Si algo me había prometido a mi mismo desde que conocí a Ji Yong era tener la certeza que siempre lo protegería, no importa en que situación nos encontremos, siempre lo haría. Es fácil imaginar el motivo de ello, si la gente escuchara esas palabras de mis labios, diría que hice esa promesa bajo la premisa de que era el mayor, que era el hyung. Algo que no estaba completamente errado. Era cierto, sin embargo ese hecho es algo meramente secundario. El motivo primordial de esta decisión fue algo mucho más simple y… ¿de carácter sentimental? Suena raro, pero no se me ocurre ahora mismo la palabra precisa. No importa. No era el momento de desvainarme los sesos en buscar la palabra correcta. Lo que realmente importaba es que la razón principal del pacto interno que hice conmigo mismo era que Ji Yong evocaba el instinto protector en mí. No digo que fuese alguien débil, porque sabía perfectamente que se podía defender solo. Es… solo la esencia de el. En estos meses que llevamos siendo amigos, he sido testigo de la pureza que emana su persona. Algo que no se encuentra fácilmente en la gente. Debido a eso el sentido de protección salía naturalmente por mi parte.
Nunca creí que tratar de cumplir mi promesa era difícil. No, cuando mi enemigo parecía que se burlaba de mí, de nosotros. Me frustraba de sobremanera no poder hacer las cosas bien y una mueca de inconformidad se formó en mi rostro. ¡Aishh, era duro! Todo mi cuerpo estaba en alerta, sentía mis músculos tensarse mas y era ridículo que estuviese en esa situación. Aun podía sentir los nervios de Ji Yong, estaba detrás de mi asustado. Lo cubría con mi espalda. Mi cuerpo se había convertido en un escudo. Quería tranquilizarlo, pero ni siquiera podía permitirme girarme, ya que tenia que estar alerta ante cualquier cosa que pudiese pasar.
Di un rápido escaneo al ambiente donde nos encontrábamos. El panorama no era nada favorecedor. Unos cuantos libros desperdigados por el suelo, una alcancilla rota, la televisión prendida y mostrando un gran GAME OVER y por supuesto, un par de vasos rotos con restos de gaseosa derramada en el suelo. Incluso la cama estaba hecha un desastre, las sabanas y el edredón era un revoltijo. Debo admitir que el último par de cosas era cortesía de nosotros, gracias a la sorpresa que tuvimos. Ni siquiera quería pensar como le explicaríamos todo a la señora Kwon, cuando regresase del supermercado. En resumen, estábamos en un BUEN PROBLEMA. La luz roja de alerta sonaba incesantemente en mi cabeza. ¿Lo peor? Es que la única persona que podría ayudarnos no estaba disponible. Al menos que contemos como ayuda a Dami, quien estaba escuchando música en sus enormes auriculares a todo volumen. Ni gritando correría hasta nosotros y tampoco lo podíamos hacer, debido a nuestro pequeño enemigo.
Como lo veía el asunto lo tendría que resolver yo y nadie más. Éramos nosotros en la habitación de Ji Yong contra aquel ser. Ganas de coger el bate no me faltaban y así zanjaba todo, sin embargo tenía un par de problemas. Uno: El bate estaba muy lejos de nosotros y no había manera de alcanzarlo. Si nos movíamos, nuestro enemigo lo haría. Dos: La violencia no resolvía las cosas, es más quizá terminábamos sin querer haciendo mas desastres. Más regaños no necesitábamos.
¡Fighting! Recuerda: Protección, Protección, Protección
-¿Hyung? Lo siento- escuche murmurar a Ji Yong con pena.
-No te disculpes, Jiyongie. Todo está bien. Nos sacaremos de este lío, ¿de acuerdo?- le susurré en voz baja animándolo. No quería escuchar esas palabras de él.
-Pero… pero… hmm…-podía jurar que hizo un pequeño mohín. Sonreí. Aquello me dio fuerza- Si no fuera por mi miedo. Te podría ayudar- seguía hablando en voz baja.
-Olvídalo, Jiyongie. Confía en mí.
-Lo hago.
-Bien. Eso es suficiente. Tenemos que acabar con esto, ya- dije que con determinación.
-De acuerdo.
Era hora de enfrentarse a mi enemigo, que se encontraba por el estante de Ji Yong, frente a nosotros. Lo volví a mirar y le dedique una mirada retadora. No me iba a dar por vencido. Si soy sincero, lo que estaba haciendo era absurdo. No sé cómo llegamos a este punto. ¡Oh, si lo recuerdo! Todo empezó cuando abrimos la ventana de Ji Yong por el calor sofocante que había en el cuarto. Todo iba bien hasta que esa cosa entro a la habitación e hizo que mi mejor amigo pasara el susto de su vida. Todo este caos se lo debíamos a…. ¡UN MISERABLE PAJARO! ¡Exactamente, aquel diminuto ser vivo nos estaba complicando la existencia! ¡Que le den a todos! ¡Ahí pasaba por una las grandes ironías de la vida! Yo siendo más grande, no podía con ese animal. ¡Me escudaba en que era demasiado veloz, para mi mala suerte!
-Ahora voy, tu agáchate en la cama- susurré calmadamente a Ji Yong- A la cuenta de tres, ¿vale? 1… 2…. y 3….
Inmediatamente sentí a mi mejor amigo desprenderse de mí. Lo vi agacharse, quedándose al lado de la cama. Una vez seguro de eso. Empecé a caminar lentamente, observando a mi objetivo. Tenia que agarrarlo con mis propias manos de una vez por todas. Había pasado la última media hora tratando de hacerlo y los intentos fueron infructuosos. Al parecer el pájaro no sabía que tenía toda una ventana abierta para escaparse. Seguro que sus ojos no lo veían. Solamente volaba y volaba, en direcciones erradas. Conteniendo mi respiración me di cuenta que ya estaba a mitad de camino.
¡Vamos, un poco más!
Seguí firmemente en mi propósito. El sigilo se había convertido en mi aliado y lo aprovecharía. El pájaro me miraba y procure no irritarme hasta que inconscientemente llegue hacia él. Extendí cuidadosamente mis manos y…. ¡Zaz!
Misión fallida. El pájaro empezó a volar por toda la habitación buscando donde volver a establecerse. Ji Yong, que en ese momento por curiosidad se asomó, lo pudo ver e inevitablemente soltó un breve grito.
-¡¡Ahh!!-automáticamente volvió a su posición original y el pájaro decidió posarse encima del escritorio.
Otra vez no pude evitar estresarme. ¡No era justo!
-¡Vamos, venid a mi! Sé buen chico. ¿No quieres ser libre?- hablé despacio, casi rogándole. Caminando hacia él.
Otra vez volver a intentarlo.
-¿No quieres volver con tu familia de pájaros?
¡Vale esto es el colmo! ¡Estoy hablando con un pájaro! ¡Oficialmente me he vuelto loco!
Meneé la cabeza ligeramente, luego me volví a concentrar. A los pocos minutos llegué a mi destino. Bien. ¡Era hora!
Extendí mis manos, sentí la adrenalina esparciéndose por todo mi cuerpo, sudaba y rogaba internamente por todos los dioses habidos y por haber, que esta vez tuviese éxito. Empecé a contar inconscientemente.
-1...2...3…..4….5...6….7….
¡Zaz!
¡Lo logré! ¡¡Por fin tenia el pájaro en mis manos!! La emoción embargo todo mis sentidos y no pude evitar empezar a hablar.
-¡Jiyongie, ya puedes salir!- tenia una sonrisa de oreja a oreja impregnada en mi rostro.
-¿De verdad?- preguntó el susodicho con temor.
-De verdad. ¡Misión cumplida! ¡Lo tengo en mis manos!
Me encontraba muy contento y satisfecho conmigo mismo.
-¿Soy el mejor hyung, verdad?
-Lo eres- vi a Ji Yong parado, manteniendo un poco de distancia. De verdad, tenia miedo al pájaro. Seguro tenia una fobia. Una sonrisa tímida se mostraba en su cara- ¿Podrías sacarlo por la ventana?
-¡Oh, si! ¡Lo siento!-inmediatamente me dirigí hacia allí y liberé al animal- Sé libre. ¡Adiós!
Una vez terminada mi acción, me giré y pude ver a Ji Yong acercarse hacia mí con un semblante aliviado.
-¡Gracias, hyung!- me dio un ligero puño amistoso en el hombro.
-De nada, Jiyongie. Ya sabes puedes contar conmigo siempre- reí suavemente. El también lo hizo- ¡Fue un dura tarea, eh!
-Lo sé-suspiró- Ahora tenemos que limpiar todo este desastre y luego volvemos a jugar el play.
-Me parece bien.
-De acuerdo. Empecemos-Sonrió con energía. Algo que sin dudas me contagió y rápidamente se giró para dirigirse a la parte más urgente.
-¡Hey, Jiyongie!-hablé un poco alto, de manera animada. El nuevamente se giró, dándome la cara.
-¿Que, hyung?
-¿Sabias que traje un par de botes de helados para nosotros?-alegremente le hablé. Tenía muy buen humor. Por su cara era evidente que estaba sorprendido- Lo comeremos, después de esto. Hay que celebrar, ¿no te parece?
-Si- asintió fuertemente. Luego volvió a lo que hacia.
Caminé hacia él silbando, dispuesto a ayudarlo. Ambos, habíamos tenido una tarde inusual. Sin embargo estaba seguro de algo. Lo que acababa de pasar lo conservaría para siempre en mi memoria. Apuesto que en un futuro seria una anécdota fresca, divertida y digna de recordar. Estaba seguro que aun quedaba un poco de temor en Ji Yong. No importaba, mientras me tuviera a mí, todo saldría bien. Después de todo no hay nada mejor que acabar una tarde calurosa de verano comiendo helado delicioso junto a tu mejor amigo.