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MIRA MIS OJOS. ESCUCHA MI VOZ por Lady Hecate

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Notas del capitulo:

Bueno este me gusto mucho escribirlo, y tiene un toque mágico que me pareció perfecto para la situación.

 

Capitulo tres: La Universidad y el Secreto de la Luna.

Iban en el carruaje, los más jóvenes sentados juntos en uno de los asientos y el mayor enfrente, luego de un viaje de dos horas hasta un sector más modesto de la ciudad llegaron a la casa de Naruto.

Quien todavía no superaba un par de ataques de celos de la noche anterior, primero se entera de que su hermano menor ha dormido más veces que cualquier hombre junto a Sasuke, mocoso del demonio afortunado, y segundo como era posible que maldito de Sasuke se sonrojara cuando su padre puso su mano sobre su hombro, había estado soñando desde que era niño con encontrarse con Sasuke de nuevo y ahora cuando lo encontró, el menor no lo reconoce, y no solo eso, dice que su compromiso no es válido, que furia le había invadido en ese momento, no pudo evitarlo y trato mal al azabache  pero le hervía la sangre, ¿eso no lo justifica?, no seguramente no pero jamás lo admitiría. También se dio cuenta de que el chico se había vuelto hermoso, realmente hermoso, su cabello estaba corto pero enmarcaba muy bien su rostro color marfil, sus ojos negros seguía igual de profundos y atrayente de cuando era un niño, y su cuerpo… por amor de dios su cuerpo era perfecto, tenía unas piernas largas y bien torneadas pudo verlas después de todo, y ni hablar de sus caderas ver caminar al azabache era la gloria ¿Caminaría con ese movimiento sensual apropósito? ¿Acaso no sabía el efecto que podría causar ese movimiento a un hombre? Y no quería pensar en el lindo y firme trasero del chico cuando se sentó sobre su vientre si hasta ganas de devorarlo en ese lugar le entraron, prácticamente se olvido de que el chico era un acecino, y luego sentirlo sobre su regazo eso fue perfecto incluso cuando lo corto, eso lo éxito mas, menos mal que se quito enseguida si no, nadie lo hubiera detenido. Si hasta Hinata parecía una cucaracha al lado del chico.

Un escalofrió recorrió a Sasuke en ese momento.

-          ¿Tienes frio Sasuke?- pregunto Sai.

-          No, seguramente alguien se acordó de mí- respondió el mayor.

-          Llegamos señoritos- dijo el chofer.

Los tres bajaron del carruaje y ahí fue cuando Sasuke lo vio, sentado en el pórtico de una pequeña casa blanca con un pequeño jardín cubierto de pasto con pequeñas flores azules estaban Naruto con un cuchillo en la mano derecha y un trozo de madera en la otra y a un pelirrojo que reconoció, pálido, alto, con un tatuaje en el rostro; el kanji del amor; ojos verdes marinos. Y cuando el rojo volteo el rostro al escuchar el grito de el menor de los Namikaze se vieron y eso fue todo, el rojo se paro y empezó a caminar hacia el azabache. ¿Cuánto hacia que no veía Gaara? Desde que se fue en el barco de Naruto aquella vez, como había extrañado a su hermano postizo, después de todo tenían la misma edad y se habían criado juntos cuando después de la muerte de los padres del rojo Orochimaru lo adoptara. Sasuke simplemente reacciono y corrió a abrazarlo, a la mierda el protocolo, el auto control, el orgullo, ese joven  era su hermano y no lo veía hace diez años.

Y todos se sorprendieron cuando Sasuke corrió a los brazos de ese hombre, quien lo recibió con estos abiertos y lo elevo del  suelo estrechándolo contra sí.

-          Hueles a malvas- susurro el hombre en su oreja- siempre has olido a malvas Sasu-

-          Canela, canela y tabaco- respondió el otro- ahora fumas hermanito-

-          Disculpen, pero… ¡Gaara suelta a Sasuke en este instante él es el prometido de Naru!- grito el niño.

-          ¿enserio? pues o no he dado mi consentimiento y como hermano se Sasu no se puede hasta que de mi consentimiento- respondió el rojo dejando a Sasuke en el suelo y liberando su agarre sin separarse por completo.

-          Sai ven te presentare a mi hermano Gaara-

-          ¿hermano?- dijo el menor acercándose, se sonrojo cuando los ojos de mar se posaron en el.

-          Si veras él y yo crecimos juntos, el se fue en el mismo barco que trajo a Naruto, siguiendo sus sueños de conocer el mar.

-          Es un placer- dijo el chico.

-          Gaara el es mi hermano Sai- dijo luego el azabache mayor.

-          Se parece a ti, será hermoso cuando cumpla la mayoría de edad- dijo libremente, si bien con Sasuke no había problema y con la tripulación de Naruto eran todos libres de hablar se olvido de que Sai era un doncel de 15 años noble que seguramente no trataba con hombres ya que ni siquiera estaba en sociedad.

-          ¿Tú crees que nos parecemos?- dijo mirando a su hermano.

-          Si pero no sé cómo era su madre, por genética tú tienes muchas virtudes- dijo el rojo.

-          Vi un retrato de su madre, era hermosa- el menor se sentía cohibido por tal forma de hablar de él, pero a gusto de que le alagaran así, y que lo compararan en hermosura con su madre y hermano quienes él consideraba los más bellos que jamás vio.

-          Por favor… el chico ni carácter tiene, no se parece a Sasuke- dijo el rubio acercándose al menor.

-          Es delgado, sin figura, parece que un gato lamio su cabeza para peinarlo y sus ojos no tienen vida- dijo cruelmente. Si, Naruto era de esos que cuando estaban celosos trataban mal a la gente, pero no se dio cuenta de que no era contra Sasuke o Gaara con quien tomaba represalias sino con el pequeño e inocente Sai.

-          ¡Naruto!- regaño el rojo- no seas grosero con el chico- dijo posando una mano en el hombro del menor, quien había bajado la mirada.

-          Tiene razón…- dijo en susurro, para luego salir corriendo al carruaje.

-          ¡Sai!- grito su hermano- ¡eres un idiota Usumaki!- y se fue sin despedirse de nadie corriendo tras su hermano.

-          Eso fue muy cruel Naru, Sai es chiquito…- dijo su hermanito para luego irse a dentro de la casa.

-          Sabes si te vas a poner como idiota solo porque abrazo a mi hermano será mejor que aprendas a controlarte porque me importan poco tus celos sobre el- dijo el rojo desapareciendo hacia su cuarto ( vivían juntos ya que cuando ambos se volvieron buenos Gaara tenía apenas trece).

Sai no hablo mas, a pesar de sus muchos intentos por reconfórtalo Sasuke no consigo nada, estaba furioso con el rubio, Sai insistió en que lo llevaran a casa, que ya no tenia deseos de dar un paseo, asique el carruaje se dirigió a casa y luego llevo a Sasuke a recorrer la ciudad.

Sasuke en un punto se olvido de su enojo con el rubio y la preocupación por su hermano y comenzó a disfrutar de su paseo, observando las vistas que le ofrecía su nuevo hogar, hasta que le llamo la atención un edificio de gran tamaño del que salían y entraban varios jóvenes. Kibito el chofer le explico que esa era la universidad de Londres, y con la palabra universidad Sasuke le ordeno detenerse en ese lugar, le ordeno también esperar a su salida; con lo cual el joven no estuvo muy de acuerdo pero no podía desobedecer.

Sasuke entro y lo primero que vio fue pizarrón de corcho con los nombre de las materias, los profesores que las impartían, y sus horarios, para el momento que el llego estaba por comenzar medicina 4 asique busco el salón y abrió la puerta.

Todos los alumnos de esa aula en forma de semicírculo, sentados en gradas de madera de roble con cuadernos y plumas  en el centro con un pizarrón con cientos de datos escritos con tizas detrás de un escritorio el profesor, un hombre viejos con arrugas y un lunar debajo del ojo derecho, y no era para menos atraer la miradas después de todo hoy usaba un kimono verde con pequeñas flores violetas pintadas.

-          ¿Puedo ayudarlo joven?- pregunto el profesor.

-          Me gustaría hacer de oyente en esta clase, si no le molesta claro- respondió entrando y cerrando la puerta tras de sí.

-          Ha…- se sorprendió el hombre, los donceles y mujeres no solían asistir a la universidad, no porque estuviera prohibido sino que los padres preferían pagar profesores particulares, en especial para jóvenes de alcurnia, como se veía ese chico- por supuesto siéntate.

-          Gracias-

Así lo hiso Sasuke, se sentó junto a un joven de ojos grises y cabello castaño, la clase fue gratificante, y Sasuke pudo participar dejando al alumnado sorprendido tanto o más que al profesor. Luego de unas 3 horas la clase término, el doncel se acerco al profesor.

-          ¿Podría  asistir a su clase como alumno regular?- siempre directo al grano y sin mucho tacto, ese era su estilo.

-          Ha…- y otra vez en ese día el hombre se sorprendió- por supuesto, pero necesitaras los materiales, y las clases ya llevan mucho de empezadas y tendrás que rendir exámenes de equivalencia por los tres años previos de medicina chico- le informo.

-          No hay problema, me las arreglare, me da una lista con los materiales ¿por favor? –

-          Neji ven aquí- le dijo al joven que antes estuvo a su lado- infórmale al joven…¿cuál era su nombre?-

-          Duque Uchiha Sasuke- dijo dejando los ojos de los hombre realmente muy abiertos.

-          Al joven Duque que materiales debe tener para cursar la materia.

Esa tarde fue extraña para el joven Neji descendiente de cuatro generaciones de médicos, primero el doncel extraño lo arrastra hasta un carruaje, jactándose de que mientras más pronto compre los materiales más pronto podrá integrarse al curso, luego fue arrastrado por el centro comercial  comprando libros de teoría y cuadernos para escribir, junto con plumas y lápices, y por si fuera poco el doncel también le pidió que libros de teoría se usaban en los años anteriores de medicina, realmente se creía poseedor de la capacidad de poder rendir todos los exámenes, después el doncel lo llevo hasta su hogar, era un lugar modesto y aunque le ofreció algo de comer dijo que su padre ya debería de estar muerto de la preocupación y se marcho, no sin antes darle las gracias y decirle que se verían al día siguiente en clases.

Para cuando Sasuke llego a su casa, la cena ya estaba lista, cuando había pasado tan rápido el tiempo… paso toda la mañana y parte del medio día en la universidad y luego arrastro a su nuevo compañero por todo el centro de la ciudad durante la tarde, debería agradecerle por tomarse su tiempo seguro tenia mejores cosas que hacer.

-          ¿Dónde estabas?- dijo su padre al verlo entrar al comedor.

-           Te fuiste a las 10 de la mañana Sasuke son las 8 de la tarde, nos tenias preocupados- dijo Itachi.

-          Luego de traer a Sai a casa- miro a su hermano que seguía decaído- fui a dar un paseo, y llegue hasta la universidad, por cierto planeo asistir a esta, estudiare medicina, tarde porque me quede de oyente y cuando termino la clases el profesor del pidió  a Neji que me dijera que cosas necesitaba comprar, por cierto ya las compre si quieres reclamarme que no te haya pedido el dinero tengo anotado la suma total de lo gastado-

-          ¿Iras a la universidad?- dijo por fin el menor levantando la mirada- me dijeron que tiene vistas hermosas, ¿es verdad?-

-          Si, estuve pensando que mañana deberías ir con migo, que Kibito se quede contigo, podrás pintar unos paisajes hermosos- respondió

-          ¿Acaso mi opinión no importa nada?- dijo serio el padre de la casa.

-          Lo siento padre- dijo el menor apenado.

-          Yo no, soy un adulto, hago con mi vida lo que quiero- dijo Sasuke retándolo.

-          Esta es mi casa Sasuke, y mientras vivas bajo mi techo harás lo que yo diga- respondió su padre.

-          Bien entonces me voy, ya te he dicho que no necesito todo esto, y que dinero tengo- respondió.

-          Ya basta padre, sabes que él no cederá, y Sasuke hermanito por favor apiádate de nuestro padre- dijo Itachi.

-          Está bien, lo lamento Fugaka, no fue i intención faltarte el respeto-

-          Yo también lo siento, se me olvida que tú no tienes nuestras costumbres-

-          Entonces ¿podre ir a pintar?-pregunto ilusionado Sai.

-          Si pero le pediré a Minato que mande a alguno de sus tripulantes para que te escolte- dijo serio.

-          Que sea Asuma- dijo Sasuke- el cuidara bien a Sai y tiene conocimiento en arte-

-          Bien si pude que sea el-

La cena paso tranquila Sai esta noche se reusó a dormir con Sasuke lo cual sorprendió a todos, el chico estaba dolido y solo Sasuke sabia porque.

Esa noche Sasuke salió solo cubierto con un  kimono blanco liso, y aunque estaba un poco fresco salió descalzo, extrañaba el bosque, una de sus paciones era correr por el descalzo en la noche, una vez su padre le dijo que cuando creciera no debería hacerlo, ya que esa imagen seria excitante para algunos hombres, pero a él no le importo, él solo deseaba ser libre, y así como muchas otras veces comenzó a cantar.

Por la blanda arena que lame el mar

Su pequeña huella no vuelve más

Un sendero solo de pena y silencio llego

Hasta el agua profunda

Un sendero  solo de penas mudas llego

Hasta la espuma.

Levanto su rostro para ver el cielo, y como si con eso su canción llegara a su gente en estos días de guerra. De pronto una de las mucamas escucho cantar al joven amo, y una llamo otras así despertando a todos los sirvientes de la casa. Que se sorprendieron de escucha al joven amo cantar tan bello y tan triste.

Sabe dios que angustia te acompaño

Que dolores viejos calló tu vos

Para recostarte arrullada

En el canto de las caracolas marinas

Todos y cada uno de los sirvientes vieron como Sasuke levantaba las manos entregando su voz a la luna, quien seria seguramente su mensajera, siento el dolor de sus palabras.

La canción que canta en el fondo profundo del mar

La caracola marina

La canción que canta en el fondo oscuro del mar

La caracola

Y de pronto su pecho se inflo, y como si los versos realmente llegasen, en una noche oscura de Japón un hombre de voz ronca canto junto a la voz dulce y melodiosa cual sirena que atrae a cada hombre a su macabro final.

Te vas Alfonsina con tu soledad

¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?

Una voz antigua de viento y de sal

Te requiebra el alma y la está llevando

Y te vas hacia allá como en sueños

Dormida Alfonsina vestida de mar.

Y solo con cerrar los ojos los vio a todos allí los futuros difuntos, de rodillas muchos hombres estaban pero al voltear a la luna vieron las lágrimas de su príncipe caerles en forma de lluvia salada, lo cual desconcertó a los soldados del emperador.

Cinco sirenitas te llevaran

Por caminos de algas y de coral

Y fosforescentes caballos marinos harán una ronda a tu lado

Y los habitantes  del agua van a jugar pronto a tu lado.

Mas los desconcertó a aquellos soldados que todos los hombres del bajo mundo empezaran a cantar a todo pulmón, mientras el emperador pasaba en su caballo, quedándose estático por la letra, pues la recordaba de antes, de un doncel que le sirvió vino alguna vez.

Bájame la lámpara un poco más

Déjame que duerma nodriza en paz

Y si llama el no le digas que estoy

Dile que Alfonsina no vuelve

Y si llama el no le digas nunca que estoy

Di que me he ido.

Todos los sirvientes vieron como el rostro del joven amo comenzó a impregnarse de lágrimas, y aunque su voz sonaba quebrada seguía cantando, una de las mucamas salió en busca de los señores de la casa, que se sorprendieron cuando salieron justo para escuchar la última estrofa dolida de la canción.

Te vas Alfonsina con tu soledad

¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?

Una voz antigua de viento y de sal

Te requiebra el alma y la está llevando

Y te vas hacia allá como en sueños

Dormida Alfonsina vestida de mar.

Y las espadas cayeron cortando cabeza, con el horror impreso en el rostro del emperador, pues ese doncel que le sirvió alguna vez tiempo atrás vino fue el príncipe destajador, y al caer las cabezas y la sangre sobre el césped la luna se torno roja;  y Fugaka vio caer de rodillas a su hijo contra el césped mientras el viento le agitaba el cabellos y como si de una escena de libro fuera los pétalos de las flores caídos junto con el viento le rodearon en un torbellino de tristeza pura mientras la luz roja de la luna se filtraba en las lagrimas de sangre del joven doncel. Aterrado sus hermanos corrieron a su lado  a socorrer a aquel nuevo integrante de su familia, y así Sasuke se aferro al pecho de su hermano mayor y se abrazo a este como si temiera que se lo arrancaran mientras su hermano menor lo abrasaba de los hombros, y un sin entender su padre se arrodillo y acariciando su rostro dijo.

-          ¿Qué ha sucedido pequeño Sasuke? – le susurro.

-          Están muertos-y con esas palabras ahogadas en lágrimas sus hermanos temblaron.

-          ¿Quiénes?- volvió a preguntar.

-          Mi gente, esta noche mientras dormía…- y solo sollozos salieron.

-          Mientras dormías ¿qué? Sasu- dijo Itachi.

-          La luna brillo más que nunca y me despertó, solo para que consolar las almas de mis guerreros caídos- y por un minuto los sirvientes creyeron loco a su joven amo- les cante para que me oyeran…- y se les helo la sangres pues ellos recordaban haber oído las voces de hombres junto con la de su nuevo amo- y ellos cantaron de vuelta, y el bastardo los decapito de rodillas, les arrebato su honor, como si fueran perros…- y se hogo en lagrimas de nuevo-

-          Sasuke fue solo una pesadilla…- dijo su padre asustado- sabes que están en peligro por eso te pones así porque…- Sasuke lo interrumpió.

-          Mira la luna- y no solo su familia si no también los sirvientes voltearon- ese es el color de la sangre, es el color de mis ojos, es el color que reclama mi alma- y levanto la mirada para mostrar sus ojos rojos por segunda vez- no es algo que se controle, yo se que han muerto, me lo dice la luna, el viento, todo me habla de cómo han caído- se levanto- lamento haberlos asustado.

Sasuke se marcho hacia el interior de la casa, dejando a su familia y a la servidumbre sorprendida.

A la mañana siguiente Fugaka se levanto y fue a la alcoba de su hijo del medio, para encontrarla vacía, había una nota y en el jarrón de su cómoda una margarita,

Fugaka:

No se preocupe estoy bien fui a dar una vuelta

Regresare para la cena, por favor discúlpeme con la señora Chiyo.

Traeré un invitado a la cena, Neji Hiuga, ya les hable de él.

Sasuke.

 

Había estado vagando por la ciudad por horas, luego de llenar la casa de margaritas y regar sus malvas, las cuales había plantado en el jardín debajo de un enorme árbol, y luego simplemente se alejo sin rumbo, desayuno en un pequeño restaurante, tomo un café y unos buñuelos para acompañarlo. Su mente era un caos, simplemente su padre y hermanos ahora lo creían loco, no solo ellos, sino también la servidumbre. Camino hasta que llego un enorme edificio, la gran biblioteca de Londres, si seguramente allí se despejaría hasta la hora de almorzar para luego ir a la universidad.

Sai iba camino la casa de los Namikaze, no quería ver al hijo de el capitán Minato pero ese chico Gaara sabría que paso, al llegar se arreglo el cabello, no se veía mal, llevaba un pantalón azul oscuro con zapatos negros, una camisa manga larga de algodón atada en la espalda con volantes adelante y encaje en la cintura, y cerrando con broche de oro un saco de igual color al pantalón en un tono más claro decorado con gemelos en forma de rosas con  pedrería en rubí y esmeraldas, y guantes de encaje, el era un Uchija no necesitaba demostrar su superioridad ante nadie, ni rebajarse a discutir con hombre inculto. Camino hasta la puerta y golpeo delicadamente, y cuando iba a volver a hacerlo esta se abrió, y pudo ver a un enorme pelirrojo de pecho ancho y musculoso, tenía la camisa blanca de lino abierta, el cabello desordenado los ojos algo hinchados, recién se levantaría pensó el menor, sin mencionar que andaba descalzo, lo cual lo hiso sonreír.

-          ¿Cuál es el problema de los japoneses y andar descalzos?- dijo sin pensar, provocando que el mayor levantara una ceja y el sonrojándose- lo lamento eso fue inapropiado- se disculpo.

-          Es más fácil limpiar una casa a la cual no se entra con el calzado sucio- respondió el mayor mientras se apoyaba en el marco de la puerta- pero no has venido a preguntar eso ¿ verdad?- sonrió de lado.

-          No, a decir verdad venia a hablar contigo- se arrepintió de haberlo dicho así pues el rojo se sorprendió- es sobre Sasuke- se apresuro a seguir, el rojo frunció el ceño-

-          ¿El está bien?- pregunto con la voz gruesa y áspera.

-          Eso quiero averiguar- respondió decidido.

-          Estoy solo, y en esta casa no hay mujeres o donceles- le advirtió, y Sai titubeo después de todo, que un doncel aristócrata tan joven se aventurara en la casa de un  hombre estando los dos solos, no era bien visto.

-          Gracias por la advertencia, pero es importante- dudo un poco-y confió en que usted señor sea un caballero…- y espero respuesta.

-          Jamás tocaría a un doncel o mujer, si este así no me lo pidiera, no te preocupes- se hiso a un lado- adelante.

Era una casa amplia, no tanto como la suya pero si era acogedora, había un saloncito amplio con un enorme sillón y dos más pequeños, un cuadro a carboncillo de un barco,  una mesita sobre una enorme alfombra verde, el gran ventanal un jarrón y justo ahí moría todo el decorado, era obvio que faltaba la mano de un doncel o una mujer.

-          Siéntate- le ofreció uno de los silloncitos.

-          Me disculpo, si fui inoportuno- dijo el menor, viendo como el mayo se acomodaba en gran sillón a sus anchas.

-          Descuida igual ya debería haberme levantado hace mucho- dijo con los brazos cruzados sobre su cabeza y los ojos cerrados-

-          Señor le agradecería si acomodase la ropa, y se sentase apropiadamente- dijo el menor.

-          ¿Te molesta?- dijo abriendo un solo ojo y mirando por el rabillo.

-          Si-  dijo serio.

Se sentó en el sillón sin cerrarse la camisa y miro atento como el menor tenía el rostro levemente sonrojado mientras desviaba la mirada, era un idiota no se había dado cuenta, ese doncelito, era noble, jamás en su vida había visto así a un hombre, tampoco seguramente se habría atrevido a ir a su hogar o entrar sin ningún otro doncel o mujer en casa, pero que podía hacer le gusto mucho esa reacción.

-          Mírame- el menor no le hiso caso, asique se paro y se arrodillo a su lado acomodando sus manos en los brazos del sillón- vamos mírame.

-          Invades mi espacio personal, y yo no vine aquí para eso, vine por…- fue interrumpido

-          La luna roja- y ahí el menor se volteo grave error pues sus rostros estaban juntos.

-          ¿Cómo lo sabes?- el aroma a chocolate le llego de golpe a Gaara.

-          Simple también vi la luna, y conozco a  mi hermano- se alejo y se sentó sobre la mesita de centro- ¿qué sucedió?-

-          Bueno el salió en la noche, y los sirvientes nos llamaron porque estaba cantando una canción triste sobre una mujer que se suicida, y el estaba llegando al final cuando la luna se puso roja y exploto en llanto, corrimos hacia él con mi hermano y cuando mi padre le pregunto qué sucedió el dijo… que su gente había sido decapitada, y que nosotros no lo sabíamos pero el sí- finalizo un una lagrima rodando por su mejilla.

-          Tranquilo, el está bien, desde chiquito a podido sentir a su gente sabes, el está muy unido a la tierra, una vez una sacerdotisa dijo que él era el heredero de la luna, y mira sus ojos, son como la luna, oscuros y guarda mil secretos en ellos, y tienen un brillo especial, que se apaga cuando su espíritu cae, y vuelve con el mismo, sus ojos se tornan rojo, es extraño, sabes muchos médicos dijeron que estaba endemoniado, pero las sacerdotisa y los monjes dijeron que eran los ojos de la luna, el rojo es la sangre, la muerte y nacimiento-

-          No comprendo- dijo sincero el más chico, el mayo suspiro.

-          Sasuke es mágico- sonrió- el puede domar fieras, enamorar corazones, cambiar vidas- sonrió con sus ojos.

-          Gracias, eso quería saber, ahora si me puedo marchar seguro- se puso de pie, seguido por el rojo.

-          Me alegro haberte ayudado- le tendió la mano y apretó la contraria.

Cuando iban hacia la puerta principal de la nada salió un enorme perro amarillo que hiso retroceder al pequeño doncel, hasta quedar pegado al fuerte pecho del rojo, el cual lo tomo de la cintura por puro reflejo. El perro no dejaba de gruñirle al pequeño niño quien comenzó a temblar en los brazos del mayor.

-          ¡Amarok largo ahora!- ordeno el rojo haciendo que el pequeño cuerpo bajo sus brazos temblara aun mas, y el perro se alejara- lo lamento  Amarok suele ser agradable con las visitas-

-          Descuida me pasa seguido, debe ser que lo ellos odian el olor a gato- dijo aun sin separarse del mayor.

-          ¿Tienes gatos?- dijo mientras levantaba una ceja.

-          Uno ya esta adulto, se llama Hakaku- trato de separarse pero los brazos del rojo parecían tenazas en su cintura.

-          Y veo, entonces tiene sentido- lo miro a los ojos- sabes que lo que dijo Naruto no es verdad ¿cierto?- el menor bajo el rostro.

-          No, él tiene razón, soy un sin gracia bueno para nada- y comenzó a temblar pero esta vez para contener el llanto.

-          Porque un idiota diga eso no significa que sea verdad-

-          Mis amigos y amigas ya están más desarrollados que yo- dudo si seguir o no- y tienen más carácter, son más hábiles, ellos cantan, tocan instrumentos, se desenvuelven sin ningún problema, yo no sé hacer nada de eso- quiso separarse pero otra vez no pudo.

-          Minato siempre dice que cuando va a tu hogar los atiendes como si fuera otro más de la familia, que eres educado y curioso, que has ayudado a llevar la casa desde los trece, que eres un artista- lo pego mas asía si- y yo creo en su palabra- el menor tembló pero esta vez ya ni sabía de qué temblaba pues sus lagrimas se habían acabado hace un rato- y yo un hombre te puedo decir, que no eres feo, desabrido, y mucho menos sin curvas, eres natural- dijo mientras una de sus manos se dirigía hacia la pierna del menor y acariciaba sus muslos-  tus piernas son largas y firmes y me atrevo a deducir que son blancas como el mármol- y subió su mano hasta el traserito del chico al cual se dio el lujo de apretar- tienes dos pequeños y redonditos almohadones aquí- Sai no sabía cómo reaccionar jamás en su vida lo habían tocado de esa forma, y mucho menos que menos, hablado de su cuerpo de esa forma, y sin saber porque, o que era soltó un casi inaudible gemido, la mano subió hasta su cadera- tienes una caderas anchas, que cuando caminas seguramente adquieren un movimiento sensual y si sigo subiendo me encuentro con esta estrecha cintura tuya la cual es perfecta para abrazar, si sigo subiendo justo aquí en tu pecho aunque no los veo sé que hay dos pequeños botoncitos rosaditos- Sai trago duro, era joven no era ignorante, y anquen no tenía la practica había leído lo suficiente como para saber que todos esos lugares que el hombre de cabello rojo estaba tocando no eran más que sus curvas naturales, y que en lo que terminaría seria con el siendo violado por el rojo, y si era así porque no gritaba o corría, cierto porque su cuerpo parecía de gelatina y porque cada vez que abría la boca solo salían suspiros y jadeos- y aquí hay un largo y blanco cuello – lo beso, el descarado había besado su cuello, y él, muy idiota había gemido- tu rostro es hermoso, tus ojos son negro tu pómulos prominentes- y el descarado se atrevió a morderle el cachete- tus labios rojos y generosos- y aunque se acerco no lo besos- pero lo que te hace más bello que cualquier otra persona es tu alma, tu carácter, y tu forma de pensar- y por fin lo soltó.

Gaara estaba satisfecho, el menor estaba rojo a más no poder, tenía la respiración agitada, y había gemido para el más de una vez, su ropa estaba un poco desaliñada, y aunque hubiera deseado seguir cerca de aquel pequeño cuerpo.

-          Vete, te he faltado el respeto, y dije que no lo haría, pero te hago responsable a ti por eso, porque de haber sabido que eras tan endemoniadamente hermoso te habría tendido afuera, soy una persona directa, y si no te vas en este momento, te tomare aquí y ahora, aunque eso me meta en problemas con mi hermano y tu padre- su vos sonaba ronca y salvaje, Sai no sabía si salir corriendo o dejarse hacer, de cualquier forma no podía moverse.

-          ¿qué me has hecho?- dijo mas para sí que para el mayor- mi corazón no se detiene y mi reparación- y no pudo seguir.

De un momento a otro ya fue suficiente para Gaara quien empotro al pequeño cuerpo de Sai contra la pared de una forma casi violenta mientras le devoraba la boca sin ninguna contemplación, y no pudo evitarlo esa pequeña boca que clamaba por aire e inexperta le gustaba, sabia a chocolate, acaso todo el joven seria de chocolate. No sabía cómo racionar ese hombre no le dio tiempo a nada se encontraba contra la pared elevado del suelo, con ese hombre entre sus pierna que no dejaba de acariciar y apretar su trasero con una mano y que con la otra ya había comenzado a acariciar y tocar su vientre, y por fin pudo respirar el rojo estaba entretenido con su cuello, y el gimió al sentir como el mayor pasaba su lengua en toda la extensión de su cuello, y ahí cayó en la cuenta, a cuantas y cuanto  habría tocado el rojo antes, el no quería ser uno más, el era un Uchija el tal vez no fuera el primero, pero quería ser el único, y por más que su cuerpo le quemase por dentro él no se dejaría.

-de… detente- bien eso no salió como esperaba, es más éxito más al mayor del cual pudo sentir el miembro rosarle el trasero menos mal que estaban las telas para que no fuera un contacto directo sino seguro se entregaba al mayor quien ya se estaba frotando contra él.

-te ordeno que te detengas-  si esa vez si había salido bien, el mayo le hiso caso- yo no soy un cualquiera si lo que quieres es sexo busca a algún prostituto- y esas palabras hicieron que la excitación de ambos se fueran por el piso- asique suéltame, soy un Uchija no soy otro más, soy el único o no soy nada- eso le dio una idea al otro-  asique suéltame.

-no,  tu quieres ser el único bien, serás el único- y lo agarro de la cintura- pero serás tu quien me lo pida- sonrió

-  ¡estás loco! Jamás seré un amante, yo algún día seré el esposo de un hombre respetable y no planeo llegar desflorado a eso- dijo furioso golpeando al mayor que no lo soltaba.

- entonces yo seré tu esposo- si después de acariciar ese cuerpo y besar esos labios no quería que otro lo tocase.

- que idioteces dice, ¡suéltame!- se sonrrojo- yo me casare con un duque o conde o…o-

- o el segundo al mando de un barco cuya mayor aspiración es ser capitán de un barco propio, y tenerte a ti por esposo-

- yo… yo… me voy-

Y por fin logro salir corriendo de ese lugar, por segunda vez, con la diferencia de que esta vez salía feliz.

Notas finales:

Bueno les dejo la intriga hasta la próxima semana, seguramente para el lunes 16 ya hay continuación.

La canción que canta Sakuke es una hermosa canción de la vida real. Llamada “Alfonsina y el mar” es una zamba compuesta por el pianista argentino Ariel Ramírez y el escritor Félix Luna, publicada por primera vez en el disco de Mercedes Sosa Mujeres argentinas,


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