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Amor Yaoi
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Mi hermosa Luna por Shadow7845

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Notas del capitulo:

Estas sentada en la mesa de un restaurant, el más famoso de la ciudad, el restaurant lleva orgullosanente el nombre de Amor Yaoi.


Tomas un jugo y se te hacerca un camararero con un platillo llamado actualización, le dices que tu no lo ordenaste pero el te responde que es cortesía de la escritora de la mesa 15, miras a dicha mesa y te encuentras con una joven escritora, algo ojerosa y con el cabello rebuelto, parecera como si estubiera recien levantada, agradeces con la mirada y ella solo te dedica una llena de tristeza, como si te intentara decir "Lo lamento", no le tomas mucha importancia y procedes a comerte el platillo, mientras lo comes te das cuenta de quien es en realidad esa escritora, es una de las que preparan los platillo en la cocina del restaurant, te das cuenta que es aquella joven que siempre te manda el mismo platillo pero diferente a la vez y que antes tenía mejor aspecto y una mira más brillosa.

Saben… por al menos una maldita vez me encantaría decir que me levanto porque unos cálidos rayos de sol atraviesan la ventana, que mi cuerpo tibio se siente perezoso y que me gustaría tanto seguir durmiendo pero que los rayos son tan cálidos que me empiezo a sentir sofocada pero… eso es solo un sueño, alguien me acaba de aventar un zapato, pero no uno cualquiera… ¡¡¡Era una puta zapatilla!!!, el maldito tacón del número 15 casi me saca un ojo, me levanté algo exaltada, por suerte mi bella princesa no se había movido en lo más mínimo, vi como mi suegra serraba la puerta, algo molesta me levanté, el frio me caló hasta los huesos, caminaba algo torpe a la puerta, mis piernas estaban acalambradas y si le sumabas que tenía un sueño de la fregada, claro eran las 4 a.m. parecía un cervatillo recién nacido, cundo al fin di un paso fuera de la habitación no se ni como madres le hice para tropezar pero a la vez corrí, intentando no estrellar mi hocico en la duro y fría loza, estaba tan concentrada en no florearme la boca que no vi el carrito de la muerte y me resbalé, con el desastroso final de rodar por las escaleras, algo adolorida me levanté, posiblemente me fragmente las costillas… otra vez, no sé de dónde salen esos mugrosos carritos si aquí no hay quien los juegue, casi me rompo la nariz pero sigo con las manos buenas y esas son las que importan… (1313).


Mi suegra me miraba expectante, un pequeño rubor se asomó en mis mejillas y no era porque esa mujer cargara un vestido de infarto, no… era porque sé que la muy puta se quería reír de mí.


-Es que así bajo yo… pero, porque fue que me despertó- Y de esa manera hija de tu madre.


-Bueno, solo quería avisarte que me iré de viaje unos días, es que me daba flojera escribir una nota- Pero no te da flojera levantarte a estas horas y aventarme una zapatilla a la cara.


-Bueno pues espero que le vaya bien- Y que avise cuando decida regresar.


-Adiós y dile a mi hija que la quiero y… recuerda, soy muy joven para tener nietos- Y yo muy pobre para mantener un hijo.


-No se preocupe, todo está controlado- La verdad es que no lo está, no le puedo decir a mi princesa, oye si lo hacemos posiblemente quedes embarazada por esa razón tomate estas pastillas.


Margaret solo me sonrió y serró la puerta y yo con todas las energías que mi cuerpo pudo reunir corrí, corrí y corrí, nadie me perseguía pero yo corría… a la cama, me metí de un salto que si más y tiro a Claudia, ella se exaltó un poco y yo me retorcía en mi almohada, buscando la cobija bajo la mirada atenta de mi nov… aguarde un momento… ella aun no es mi novia pero lo será hoy si o si, tengo que invitarla a salir y se lo pediré, pan comido.


-¿Qué haces Karolina? son las 4 de la mañana- No le diré que su madre casi me deja sin un ojo.


-Es que tenía ganas de ir al baño pero hace mucho frio y vine corriendo a la cama… y tu mamá se fue de vacaciones y no dio fecha de retorno, buenas madrugadas princesa- Se quedó pokerface.


-Ah… buenas madrugadas- Se acostó dándome la espalda, me sentía triste pero luego se dio la vuelta y se acomodó en mi pecho nuevamente, volví a acariciarle el cabello para que se quedara dormida y así nos volvimos a entregar a los brazos de Morfeo.


Sonó el despertador a las 6:00 a.m. y yo simplemente lo apagué, me hubiera gustado aventarlo pero no era mío, intenté dormirme otra vez y estaba a punto de lograrlo pero alguien casi me tira de la cama, era mi bella princesa que se levantó muy exaltada y corría de un lado a otro diciendo que se le hacía tarde.


-Princesa- Ella no me escuchó, seguía diciendo que la dejarían afuera del salón –Princesa hoy no hay cla-


-Todo es tu culpa Karolina, si no fuera porque tu pecho es muy cómodo no me hubiera quedado dormida- No sé si reírme o molestarme.


Me levanté de mi cómodo lugar y caminé hacia ella, la tomé del brazo y la giré para poder ver sus ojos, nos miramos unos segundos y luego la cargué como si fuéramos recién casadas, ella decía que la bajará porque se le aria aun más tarde y yo no le hice caso, me tumbé en la cama y la abracé fuertemente.


-Escúchame Claudia- Ella me miraba expectante- Hoy no tenemos clases, recuerda que están remodelando la escuela… que ya le hacía falta- Lo último le dije en un leve susurro que posiblemente no escuchó, me miró unos segundos, intentando asimilar la información para posteriormente sonrojarse a más no poder, yo me reía y ella intentaba zafarse de mi agarre pero no la dejaría, estaba muy cómoda y tenía sueño edemas ella estaba medio desnuda, tomé las cobijas y nos tapé, aun había mucho frio, tardamos un rato, sin movernos, yo simplemente escuchaba su respiración que poco a poco se iba calmando, de verdad tenía ganas de hacerla mía en ese momento pero pensándolo bien, sería mejor si lo hiciera cuando ella sea oficialmente mi novia, que bonito suena esa palabra.


-Karolina, que tal si bajamos a desayunar, tengo algo de hambre-


-Mi princesa amada y adorada, lamento informarle que su servidora está indispuesta a acompañarla a tomar sus alimentos ya que sufre de una somnolencia inusual-


-Enserio payasa, tengo hambre y tu cocinas rico, ándale… te daré una jugosa recompensa si me preparas el desayuno-


-Te escucho, ofréceme un trato por mis servicios-


-Que tal una sesión de fogosos besos como postre-…


-Que desea su majestad para desayunar, en el menú hay panqueques, huevos con tocinos, pasta, quesadillas, etc.- Soy una convenenciera.


-¿Tú no estás en el menú?- Un sonrojo nivel dios apareció en mi mejillas.


-Me temo su madre me pidió no darle dulces tan temprano- Una sonrisa pícara surcó mis labios y ahora la del sonrojo era ella.


Salí de la habitación a paso lento, le preparé pasta o panqueques, posiblemente las dos, con eso en mi cabeza me encaminé a la cocina, preparé todo y como posiblemente se volvió a dormir le llevaré el desayuno a la cama aunque solo hice unos panqueques y jugo de naranja, digamos que mi tacaña suegra no nos dejó surtida la despensa.


Subí cuidadosamente las escales procurando que otro carrito salvaje no me apareciera de repente, cuando al fin logré llegar a la sima me dirigí a la habitación, pasando por el cuarto de música que pronto sería mi nueva recamara, extrañaré el calor del cuerpo de mi amada princesa, entré a la habitación encontrándome con lo esperado, mi bella durmiente… durmiendo, pero no le puedo reclamar nada, yo igual muero de sueño, coloco la bandeja con cuidado en el mueble que está junto a la cama y regreso mi mirada a la niña de mis ojos, más bien a sus rosados labios, me acerco lentamente hasta que logro unirlos, besándola suavemente mientras ella despierta de nuevo, cabe decir que no cerré mis ojos por lo tanto pude ver como abría los suyos con algo de sorpresa, luego los serró y estuvimos en ese tierno beso durante unos minutos y en el proceso ella abría sus ojitos de vez en cuando, al separar nuestros labios me dijo.


-Sabias que no se puede confiar en alguien que besa con los ojos abiertos- La miré un rato y le dije.


-Solo quiero imaginar que no desaparecerás de entre mis brazos y que esto no solo es un sueño, aunque si lo pienso bien posiblemente estoy en coma y solo eres un producto de mi imaginación y en este preciso instante estoy durmiendo en una camilla y mi madre dice que no hay esperanza y decide desconectarme y ent-


-¡Ya basta idiota!… no digas esas cosas, me da miedo el solo imaginármelo- Sus ojos se llenan de lágrimas y se me encoje el corazón el solo verla de esa manera, me acerco y la vuelvo a besar.


-Solo era una broma, estoy segura de que todo esto es real- Le digo luego de separarnos, solo me sonrió y la mañana pasó con normalidad, entre platicas amenas y viendo películas tontas en la televisión.


En estos instantes estoy con ella en el sofá, abrasándola mientras ella reposa su cuerpo junto al mío, no le presto atención a la película, estoy planeando todo, desde donde la llevaré en la tarde hasta como se lo propondré y el como la haré mía y solo mía.


Pasaron 2 horas y seguíamos en la misma posición.


-Mi vida, ¿Te gustaría salir con migo?-


-Claro amor pero… a dónde- No podíamos ir al cine porque hemos estado sentadas frente a una pantalla durante horas, ya era tarde, casi se ocultaba el sol y cerca de aquí no hay ninguna playa, tampoco hay edificios abandonados para llevarla a lo más alto a ver el sol ocultarse y lo peor de todo es que ya no había sol… menuda suerte la mía, tampoco hay restaurantes lujosos a donde ir, además que ni dinero tengo… ni ropa… Ya lo tengo.


-Tu solo ve a cambiarte, te espero a fuera- ella me miraba confundida pero no dijo más, simplemente se fue a cambiar cosa que agradecí profundamente, yo ya estaba con una ropa más o menos decente, hacía frio y lo único que me puse arriba de mi camisa blanca fue una sudadera con capucha color rojo vino, he de admitir que es más grandes que yo… parecía un rapero… que cliché.


Luego de media hora se dignó a salir, llevaba un vestido blanco hasta las rodilla, era sencillo pero le daba un toque de inocencia, en los zapatos no me fijé, soy muy despistadas, la guié en silencio hasta llegar al centro, la llevé a comer a un restaurant decente, no quería llevarla a Burguerking, nada de eso, cuando terminamos de comer le pedí que me esperara en el restaurante un rato mientras yo salía a buscar un taxi, esperé un rato hasta que algo capturó mi atención, “Anillos para los enamorados” se leía en aquel anuncio, era una joyería, parecía algo vacía, pero era normal, ya es un poco tarde, no lo pensé mucho y me encaminé a la tienda, al entrar, en el mostrado se encontraba una señora de edad avanzada mirando fijamente el reloj que se encontraba en la pared, posiblemente estaba esperando que llegara la hora de cerrar la tienda.


Llamé su atención al interponer ente ella y el reloj, me miró algo asustada para luego relajarse.


-Pensé que eras un ladrón niña, casi me matas de un susto, con esa sudadera que traes…- La miré divertida por su comentario.


-Lamento el haberla asustado señora pero necesito un par de anillos-


-Normalmente es el chico el que los compra-


-Pero si soy un hombre, por qué nadie se da cuenta- Puse una mira muy triste y llena de melancolía.


-Santo Dios, de verdad lo siento muchacho, mis más sinceras disculpas yo p- Mis carcajadas la interrumpieron y me miraba extrañada.


-Es bromo señora, si soy una chica, como le decía, necesito un par de anillos, quiero pedirle a la chica que amo que sea mi novia- La mujer me miraba atónita, tenía unas inmensas ganas de reírme de su cara pero tenía que mostrar algo de respeto, la mujer no comentó nada más y sacó una caja con anillos de debajo del mostrador, todos eran sumamente hermosos y sumamente caros, si tenía dinero lo admito pero esto rebasaba por unos miles mi presupuesto.


-Esto es lo mejor que tengo, pero por tu cara llego a la conclusión de que no los puedes pagar- Dijo la señora con una sonrisa, no era de burla, posiblemente le daba algo de gracia y lastima mi situación.


-De entre todos ellos, sacó un par, uno de los anillos tenía un diamante redondo, su forma era similar al de una luna y el otro era tenía un diamante en forma de estrella, ambos eran de oro blanco con bordes de platino, el de la luna era más delgado que el de la estrella-


-Estos dos cuestan $15000.00- Me puse totalmente pálida, pero pensándolo bien eran baratos ya que tenían diamante y el precio de este estaba muy elevado últimamente- Dame lo que tengas ahora y el resto lo pagaras trabajando para mí, medio tiempo y en las tardes, he de suponer que estudias niña- Miré a la señora con ganas de llorar, la abracé fuertemente casi cruzándola al otro lado del mostrador, saqué mi cartera y de ella $6000.00, se los di.


-No quieres que le ponga algún grabado- Me dijo la señora, yo asentí y le dije el grabado que quería, ella guardo ambos anillos en una cajita de color negro, me despedí de ella y le prometí que vendría mañana en la tarde para comenzar a trabajar, para mi buena suerte pasó un taxi justo cuando salía del lugar y lo paré, fui al restaurante por mi princesa, pagué la cuenta con los $500.00 que me sobraron y la saqué a rastras hasta el taxi, le di las indicaciones al conductor y este inició la marcha, miraba a mi princesa y ella me miraba a mí, estuvimos así hasta que el conductor nos bajó y le pagué con lo último que cargaba en la cartera, definitivamente regresaremos caminando ya que dudo que ella tenga dinero.


Tomé su mano y la guié por el bosque, si señoras y señores, me dejaron con la cartera bacía porque me la traje a las afueras de la ciudad, donde hay un pequeño bosque, camínanos unos cuantos minutos mientras platicábamos de cosas sin sentido, hasta llegar a segundo lugar favorito de la ciudad, el primero es su cama… como decía la llevé a mi lugar favorito, era un pequeño risco, con un frondoso pasto verdoso, la ciudad se veía, no tan pequeña ya que solo está media hora de este lugar, la luna está llena y hermosa como siempre que vengo, el aire es tan fresco, tanto que me quita el suéter y se lo puse a ella, cuando mi princesa estaba a punto de romper el silencio, me le adelanté yo.


-Querida madre, te vengo a presentar a la persona a la quemo, tu que nos ves todo el tiempo, sabes que mi amor es verdadero- Ella me miraba incrédula y yo con amor.


-Claudia, te presento a mi madre, sé que posiblemente crees que estoy loca pero ella es la única hasta ahora que ha estado con migo en mis penas y que sabe todos mis secretos, es como una madre para mí y te la quiero presentar- Me miró un rato y luego dijo.


-Madre de Karolina, vengo a pedirle permiso para estar con su hija, posiblemente crea que no la quiero por todo lo que vio pero está equivocada… yo le amo, con todo mi corazón- Me dieron ganas de llorar y entonces recordé los anillos.


-No solo vine a presentártela como la persona a la que le entrego mi corazón sino para que nos dieras tu bendición y presenciaras esto… solo no te pongas celosa- Susurré lo último y afortunadamente ninguna de las dos lo escuchó, tomé la mano de Claudia y me arrodillé.


-Mi amada princesa, tu sabes que te amo con locura y por eso quiero que me aceptes, sé que soy egoísta al pedírtelo pero quiero que seas solo mía pero no lo puedo evitar, también quiero que sepas de antemano que soy muy celosa y posesiva con lo que amo… te pido y te ruego aceptes esto, extendí mi mano libre hasta el bolsillo de mi sudadera que ella traía puesta y la abrí, cogiendo el anillo con diamante en forma de luna.


Claudia Rivera… quisieras ser mi novia...- Esperé atentamente, mirando a sus ojos que estaban llorosos y entonces se abalanzó sobre mí gritando un gran Sí, por suerte había dejado la caja con el otro anillo a un lado o me estaría lamentando.


La abracé fuertemente y procedí a besarla, luego de sepáranos le coloqué el anillo en su dedo y ella tomó la caja con el segundo anillo y lo sacó, me miró intensamente y me dijo.


-Karolina Montesco, acepto ser tu novia si tu aceptas ser la mía- La miré con una sonrisa burlona.


-Eso no tiene sentido pero acepto- Me besó y luego colocó e anillo en mi dedo.


Pasamos un rato dándonos beso y acariciándonos, mientras platicábamos amenamente con mi madre, lo sé, suena estúpido pero que esperaban de un lobo solitario como yo, además ella es una Diosa así que tan mal no estoy.


Cuando ya era muy tarde decidí que era hora de volver, nos despedimos de mi madre y nos fuimos, estábamos saliendo del bosque y Claudia llamó mi atención.


-Amor… ¿En qué regresaremos?- Me preguntó inocentemente, casi me abalanzo encima de ella pero me contuve, la abstinencia me está matando, no es que ya haya tenido relaciones pero es que antes me valía un pepino si lo hacía o no pero ahora esto me está consumiendo.


-Yo me iré caminando, tú iras en mi espalda- No le di tiempo de nada, la cargué y procedía caminar algo apresurada.


No dijimos nada en el camino, ella se limitó a colocar su cabecita en mi hombro mientras tarareaba una cancioncita algo pegajosa. Ya estamos a unos 20 minutos de llegar a casa, en carro está a medio hora pero caminando es otra historia, estábamos pasando unos callejones muy oscuros, después de todo estamos en la entrada de la ciudad y por aquí son los barrios bajos, no tanto como en el Sur pero si eran algo pobretones, lo dice la tiene mucho dinero, bueno, el chiste es que todo estaba normal hasta que sentí un tirón en mi espalda, caí al suelo y escuché unas risas detrás mío.


-Pero miren a quien tenemos aquí, nada más y nada menos que a Karolina- Reconocí esa voz, me levanté lo miré a los ojos, era el imbécil de Raúl, pero no estaba solo, con él estaban 10 hombres que más que eso parecían gorilas. Al parecer estaba más sano que antes y se había echo con algunos aliados.


Estaba a punto de dar un paso pero el sacó un arma y le apuntó en la cabeza a mi novia… que bonito suena… no es momento para eso, me hierve la sangre de solo ver que la toca, estaba a punto de hablar pero un quejido se escapó de sus labios, la ira estaba a punto de hacer que me descontrolara, antes de lanzarme, noté algo o más bien no noté algo… el aroma del plomo no estaba en el ambiente, esa pistola no tenía balas, no olía a nada, excepto a metal.


Más confiada, empecé a correr hacia él, estaba a punto de alcanzarlo pero uno de los gorilones me dio un puñetazo en el estómago, haciendo que se escapara todo mi aire, escuché su carcajadas y el llanto de mi amada.


-Primero me cogeré a esta zorra y luego te cogeré a ti puta- Al terminar de decir esto vi cómo le alzaba el vestido a mi princesa, no lo soporté más ya no podía, un potente frenesí atacó mi cuerpo y en abrir y cerrar de ojos me transformé en un lobo, los hombre palidecieron por mi aspecto, incluso ese pendejo y mi novia y es que la verdad ya no era la dulce Nagi de antes, ahora mi pelaje estaba en punta, en mi miraba se notaba la rabia que sentía, mis garras estaban más grandes, al igual que mis colmillos y cuerpo, me abalancé sobre los hombres desgarrando sus brazos y piernas, los dejé inconscientes y posiblemente morirían desangrados, me acerqué lentamente a ese bastardo, el temblaba y yo me acercaba cada vez más, gruñéndole ferozmente, me paré en frete de él y le indiqué con mi cabeza que se moviera de ahí, el pareció entender y se movió lentamente hasta que el quedó en la entrada del callejón y mi princesa quedó detrás de mí, él al fin reaccionó, intentó salir corriendo pero eso solo me enfureció más y me abalancé sobre él, tomándolo del torso y zamarreándolo bruscamente en el aire como si de un juguete se tratara, lo solté en el aire, provocando que se estrellara contra una pared, morirá, de eso no hay duda alguna, estaba a punto de despedazarlo cuando sentí que alguien se colgó de mi cuello, ese aroma era inconfundible, me tranquilicé poco a poco hasta regresar a mi forma humana, ella lloraba aferrada a mi cuello y yo la abracé, intentando tranquilizarla, he metido la pata hasta el fondo, ni de chiste me va a querer, no a una bestia, la cargué a estilo nupcial y seguí el camino a casa, nadie dijo nada, simplemente se escuchaban sus sollozos.


Al llegar, pasé de largo a su habitación y la recosté en la cama, se había quedado dormida, eso me calmó bastante, le besé la frente y un par de lágrimas rodaron por mis mejillas, la arropé y me dispuse a marcharme para nunca volver, después de todo, ¿Quién amaría a un monstruo como yo?, es lo mejor, estaba a punto de salir de la habitación cuando sentí su calor, los latidos de su pecho contra mi espalda, escuché como gimoteaba.


-No me dejes, yo te amo, no me vuelvas a dejar sola, por favor-


-Yo nunca me marcharía, jamás te dejaría sola a menos que tu quisiera- Me giró bruscamente y tomó mi rostro entre sus manos.


-¡¿Quién te dijo que yo quiero que te marches?!-


-Pero… acaso no me tienes miedo o asco, soy una bestia-


-No digas esa cosas por favor, tu eres la persona más dulce que conozco, además, ¡¡¡Tengo una novia mitad lobo!!! Eso es lo mejor-…


-No sabes cuánto te amo- Me iba a decir algo pero la acallé con mis labios, la besé cuidadosamente pero ese dulce beso se convirtió en fuego, uno que no podía apagar, ya no más, la cargué hasta su cama y la comencé a besar apasionadamente, descendí por su cuello y lo lamí, me embriagué con su aroma, besé y mordí, mientras pequeños gemidos salían de sus labios, de un tirón le quité el vestido y la sudadera, dejándola en prendas menores, le quité el brasier de encaje  y besé sus pechos, esos bellísimos senos de color porcelana, los lamí y besé, tomé el seno derecho y lo metí en mi boca mientras masajeaba el otro, ella gemía mientras yo lamia y degustaba ese pequeño botón rosa, al terminar de lamerlo dejándolo con un tono levemente rojizo, procedí a darle el mismo trato al segundo, al terminar sus pezones estaban erectos y ensalivados, descendí por su estómago algo rellenito, repartiendo besos y acariciando sus piernas, ella soltaba géminos cada vez más fuertes y cuando al final llegué al inicio de su panti, la miré a los ojos, pidiéndole permiso para continuar el cual ella concedió, gustosamente bajé la prende estorbosa y abrí sus labios, observé el hermoso tono rosado de su flor, la lamí y besé, jugué con su clítoris y me deleitaba escuchando esos sonoros gemidos que eran música para mis oídos, estaba llegando al clímax, lo noté porque su respiración estaba cada vez más agitada, cuando al fin llegó al clímax y ese líquido caliente salió de ella yo lo lamí hasta dejarla limpia y la besé, provocando que sin querer probara su delicioso sabor, estaba a punto de recostarme a su lado pero.


-Hazlo… quiero ser tuya- Dijo tímidamente con sus mejillas completamente rojas, dudé un momento pero al final accedí.


Me posicioné sobre ella nuevamente y comencé a lamer y morder sus senos en un intento de distraerla para que no sintiera dolor, mi mano comenzó a descender por su cuerpo hasta llegar a su intimidad, acariciándola suavemente, ella gemía cada vez más fuerte y yo intentaba ser cuidadosa, posé mi pulgar en su clítoris, masajeándolo, y al fin introduje un dedo en ella, gimió más fuerte y lentamente intentaba romper su barrera, ella gemía pero era una mezcla de dolor y placer, tras varias embestidas al fin pude penetrarla por completo, ella gimió pero de puro dolor, me asusté e intenté sacar mi dedo pero ella sostuvo mi mano y me obligó a moverla lentamente dentro y fuera de ella, al final sus gemidos volvían ser una mezcla de dolor y placer y yo lentamente aceleré el ritmo, hasta que ella solo gemía de placer, cada vez más rápido, introduje otro dedo y continué con mi ritmo hasta que al fin llegó al clímax.


Me quité de encima de ella no sin antes darle un beso, ella se recostó sobre mi pecho.


-Jamás me dejes-


-Cada vez que pienses que te dejaré, mira el grabado de tu anillo, yo aré lo mismo- Ella se quitó su anillo y leyó el grabado.


-“Mi hermosa luna”- Era el grabado que tenía su anillo, se lo puso nuevamente y le di un suave beso en sus dulces labios.


-Tu siempre serás “Mi hermosa luna”- Dije y reímos un momento para luego abrasarnos fuertemente.


Luna me sonreía, estaba orgullosa de mí, de su hija, estoy tan feliz.


 


Lo que sucedió en la mañana…


Margaret ató una cuerda fina pero fuerte justo en la entrada del cuarto de las chicas, fue a su habitación y sacó el tacón más grande que tenía, abrió lentamente la puerta y miró dentro para asegurarse de que estaban dormidas.


-Así que le quieres quitar la inocencia a mi bebecita pequeña lobita- Lanzó en tacón fuertemente logrando impactar con la cara de su nuera, luego cerró la puerta y sacó de un cajón que estaba en el pasillo un carrito de juguete, lo colocó estratégicamente al inicio de las escaleras y esperó pacientemente en la primera planta.


Escuchó todo el desmadre que hacía Karolina en la segunda planta y luego apreció en primera fila los porrazos que se dio la pobre muchacha contra las escaleras, intentó no estalla en carcajadas pero aun así su mirada reflejaba burla hacia la adolorida licántropo que de suerte no se rompió nada, solo se hirió su orgullo.


 


FIN

Notas finales:

Al terminar de comer, sientes un sabor amargo y te molesta, miras a la mesa 15 pero ella ya no está, miras para todas partes y notas como se despide del guardia de la entra y se marcha, te levantas estrepitosamente y la sigues, miras a ambos lados de la calle y notas como está dando vuelta en la esquina izquierda, corres para alcanzarla y la logras tomar del hombro, la giras bruscamente y le dedicas una mira molesta.


-¿Qué significa esto?- Preguntas sumamente enojada.


Ella te responde que ya no puede seguir trabajando el el restaurant y que simplemente sus problemas la quebrantaron.


Le dices que eso no podia ser, que ella siempre te decia que jamas dejaria lo que queria, le reclamas que simpre le comentabas cosas de sus platillos pero que ella simplemente agradecia o simplemente se marchaba del lugar sin decir nada, ella intenta justificarse pero tu le dices que es igual a las otras escritoras, ella toma tu mejilla y te da un beso en la frente, te dice que te deja en manos de escritoras diez mil veces mejor que ella, te promete que cuando esté mejor regresará pero tu quitas su mano te tu cara bruscamente y le das una cacheta, le gritas mentirosa y te marchas a tu casa, dejandolo a ella algo sorprendida.


-Solo tenme paciencia- Dice la escritora al aire y se marcha por su lado.


-Perdoname...-


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