Las noches siempre serán las mismas, no importa desde que ángulo las veas, siempre tan monótonas, la gente va y viene, cada una de ellas en su propio mundo, sin percatarse de cosas que los podrían espantar.
Algunas veces pienso que los humanos saben de nosotros, pero algunas veces ignoran nuestra propia existencia temiendo que sus peores pesadillas se vuelvan realidad, pero quien puede culparlos, tan inocentes…sus vidas son efímeras a comparación de las nuestras, o bueno mas concreta mente de la mía, esto es lo que pienso a mis 1500 años de vida, yo Sawada Tsunayoshi he visto como el mundo cambia lentamente para mejor, pero lentamente comienzan a olvidar su lugar en la cadena alimenticia.
Mortales que decidieron revelarsen ante aquellos superiores a ellos, los no muertos aunque pensándolo bien, en algún momento de mi vida forme parte de aquellos que se dicen los dueños del mundo, pero que simplemente son solo comida ambulante para mi, condenado a vagar en la eterna oscuridad esperando el fin de los tiempos, recuerdo que antes de ser como soy ahora, vivía en un pequeño pueblo junto a mi madre y mis dulces hermanitos, recuerdo como solían jugar junto a mi, hasta aquella fatídica noche, sus voces las escucho llamarme entre sueños, pidiéndome ayuda, pero suelo despertar antes de llegar a ellos, es duro pero los extraño aun después de todos estos siglos sin ellos, por que tuve que sobrevivir si ellos no merecían morir, sus gritos de dolor los recuerdo claramente, pero ya es inevitable para mi poder hacer algo por ellos.
Desde ese día he estado vagando por el mundo, tengo muchos condominios por todo el mundo por lo que usualmente me traslado de un lugar a otro, manteniéndome oculto en las sombras, he notado también como aquellos mortales que no decidieron darle la espalda a nuestra existencia, conformaron un pequeño grupo de personas que se dedicaban a cazarnos, irónico verdad.
Este pequeño grupo con el pasar de los siglos ha crecido y se a convertido en una gran organización que trabaja en el lado oscuro de la sociedad, encargándose de borrar existencia alguna de nosotros, no puedo negar que han venido por mi, pero no son lo suficientemente fuertes para ir contra mi, ya que los he visto prácticamente nacer, sus habilidades no superan las mías, pero aun así permanezco con un perfil bajo, para evitar que me molesten cuando estoy descansando.
La monotonía a veces no es tan mala, pero aun así ver como la sociedad crece y crece solo me hace pensar que tendré suficiente comida por un buen tiempo, así solo las muertes de unas cuantas personas pasaran como una muerte mas, pero eso no quita el hecho de que hay veces en las que pienso si mi madre y mis hermanos habrán vuelto a vivir, seria feliz de solo verlos nuevamente, en especial desde que hace poco regrese a mi ciudad natal, muchas cosas cambiaron en todo ese tiempo que me mantuve ausente, lo rural de la zona se perdió, pero aun conservaba esa esencia familiar que tanto me gusta recordar, Namimori ahora se hace llamar, es un lugar muy pacifico por lo que me gusta aun mas, varias noches atrás decidí conocer la ciudad nuevamente, ya que esta en continuo cambio, las personas son alegres y las calles son llenas de vida en el centro comercial de la zona, hermosos edificios y acogedoras casas, era simplemente perfecto habían unas casas en venta pero una en especial llamo mi atención, al poco tiempo de contactar con la inmobiliaria, realice los papeles necesarios para el traspaso de la casa, así esa propiedad quedo a mi nombre y pude comenzar a comprar las cosas para comenzar a amoblar, no es que necesitara muchas cosas, pero compre las suficientes por si algo se llegaba a presentar.
Días después de mi mudanza comencé a conocer a todos, y cabe decir que ya tenía mis blancos para visitar por la noche, ya que no podía seguir viviendo con las transfusiones de sangre que amablemente la enfermera del banco de sangre me ofrecía, sabían horrible pero ahora establecido puedo comenzar a buscar una fuente alimenticia más apetitosa.
Para mi fortuna o desgracia, a pesar de mis años, aun conservo el cuerpo de un adolecente de 15 años, la edad en la que me convertí en lo que soy, pero para no andar de vago en la casa, decidí matricularme en la escuela de la ciudad, seria divertido ver lo que ya había visto era mejor ocupar el tiempo en algo productivo, si a eso se le podía llamar así, pero aun tengo todo el tiempo del mundo por lo que no es la gran cosa.
El primer día conocí a un montón de gente, en especial las chicas, que se acercaban a mi en busca de alguna conversación casual o algo mas, no las rechace, hable con todas ellas, como todo un caballero que soy y que con el tiempo aprendí, era la mejor forma de atraer la comida lindas palabras y dulces tratos las hacen caer a tus pies, con ello asegure que no pasaría hambre en un buen tiempo.
Transcurrieron muchos meses desde mi llegada a Namimori, por lo que en esta ciudad establecí mi base, las chicas venían seguido a mi casa, y como llegaban se iban, hablaba con ellas, les besaba y obtenía mi comida la suficiente como para no dejarlas inconscientes y las enviaba a casa, era la misma tarea todas las noches, y por la mañana cuando asistía a clases tenia un gran harem del cual escoger, no podía quejarme por lo que decidí seguir así hasta culminar mis estudios.
Pero las cosas no salieron como lo hubiese planeado, aquella organización de cazadores creo un grupo de las siete personas más fuertes entre ellos, los cuales denominaron "Arcobalenos", eran tan poderosos que ningún Vampiro pudo contra ellos, con el tiempo la organización de cazadores les ordeno la caza de los vampiros mas escurridizos de todos los tiempos, no he de aclarar que yo me encontraba como cabeza de aquella lista, por lo que enviaron a la persona mas letal del grupo, un hombre que se hacia conocer como el Arcobaleno del Sol, y sin chistar nada fue tras mi pista, en esos momentos no me preocupe, "que busque lo que quiera" pensé, pero fue un grave error subestimarlo.
-AWWhHHhhh….-Bostece al ver como finalizaban las clases, mientras entre abría los ojos, para mirar como el resto de mis compañeros empacaban sus cosas y se comenzaban a retirar.
-¿Ne Tsuna-kun, ya es hora nos vamos juntos? – pregunto una dulce voz, al levantar la mirada se topo con su nueva favorita, Sasagawa Kyoko, sonrió dulcemente para asentir y levantarse de su lugar.
-Hai Kyoko-chan, vamos…-le tome delicadamente de la mano a lo que ella se ruborizo, me pareció verle mas apetitosa ante este acto, por lo que apreté un poco mas el agarre y salimos juntos del colegio.
Caminamos tranquilamente por la calle, tomados de la mano ella era la chica mas dulce de la escuela, y por ende la mas apetitosa, recuerdo como ella se acercó a mi para pedir que saliera con ella, cosa que pensaba hacer yo pero bueno, no me pude resistir, acepte gustosamente, y ante la mirada de todos ahora somos novios, podía ver las emociones que se desbordaban de ella, la felicidad, y el amor que decía profesarme, pero yo no podía decir lo mismo, por qué..¿Desde cuando uno se enamora de la comida? Era ilógico pensar eso, por lo que le seguía la corriente, y que se llenara de ilusiones la pobre ilusa, total terminaría aburriéndome y cambiando mi botín de sangre tarde o temprano.
Llegamos a mi casa, y le invite a pasar, ella temerosa accedió pero aquello se esfumo cuando ella se sujeto de mi cuello y acerco sus cálidos labios a los míos, al principio fue un dulce beso, para luego convertirse en uno apasionado, le dirigí al sofá mientras manteníamos aquel beso, recostándola con delicadeza, sentía como ella estaba extasiada, cada caricia que yo le proporcionaba la disfrutaba, haciéndole perder el control, descendí por su cuello dando pequeños besos dejando un pequeño camino, deteniéndome en la base para comenzar a lamerlo, tenia hambre y ella lo sabia, inclino su cuello hacia a un lado para darme mejor acceso, cosa que me hizo sonreír, en ello deje ver mi verdadera naturaleza, mostrando mis colmillos y rasgando en la suave piel de ella.
Se estremeció, mientras yo comía tranquilamente, el sabor de su sangre era suave y muy apetitosa, algo que se podría esperar teniendo en cuenta la persona que era ella, aun así nunca se ha propasado con ella, solo besos y nada mas no le gustaba jugar con la comida ya que su madre le enseño que eso no se debía hacer.
Lentamente la vacié hasta sentir como comenzaba a perder la conciencia, pare y relamí la herida causada por mis colmillos para que la sangre dejara de brotar, me senté a su lado, observando como ella jadeaba con una dulce sonrisa dibujada en sus labios, correspondí por etiqueta mientras le mire fijamente, mis ojos se tornaron dorados.
-Kyoko-chan ve a casa a descansar te veo muy pálida.
-Esta bien Tsuna-kun, nos vemos mañana
-Si mañana, descansa ne?
Le acompañe hasta la puerta, para verle irse como si nada hubiese pasado, era normal, no hay humano que resista el encanto de un vampiro, sabia que estaría bien por lo que cerré la puerta y apoye mi cabeza en la puerta por unos momentos, suspire pesadamente y me dirigí a mi cuarto.
-Tomare una ducha antes de hacer mis deberes
Pero un pequeño click me saco de mi ensoñación, y sentí como tenia apoyada un arma en mi cabeza, logro sobresaltarme pero aun así no lo demostré dibujando una pequeña sonrisa en mis labios.
-Eres muy bueno, como para que no haya notado su presencia, Señor Cazador.
-Estaba muy ocupado para notarme al parecer.
-Quien sabe, pero a que debo la visita?
-Simplemente vengo a terminar mi trabajo
Lentamente me di vuelta para ver al que seria la persona de sacarme de mi eterna agonía, era muy apuesto a decir verdad, pero inspiraba un aire peligroso debido a la fedora que llevaba puesta, aun así no le quitaba lo encantador y enigmático que podía llegar a ser.
-Entonces señor cazador, puedo tener mi ultimo deseo?
El hombre me miro con aquellos ojos oscuros que tenia, hermosos y fríos que quede prendidos de ellos, tan hermoso y tan letal.
-Lo siento tengo cosas mas importantes que atender
-Enserio, esta bien…entonces le recomiendo que haga lo que vino a hacer
El hombre sonrió ante mi arrogancia, pero aun así no aparte mis ojos de los suyos, hasta que sentí como jalaba el gatillo, fue rápido a decir verdad, me sumergí rápidamente en la oscuridad sin saber que el no tenia intenciones de dejarme morir, el quería algo mas y bueno lo que siguió lo dejare a su imaginación, total aun sigo sumergido en aquella oscuridad.