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Sombras por TanakaChi

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Notas del capitulo:

Soy nueva y esta es mi primera publicación, espero que les guste mucho. 

Dejen reviews<3

BaekHyun.

 

Abrió sus ojos al sentir los rayos del sol colocándose por entre sus cortinas. Diablos, cómo odiaba la escuela. Más aún cuando era el primer día del primer de clases.  Era su tercer año en la Universidad S, la más prestigiosa de Corea del Sur.

El proceso de preparación fue infernal. Gastó alrededor de treinta horas semanales de lunes a sábado en una academia de renombre. Todo aquel sufrimiento empezó desde que se encontraba en penúltimo año de secundaria y aun así apenas había logrado entrar en uno de los quince cupos que ofrecían su carrera soñada. Diseño de moda.

La carrera Diseño de Moda trata sobre el desarrollo del mercado de la moda para conocer las tendencias futuras y anticiparlas. El profesional de esta carrera es un líder en el sector de la indumentaria, creativo, conocedor de los aspectos organizativos a los comerciales, del marketing a las actividades de imagen y comunicación. Se encarga de diseñar nuevos modelos de prendas, dejar fluir tus ideas, destreza y estilo en cada trazo y corte para ponerlos en práctica en la tela y dar paso para el proceso de operación en la producción textil.

Esto era simplemente perfecto para BaekHyun.

Suspiró de forma sonora al mismo tiempo que extendía su mano para poder apagar la alarma de la canción ´Mr. Mr.´, reciente éxito de su grupo favorito Girls´ Generation.

— Mierda… —masculló con voz ronca, presionando insistentemente el botón de su despertador para que éste detenga la alarma.

Al ver que no daba resultado algo, la única opción que pensó factible fue lanzar  el aparato contra la pared color turquesa de su habitación y éste se desmoronó en pedazos tras el impacto.  A pesar de que su cuerpo sufrió un ligero estremecimiento al mismo tiempo que los engranajes del reloj caían al suelo en un estrepitoso ruido, su cuerpo aún sentía la flojera. El grito de su madre, la señora Byun, terminó de despertarlo. Con un simple: “¡BaekHyun! ¡Levántate de una buena vez!”, logró lo que un despertador al máximo volumen no pudo.

Saltó de su lecho de dos plazas y media y caminó hacia su clóset, el cual abarcaba una pared entera y se encontraba justo en frente de su cama. Sacó de éste unos pantalones entubados que marcaban a la perfección su respingado trasero, una camiseta con cuello en V que dejaba al descubierto sus pronunciadas clavículas, todo esto más un saco Benetton color azul marino y un par de zapatillas negras marca Converse.

Con una amplia sonrisa –olvidando por completo que tenía a una menopaúsica enfurecida en el piso inferior de su casa- se dirigió a su baño de casi veinte metros cuadrados con la vestimenta del día bajo el brazo. Prosiguió entonces a maquillarse de tal forma que las ojeras provocadas por la salida de la noche anterior sean poco perceptibles a la vista. Él y su mejor amigo: Do KyungSoo, tuvieron la grandiosa idea de comenzar el año escolar visitando un conocido pub en la zona roja de Seúl.

Pero, qué noche.

No pudo evitar que un suave sonrojo y una pequeña sonrisa aparecieran en su rostro a la vez que comenzaba a vestirse. Era la primera vez que celebraba de esa forma y vaya que había disfrutado a montones. Luego de haber terminado aquello, siguió a delinear sus ojos con su eyeliner favorito; un Master Precise de Maybelline; continuó y se colocó un poco de brillo labial sabor fresa. Perfecto.

Salió del baño apresurado, colocó el delineador y el brillo en su bolso de Universidad. Su celular que se encontraba aun cargando sonó.

De: Soo<3

Te estoy esperando hace unos putos veinte minutos. Date prisa si no quieres que te encierre en el baño con los chicos de las hormonas alborotadas para que te jodan el culo.

 Sin demora (bajo aquella temible amenaza) tomó su teléfono y bajó corriendo las escaleras en dirección a la puerta principal de  su hogar.

— ¿No piensas desayunar, Baek? —preguntó su madre, terminando de servir el jugo de naranja en un vaso.

— ¡Cierto! —exclamó.

Trotó en retroceso, cogiendo así las dos tostadas de su respectivo plato -rosa-  y otra más del plato de su madre.

— ¡Muchas gracias mamá! —y tras decir eso besó la mejilla de su progenitora para después correr hacia afuera.

Tal y como lo esperaba, un Mazda RX 8 modelo 2014 se encontraba estacionado frente a su Mansión. Se asomó y vio tras el parabrisas la pequeña figura sentada de uno de sus mejores amigos: Do KyungSoo.

Como siempre, su pequeño amigo (apenas llegando al metro setenta y uno) poseía el cabello negro muy oscuro y sedoso lo llevaba algo largo con flequillo recto a la altura de las cejas. Tiene grandes y redondos ojos, los cuales suele abrir algo más de lo normal dándole la apariencia de una ardilla. Labios gruesos, carnosos y en forma de corazón; tenía unas lindas piernas, algo cortas pero bien torneadas. Cuerpo menudo cubierto con una tersa y pálida piel.

— ¡Miren a quién se le ocurre dignarse a dar la cara! —claro, aquella apariencia dulce no terminaba de compensar su carácter gruñón.

BaekHyun entró y se sentó en el puesto del copiloto sin evitar que una escandalosa carcajada saliese de entre sus labios.

 — Ya, calma —habló sonriendo y colocándose el cinturón de seguridad mientras KyungSoo ponía en marcha el auto, maldiciendo por lo bajo—. Fueron sólo fueron veinte minutos.

— Sí —respondió con sarcasmo, aumentó la velocidad saltándose un par de semáforos en rojo.

— ¡¿Me quieres matar?! —gritó Baek agarrándose del asiento de cuero.

— Quiero llegar temprano. Matarte es sólo un plus.

El mayor rodó los ojos y Do mostró una sonrisita sin despegar la vista del camino empezando a manejar con normalidad.

 Claro, lo había olvidado. KyungSoo era el alumno número uno a nivel nacional. Ya sea a nivel de letras o números, sus promedios eran simplemente perfectos. Sus notas no rebosaban el diez porque el sistema de notas era decimal. Según las medidas de IQ*, él era denominado como un superdotado al poseer la medida de 140.

— No entiendo cómo  te puede gustar la física cuántica. Tantos números simplemente… Ugh —expresó cubriendo su rostro con ambas manos.

— Es genial, ver tantos números para mí es como un orgasmo neuronal —KyungSoo amplió aún más su sonrisa.

— ¿Ves? —BaekHyun se abrazó a sí mismo y fingió temblar—. Tú y tus frustraciones sexuales con las ecuaciones me dan miedo. Es por eso que escogí diseño de moda.

Soo sólo puso los ojos en blanco, entrando  al estacionamiento subterráneo y empezando a dar vueltas en busca de un espacio libre.

— Cambiando de tema, ¿has oído algo sobre YiFan Hyung? Según sé, volvió hace un par de días pero el muy maldito ni me llamó —el ojón, realizando un puchero, hizo maniobras con el timón del auto tratando de estacionarse.

—No, yo también he estado preocupado. Pero dejémoslo vivir, ya casi tiene cincuenta y debe de conocer algún chico que atienda su polla cuando esté necesitada —respondió BaekHyun checando el orden de su cabello y que su delineado siguiera igual de perfecto.

— Baek, sabes que eres mi mejor amigo, pero tu reputación… Últimamente me preocupa mucho que…

— ¿Nos vamos?

El pequeño KyungSoo exhaló y asintió, de nuevo BaekHyun evitaba el tema y él no pensaba presionarlo.

Sin darse cuenta del estrecho espacio entre el Mazda de su amigo y la camioneta Audi de a lado, abrió la puerta sin cuidado escuchando luego un agudo chirrido. Al parecer fue Baek el único que lo notó ya que Do aún seguía ensimismado apagando y dejando en orden el interior del vehículo.

´Mierda, mierda, mierda´, pensaba en su mente. Cerró despacio la puerta y evaluó meticulosamente el daño en la carroza izquierda del Audi, un rasguño de no más de veinte centímetros pero que aun así se veía profundo y de arreglo costoso.

— Y bueno, JongDae Hyung, como te iba contando….

La figura de un moreno alto de metro ochenta y musculatura marcada por aquella camiseta apretada de tela negra y ojos cubiertos por un par de gafas de sol Ray-Ban apareció por detrás de la camioneta Audi Q7 blanca y caminó hacia la puerta del piloto.

BaekHyun se hizo a un lado, rezando para que aquel chico no se diera cuenta del rasguño.

— ¿Qué mierda….?

El moreno volvió violentamente la cabeza hacia Baek, quien tarareaba melodiosamente una canción inventada por él. Sin perder más tiempo, lo tomó por el cuello de su camiseta y lo estampó en contra de la puerta del copiloto del auto de KyungSoo. El delgado cuerpo de BaekHyun comenzaba a temblar de puro terror mientras los ojos negros del más alto se mostraban inyectados de pura rabia. Logró divisar de soslayo cómo él tostado apretaba la mandíbula y una cuántas venas sobresalían de los musculosos brazos ajenos.

Sentía que el oxígeno apenas llegaba a sus pulmones, se estaba ahogando, por lo que comenzó a toser con desesperación y a mover sus piernas en un intento desesperado de librarse del moreno. Puso su mano derecha sobre la mano que apresaba su camiseta y clavó sus cortas y cuidadas uñas en la callosa extremidad, pero sin resultado alguno.

 

JongIn.

 

Hijo de puta. ¿Acaso ese enano sabría lo mucho que costaría arreglar aquel maldito rayón? Probablemente no. La campana sonó dando inicio a la primero hora de clases, pero eso podría esperar. Después de todo no había nada que un par de llamadas y dinero por lo bajo podrían solucionar, al menos ése era su pensamiento. Además de ser uno de los mejores amigos del hijo del director significaba tener una que otra ventaja.

— ¿JongIn? —fue en ese momento en que JongDae asomó su cabeza desde la parte trasera del auto. Inmediatamente no tardó en reconocer a la víctima y echarse a reír a carcajada suelta—. ¡Negro! Deja al pobre Byun, debe haberse sentido fatal luego de que ayer por la noche un par chicos le hayan jodido el culo y la boca. ¡Debiste verlo! Parecía que los tres estuvieran teniendo una orgía en medio de la pista de baile.

El chico, JongDae, de cabello castaño oscuro –casi negro- corto y con un toque desordenado que lo hacía ver sensual. Sus ojos eran rasgados y negros, junto unos resaltantes pómulos y rectas y pobladas cejas marrones le daban un cierto aspecto de dinosaurio. Sus labios y comisuras muy atrayentes a la vista de cualquiera. El singular pero no menos atractivo rostro que poseía prácticamente hacía que los demás olvidaran su pequeña altura y flacucho cuerpo.

JongIn, el chico moreno, dirigió su mirada al pequeño. Si JongDae lo conocía era porque estudiaba con él o en algún curso superior, recapacitó el hecho de soltarlo y olvidar todo pero… Había dañado su auto, su bebé, se las iba a pagar. Después de todo, ¿qué estúpido no se da cuenta que el espacio entre un auto y otro es limitado? O que, al menos, era un Audi, y costaba más de cincuenta mil dólares y le había costado más de la mitad de sus ahorros porque su padre no le interesaba gastar en él.

No es que aquella suma fuera exorbitante para su familia, pero a al padre de JongIn le interesaba más que él fuera a estudiar en Oxford o alguna Universidad de renombre mundial.

— Con que te gusta andar de zorra, ¿eh? —susurró. Una media sonrisa se formó en sus labios y acercó éstos cada vez más a los de Byun— ¿Por qué no se te para? ¿Acaso no estoy bueno? ¿No me tienes ganas? Eso podría solucionarse…

— ¿Baek?

Suspiró cansado y se alejó del rostro de Byun volviendo a su posición inicial. El menudo chico trataba de mover su cabeza con desesperación para luego de unos segundos de lucha, lograra divisar por el rabillo del ojo el portador de la melodiosa voz. Sonrió suavemente y una expresión de alivio apareció en su rostro.

JongIn elevó una de sus delgadas cejas con confusión, nada de eso tenía sentida. ´Baek´ tenía a un hombre musculoso de algo más de metro ochenta frente a él, dispuesto a golpearlo, pero él sólo sonreía con ojos brillantes. ´Basta de ésta mierda´.

Volteó la cabeza, aun con la misma expresión, hacia el lugar de destino de la mirada de Byun y no tardó en quedar atontado con semejante belleza a un par de metros de él. Los labios carnosos en forma de corazón sostenían una piruleta de sabor fresa que hacía que tomaran parte de su color rojo, lo que los hacía más deseable. Sin darse cuenta, ya había soltada al enano de Byun y se encontraba viendo cual perro en celo al pequeño y delicado chico en frente de él. Pero la tos del chico con cara de cachorro a su costado le sacó de sus pensamientos para nada puros.

— Kyung-KyungSoo… —trataba de hablar entre jadeos.

El nombrado con cara de ardilla quitó la piruleta de su boca y miró a JongIn de arriba abajo, como evaluándolo, para luego volver a posar su vista en su mejor amigo.

— Debemos irnos, mis clases ya comenzaron —habló dándole una lamida al dulce.

JongIn sería el peor de los mentirosos si hubiera dicho que aquel acto no lo excitó, y que tampoco hizo que se pusiera duro.

Con total tranquilidad volvió a colocar la piruleta entre sus labios y dio media vuelta, alejándose elegantemente del lugar. BaekHyun no tardó en ir corriendo tras él, dando uno que otro tropezón.

JongIn ya sabía de qué forma se cobraría eso.

 

KyungSoo.

 

Ese chico estaba más ardiente que el infierno. Maldita sea… la forma en la que lo miraba, como si fuera un sensual y excitante fruto prohibido lo puso a mil. Debería darle gracias a BaekHyun y su torpeza ocasional.


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