A la mañana siguiente
-Despierta que ya es de día- Dijo aquel anciano con un tono muy alegre.
Lo único que sentí fue un golpe contra el frio suelo de cemento, miré por la venta y todo estaba oscuro, intente decir algo pero al estar transformada en un animal, solo salían gruñidos y alguno que otro ladrido.
-Lo siento cachorra, yo no logro entenderte pero con la forma en que me miras podría jurar que no son cosas lindas exactamente-
-“Maldito seas abuelo decrepito, ¿qué no vez que aún es de noche?”- No podía hablarle pero lo podía maldecir mentalmente, al menos es un consuelo.
El anciano bajó al sótano y tardó unos 5 minutos en regresar, cuando volvió pude notar que traía un plato de carne cruda, antes me hubiera dado asco pero tengo tanta hambre que no me importaría comerme una rata.
-Muy bien, dedicaremos toda esta semana a tu entrenamiento y tal vez logre regresarte a tu forma humana…- se quedó un momento pensando.
-“Como que tal vez abuelo, tú me regresas a mi forma humana como que me llamo Karolina”- estaba más que furiosa, se me erizaron los pelos y mostré mis colmillos.
-Oye tranquilízate, si no te logro regresar a tu forma original te meteré a las peleas de perros- Lo dijo como si fura la cosa con menos importancia en el mundo.
Gruñí más fuerte y estaba a punto de saltarle y cortarle la yugular pero…
-Si me matas jamás lograras regresar a la normalidad, y no puedes culparme de todo porque tú fuiste la que accedió en primer lugar-
El abuelo tenía razón, yo accedí y ahora debo terminar lo que inicié.
-Bueno, como anoche no pude dormir gracias a tu aullido que creo que despertó a todo el vecindario, claro si hubiera vecindario, decidí investigar un poco más y creo que una vez te acostumbres a tu forma animal con solo mentalizarlo regresarás a tu forma humana pero, para eso tienes que tener un gran entrenamiento físico que yo personalmente te impartiré-
-“Pues obvio que tu abuelo no hay nadie más por aquí… será una larga semana”- posiblemente me arrepentiría pero a lo hecho pecho.
Narrador
Pasaron los días y el entrenamiento era muy duro, la pobre Karolina tenía que correr hasta casi desmallarse, luego tenía que practicar sus saltos y para el final del día sus ataques con las garras y colmillos, cada día que pasaba Karolina intentaba regresar a su forma humana pero no tuvo éxito alguno.
Ya era domingo por la noche y el viejo ya se había ido a dormir mientras tanto Karolina no dejaba de mirar la luna, le producía tristeza y felicidad al mismo tiempo.
Mirando a la luna pensó:
-“Luna dime porque no puedo transformarme de nuevo, lo intento con todas mis fuerzas pero no puedo, dime ¿qué hago mal?”- se denotaba desesperación en sus palabras y, sin que ella lo pudiera evitar, como en la primera vez, aulló pero esta vez era diferente, su aullido era de desesperación, de impotencia y miedo.
Como si la luna se compadeciera de ella, poco a poco regresó a su forma humana.
Perspectiva de Karolina.
Sin darme cuenta ya estaba de pie, en mis dos pies, lo había logrado y todo gracias a la luna, porque sabía que ella se había apiadado de mí.
-Luna aquí y ahora te juro que todas y cada una de las noches te aullaré, no me importa si estas llena, menguante o nueva, yo te aullaré- estaba tan feliz y agradecida, no dejaba de mirar a la luna y derramar una que otra lagrima de felicidad.
Me fui a dormir, estaba cansada y de seguro el viejo me levantaría temprano como venganza de haberlo despertado con mi aullido porque, de seguro y lo desperté.
A la mañana siguiente, Perspectiva de Marcelo.
-Levantarse bola de pelos que ya a…- Pero que carajos, anoche dejé un lobo en el sofá y ahora está una mocosa… supongo que lo logró, sabía que mi entrenamiento funcionaria.
Anoche, cuando estaba a punto de dormirme escuché el aullido de Karolina y la verdad es que no son aullidos lindos, daban miedo y escalofríos recorrieron mi espalda.
Noté como la chiquilla comenzaba a despertarse y mientras ella se espabilaba un poco fui al laboratorio por algo de comida.
-“Solo espero que no rechace la comida”- Pensaba mientras sacaba carne cruda de un mini refrigerador que se hallaba en la zona, subí y encontré a la niña sentada tallándose un ojo.
Perspectiva de Karolina
Estaba más que cansada, pude notar como el anciano se acercaba con un plato lleno de carne cruda, me asquee un poco pero cuando sentí su aroma, era como si algo en mi gritara fuertemente que me le lanzara al viejo y me lo comiera junto con el plato de carne, pero no haría eso, aun no se leer ni escribir, solo recibí entrenamiento físico.
-Aquí tienes Karolina, un rico plato de carne- Me lo dijo con algo de nerviosismo en sus palabras, tal vez creía que rechazaría el plato de comida.
-Gracias viejo- Lo tomé y comencé a comer, él se sorprendió, confirmó mis suposiciones.
-Bien, pues hoy empezaremos la rutina normal, te enseñaré a leer y a escribir y recuerda que sábado y domingo tienes que seguir entrenando- “Eso ya lo sé maldito explotador infantil”
Narrador
Y así pasaron los meses hasta cumplir un año, Karolina ya sabía leer y escribir, incluso recibió clases de matemáticas, ciencias, historia y geografía, además hoy cumple sus 13 años y es la edad oficial para entrar en las peleas callejeras.
Karolina y el anciano se encontraban en una especie de camerino y ella (Karolina) tenía puesto una ropa cómoda que consistía en una camiseta blanca con un chaleco de mezclilla rasgado de las mangas, unos jeans rotos de las rodillas color azul y unos converse negros, cabe decir que el anciano le regaló un collar con forma de colmillo de lobo, muy sencillo pero para ella que jamás había recibido nada, fue un gran detalle.
Ellos ya estaban listos para la entrada y escucharon al hombre del micrófono dar la señal.
-Damas y caballeros, zorras y cerdos, de este lado tenemos al 3 veces campeón de peleas callejeras, el hombre que no le teme a la muerte, EL GRAN GOST!!!- se escuchaban aplausos y abucheos por todos lados
-Y de este otro a la novata de las peleas pero que aun así tuvo los ovarios para entrarle a este negocio, la niña que no le teme al peligro, la hija bastarda de la luna, LA SOMBRA SIN DUEÑO!!!
Narra Karolina
Pero qué onda, me hacía sentir como perro corriente eso de “sin dueño” pero eso es lo que me saco por dejar que Marcelo escogiera mi nombre, se notaba que tenía un severo retraso mental en su zona de imaginación, sabía que yo tenía que escoger mi nombre de peleadora.
Salí a la arena de peleas que no era más que un profundo hoyo parecido a una piscina, el tal Gost me miraba con aires de grandeza mientras yo solo contaba los segundos para largarme a casa y terminar la partida que dejé inconclusa.
-MUY BIEN QUE LA PELEA COMIENCE!!!- grito aquel tipo
Mi contrincante no esperó más y se me lanzó encima, lo logré esquivar fácilmente y casi le meto un puñetazo en la cara pero él lo bloqueó con sus dos manos y con mi mano libre le di un potente puñetazo en el estómago, le di tan fuerte que cayó de rodillas al suelo tosiendo y sosteniéndose el estómago, aproveché la oportunidad y le metí una poderosa pata en la cabeza mandándolo lejos de mi posición, caminé hacia él y cuando estaba a punto de destriparle su flautilla el hombre del micro me detuvo y me dijo al oído:
-Ya déjalo, tú ganaste, toma el dinero y lárgate- me pasó un sobre por lo bajo y me marché a casa con el anciano siguiéndome.
Al llegar a casa saqué el dinero del sobre y lo dividí en partes iguales, le di 1000 dólares al anciano y 1000 los guardé para mí, el hiso un ademan de irse pero lo detuve y le dije
-Fue demasiado fácil abuelo-
-Que esperabas después de un año entero entrenando de esa manera, al menos ya controlas tus dos formas- Al terminar de decir eso él se marchó a su habitación.
Yo me quedé otro rato más jugando Pokémon y cuando dieron las 10 p.m. me levanté del sofá y salí de la casa, me subí al techo y me transformé en lobo, había crecido un poco más en este año tal vez unos 3 o 4 centímetros más.
Como todas las noches desde el incidente, le aullé a la luna, con alegría, entusiasmo pero sobre todo seguía con ese toque de agradecimiento asía ella. Me bajé cuando calcule que habían pasado 2 horas, y me acosté en el sofá, no me molesté en volver a mi forma humana, era más cómodo estar de esa manera (como lobo) me fui quedando dormida hasta que Morfeo reclamo mi sueño.
A la mañana siguiente.
-¡¡¡Levántate de una vez, tenemos que irnos!!!-
Maldita sea me retumban las orejas, tal vez fue mala idea dormir como lobo, me transformé en humana y miré al anciano.
-Qué diablos te pasa, que no vez que trato de dormir- estaba más que molesta pero lo que me dijo me petrificó.
-Debemos irnos, los de la ciudad del norte se enteraron del experimento y de ti, por lo tanto nos andan buscando y pronto nos encontrarán si nos quedamos aquí- Yo sabía el motivo de su preocupación, si me encontraban me abrirían a la mitad.
Ahora sí que estoy en apuros.
Continuara…