Seúl, martes 06:30 a.m
P.O.V Luhan:
-Como lo digas de nuevo, te meteré una bala de plata por el trasero Sehun. –dije con el ceño fruncido, el me miraba avergonzado, pero al mismo tiempo con decisión.
-Por favor hyung~ -cerré mis ojos para no caer ante su puchero, desde que era un niño hacía eso cada vez que quería quitarme algo. –Pídele a Dona que vaya conmigo al baile de mascaras.
-No, no y no. –aún sin abrir los ojos me troné los dedos. –Nunca me obedeces y haces lo que se te da la gana. ¿Esperas que ahora vaya a hacerte este favor como si nada?
-Por favor hyung, no puedo pedírselo yo solo. –lo escuché murmurar y suspiré, podría jurar que en cualquier momento la vena de mi cuello estallaría de la rabia. -¿Por favor?
-No. –no cedería.
-¿Por favor? –negué con los ojos aún cerrados. -¡Por favor Luhannie?
-¡ESO ES TRAMPA! –grité abriendo mis ojos por fin, mientras el me miraba con una sonrisita, casi invisible en su inexpresivo rostro. –No puedes llamarme así cada vez que esperas obtener algo de mí.
-No es mi culpa que siempre cedas cuando te llamo así. –furioso me levanté de mi asiento y le di un manotazo en la cabeza, despeinando así todo su cabello rubio. -¡Auch! ¡Luhannie!
-¡¡SALE A DECIRLE A SU MADRE LUHANNIE Y NO SE QUE MIERDA!! –tomé mis cosas y ante su mirada divertida hice ademán de irme.
-¿Por qué eres malo conmigo, Luhannie hyung?~ -cerré mis ojos aún dándole la espalda, esa frase tocó un nervio sensible en mi memoria.
*Flash Back*
P.O.V Narrador:
-¿Por qué eres malo conmigo Luhannie hyung? –un pequeño Sehun de 7 años se encontraba prendido de la manga de su camiseta, mientras delgadas lágrimas resbalaban por sus mejillas. -¿Por qué no puedo ir contigo?
-Hunnie… -Luhan de 11 años se inclinó frente al pequeño y secó sus lágrimas con el puño de su camiseta. –Deja de llorar por favor…
-¡No lo haré! –el pequeño sorbía sus mocos por la nariz, mientras sollozaba. -¡Quiero ir contigo!
-Sabes que no puedo llevarte conmigo Hunnie… -intentó tocar otra vez el rostro del pequeño, pero este le gruñó mostrando unos dientecitos afilados, gesto molesto y ojos dorados. –No hagas eso Sehunnie, volveré en la noche, siempre lo hago.
-N-no me gusta que te juntes más con Minho que conmigo… -explicó dejándose abrazar por el mayor.
-Lo sé, pero el va a decirle a mi tutora si no voy a entrenar. –estrechó al pequeño contra sus brazos, este se mantenía temblando. –Sabes que debo ser un cazador, y ambos sabemos que a tu madre no le gusta para nada que te juntes conmigo.
-P-pero eres mi mejor amigo Luhannie hyung… -el pequeño bajó su mirada al suelo, las lágrimas ya no caían, pero en sus majillas habían rastros secos de que ellas habían pasado.
-… Y tu el mió Sehunnie…
*End Flash Back*
-Eso es jugar sucio Sehun… -murmuré, suspiré y le mire de reojo, el me miraba sonriendo, su sonrisa era de malicia. –La llamaré y le preguntaré, pero estoy seguro de que dira que no.
-Por eso te quiero Luhannie hyung~ -le di otro golpe y luego abandoné el edificio. Mi destino era la cascada.
*15 minutos después*
Hoy verdaderamente era un día de mierda.
Pareciera que todos los niños de la ciudad se han puesto de acuerdo en molestarme.
A apenas 15 kilómetros de la cascada se encontraba un jardín de niños, al que yo había asistido de niño, el jardín de niños era una parte importante del instituto “Mun Mich Seuta”, y este jardín al igual que el instituto se encontraba separado en edificios A, B, C y E.
Aún que allí se encontraba la posibilidad de mandar a los futuros cazadores en la misma clase que los humanos, puesto que después de todo somos humanos, solo que más rápidos y más fuertes.
En fin.
Tal parecía que hoy los niños lobo habían tenido una excursión educativa fuera de los limites de la escuela, habían elegido el bosque como lugar. Pero 6 lobitos traviesos se habían separado del grupo para entrar a la zona de cazadores, y ahora los 6 pequeños se encontraban colgando de los pies frente a mi.
-Niños… -los llamé, ellos estaban discutiendo entre si, echándose las culpas y llamándose “Tonto” entre si.
-¡Rayos! ¡Es un cazador! –casi reí por la manera tan infantil del niño para maldecir, pero estaba bien, después de todo era un niño. -¡Suéltense!
-¡Corran! –empezaron a retorcerse en las cuerdas en las que estaban suspendidos, e incluso uno de ellos cambio de forma para ser un pequeño lobito marrón, quien con desesperación mordió las sogas en su pierna.
-¡Minnie no hagas eso! –la única niña del grupo reprendió a su amigo. -¡Ahora tendrá motivos para arrestarte!
-¡¿Arrestarlo?! –mantuve mi expresión seria, aún que por dentro me estaba partiendo de risa. A pesar de ser insoportables los niños siempre me hacían reír. -¡No quiero ir a la cárcel! ¡Allí la comida es fea!
-Niños, niños, niños. –llamé su atención y se callaron al instante. –No los llevaré a la cárcel.
-¿Es hombre? –preguntó uno.
-Creí que era mujer… -respondió otro.
-Ouh, es lindo. –comentó la niña.
-¡¡POR UN DEMONIO!! –todos guardaron silencio. -¡¡o SE CALLAN, O LOS DEJO AHÍ HASTA QUE ALGUIEN MÁS LOS ENCUENTRE!! –todos me miraban asustados, los niños me daban risa, pero solo unos minutos.
Busqué los mecanismos de todas las trampas escondidos en los árboles, y uno a uno fueron cayendo al suelo como si se trataran de bolsas de papas.
Les advertí que no fueran a huir, a menos que quisieran ganarse su primera paliza de cazador, y los 6 me obedecieron.
-Ahora si. –sacudí mi camiseta y me cruce de brazos, mirándolos a todos con gesto de molestia. -¿Qué hacían en zona de cazadores?
-N-nosotros… -el pequeño “líder” jugaba con sus manitas en gesto nervioso, desde abajo me miraba suplicante, pero los años con Sehun me han ayudado a saber cuando un niño esta arrepentido y cuando no, este no lo estaba. –Estábamos persiguiendo un gato…
-¿Un gato? –fruncí el ceño mientras 5 de ellos asentían, la niña fue la única que no lo hizo. -¿Pequeña es eso cierto?
-Bueno… -la pequeña miró a sus amigos, veía en su angelical rostro la preocupación.
-No le digas Hee… -murmuró uno de los chicos, un pequeño lobito albino.
-Si no me dicen exactamente que demonios era lo que estaban persiguiendo les dejaré la marca de esto. –les enseñé mi anillo, el que tenía 3 lágrimas azules, mientras más lágrimas más rango, mientras más, más duele.
-P-perseguíamos… -esta vez habló el callado del fondo, tenía lentes y muchas pecas, no era asiático. –U-un demonio…
-¿Un demonio? –todos asintieron. -¿Cómo era?
-Su piel era negra, sus ojos eran rojos y malvados. –explicaba la pequeña. –Parecía un lobo adulto, aún que mucho más grande, pero un extraño liquido morado surgía de su boca… Se robó mi muñeca por lo que Minnie dijó que deberíamos ir a recuperarla.
-¡¿Y lo quisiera seguir así sin más?! –todos bajaron las cabeza, y les asesté un golpe a todos y cada uno de ellos. -¡Vuelvan con su clase en este instante! ¡Pudieron haber muerto buscando esa cosa!
-P-pero… -la niña me mostró su muñeca. –La recuperamos…
-¿Dónde la encontraron? –tomé la muñeca con brusquedad, esta tenía marcas de mordidas, y un poco de sangre morada.
-Sola, tirada… -ellos guardaron silencio, por lo que los mire para ver que estaban haciendo, todos miraban con los ojos muy abiertos algo detrás de mi. –S-señor…
-…-lentamente me gire, frente a mi se alzaba esa enorme bestia de piel quemada, estaba sentado en sus 2 patas traseras y se trataba de un demonio de zorro. Debía de estar a unos simples 2 metros de distancia, ya que podía sentir su aliento de putrefacción colarse por mis fosas nasales, recorrí el lugar con la mirada, había dejado la maleta muy lejos como para ir por ella, allí se encontraban mis armas. –Niños… ¿Quieren ver a un cazador en acción?