—Ahora, antes de buscar las llaves, o algo con que encenderlo... ¿Qué debías decirme?— Junhong al escuchar aquellas palabras sentía su corazón palpitar más rápido que nunca, inclusive ni en su primera presentación en vivo estuvo tan nervioso. Su pulso falseaba, por ende su cuerpo temblaba. Sabía que estaba ruborizado, sus mejillas ardían, pero debía hacerlo, no podía acobardarse ahora...
—¿Tú...? No me digas… ¿le tienes miedo a los botes o algo así?. —Reía notando el nerviosismo del menor, restándole importancia procediendo a buscar las llaves.
—S-sí.. Exactamente eso era…— asintió repetidas y rápidas veces. ¿Por qué se le hacía tan difícil hacerlo? Quería decirle todo lo que retenía en su pecho desde hace tanto. Quería decirle cuanto y de la manera en que lo quería, pero era un cobarde, un grandísimo cobarde, ¿y si lo rechazaba? O peor aún ¿si le insultaba por bisexual? ¿Si lo perdía?, nada bueno se le ocurría.
—¡Acá! Un mal escondite para una llave. — Mencionó el mayor sacando dicho objeto de debajo de una alfombra de goma. Caminando luego hacía el timón para extenderle una mano al menor para empezar el recorrido. —Ven.—
Zelo emocionado y tímido tomó de esa mano tan femenina que caracterizaba al líder, a la vez era suave y calentita. Intentó no sonreír de manera obvia al sentir un chispazo dentro de sí al contacto de sus palmas unirse y a la misma vez por ser halado por el mayor hacía sus brazos dejándolo entre el timón y su cuerpo. —¿Eh? —
—¿Qué? Así no tendrás miedo. ¿O sí? ¿No te sientes seguro? — Llevó una mano inconscientemente a la frágil cintura del menor donde esta encajó perfectamente.
El maknae ruborizado suspiró intentando calmarse, o el contrario escucharía lo acelerado que el órgano en su pecho estaba. —Se trata de ti, a tu lado siempre me siento protegido, hyung.— Volteó un poco su rostro a la vez que se perdía en la oscura y profunda mirada ajena que se encontraba a escazos centimetros de distancia. —¿Sabes manejar esto?
—No creo que sea difícil. — Mencionó manteniendo su sonrisa aspirando el aroma que provenía del menor, su perfume, shampoo, era dulce, encantador. Puso en marcha el bote apretando al mismo tiempo su mano en la cintura ajena, apegando el delgado cuerpo del maknae a su cuerpo para evitar que cayera.
—Hyung... L-lo de hace rato... no era eso lo que quería decir…— Se volteó para quedar frente a frente al mayor y poder tomar su rostro por sus mejillas para hacer que lo viera fijo.— Hyung, siento algo por ti… Desde hace mucho tiempo, y tenía, tengo miedo… No puedo sacarte de mi mente, no puedo aguantarlo más. ¿Sabes eso que se siente en el pecho cuanto te gusta, atrae alguien? Así lo siento… contigo.—
El mayor alzó sus cejas asombrado, sin palabras. —¿Eh? ¿Qué dices? — Le miró parpadeando, sin quitarle la mirada de encima. —¿Estás seguro de lo que dices, Junhong? —
—Han pasado dos años y algo... Estoy muy seguro, hyung. — Susurró el pequeño, sentía su corazón latir con fuerza ¿sería rechazado? ¿Lo juzgaría?— No te molestes, por favor… —
—¿Molestarme? ¿Cómo podría?, Me sorprende, sí, pero me imaginé que pasaría algo así, pasamos mucho tiempo juntos…— Suspiró y cerró sus deteniendo el bote, pero sin llegar a alejarse ni un momento del chico.
—¿N-no piensas que es inapropiado?— Susurró bajando su mirada, sintiéndose un idiota en el momento, había arruinado una hermosa noche.
—Tal vez…— Apretó ligeramente su cintura y llevó su mano libre a la mejilla sonrojada ajena. — Hyung y maknae… ¿Sería correcto eso? —
—Tal vez no sea correcto, pero muchas cosas no son ‘’correctas’’ y aún así son hechas, realizadas… ¿Porqué e-esta no podría ser una de ellas? —Le miró apenado, nervioso, algo suplicante.
—N-no lo sé, Junhong… Temo lastimarte si lo intento…— Suspiró de nuevo, observando aquel angelical rostro del pequeño.
—Hyung…— Susurró levantando su mirada para observarlo detenidamente antes de acercarse a sus labios, sin poder aguantarse más dejó un pequeño beso, un ligero roce, el cual le hizo erizarse. ¿Cuánto tiempo no había deseado hacer eso? ¿Cuántas veces no lo había soñado, deseado?. Sentía un fuego en su interior, un miedo por la idiotez que había cometido. Se separó de su rostro y parpadeó varias veces. —P-perdón hyung, n-no sé que hice… y- —
El mayor al escuchar sus disculpas negó despacio y curioso le interrumpió, se acercó nuevamente a sus delicados labios para atraparlos entre los suyos en un suave y real beso. Ladeó su rostro esperando que el pequeño lo hiciera al lado contrario, mordió un poco del labio inferior del chico y lo haló para luego delinear con la punta de su lengua aquellos dulces trozos de cereza. Zelo por otro lado sin poder creer aquello correspondió con la poca experiencia que tenía. Dejó al mayor besarle como quería intentando a la vez grabar algunos de sus movimientos, de sus trucos, saboreando su saliva, su sabor. Para unos segundos después volver el beso más interesante para ambos. Dejó escapar un leve suspiro, el cual se hizo presente por ser besado al fin por la persona por la quien llevaba tanto tiempo enamorado. Sentía ligeros corrientasos en su interior, acompañado de ilusas cosquillas en su estómago, todo era raro, era algo nuevo para él. Se mantuvieron un rato así hasta que el aire en su pulmones se hizo escaso por lo cual debieron separarse. Bang al apartarse se quedó observando los ahora rojos labios de su maknae, al tiempo que se relamía los propios, detallando como éste le miraba con curiosidad e ilusión.
— ‘’Lo haré, lo intentaré… Sólo no me presiones ¿sí?, realmente no quiero lastimarte, Junhong.’’ —
—‘’Esperaré hyung, lo he hecho por todo este tiempo, no tengo nada que perder…—
Aquel monólogo se repetía una y otra vez en la cabeza del menor, que yacía ya en la cama de Himchan. Luego de aquel mágico momento decidieron volver a casa, esa noche dormirían juntos, en la misma recámara, tal vez todas las noches de hoy en más. El maknae sonriente abrazó la almohada que se encontraba a su lado, viendo como su hyung salía del baño en bóxers, sus tontas mejillas tomaron nuevamente un color suave, y su mirada recorría de pies a cabeza el perfecto cuerpo de su lider.
—Espero no te incomode, acostumbro a dormir así.— Dijo luego de entrar a su cama.
—N-no.. ¿Puedo yo también?— Al momento del mayor asentir éste se quitó el camisón que antes le había prestado, dejando expuesta su pálida piel.
Bang observó y detalló cada lunar, cada mancha de su torso desnudo, el cual le resultaba muy provocativo ahora que lo pensaba. Aunque… ¿Ahora se sentía interesando, atraído hacía él? O tal vez... No, no podría ser... ¿Le gustaba su maknae y no lo sabía?. Todas esas veces que su corazón se reprimía al verlo sonreír, al verlo feliz, todas esas veces que quería abrazarlo para protegerlo, para consentirlo, las pequeñas caricias, los besos en las mejillas, cuando sus manos se tomaban… ¿Ese apretón de corazón no era solo un sentimiento de hyung a maknae? ¿De solo orgullo?. Despejándose de sus pensamientos al ver al menor tan lejos se corrió en su cama para dejar un espacio a su lado, palmeando el lugar vacía invitándole a recostarse con él. —¿Piensas dormir allí teniendo espacio acá?— Formó una gran sonrisa sin poder evitarlo, al ver a Junhong levantarse señaló con sus labios su pantalón mientras éste se recostaba a su lado. —¿Te molesta?—
—¿Eh? ¿Mi short? La verdad sí, tampoco suelo dormir con mucha ropa, pero…— Se sonrojó y guardó silencio.
—Vamos, anda, levanta la cadera.—Mencionó el mayor y se sentó en la cama para sin problemas bajar el short que traía el menor, halando sin querer su bóxer, ocasionando que éste se ruborizara aún más, mientras el mismo pequeño lo impedía. —No haré nada malo, no ahora.— Rió luego de decir aquello, más aún por la timidez del maknae, dejó el trapo a un lado de la cama y se recostó de nuevo a su lado para abrazarlo, haciendo que se recostara en su pecho. —Descansa, Junhong.—
El maknae sonrío tímido por sus palabras y aceptó recostarse en su pecho a gusto. —Mañana viernes, ¿saldrás? Yo debo ir a la empresa en la tarde.—
—Saldré en la tarde, sí, he quedado con Maslo de ir a una reunión en su casa con otros amigos. Pasaré la mañana contigo.— Le sonrió para cerrar luego sus ojos decidido a dormir acariciando la tersa espalda del chico.
—Está bien hyung, descansa tú también. — Sonrió tan amplio como pudo y dejó un beso en su mejilla para dejar cerrar sus ojos y poder dormir, sin saber que el día siguiente sería inolvidable para ambos.