Muchas gracias, me llamo Tao.

 

-¿Tao?...

 

 

“Huang ZiTao…”

Notas finales:

Lamento la tardanza ._.


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