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MIRA MIS OJOS. ESCUCHA MI VOZ por Lady Hecate

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Notas del capitulo:

Se que tarde mucho, perdón, tengo tareas para regalar, prestar, donar y tirar por si alguien quiere :P

Disfruten el capitulo. Se que les va a gustar.

La mano en su espalda lo pegaba más al otro, cada vez mas y mas, tanto que costaba respirar, pero eso le provocaba una sensación exquisita. El beso que comenzó dulce y suave, era en realidad un beso apasionado, pero el hombre no quería brumar al doncel con tanto deseo que el otro provocaba.

De a poco el beso se fue tornando más erótico, la lengua se hundió en su boca, encontrándose con la suya, jugando hasta que lo hiso gemir. Tubo que aferrarse a al hombre cuando sus piernas flaquearon. Movió las manos, acariciándolo, terminado en su nuca, enredándose en sus cabellos para lego atraerlo más a sus labios. Mientras que s otra mano hiso el recorrido en la dirección contraria, hasta llegar a s trasero; el cual acaricio y apretó suavemente. Y de pronto sorprendiendo al doncel las dos manos sujetaron sus muslos elevándolo del suelo contra su cadera.

Ninguno creyó que el deseo podía llegar a ser tanto en ambos. Y ya no le importaba que alguien pudiera verlos. Lo que el otro hacia era mágico, tanto que se le nublaban los pensamientos.

El hombre lo llevo hasta la cama, sin romper el beso en ningún instante. Se sintió más abrumado al sentirse recostado en la cama. Paso eso a segundo plano cuando sintió las manos del otro pellizcaban uno de sus pezones, que rápidamente se erizaba, mientras que con la otra comenzaba a quitarle el pantalón. Por momento utilizo ambas manos para bajar el pantalón por completo, lo cual hiso de manera muy lenta. Aun así no le quito a ropa interior. Abandono la boca llenando de besos todo el camino hasta el cuello. Después fue bajando por el pecho, al final sintió la lengua en su ombligo, se escucho gemido fuerte, pero no supo si era suyo o de su acompañante. El hombre retomo el beso, más erótico y apasionado.

Había entrado al punto donde la pasión ya no tenía retorno y ya nada mas podía importarle, solo él y aquel que lo estaba llevando hasta las nubes. No recordaba cuando el hombre se había desnudado el torso. Ni siquiera recordaba como lo había hecho. Fue consciente de ello cuando su pecho se pego contra el del otro provocando una sensación exquisita. Se sintió arder por aquel tacto contra la pálida piel, el calor que transmitía era suficiente como para que quisiera pasar el resto de su vida abrazado a él.

Comenzó a quitarle la ropa interior, lento, endemoniadamente lento, comprendió que el hombre le estaba dando la oportunidad de detener todo justo ahí, acaso no sabía que el punto sin retorno lo habían pasado hace mucho. Jamás lo pararía el deseo de sentir el cuerpo contra el suyo. Esa sensación se convirtió en un caricia, sentía su muslo arder bajo la mano del hombre, sobre s pantorrilla y toda la extensión de su pierna, como queriendo grabar en su memoria cada detalle de aquella extremidad de color mármol.

Sai no sabía qué hacer con sus manos, asique se decidió a sujetar los cabellos de Gaara, no quería dejar de besarlo. Su miembro dolía de lo excitado que estaba.

Gaara sabia como ayudarlo, tomo el miembro con la misma mano que había estado acariciando su pierna, comenzó a acariciarlo dulce y lentamente. Mientras que lo único que el doncel hacia era ahogar sus gemidos contra la boca del hombre. El ritmo de la mano comenzó a aumenta, a subir y bajar rápidamente, volviéndolo loco, solo podía gemir de placer, si antes se había sentido nublado, ahora ya no creía tener control sobre su cuerpo.

Con el movimiento de la mano del rojo, comenzó a sentir un calor que viajo desde su vientre cubierto de transpiración hasta su miembro erecto, y lo sintió, como venía desde su interior, la sensación provoco que curvara la espalda y su torso tocase el de Gaara rompiendo el beso. Bajo lentamente hasta quedar a la altura del pene que irguió en el acto al besarle la punta, sonrió ante esa reacción. L hombre engullo el miembro, Sai solo pudo soltar un largo y estruendoso gemido. Gaara siguió, besando, succionando y mordiendo ese delicioso miembro. Sintió como Sai estaba por venirse otra vez, por lo que se separo de él y soplo sobre el miembro húmedo provocando una sensación exquisita. Sai esta sonrojado tenía el cabello pegado al rostro y la nuca, su cuerpo de porcelana estaba cubierto de perlas de sudor que reflejaban los rallos del sol. Gaara volvió a tomar el miembro con su boca, quería probar el sabor, y sintió como el doncel se venía en su boca a la par que comenzó a pellizcarle los pezones de nueva cuenta. El gemido que escapo de la boca del menor fue música para los oídos del hombre.

Cuando termino de tragar la esencia del menor comenzó un nuevo camino de besos, subió dejando marcas y saliva. Llego hasta la oreja del menor donde beso y mordió el lóbulo, hiso camino de regreso y se dedico a darle mordidas en el hombro, mientras con su mano volvía a atender el miembro del doncel. No le importaba tener que esperar un poco  más, ya habían sido interrumpidos veces anteriores, en este momento solo quería hacer que su amado se sintiera en el paraíso.

Siguió por un tiempo más; no mucho;  pero todo tiene un límite y el estaba en el suyo. Dirigió sus dedos a la boca de Sai, quien no entendía que debía hacer, pero algo; seguro el instinto; le indico que debía  lamerlos. Cuando el hombre creyó que ya estaban listos los llevo hasta la entrada del doncel. Metió el primero, para callar cualquier pretexto que pudiera provenir de Sai, lo beso de una forma más ardiente que cualquiera de las otras veces. Con su dedo busco, en esa estrecha cavidad el punto exacto.

Supo que lo encontró cuando el menor arqueo la espalda, y no era para menos. Primero había sentido dolor pero luego cuando el rojo toco ese punto sintió como todo su interior se erizaba. El rojo coloco el segundo dedo, haciendo con esté movimientos de tijeretas, y luego el tercero para este momento Sai solo sentía placer. Cuando creyó que la entrada ya estaba dilatada, quito los dedos y acomodo bien las caderas del doncel, tomo los brazos de Sai e hiso que le rodeara el cuello.

-          Abrázame fuerte, lo más fuerte que puedas- dijo rompiendo el beso.

Así lo hiso, Sai sintió como Gaara lo cubría con todo su cuerpo, y luego sintió un terrible dolor. Sentía que lo estaban partiendo a la mitad. Y grito, tiro del pelo rojizo, una única lagrima cayo por su rostro.

-          ¿Por qué me lastimaste?- se quejo el menor. Gaara se sorprendió.

-          Sai, yo…- enmudeció al ver la lagrima, la cual se bebió para luego besar los labio rojos de Sai- prometo que esta será la primera y última vez que dela, la primera siempre duele-

-          Gaara…- dijo compungido- ¿esto me convierte en un cualquiera?- pregunto aterrado, el dolor lo trajo a la realidad.

-          Ha…¿Qué? Claro que no, Sai, tu eres un ángel, tu eres mi ángel y nadie puede juzgarte por entrégate a la persona que amas- le sonrió comprensivo.

-          Pero… siempre me han dicho que solo se debe tener este tipo de relaciones…¡haa!-

 No pudo continuar pues sintió como el hombre se movió dentro de sí, fue rápido y profundo. Lo último que Gaara quería era que su lindo prometido creyera que lo que hacían lo convertía en un cualquiera, jamás pasaría algo así, cuando dos personas se aman se entregan en cuerpo y alma no existe el pecado.

Sai  ya no sentía dolor, solo placer, inmenso y exquisito placer. Continúo entrando y saliendo lentamente subiendo de apoco el ritmo de las envestidas. Aunque Sai quiso protestar, no pudo, al contrario comenzó a mover las caderas para hacer que el contacto con el hombre fuese mayor. La mano de Gaara apreso su miembro nuevamente, el cual ya esta cubierto con liquido preseminal, y comenzó a masturbarlo. Y el placer volvió, era una sensación sublime, y llego al climax. Las paredes interiores del chico se contrajeron produciendo una sensación abrumadora en Gaara quien rápidamente salió del interior del doncel derramando su esencia sobre las mantas. Abrazo a Sai y se quedaron juntos tendidos en la cama, el menor se quedo dormido y el mayor le beso la nuca pegándolo contra sí.

-          Es de mala educación escuchar tras la puerta de tu hijo- comento divertido Sasuke.

-          Él, el, él estaba… con mi bebe- dijo Fugaku, con el rostro desfigurado por las múltiples emociones al haber escuchado tan horrenda escena.

-          Vayamos a la oficina necesitas un té- comento el doncel.

Estaban en la oficina de Fugaku quien tenía una taza de té en la mano, la señora Chiyo le hacía masajes en los hombros. Mariane le estaba abanicando pues parecía que el hombre estaba a punto de desfallecer. Mientras que Sasuke lo miraba desde su muy cómodo lugar sobre el marco de la ventana abierta.

-          ¿Qué fue lo que le sucedió a tu padre?- pregunto Deidara quien tenía un traje al cuerpo de color azul.

-          En esta casa tenemos la manía de escuchar detrás de las puertas, supongo que escucho algo que no debía- dijo sentado en un sofá del gran salón con Deidara a su lado.

-          Jajaja quien lo diría, una gran familia aristocrática que escucha tras la puerta- comento divertido.

Itachi estaba complacido, pronto partirían a Francia y comenzarían una vida juntos, Itachi estaba complacido, primero tuvo cientos de dudas sobre si el pequeño hermano de Deidara, pero el niño era asombroso, el pequeño doncel era encantador, tenia los mismos ojos que Dei, de un azul cielo hermoso, su cabello era corto con la excepción de que poseía dos pequeña trenzas que llegaba a la altura de su cadera. No había entendido bien porque le costó tanto a Deidara presentarle al niño, por lo menos hasta que lo vio, el pequeño jamás había salido de su casa, a la única persona que había visto en toda su vida fuera de su hermano era Marco y la única vez que lo vio el bastardo, el maldito, le dejo una cicatriz de por vida en el rostro, que iba desde el borde del ojo derecho, surcando el pómulo, cruzando por la mejilla, cortando en cuello y muriendo en la clavícula derecha cerca del hombro. El un niño alegre, sonreía casi todo el tiempo, comprendió porque el niño usaba una máscara que cubría la mitad de su rostro y una capa negra, igual que el fantasma de la opera, comento alguna vez. Lamentablemente no actuaba como un niño normal, actuaba como un adulto que aceptaba la vida, eran tan inteligente, no era para menos después de todo lo único que había hecho todos eso años no era otra cosa leer y aprender. Por eso mismo le había pedido a su ahora futuro cuñado que trajera a su hermano menor, Maru adoraba a Sasuke por lo que pensó que entre su hermano y el pequeño niño lograrían hacer que se acoplara a la vida de “niño normal”.

Yuri estaba sentado en su lugar de siempre en el jardín, teniendo un entretenido juego de ajedrez con Kiva, el compañero de Yuri estaba más que aburrido, o por lo menos hasta que vio como el ruso fruncía el ceño, se sentó para mirar el tablero no entendía nada pero la expresión de los jugadores le daba a entender de que no de los dos no estaría feliz y comenzaba a pensar que ese era su compañero. Vio como el doncel movía una pieza; el alfil.

-          Gane…- susurro kiva. Yuri tenía los ojos abiertos de la sorpresa y su compañero tenia la mandíbula por el piso.

-          Felicidades- le sonrió el perdedor.

-          ¡Gane!- exclamo.

Kiva no cavia en su propia felicidad, simplemente se paro y prácticamente se abalanzo sobe Yuri, donde rodeo con sus brazos el cuello del hombre, quien lo recibió con gusto.

Kiva siempre olía a lavandas, y ese se había convertido en uno de los aromas favoritos del guardia, no era para menos, simplemente no podía conciliar el sueño por pensar que alguien querría dañar al chico que tenía entre sus manos. Si, Iruka tenía razón, como el ya no tenía familia había encontrado en el joven de cabellos café un amigo, un hermano, a su familia. Tal vez, sería bueno invitarlo a ir a Rusia con él, pero así Kiva no sería feliz, si pensar que allá seguramente no encontraría un pretendiente adecuado, tal vez tampoco en Inglaterra, pero el chico estaba my entusiasmado con forjar una nueva vida, para él era imposible no desear la felicidad del chico.

Kiva sintió como Yuri lo abrazaba con más fuerzas, ya habían hablado de que su relación era estrictamente de amistad, prácticamente una hermandad. Como extrañaría al hombre cuando se marchara. Esperaba que pronto encontrase una mujer o doncel que comprendiera siquiera la mitad de lo que podía llegar a ser el soldado. Porque un rostro y una profesión no son necesariamente el verdadero ser de alguien, menos de Yuri. Quien era una persona por demás compleja.

Por su parte el soldado estaba atónito, el guardia número uno, el sucesor del gran Kakashi estaba mostrando un gran afecto, en público. Seguramente se estaba juntando mucho con el jefe de guardia imperial.

Azuma estaba tomando un te junto con su amigo y colega Minato, el rubio le había hecho saber de los deseos del primogénito de Fugaku para con s hijo y viendo y considerando la razón, y que su hijo era muy sociable, acepto gustoso. Ahora que Minato estaba enterado de lo acontecido entre él y el ex bailarín, nada extravagante, el rubio al principio había pensado que había tenido sexo, pero ese no era el estilo de ninguno de los dos.  Azuma no era el tipo de hombre que se acuesta con la primera cara bonita que le sonríe, y obviamente el  doncel no se acostaría con alguien que seguramente consideraba como amiga a la persona que estaba detrás de él. El rubio por su parte no había parecido sorprendido, casi como si siempre hubiera sabido que ese par se entendería a las mil maravillas, y así era. Las pocas veces que el capitán Minato había tenido la oportunidad de hablar con el doncel se sorprendía de su palabra y actitud, sintiendo cada vez más como una posible pareja de por vida para su gran amigo. Se compadeció de la pobrecita Mariane, pero al cabo de unos minutos de pensamientos profundos se percato de que no importaba mucho eso, no es que fuera un insensible sin corazón que dedicaba sus tiempos libres a burlase de las desventuras amorosas de jóvenes en desfortunio.

También hablaron de los compromisos de los hijos de Fugaku, se sorprendió al saber que pequeño Sai, tan tímido como se veía se hubiese atrevido a cantar todas sus emociones enfrente de todos. Más le sorprendió que su hijo realmente desease sentar cabeza, pero si se esperaba que lo hiciera con estilo y lo hiso, de una forma nica y reveladora. Pues que más se podía esperar de su hijo. Se sorprendió a si mismo pensando que podía haberle propuesto matrimonio de esa forma a su querida difunta esposa, y lo hubiese hecho con tal de verla sonreír.

Lisandro estaba sentado en el balcón de la habitación de su hermano. Jamás había tenido una vista semejante. Se sentía maravilladlo, como alguien tan horrendo como él podía ser aceptado por gente tan hermosa. Recordaba que la primera vez que vio a Marco deseaba, con cada fibra de sus ser, que el hombre liberara a su hermano, grave error pedirle ese favor. Temió cuando vio a Itachi, tan imponente y poderoso entrando por la puerta. Era distinta su presencia a la del otro hombre, si bien parecía una sombra negra que consumiría toda luz a su paso, estaba equivocado la mirada de ese hombre era viva, sagaz y por sobre todas la cosas luminosa, y cambio de idea, no era una sombra, era un ángel.

La señora Chiyo había bajado a preparar la cena con Mariane. Quien parecía totalmente devastada.

-          Me dirás ¿Qué te sucedió ayer?- hablo la mujer.

-          Descubrí que no importa, canto me esfuerce- bajo la mirada y el cabello le cubrió el rostro- él está destinado a alguien más, y yo comprendo- levanto el rostro, bañada en lagrimas y con una enorme sonrisa- porque el joven Sasuke me explico cómo funciona el destino-

Como entender que la persona que amas, no te ama, y que ama a alguien a quien quieres, como perdonar a quien ni siquiera comprende cuanto te daño puede hacer. Como odiar a alguien que todavía no sabe que está enamorado. Como enojarte cuando no puedes hacerlo  sin que algo dentro de ti se rompa. Como dejar ir a la persona que más amas. Cómo hacer para que las personas que mas quieres estén juntas sin morir por dentro un poco cada minuto.

Luego de una prolongada charla en la que Fugaku decidió que conseguiría un psicólogo, después de todo jamás olvidaría las palabras de Sasuke. Aunque realmente le habían ayudado a entender, las razones para no matar al futuro esposo de su hijo. También le dio otra perspectiva del acto que lamentablemente escucho detrás de las puertas, se prometió jamás volver a escuchar detrás de la puerta de su hijo menor.

-          Mi padre les prohibió a todos los hombres que tocaran a una mujer o doncel en contra de su voluntad a penas adquirió su titulo, cuando yo crecí… tuve un maestro, que se dedico a enseñarme cultura, pero hay algo que él no podía enseñarme, algo que temía preguntarle a mi padre, a mi maestro y Kabuto, no entendía las relaciones, hasta que me explicaron… una prostituta… ben así había comenzado pero mi padre se enamoro de ella… tuve la oportunidad de tener una madre por una año, ella me explico que su profesión no la definía, ya que mientras muchos podían tener su cuerpo ninguno su corazón, ninguno hasta mi padre… me explico que el sexo es placentero tanto como tú quieras y doloroso tanto como tú lo permitas… pero habrá solo un hombre que podrá arrancar algo de ti, más allá del placer, porque arrancara tu alma y la fusionara con suya propia y en ese momento ya nada mas importara… ella fue acecinada, y yo me encargue de vengarla, mi padre la lloro un año y yo apenas si una noche… creí que eso significaba que no había aprendido nada me equivoque, una madre me dijo que jamás debía entregar mi cuerpo a quien no lo mereciera, que solo debía ser tocado por aquel que llegase a mi corazón… que solo aquel que fuese mi esposo era digno de mi… me dijeron que el alma no debe entregarla a quien no la merezca, que el cuerpo no debo entregarlo a quien no lo merezca… Sai encontró a un ser inalcanzable para muchos y muchas… por eso Fugaku… padre te ruego que no hagas algo que produzca el odio de un doncel enamorado, porque un corazón roto jamás se recupera-

La mirada que tenia Sasuke en eso momento, le había hecho retumbar el corazón, la misma mirada de Mikoto, el mismo dolor al decirle que ya no se verían, el mismo sentimiento al conocer que su hijo debía morir. Cuánto dolor se apodero de él, y cuanta alegría pudo provocar esa simple palabra “padre”. Saco el cajón primero de su escritorio, y detrás de este un compartimiento, una pequeña caja en sus manos que temblaban y de ella una nota. Cuanto masoquismo, porque cada noche, sin importa que leía la nota de su querida Mikoto.

Fugaku:

Mira mis ojos y veras
Que siento por ti.
Explora en tu ser
Me hallaras no buscaras mas.
Dime que sientes mi calor
Y que correspondras mi amor.
Sabes que si
Todo lo que hago, lo hago por ti.
Mira mis ojos y sabrás
Que nada te ocultan
Se acabo tu vez, tómame
Quisiera poder, poderte lograr
Dime que sientes mi calor
Nada quiero más que tu amor.
Sabes que si
Todo lo que hago, lo hago por ti
No hay amor como tú
Y otro que te ame así
No hay lugar si tú no estás
Donde quisiera estar.

Dime que tú sientes mi calor
Nada quiero más que tu amor.
Luchar por ti, sufrir por ti
Morir así, morir por ti.


Por siempre tuya:

 

Mikoto.

 

Notas finales:

La carta es la letra de la canción de “Bryan Adams” y se llama “Todo lo que hago lo hago por ti”

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