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Angel and Demon. (exo/kaisoo) por TeamKaiDi

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Ambos jóvenes siguieron con la caminata a lo largo de aquella calle mientras mantenían una conversación trivial.

— ¿Y cómo es aquí? —preguntó Kyungsoo, curioso—. ¿Usted siempre vivió en este lugar? ¿O también fue ángel?

—Respecto a su primera pregunta, es preferible que lo averigüe usted con el tour que tengo pensado hacerle.

— ¿Tour? ¿Qué es un tour?

Jongin miró al pelinegro y sonrió.

— Podría decirse que un tour es cuando un humano le presenta a otro cierto lugar. Le muestra su…cultura, cosas que caracterizan ese lugar, todo de sí. — el rubio no sabía cómo explicarle correctamente, pero hacía su mayor esfuerzo por hacer que Kyungsoo comprendiera.

— ¿Y mi segunda pregunta?

— Fui un arcángel, uno de un rango muy importante pero fui traicionado, acusado y desterrado. Debería llamarme a mí mismo ángel caído, pero aquella palabra me genera vergüenza y malos recuerdos, por lo que prefiero considerarme un demonio. Un simple y ordinario demonio, como los humanos que habitan estas casas. —Kyungsoo escuchaba con atención y, ante la nombración de los humanos, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.

— ¿Los humanos? ¿Están allí? —apuntó hacia las casas elegantes que se encontraban a sus costados—. ¿Y si nos ven? ¿Qué haremos?

El demonio soltó una pequeña risita, mirando con ternura al ángel preocupado.

—No te preocupes. Ellos están durmiendo, probablemente estén teniendo sueños, siempre lo hacen en la noche, por ello salimos a estas horas, para no ser descubiertos. Aunque también es muy hermoso ver la luna, aquel satélite que tanto llama la atención de los lobos. O las estrellas, tan juntas y lejanas, nunca tan alejadas y cercas. El sol…—Jongin siguió con su charla, pensando que Kyungsoo iba a estar completamente metido en la conversación, pero el pelinegro venía con el rostro en blanco y los ojos fijos hacia adelante, mientras soltaba pequeños suspiros. El rubio lo notó y miró hacia él—. ¿Se encuentra bien?

—He oído hablar de los sueños, pero aun no comprendo el significado de ellos. ¿Qué es un sueño?

—Un sueño… es otra realidad, una que los humanos imaginan mientras duermen y la disfrutan por un determinado tiempo. Un sueño es otra vida, otro mundo, otro “Otro”. Un sueño es soñar y dejar divagar la imaginación. —el pelinegro sonrió ante eso, ilusionado pensando qué se sentiría soñar.

— ¿Puedo, acaso, tener un sueño y soñar? —Jongin negó, lamentado por derrumbar las ilusiones de Kyungsoo—. Oh…—dejó escapar un suspiro desesperanzado—. ¿Por qué? —preguntó, casi haciendo un mohín con sus labios.

—El sueño es un placer del que sólo los humanos pueden gozar.

—Que injusto.

—Lo sé.

—Entonces… ¿Usted nunca tuvo un sueño?

—Por el momento no he experimentado el sentimiento de soñar, pero sí el de tener pesadillas. ¿Conoces las pesadillas, ángel?

—No.

—Es como un sueño, pero angustioso, triste, negativo… Una pesadilla es un placer que los ángeles caídos gozamos habitualmente.

— ¿Por qué?

—Porque es nuestro castigo, cuando caemos, caemos. Nuestro castigo no es perder las alas, sino tener pesadillas. Soñar una elevación y caer, soñar la felicidad absoluta y caer. Al fin y al cabo, siempre caemos.

 — Eso es muy triste e injusto. —comentó Kyungsoo, impotente—. Los sueños deben ser para todos, y las pesadillas sólo para las personas que se lo merecen. Usted no se lo merece, ni tampoco merece ser privado de los sueños.

—Ojalá sus palabras sirviesen de algo. Pero creo que por fin he tenido un sueño, gracias a usted. —Kyungsoo lo miró confundido y Jongin se limitó a seguir con su sonrisa característica.

— ¿Cómo es eso posible?

—Cuando lo vi allí, solo, sentado en la acera, pensé que estaba soñando. —contestó—. Y eso es suficiente para mí.

—No comprendo. —se quejó el ángel.

—No hay necesidad de que comprenda. —dijo—. Ángel, sentémonos aquí, veré su herida e intentaré tapar para que la sangre no fluya. —Kyungsoo asintió, aunque no entendía por qué el rubio se empeñaba tanto en sanar aquellas heridas, ya que él no podía sentir dolor ni ningún tipo de sentido, disfrutaba de la atención que le proporcionaba—. El hogar de los demonios no acepta a los caídos, en realidad solo lo hacen con los recién caídos. Temen que sean traidores, ciervos de los ángeles superiores que quieren deshacerse de nosotros.

— ¡Yo no lo traicionaría! —exclamó el pelinegro. Jongin solo negó y le hizo sentar junto a él mientras levantaba sus ropas celestiales; un leve rumor se extendió por todo el rostro del ángel, quien lo ocultó rápidamente.

— Yo confío ciegamente en usted, pero los demás, los demonios… ellos no lo harán.

—Entiendo.

Jongin se dedicó a limpiar con sus propias ropas la amplia herida que se encontraba en la espalda de Kyungsoo; las pálidas y blancas prendas tiñéndose de un escarlata oscuro.

Al cabo de unos minutos, el rubio se rindió al notar que la sangre no dejaba de fluir y volvió a cubrir la espalda del pequeño ángel, suspirando resignado.

— Conozco un lugar dónde podemos…puede. — corrigió —. Donde usted puede quedarse.

— ¿Yo solo? —preguntó el ángel, no tan convencido ante la idea de volver a estar solo.

— ¿Le molestaría mi presencia, para que no se encuentre solo en la noche? —Kyungsoo sonrió, mostrando todos sus dientes por primera vez, y negó.

—Me encantaría su presencia. —ahora fue Jongin quien tuvo un rubor, y ni siquiera le importó ocultarlo. Se levantó y extendió su mano hacia el ángel, ayudándolo a levantarse y así comenzar nuevamente con la caminata.

Jongin retomó la conversación explicándole algunas historias cortas que vivió luego de su descenso a la tierra, cómo conoció al demonio Joonmyun, quién fue cómo un padre para él. Iba nombrando y narrando con su voz sedosa y alegre, mientras el ángel lo escuchaba atentamente y preguntaba cuando no comprendía el significado de algunas palabras mundanas.

Kyungsoo no podía dejar de sonreír de oreja a oreja, grabando en su mente cada gesto que se formaba en el rostro de Jongin conforme iba contando sus experiencias. Pero, en un momento dado, su caminar se comenzó a hacer cada vez más pesado, sus pies se sentían cómo piedras mientras que su cabeza se tambaleaba de un lado a otro y su vista cada vez se hacía más borrosa y confusa.

 ¿Qué ocurre conmigo? 

Se preguntó extrañado

¿Estoy comenzando a…sentir?

Aquella simple palabra lo asustó.

—Demonio. —llamó con temor, deteniendo el paso y, a la vez, interrumpiendo al rubio—. Creo que… que… creo que me duele mi herida. —Jongin frunció el ceño, desentendido y sin poder comprender qué había de malo con ello—. Duele mucho, demonio.

— ¿Qué hay con ello, ángel? Todos sentimos dolor. Todos estamos hechos de dolores.

—No, demonio, no se trata de eso. Yo…—perdiendo el control total de sus piernas, cayó rendido en el suelo, respirando con dificultad. Jongin abrió los ojos de par en par y se hincó velozmente a su lado, tomando con ternura la cabeza del ángel mientras lo acunaba en sus brazos.

— ¿Qué ocurre con usted, ángel? ¿Se encuentra bien? ¿Ángel?— dijo el demonio preocupado, con el rostro inyectado de desesperación—. Usted… no puede sentir. —un ligero asentimiento por parte de Kyungsoo y Jongin comprendió el por qué del temor del pelinegro hacía unos momentos.

— Los ángeles no podemos sentir, somos solo almas sin cuerpos, no tenemos sentidos. —explicó quebrado, con su rostro rojo y lleno de dolor, sintiéndose cada vez más liviano, mientras todo a su alrededor se nublaba poco a poco—. Creo que cuando nos expulsan, nos humanizamos, nos hacemos más mundanos y sentimos físicamente….

— ¿Por qué no me dijo?

—No creí que fuese real, sólo oí historias acerca de esto. Yo aún era un ángel novato cuando fui expulsado y no me explicaron cuál iba a ser mi verdadero castigo… esa es… la muerte.

— ¿Morirá? —la pregunta salió de forma amarga por la garganta del demonio. El ángel volvió a asentir.

—Los castigos son diferentes. —explicó Kyungsoo, intentando recordar todo lo posible sobre la caída.

—No comprendo.

—Usted dijo que era un arcángel, ¿no? —Jongin asintió—, yo soy un simple ángel. Mientras su castigo son las pesadillas constantes, el mío es la muerte lenta y dolorosa.

—Discúlpeme, pero ya me ha prometido pasar una noche conmigo, no puede romper su promesa. No puede morirse.

Kyungsoo sonrió débilmente.

— Moriré sabiendo que solo existe un cielo.

— ¿Cuál es ese cielo del que usted habla?

—No el de arriba, ni mucho menos el de abajo. Aquí, con usted, es lo más próximo a un cielo, un paraíso… un placer que pude disfrutar por poco tiempo. Que injusta es la vida del hombre. —murmuró el ángel, cerrando sus ojos.

— ¿Hay otra vida? ¿Nos volveremos a ver alguna vez?

— Solo si lo deseamos…

— ¿Me visitará en los sueños? ¿Hará de mis pesadillas, sueños?

— Será un placer ser el redentor de sus sueños, solo si usted hace algo por mí.

Ahora fue el turno del demonio para sonreír, de forma triste y atormentada.

— ¿Qué es? ¿En qué puedo ayudarlo?

— Un beso... Hágame sentir eso, un beso. Lo he deseado toda mi vida celestial. Desde arriba veía a los mundanos besarse, demostrarse sentimientos con esa unión de labios, sonreír tontamente al terminar y tomarse de las manos para caminar juntos. Aprendí su significado por lujuria pura y déjeme decirse que será encantador pecar de esa forma… con usted. —el demonio notó como, poco a poco, el cuerpo del ángel se desvanecía. Y, por primera vez, un sentimiento de temor embargó su cuerpo, el temor de perder a alguien.

Lentamente, el demonio se acercó al rostro del ángel. Poco a poco, acercó sus vírgenes labios a los del ángel, igual de castos que los suyos. Entonces se unieron en un delicado beso, un beso que pareció detener todo a su alrededor, un beso que los llevó a otro cielo. Un simple beso, y ambos sentían el mundo entre sus manos.

El ángel sabía que con ese beso había sentido todos los sentimientos mundanos que fuesen posibles y, eso, era suficiente para irse de aquel mundo con una sonrisa.

Y así fue.

Sus labios se separaron con total delicadeza, el ángel sonrió satisfecho y desapareció, dejando en su lugar una espesa bruma y un enorme charco de sangre carmesí en el cemento de aquel callejón.

— Un gusto haberlo conocido, joven Kyungsoo. —se despidió Jongin, sonriendo con autenticidad y con una muy pequeña lágrima silenciosa escapando de su ojo derecho; que intrusa, se filtró por sus labios, haciendo conocer al demonio el sabor de las lágrimas, tan amargas como el motivo de su llanto.

 

Al caer por completo la noche, Jongin se recostó en la cama del hogar de los demonios, dejando de lado el reproche de Joonmyun por llegar a esas horas, y cerró sus ojos. El sueño no tardó en llegar y, junto a él, el pequeño ángel sonriente, quién lo esperaba a la orilla del mar.

Sin duda alguna, se trataba de una historia sin fin. Aunque Jongin y Kyungsoo no se pudiesen tener físicamente, se tenían de una forma más profunda, con sus sentimientos incrustados en el alma, en sus recuerdos… Y eso era suficiente para que ese sueño se convierta en la realidad, una que no podían compartir en el mundo humano.

FIN.


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