Hinata se levantó temprano y se empezó a arreglar para ir al restaurante que su amigo Yoshio le había invitado.
Se miró al espejo y vio que tenía un mechón de pelo levantado -parecía como un pequeño cuerno-, trato de arreglárselo con el peine pero solo lo empeoró más. -No es por exagerar pero Hinata era un desastre en todo lo que hacía-, no intento hacer más y mejor decidió bajar a desayunar.
-¿Por qué tan temprano?- Le pregunto su madre, pues no era normal que Hinata se levantara temprano los sábados.
-Voy a salir con Yoshio-sempai- dijo sonriendo.
-Ahh… tu amigo, ok pero ve con cuidado.
Hinata asintió y miro el reloj de la sala, se dio cuenta que apenas eran las 9:35
-Uff...- Se dijo a sí mismo, pues todavía faltaban 30 minutos para salir.
Se dirigió a la cocina tomo una manzana y la mordió, quería desayunar algo ligero porque iba a comer en el restaurante, la verdad no dejaba de pensar en los exquisitos postres que podría comer.
Pastel de chocolate, flan, helado, pay, crepas... cada platillo pasaba por su mente y hasta podía jurar que los olía.
Cuando menos se dio cuenta ya eran las 10:00, se sorprendió y se limpió un poco de saliva que se le había caído.
-¡ya me voy mama!- grito mientras salía de casa.
Hinata caminaba a prisa porque ya quería llegar a su exquisito destino. Cuando llego al restaurante noto que Yoshio-sempai no estaba, así que opto por sentarse en una mesa que se encontraba al fondo -cerca de la cocina- a esperarlo .
Pasaron unos cuantos minutos y Hinata empezaba a desesperarse, tomo el menú y comenzó a leerlo para distraerse, pero solo consiguió desesperarse más pues ya tenía demasiada hambre. Agacho la cabeza y la recargo sobre la mesa.
Un joven noto su desesperación y se acercó para tomar su orden
-Buenos días, que va a ordenar?
Hinata escuchó la voz del joven –algo grave y seria- y alzó la cara. Cuando vio el rostro del chico se quedó paralizado, se le detuvo el corazón y se quedó viéndolo de pies a cabeza con la mirada -un poco acosadora-.
-¡Q-que guapo es!- fue lo primero que se le vino a la mente.
-Disculpe señor pero que va a ordenar?- le volvió a repetir el joven de tan buena apariencia.
-¿Q-quien y-yo?- tartamudeo Hinata
El chico lo miro serio. Hinata no hizo más que notar lo verdes que eran sus ojos,se ruborizó.
-Mire señor si no va a ordenar nada se puede ir- Le dijo el chico
-No!, vera... -vio con dificultad la ficha de su nombre que tenía en el pecho - S-or...a? Sora!, Vera Sora Estoy esperando a un amigo... –dijo muy nervioso-
El chico o mejor dicho Sora lo miro con un aura amable y a la vez de odio, se dio la vuelta, camino a la cocina, entro y luego salió con una rebana de pastel.
-Si no ordena algo se tendrá que ir- le dijo a Hinata mientras dejaba el pedazo de pastel en su mesa.
El chico se fue y Hinata no miro la rebanada de pastel sino que miro como se iba el joven. No dejaba de mirarlo -Q-que me pasa?!- pensó Hinata ahora si mirando su pastel, la verdad ya se le había quitado el hambre.
El chico noto que Hina-chan no tocaba ni el tenedor así que se acercó a la mesa.
-¿No va a comer?, se supone que es un restaurante- le dijo algo enojado
-P-perdón, p-pero ya me voy...-Hinata se ruborizó, quería salir lo más pronto posible de ese lugar.
El joven lo miro algo desconcertado. Hinata se levantó, dejo algo de propina ysalió corriendo.
-Que tipo tan mas raro...- pensó el chico mientras veía como Hinata chocaba con cada persona que pasaba junto a él. El chico sintió pena por el así que decidió ayudarle abriendo la puerta.
Hinata por fin llego a la puerta. Le dio las gracias al chico que era demasiado alto -tuvo que alzar la cabeza para poder verlo a los ojos-.
-M-muchas gracias!, de verdad- le dijo tartamudeando y por fin salió corriendo a toda prisa.
El chico (Sora) soltó una risilla y cerró la puerta mientras Hinata se alejaba. Le había causado gracia aquel chico.
Sora sonrió levemente esperando a que nadie lo notase. Lo que había sucedido hace un momento era lo más interesante que le había pasado durante su trabajo.
-Vuelve a trabajar!- le grito su jefe
-Ah!, si señor-respondió mientras regresaba a lo suyo
Sora no dejaba de pensar en ese chico, es verdad que parecía algo tonto pero era verdad que era lo más interesante que había visto.
-No era su apariencia ni nada solo su idiotez-.
Cuando termino su turno de trabajo Sora se dirigió a casa, mientras caminaba notaba las miradas de las chicas que eran constantes en su vida diaria, pero a élno le importaba ni un poco. No tenía tiempo para cosas tan tontas –eso se decía siempre-
Llego a casa cargo a su hermana en el aire como siempre y luego entro a su habitación. Era un hecho que no podía sacarse a ese chico de la cabeza.
-No puede haber alguien tan estúpido y distraído en este planeta...- pensabamientras miraba el techo de su habitación.
Sora había quedado tan cansado que cerró los ojos inmediatamente pensando en aquel chico de ojos grandes y negros
(…)